1Jn 2:10-11 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. (11) Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.
Sin amor nada, con amor todo... Demos amor, amemos en la posibilidad e imposibilidad, dejemos lo más que podamos en este mundo, amor y misericordia, si queremos ser recibidos con amor, perdón y misericordia por el Padre. Permanezcamos en su luz que alumbra todo, para no tropezar; y que más luz que andar en el amor, sembrar amor como Cristo, y disipar toneladas de tinieblas en este mundo con gestos llenos de amor.
La tiniebla nubla a todo aquel que alberga en su corazon oscuridades. Que no nos extrañe esto, ya que nuestro amado Jesús lo dijo [ver Mat_15:18-20; Luc_6:43-49]. Cuando en el corazón se guarda odio, envidia o rencor al prójimo, o a sí mismo, o a Dios, esa persona le está permitiendo a la oscuridad que nuble la luz, y que ella sea la que gobierne.
Juan deja en claro que dichas tinieblas enceguecen al hombre en su andar espiritual. No le permite tampoco escuchar la voz de Cristo que lo guía, tampoco la voz guía del Espiritu Santo, por lo que está perdido y no sabe cómo ni por dónde caminar. Desechemos toda oscuridad y tinieblas de nuestro ser, permitiendo a Jesús, la Luz del mundo, entrar en nuestro corazón. Y cuando el viene, trae paz, amor, perdón y misericordia. Edwing P.
++ San Simeón el nuevo Teólogo dice: La persona que ve con ojos físicos sabe cuándo es de noche y cuándo es de día; el ciego ignora ambas cosas. La persona que ha llegado a ver con los ojos del espíritu, y que ha contemplado la luz verdadera e inextinguible, sabe conscientemente cuándo se ve privado de ella si regresa, por pereza, a su antigua ceguera; y no ignorará por qué ha sucedido esto. Pero el ciego de nacimiento, y que lo sigue siendo, no sabe nada de estas cosas por experiencia personal de su funcionamiento. Filocalia Texto completo, pag 891.

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