domingo, 18 de junio de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 26


 

 

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 26

RV1960

NVI1999

BTX4

Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

Ése soy yo, el que habla contigo, le dijo Jesús.

JESÚS le dice: YO SOY, el que habla contigo.

TR+

INA27+

VUL

λεγειG3004 V-PAI-3S αυτηG846 P-DSF οG3588 T-NSM ιησουςG2424 N-NSM εγωG1473 P-1NS ειμιG1510 V-PAI-1S οG3588 T-NSM λαλωνG2980 V-PAP-NSM σοιG4771 P-2DS 

λεγει G3004:V-PAI-3S Está diciendo αυτη G846:P-DSF a ella ο G3588:T-NSM el ιησους G2424:N-NSM Jesús εγω G1473:P-1NS Yo ειμι G1510:V-PAI-1S estoy siendo ο G3588:T-NSM el λαλων G2980:V-PAP-NSM hablando σοι G4771:P-2DS a ti

dicit ei Iesus ego sum qui loquor tecum

KJV

Jesus saith unto her, I that speak unto thee am he.

TCB

Yo soy, que hablo contigo. Jua_9:37; Mat_16:20; Mat_20:15; Mat_26:63, Mat_26:64; Mar_14:61, Mar_14:62; Luc_13:30; Rom_10:20, Rom_10:21.

 

COMENTARIOS:

OCTAVIUS WINSLOW

“El Señor Jesús está dispuesto a darse a conocer a las pobres almas angustiadas. Lo que la mujer de Samaria, en su profunda pecaminosidad, encontró, puede que lo encuentres. No limites Su misericordia redentora, no restrinjas Su gracia gratuita, no dudes de Su amor perdonador, pero presta tu oído a Su voz llena de gracia. "Yo, que os hablo, soy el que vine al mundo para salvar a los pecadores. Soy aquel sobre quien mi Padre puso la carga y la maldición de vuestros pecados. Yo fui herido por vuestras rebeliones, y molido por vuestras iniquidades. Obedecí la ley, y mi obediencia es tu justicia; yo sufrí y sangré, y mi muerte es tu expiación. Yo soy el que vendo a los quebrantados de corazón y sana sus heridas. Soy aquel cuya sangre limpia de todo pecado, que perdona al más culpable, acepta a los más pobres, salva a los más viles. No exijo mérito, no espero dignidad, no pido precio; pero recibo, perdono y salvo tal y como eres. Es Mi oficio, Mi deleite, Mi gloria buscar y salvar a los pecadores perdidos. Yo soy el buen Pastor; conozco Mis ovejas y la obra de Mi Espíritu en sus corazones, y el deseo de sus almas hacia Mí. Soy el que os habla por Mi Espíritu, en Mi Palabra y por Mis ministros; por todas las tentaciones que los ponen a prueba, y por todos los dolores que los ensombrecen, y por todas las bendiciones que te alegran, y por todas las esperanzas que te alegran. No dejes que ninguna voz más que la mía hable paz a tu alma. Que nadie te declare perdonado ni te asegure que eres salvo. Sea tu oración para mí: "Di a mi alma: Yo soy tu salvación". ¡Déjame hablar, y todo será paz! ”Tales son, virtualmente, las preciosas palabras de Jesús a todo pecador espiritualmente despierto. Ahora alcanzamos el efecto transformador de esta manifestación de Cristo sobre el carácter y la conducta de esta mujer.”

GEORGE WHITEFIELD

“Jesucristo es el mismo ahora, como antes, para aquellos que desean saber por su palabra, quién es Él, para que puedan creer y vivir; y él se revelará tan claramente como lo hizo con la mujer de Samaria, cuando dijo: “Yo soy el que te hablo”, o como lo hizo con el hombre que nació ciego, a quien los judíos habían expulsado, por amor de su nombre, "El que habla contigo, ese es". Pero a aquellos que consultan su palabra con el deseo de no conocerlo ni de guardar sus mandamientos, sino simplemente para divertirse o para burlarse de la sencillez de la manera en que se revela, a aquellos, les digo, nunca se revelará a sí mismo, aunque escudriñen las Escrituras por toda la eternidad. Como nunca les dijo a los que preguntaban con sarcasmo si él era el Mesías o no, o le hacían esa pregunta por curiosidad o porque querían acusarlo.”

SAN JUAN CRISOSTOMO

“A los judíos que constantemente le dicen: ¿Hasta cuándo tendrás en vilo nuestra alma? Dinos si tú eres el Cristo, no les contesta con claridad. En cambio, a la mujer, porque tenía mejor disposición que los judíos, le dice abiertamente quién es. Aquellos no preguntaban por saber, sino siempre por insultarle. Si deseaban aprender, les bastaba la enseñanza de sus predicaciones, la de las Escrituras y la de los milagros. Esta, sin embargo, decía todo con un entendimiento sencillo y con un afecto sincero. Así lo evidencia lo que hace a continuación. Escuchó, creyó y, como una red, arrastró a otros muchos a lo mismo. En todo su comportamiento es posible vislumbrar diligencia y fe.”

GARY BURGE

“La frase griega de 4:26 (lit., «Yo soy, el que habla contigo») contiene una expresión peculiar del Cuarto Evangelio y que irá apareciendo con cierta frecuencia: «Yo soy» (en griego ego eimi). Esta expresión puede ser una sencilla identificación personal (así lo entienden la NVI, nrsv, etc.). Sin embargo, el pronombre «ese» en la frase «ese soy yo, el que habla contigo» no existe en la oración griega. La expresión es enfática y poco corriente. Como veremos más adelante (8:58), no siempre es un mero término de identificación personal que va acompañado de un predicado (p. ej., «Yo soy el pan de vida», 6:48). Es también el divino nombre de Dios pronunciado en el monte Sinaí a Moisés (ver Éx 3:14). Cuando esta expresión (que en hebreo es una sola palabra Yahvéh) se tradujo al griego, se convirtió en ego eimi («yo soy»), y a lo largo de Juan veremos que Jesús hace una utilización absoluta de esta expresión, es decir, sin añadir ningún predicado al verbo, para revelar más de su identidad divina.”

CHARLES SPURGEON

“Esta gran verdad estalló sobre ella con toda la fuerza de una revelación divina, y la fe vino con la información. Las palabras que le habían dicho antes la habían preparado para esperar esta manifestación de Cristo en su alma.”

COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO

Yo soy puede ser una simple afirmación, pero más probablemente es una declaración identificándose en la manera que Dios lo hizo ante Moisés (Éxo. 3:14). Corroborando esta interpretación, el pronombre personal Yo es enfático en el texto griego. Algunos comentaristas entienden que, además de ser una afirmación de su deidad, la respuesta de Jesús constituye una invitación a creer en él (ver Mat. 11:28 s.). Es significativo que lo haya hecho, no en Judea ni Galilea, sino en Samaria.”

JUAN CALVINO

“Cuando le reconoce a la mujer eso; es el Mesías, indiscutiblemente se presenta como su Maestro, en cumplimiento de la expectativa que ella se había formado; y, por lo tanto, creo que es probable que procediera a darle una instrucción más completa, a fin de satisfacer su sed. Tal prueba de su gracia la quiso dar en el caso de esta pobre mujer, para que pudiera testificar a todos que nunca deja de desempeñar su oficio, cuando deseamos tenerlo como nuestro Maestro. Por tanto, no hay peligro de que defraude a alguno de los que encuentre dispuestos a convertirse en sus discípulos.

Pero aquellos que se niegan a someterse a él, como vemos que hacen muchos hombres altivos e irreligiosos, o que esperan encontrar en otra parte una sabiduría más perfecta, como hacen los mahometanos y papistas, merecen ser impulsados por innumerables encantamientos, y finalmente hundirse en un abismo de errores. Nuevamente, con estas palabras, " Yo que hablo contigo soy el Mesías, el Hijo de Dios", emplea el nombre Mesías como un sello para ratificar la doctrina de su Evangelio; porque debemos recordar que fue ungido por el Padre, y que el Espíritu de Dios reposó sobre él para traernos el mensaje de salvación, como declara Isaías (Isaías 61:1).”

JOHN MACARTHUR

“La palabra Él [ese en la NVI, v. 26] no está en el texto original. Nuestro Señor en realidad dijo: “Yo, quien habla contigo, soy”. He aquí una de las declaraciones Yo soy tan comunes en este Evangelio (cp. 8:58). Nuestro Señor dice veintitrés veces “Yo soy” y siete veces agrega ricas metáforas (cp. 6:35, 41, 48, 51; 8:12; 10:7, 9, 11, 14; 11:25; 14:6; 15:1,5).

Las palabras de Jesús debieron haber sacudido a la mujer hasta el fondo de su ser. Hacía unos minutos este hombre le había pedido un poco de agua y ahora afirmaba ser el Mesías esperado. Ella, a diferencia de Nicodemo, no tenía ni idea de las señales y milagros que Jesús había realizado. Pero como Él la conocía, ella no cuestionó su afirmación. Esa confianza grande provenía de Dios. De hecho, ella fue y la proclamó en su villa; un hecho que sugiere con fuerza que en verdad había llegado a la fe salvadora.

La conversación con la mujer en el pozo ilustra tres verdades no negociables sobre la salvación. La primera, la salvación solamente llega para quienes reconocen su necesidad desesperada de la vida espiritual que no poseen. Segunda, la salvación solo llega a quienes confiesan sus pecados, se arrepienten y desean el perdón. Esta mujer promiscua tuvo que reconocer todo el peso de su iniquidad antes de poder abrazar al Señor. Y tercera, la salvación solo llega a quienes aceptan a Jesús como su Mesías y quien paga por sus pecados. Después de todo, en nadie más hay salvación (cp. 14:6; Hch. 4:12).”

JOHANNES OECOLAMPADIUS

“¿Usted ¿Quiere que Cristo sea su maestro? He aquí, yo soy él, el maestro mismo, aquel a quien ahora espera el mundo entero, el que conoce los secretos de los seres humanos, el que enseña la religión verdadera y lo que el Padre celestial exige de todos los hombres, para que tengamos fe en él. Ves cuán lentamente se revela Cristo. Primero, él la hizo consciente de su ignorancia y pecados, luego la aleja de la religión falsa y la conduce a la religión verdadera, y finalmente se revela a sí mismo. Así, para muchos, Cristo será verdaderamente conocido cuando estén libres de supersticiones. Porque él les enseñará verdaderamente en sus corazones para que puedan llegar a reconocerlo, no solo su humanidad sino también su divinidad.”

JOHANNES BRENZ

“Con esta palabra la mujer no solo recibe la plena justificación por la fe, sino que también se certifica en su conciencia que este hombre es verdaderamente el Cristo, que es justicia, santidad y redención. Esta es esa palabra que, si Cristo la pronuncia en nuestro corazón, debemos sentir la intensa dulzura de la gracia de Dios, y nos inunda todo el gozo celestial. Aprenda, desde este lugar, la energía del evangelio. Porque la conciencia de la mujer, aterrorizada por el conocimiento del pecado, no podía ser apaciguada por nada. Sólo esa palabra de Cristo, y tan pequeña que es, da vida a la muerta; solo la consuela en su desesperación y la alegra en su dolor; solo eso le trae paz en su estado de agitación. Así también nosotros, sepultados en nuestros pecados y arrojados a la muerte y la desesperanza, no tenemos otra vida o consuelo que la vida que encontramos en Cristo Jesús por medio del evangelio. Porque el evangelio es poder de Dios para salvación a todos los que creen.”

ALBERT BARNES

“De esto podemos aprender:

1er. La gran sabiduría del Señor Jesús al dirigir los pensamientos hacia el tema de la práctica religión personal.

2do. Su conocimiento del corazón y de la vida. Por tanto, debe ser divino.

3er. Dio evidencia aquí de que él era el Mesías. Este fue el designio de Juan al escribir este evangelio. Por tanto, ha registrado esta narración, que fue omitida por los otros evangelistas.

4to. Vemos nuestro deber. Es aprovechar en todas las ocasiones para llevar a los pecadores a la creencia de que Jesús es el Cristo, y hacer uso de todos los temas de conversación para enseñarles la naturaleza de la religión.

Nunca hubo un modelo de tanta sabiduría en esto como el Salvador, y tendremos éxito solo si estudiamos diligentemente su carácter.

5to. Vemos la naturaleza de la religión. No consiste simplemente en formas externas. Es pura, espiritual, activa, fuente siempre burbujeante. Es la adoración de un Dios puro y santo, donde él se ofrece de corazón, y donde se exhalan los deseos de salvación de un alma humilde.”

ALEXANDER MACLAREN

“Nuestro Señor deseaba enfatizar en el corazón de la mujer la noción de su relación familiar con ella, aunque fuera el Mesías, me parece confirmado por el hecho de que usa la misma expresión, con gracia y ternura adicionales, cuando dice, con tal profundidad de significado, para el ciego a quien había sanado, 'Le habéis visto', con los ojos a los que dio la vista y el objeto de la vista, y “él es el que habla contigo.”

El Cristo familiar que vendrá y nos hablará cara a cara y de corazón a corazón, 'como un hombre habla con su amigo', es el Cristo que nos dirá todas las cosas, y en quien podemos confiar plenamente. Note también cómo esta revelación tiene como condición la dócil aceptación de las enseñanzas anteriores e imperfectas. Si la mujer no se había rendido a las palabras anteriores de nuestro Señor y, aunque con una perspicacia muy vaga, pero con un corazón que buscaba ser enseñado, lo siguió mientras Él caminaba de una ronda a otra de la escalera ascendente, ella nunca se habría subido a  la cima y ver esta gran visión. Si no ves nada más en Jesucristo que un hombre como tú, rodeado de nuestras debilidades, y sin embargo dulce y lleno de gracia, bueno y puro, sé fiel a lo que sabes, ponlo en práctica y prepárate para aceptar toda la luz que amanece. Aquellos que comienzan desde abajo y oyen 'Dame de beber', pueden pararse en la parte superior y escucharle hablarles de Su verdad revelada y Su gloria completa. "Al que tiene, se le dará". "Si alguno desea hacer su voluntad, conocerá la enseñanza.”

Por tanto, Jesucristo es el Cristo del mundo, su Cristo, mi Cristo, el Cristo de todo hombre, el árbol de la vida que está en medio del huerto, para que todos se acerquen a él y recojan su fruto. Hermano, responda Su ofrecimiento del regalo como lo hizo esta mujer: 'Señor, dame esta agua, que no tenga sed; ni vayas hasta las cisternas rotas del mundo para sacar agua”; y Él pondrá en vuestros corazones esa fuente de vida que mora en vosotros, para que digáis como los habitantes de esta mujer: 'Ahora lo he oído yo misma, y sé que éste es en verdad el Cristo, el Salvador del mundo.”

J.C RYLE

“[Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo]. Estas palabras son la declaración más completa hecha por nuestro Señor acerca de su mesiazgo de la que han dejado constancia los autores de los Evangelios. ¡Que una declaración tan completa se hiciera a una persona como la mujer samaritana es uno de los ejemplos más maravillosos de la gracia y condescendencia de nuestro Señor que se documentan en el Nuevo Testamento! Finalmente, la mujer recibía respuesta a una de sus primeras preguntas: “¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob?”. La llegada de esa respuesta transformó por completo su alma.

Comenta Rollock acerca de este versículo cuán dispuesto está Cristo a revelarse al alma de un pecador. En el mismísimo momento que esta mujer expresó un deseo del Mesías, Este se reveló de inmediato a ella: “Yo soy”.

Quesnel observa: “Es una gran equivocación suponer que no se debe impartir a las mujeres el conocimiento de los misterios de la religión por medio de la lectura de las Escrituras, a la luz de este ejemplo de la gran confianza que depositó Cristo en aquella mujer al manifestarse. Los maltratos a las Escrituras y el pecado de las herejías no procedieron de la simpleza de las mujeres, sino de la orgullosa erudición de los hombres”.

Como conclusión de este pasaje, hay varios puntos extraordinarios que jamás debieran olvidarse:

a) La misericordia de nuestro Señor es extraordinaria. Es un hecho sorprendente que alguien como Él tratara de forma tan misericordiosa a semejante pecadora.

b) La sabiduría de nuestro Señor es extraordinaria. ¡Qué sabio fue cada uno de sus pasos al tratar con esta alma pecadora!

c) La paciencia de nuestro Señor es extraordinaria. ¡Cómo soportó la ignorancia de la mujer y cuántas molestias se tomó para conducirla al conocimiento!

d) El poder de nuestro Señor es extraordinario. ¡Qué completa victoria ganó finalmente! ¡Cuán todopoderosa debe ser esa gracia que pudo ablandar y convertir un corazón tan carnal y malvado!

Jamás debemos despreciar alma alguna tras haber leído este pasaje. No puede haber nadie peor que esta mujer. Pero Cristo no la despreció.

Jamás debemos desesperar de alma alguna tras haber leído este pasaje. Si esta mujer se convirtió, cualquiera puede convertirse.

Por último, jamás debemos condenar la utilización de todos los medios sabios y razonables para tratar con las almas. Hay una “sabiduría [que] es provechosa” al abordar a personas ignorantes e impías y que debemos buscar diligentemente.”

MATTHEW HENRY

“Sólo en otra ocasión (Jua_9:37), se declaró Jesús a Sí mismo como Mesías de una manera tan explícita y abierta como a esta mujer. Con esto, honraba Cristo a una mujer miserable y pecadora, que, de seguro, sería objeto del desprecio público. Esta mujer no había tenido ninguna oportunidad de contemplar los milagros de Jesús, que eran el medio ordinario de convicción sobre Su mesianidad. Dios puede hacer que la luz de la gracia brille en un corazón, aun en los casos en que la luz del Evangelio no brilla en el rostro.

Así resultó esta mujer mejor preparada que muchos otros para recibir a Cristo, quien gusta de manifestarse personalmente a los que le buscan con deseo humilde y sincero: «Yo soy, el que te está hablando» (comp. con Jua_9:37). Hasta entonces, Jesús estaba cerca de ella pero ella no lo sabía (v. Gén_28:16). Hay muchos creyentes que se lamentan de la ausencia de Cristo, y están anhelando Su presencia, sin percatarse de que, en esos mismos momentos, Él les está hablando.”

WILLIAM MACDONALD

“Hay un profundo significado en las palabras empleadas por el Señor Jesús. Al emplear las palabras Yo soy, empleó uno de los nombres con los que Dios se había designado a Sí mismo en el AT. Dice, en efecto: «Yo Soy te está hablando», o, en otras palabras, «Jehová es quien te está hablando». Le estaba anunciando la portentosa realidad de que Aquel que estaba hablando con ella era el Mesías que tanto había ella esperado y que era también el mismo Dios. El Jehová del AT es el Jesús del NT.”

ESTEBAN VOTH

“Este versículo presenta la respuesta más profunda y absoluta en el diálogo de Jesús con la mujer: Yo soy, el que habla contigo. Para enlazar mejor este versículo con lo que acaba de expresar la mujer en el v. Jua_4:25 acerca del Mesías, se debe usar el pronombre demostrativo “ese”: «Ese soy yo» (DHH).

Jesús usa “yo soy” en el evangelio de Juan 29 veces (Mat_5:1-48, Mar_3:1-35 y Luc_4:1-44 veces). En Juan se usa de tres maneras diferentes: (a) Como una expresión de identidad, sin ningún complemento. Tal es el caso aquí y en Jua_6:20; Jua_18:5, Jua_18:6, Jua_18:8. (b) A menudo el verbo es seguido por un predicado nominativo con sentido figurado (cf. Jua_6:35, Jua_6:51; Jua_8:12; Jua_10:7, Jua_10:9, Jua_10:11, Jua_10:14; Jua_11:25; Jua_14:6; Jua_15:1, Jua_15:5). (c) En varios lugares es usado con carácter absoluto sin predicado (cf. Jua_8:24, Jua_8:28, Jua_8:58; Jua_13:19).

Es necesario mirar muy de cerca el uso de la oración absoluta “Yo soy”. Aunque existen evidencias de este uso en otras literaturas religiosas (gnósticas, mandeas y escritos paganos griegos) es el Antiguo Testamento el que ofrece el mejor contexto para entender su uso en el cuarto evangelio. En Éxo_3:14, pasaje en el cual Dios revela su nombre a Moisés, la LXX traduce la oración hebrea como: “Yo soy el Dios que existe”. Esta traducción del nombre divino en griego se presenta similar en otros lugares del Antiguo Testamento.

En muchos lugares “Yo soy” (en hebreo literalmente: “Yo [soy] él”) se usa como un nombre divino. Isa_43:25 es un buen ejemplo, donde se lee en hebreo: “Yo, yo soy él, quien borra los pecados”. La LXX traduce la primera parte de esta cláusula usando la expresión griega “Yo soy” dos veces. En efecto, en la LXX se lee “Yo soy yo soy quien borra los pecados”, y el segundo “yo soy” llega a ser el equivalente del nombre divino. Los traductores al griego de Isa_51:12 siguieron el mismo procedimiento. En el judaísmo tardío la expresión “Yo soy” es usada definitivamente como un nombre para Dios. Así que en esos pasajes del evangelio de Juan donde Jesús usa “Yo soy” con sentido absoluto, él se está identificando con Dios.

En algunos idiomas la equivalencia más próxima para la respuesta de Jesús es “Yo soy esa misma persona, yo el mismo que habla contigo” o “Yo, la persona que habla contigo, soy ese mismo” o “Yo soy esa persona, el mismo que habla contigo.”

JAMIESON – FAUSSET – BROWN

“Así rápidamente, bajo Maestro tan incomparable, ella fue levantada de su condición baja a un estado de mente y de corazón capaz de recibir las revelaciones más nobles.

Nos declarará todas las cosas… Una expectativa fundada probablemente en Deu_18:15.”

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 25



 

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 25

RV1960

NVI1999

BTX4

Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.

Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo respondió la mujer. Cuando él venga nos explicará todas las cosas.

Le dice la mujer: Sé que viene un MESÍAS, el llamado CRISTO. Cuando Él venga nos declarará todas las cosas.

TR+

INA27+

VUL

λεγειG3004 V-PAI-3S αυτωG846 P-DSM ηG3588 T-NSF γυνηG1135 N-NSF οιδαG1492 V-RAI-1S οτιG3754 CONJ μεσσιαςG3323 N-NSM ερχεταιG2064 V-PNI-3S οG3588 T-NSM λεγομενοςG3004 V-PPP-NSM χριστοςG5547 N-NSM οτανG3752 CONJ ελθηG2064 V-2AAS-3S εκεινοςG1565 D-NSM αναγγελειG312 V-FAI-3S ημινG1473 P-1DP πανταG3956 A-APN

λεγει G3004:V-PAI-3S Está diciendo αυτω G846:P-DSM a él η G3588:T-NSF la γυνη G1135:N-NSF mujer οιδα G1492:V-RAI-1S He sabido οτι G3754:CONJ que μεσσιας G3323:N-NSM Mesías ερχεται G2064:V-PNI-3S está viniendo ο G3588:T-NSM el λεγομενος G3004:V-PPP-NSM siendo llamado χριστος G5547:N-NSM Ungido οταν G3752:CONJ cuando ελθη G2064:V-2AAS-3S venga εκεινος G1565:D-NSM aquél αναγγελει G312:V-FAI-3S declarará ημιν G1473:P-1DP a nosotros απαντα G537:A-APN todas (cosas)

dicit ei mulier scio quia Messias venit qui dicitur Christus cum ergo venerit ille nobis adnuntiabit omnia

KJV

The woman saith unto him, I know that Messias cometh, which is called Christ: when he is come, he will tell us all things.

TCB

El Mesías ha de venir. Jua_4:42; Jua_1:41, Jua_1:42, Jua_1:49; Dan_9:24-26.

 

Cuando él viniere nos declarará todas las cosas. Jua_4:29, Jua_4:39; Deu_18:15-18.

 

COMENTARIOS:

OCTAVIUS WINSLOW

“La mujer le dijo: Sé que viene el Mesías, que se llama el Cristo; cuando él venga, nos dirá todas las cosas". El bendito Salvador no pudo resistir ésta clara y conmovedora referencia a Él mismo. El manantial oculto de su amor fue tocado por la mano de un pobre pecador, en busca del cual había viajado ese día muchos fatigosos kilómetros, y ese toque, inconsciente para ella, era irresistible para él. Incapaz de conservar más Su disfraz, y, como si supiera del descubrimiento, se quitó el velo y se paró ante ella, el Mesías prometido durante mucho tiempo, el verdadero y reconocido: "Jesús le dijo: Yo que te hablo, soy Él..." ¡Qué preciosa profecía acerca de Cristo se cumplió ahora!  "Pero revelaré mi nombre a mi gente, y ellos llegarán a conocer su poder. Entonces al fin reconocerán que soy yo quien les habla". ¡Qué honor confirió Jesús a esta mujer!

Que se diera a conocer en términos tan explícitos, de una manera tan misericordiosa, a una oscura pecadora tan grande, mientras que a todos los demás les había ocultado el hecho de su mesianismo, excepto a sus apóstoles, y sólo revelado para ellos bajo el sello del silencio, ¡seguramente fue un ejemplo maravilloso y precioso de Su gran y gratuita gracia para los pobres pecadores! ¡Qué anuncio: "Yo que os hablo, soy Él!" ¡El descubrimiento de un universo nuevo es nada comparado con esto!

Él es el Salvador prometido, antes de que las puertas del paraíso se cerraran sobre nuestros padres pecadores y expulsados; de quien escribió Moisés, y cantó Isaías, y cuyo día vio Abraham; el Redentor a quien los tipos prefiguraron, los símbolos enseñaron y los profetas predijeron; el Hijo Amado y el don inefable de Dios, ahora estaba de pie ante esta mujer manchada de culpa; el revelado, el confeso, el misericordioso Salvador de los hombres! ¡Oh, qué maravillosa, qué soberana gracia!

Permítame hacer una pausa y preguntarle, lector mío: ¿Ha habido un descubrimiento del Salvador, a través de la fe y por el Espíritu, en su alma? ¿Se te ha dado a conocer este mismo Jesús? Pregunto, no si lo has encontrado, sino, ¿te ha encontrado Él a ti? Oh! es un momento infinito para ti estar seguro de esto. La religión de muchos es una religión desprovista de una manifestación de Jesús a sus almas. Es una profesión fría y sin vida del cristianismo sin Cristo, ¡una forma de piedad sin el poder! Es por tu propia vida que presiono la pregunta: ¿Se ha revelado Cristo a su alma? Ésta es la esencia, el alma misma de la religión vital, experimental y salvadora. La verdadera religión es conocer a Cristo, tener una revelación de Cristo; sí, es Cristo mismo en nosotros. Y no puede haber verdadero consuelo, ninguna esperanza segura hasta que la fe haya comprendido o aferrado a Cristo, y Cristo haya quitado el velo de nuestro corazón y el disfraz de Sí mismo, y haya dicho estas preciosas palabras: "Yo que os hablo soy él.”

WARREN WIERSBE

“A pesar de su ignorancia había una verdad que la mujer sí sabía: el Mesías iba a venir y revelaría los secretos de los corazones. ¿Dónde aprendió ella esta verdad? No lo sabemos, pero la semilla había estado escondida en su corazón hasta esa hora, y ahora iba a producir fruto.”

SAN JUAN CRISOSTOMO

“¿Cómo es que los samaritanos esperaban la venida de Cristo si sólo aceptaban a Moisés? Por los escritos mismos de Moisés. Ya desde el comienzo fue revelado el Hijo, pues las palabras: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, fueron dichas por el Hijo. Él es el que habla a Abraham en la tienda. Y Jacob, profetizando sobre él, decía: No faltará de Judá un príncipe, ni un jefe de entre sus muslos, hasta que venga aquél a quien está reservado el poder: él será la expectación de los pueblos. Y el mismo Moisés afirma: El Señor Dios os suscitará un profeta como yo de entre vuestros hermanos: le escucharéis.

Para quienes lo deseen, cabría alegar aún los episodios de la serpiente, de la vara de Moisés, de Isaac y el carnero, y otros muchos que también anuncian su venida. ¿Por qué Cristo no persuadió a la mujer con estos argumentos? A Nicodemo le trajo a la memoria la serpiente, a Natanael le recordó la profecía y, en cambio, a ésta no le dijo nada semejante ¿Por qué? Porque aquéllos eran hombres y se preocupaban de estas cosas, mientras que ésta era una mujer indigente, ignorante e inexperta en las Escrituras. Por eso no le habla de esto, sino que la atrae a sí con el asunto del agua y la profecía: a través de todo ello la lleva a recordar al Cristo y se le revela. Si desde el principio, cuando ella no preguntaba nada, le hubiera dicho todo a la mujer, ella habría creído que desvariaba y que decía estupideces. Poco a poco, una vez que la hizo recordar, se le reveló en el momento oportuno.”

A.W PINK

“Aquí está la recompensa del Salvador por Su misericordiosa paciencia al tratar con esta mujer. Lenta pero segura, la Palabra había hecho su trabajo. Por fin, esta pobre alma ha sido expulsada de todo falso refugio, y ahora está lista para un Salvador revelado. Ella ha terminado con sus prevaricaciones y dilaciones. Ella había preguntado "¿Cómo?", Y Cristo le había respondido amablemente. Ella preguntó "¿De dónde?", Y recibió una amable respuesta. Ella había dicho: "¿Dónde?", Y esta dificultad también había sido eliminada. Y ahora sus preguntas cesaron. Habla con mayor confianza y seguridad. “Sé que el Mesías vendrá.” Esto equivalía a decir: “Quiero a Cristo.”

JUAN CALVINO

“Aunque la religión entre los samaritanos estaba corrompida y mezclada con muchos errores, sin embargo, algunos principios tomados de la Ley quedaron impresos en sus mentes, como el relacionado con el Mesías. Ahora bien, es probable que, cuando la mujer se enteró del discurso de Cristo de que estaba a punto de producirse un cambio muy extraordinario en la Iglesia de Dios, su mente volvió instantáneamente al recuerdo de Cristo, bajo quien esperaba que todas las cosas fueran completamente restauradas... Cuando dice que el Mesías está por llegar, parece hablar de que el tiempo está próximo; y, de hecho, es suficientemente evidente a partir de muchos argumentos, que las mentes de los hombres estaban en todas partes despertadas por la expectativa del Mesías, quien restauraría los asuntos que estaban miserablemente deteriorados, o más bien, que estaban completamente arruinados.

Esto, al menos, está fuera de toda controversia, que la mujer prefiere a Cristo a Moisés y a todos los profetas en el oficio de enseñar; porque comprende tres cosas en pocas palabras:

Primero, que la doctrina de la Ley no era absolutamente perfecta, y que en ella no se entregaban más que primeros principios; porque si no hubiera habido más progreso por hacer, ella no habría dicho que el Mesías nos dirá todas las cosas. Hay un contraste implícito entre él y los Profetas, que es su función peculiar conducir a sus discípulos a la meta, mientras que los Profetas solo les habían dado las primeras instrucciones y, por así decirlo, los condujeron al curso.

En segundo lugar, la mujer declara que espera a un Cristo que será el intérprete de su Padre y el maestro e instructor de todos los piadosos.

Por último, expresa su creencia de que no debemos desear nada mejor o más perfecto que su doctrina, sino que, por el contrario, este es el objeto más lejano de la sabiduría, más allá del cual es ilícito avanzar.”

JOHANNES OECOLAMPADIUS

“En ese momento había un gran rumor en todo el mundo de que Cristo vendría pronto, porque todas las profecías se cumplieron. El gobierno real y el sacerdocio ahora fueron quitados de los judíos, de acuerdo con la declaración: El cetro no se apartará de la tribu de Judá [hasta que llegue a quien pertenece]. Por eso estaban muy seguros de que Cristo estaría presente en muy poco tiempo. Note lo que esa mujer había llegado a saber. Sé que vendrá quien resolverá la disputa entre usted y nosotros, y nos dará a conocer el verdadero culto a Dios. Sin duda, ella todavía no entendía qué era adorar en espíritu y en verdad. Pero había avanzado mucho en la medida en que dio a conocer que se estaba aferrando a Cristo, cuando ni siquiera se dio cuenta de que era el mismo Cristo que le hablaba.”

GRANT OSBORNE

“Aquí está la culminación de esta escena de salvación y encuentro de fe, cuando la mujer se da cuenta de que Jesús es más que un profeta. Su increíble explicación de la verdadera adoración desencadena una reflexión sobre el Taheb samaritano y el Mesías judío, entonces ella le pide que explore esto en el versículo 25: “Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo —respondió la mujer—. Cuando él venga nos explicará todas las cosas”. Ella está todavía confundida y tenía una vaga idea de que algo extraordinario había sucedido, pero todavía no podía definir qué. Entonces ella pregunta a Jesús sobre el Mesías, el equivalente judío del Taheb, quien enseñaría y revelaría “todas las cosas”. Como varios intérpretes han señalado, esta idea del Taheb como maestro es más una idea samaritana que una judía, y ella está uniendo las dos figuras.

Jesús no se molesta en corregirla, sino que usa su comprensión parcial para revelarse así mismo ante ella en el versículo 26: “ese soy yo, el que habla contigo.”

JOSE VILCHEZ

“Yeshúa le está diciendo a ésta mujer que se haga una estudiante, hazte una discípula, conoce la verdad, conoce las escrituras y ella contesta, bueno cuando venga el Mesías voy a estudiar; qué es lo que dice mucha gente cuando le dices que se ponga a estudiar, la actitud de que lo dejan para después, para cuando tengan tiempo. Y aquí es donde Yeshúa le dice éstas palabras en rojo que son importantísimas para esa mujer y para nosotros el día de hoy, porque ésta mujer está posponiendo su decisión, ésta mujer está diciendo que va a ser una estudiante, que va a adorar en espíritu y en verdad pero… cuando venga el Mesías.”

J.C RYLE

“[Le dijo la mujer: Sé que […] Mesías […] Cristo]. Este versículo es interesante. Muestra a la mujer llevada ya al estado mental en que estaría preparada para recibir de buena gana una revelación de Cristo. Se le había hablado del “agua viva” y había mostrado un deseo de ella. Se le había mostrado su pecado y había sido incapaz de negarlo. Se le había mostrado la inutilidad de apoyarse en una pertenencia formal a la Iglesia samaritana y la necesidad de adorar a Dios espiritualmente y con el corazón. ¿Y qué puede decir ahora? Todo es cierto, lo siente: no puede contradecirlo. ¿Pero qué puede hacer? ¿A quién puede ir? ¿Qué enseñanza puede seguir? Lo único que puede hacer es decir que sabe que un día vendrá el Mesías y que clarificará todas las cosas. Es evidente que desea su llegada. Se siente incómoda y no ve alivio para la confusión que se ha creado en ella a menos que aparezca el Mesías.

La mención del Mesías en este versículo deja claro que los samaritanos no desconocían por completo el Antiguo Testamento y que entre ellos se esperaba un Redentor de algún tipo, como sucedía entre los judíos. La existencia de una expectación generalizada en Oriente en la época de la Venida de nuestro Señor en la Tierra es un hecho del que aun los autores paganos han dado testimonio.”

NACAR – COLUNGA

“La enseñanza de Cristo sobre la religiosidad verdadera y descentralizada debió de conmover a aquella mujer. Pero era algo tan trascendental, que ella se remite al Mesías, que “está para venir”; El dirá a qué han de atenerse.

Los samaritanos esperaban al Mesías bajo el nombre de el Ha-Ta'eb (¿el que vuelve? ¿el que convierte? ¿el que restablece? ¿el que consuela?). Josefo tiene datos que vienen a confirmar esto. Y San Justino, nacido sobre el año 100 en Flavia Neápolis, dice: “Los judíos y los samaritanos, siempre están esperando al Cristo (Mesías).” La forma de presente en que la Samaritana lo dice: “Sabemos que el Mesías viene,” lo mismo podría indicar el simple hecho de venir que la proximidad de su llegada; lo que aquí acaso sea lo más probable (Jn 4:23; 5:25), sobre todo si se tienen en cuenta el ambiente de excitación mesiánica que existía en esta época entre los judíos. Escribiendo San Juan para un público no judío, precisará en las palabras de la Samaritana que ese Mesías esperado es el que “se llama Cristo” (v.25).

Para los samaritanos, el Ta'eb tendría una misión religiosa, como se ve en el texto; pero lo consideraban también con una misión de profeta, príncipe temporal y conquistador. Con su venida todo se pondría en claro entre judíos y samaritanos, pues a unos y a otros (emin) “nos hará saber todas las cosas.”

SAMUEL P. MILLOS

“La samaritana esperaba la venida del Mesías. Ella tenía un concepto sobre como sería el conocimiento y la misión reveladora de Él cuando viniese. No está aún reconociendo a Jesús como el Mesías, pero va acercándose a ese reconocimiento. El Señor le había hablado de que venía una hora, y que ya había llegado, en relación con la verdadera adoración. Ella va ajustando el pensamiento a que esa hora estaba relacionada y era la de la venida del Mesías. En el pensamiento tanto de judíos como de samaritanos esa venida marcaba el fin de los tiempos y la entrada de la etapa del reino de los cielos. Ella se da cuenta que se trata de una persona excepcional que no podía ser menos que un profeta. Su forma y lo que antecede en Sus palabras, le hace entender que pudiera muy bien ser el Mesías, el Cristo que esperaba.”

MATTHEW HENRY

“La mujer, a la que le resultaban todavía difíciles estas cosas reconoce que el Mesías que estaba a punto de llegar, las aclararía todas. Ella no tenía nada que objetar a las palabras de Jesús, pero prefería suspender su juicio hasta que venga el Mesías, de quien ella espera una explicación clara y perfecta. Así es como muchos dejan escapar la oportunidad que tienen a mano por pensar que tendrán otra mejor a la vista. Judíos y samaritanos estaban de acuerdo en la expectación del Mesías y de su reino, y en que estaba a punto de llegar, puesto que había sido quitado el cetro de Judá (v. Gén_49:10). Para los lectores de extracción no judía, el evangelista traduce el vocablo «Mesías» («llamado el Cristo»); ya que ambos términos significan «Ungido» (v. Isa_61:1, comp. con Heb_11:26, donde es clara la identificación del Mesías con el pueblo escogido, lo mismo que en Mat_2:15, comp. con Ose_11:1). La esperanza de la samaritana en que el Mesías les explicaría todas las cosas daba a entender:

(a) La imperfección del conocimiento que los samaritanos tenían de la voluntad de Dios, especialmente en cuanto a las normas del culto;

(b) La confianza que tenían en que el Mesías estaría bien cualificado para explicarles todas las cosas que ahora les parecían difíciles, y respecto a las cuales se debatían como en la oscuridad.”