domingo, 11 de junio de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 12


 

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 12

RV1960

NVI1999

BTX4

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?

¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, del cual él mismo bebió con sus hijos y sus ganados?

TR+

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numquid tu maior es patre nostro Iacob qui dedit nobis puteum et ipse ex eo bibit et filii eius et pecora eius

KJV

Art thou greater than our father Jacob, which gave us the well, and drank thereof himself, and his children, and his cattle?

TCB

Jua_8:53; Isa_53:2, Isa_53:3; Mat_12:42; Heb_3:3.

 

COMENTARIOS:

SAN JUAN CRISOSTOMO

 “Luego de oírle decir cosas elevadas, ante las que los enemigos podrían sentirse especialmente ofendidos, ella no se burló ni lo ridiculizó. Entonces ¿qué dice?: ¿Eres tú, acaso, más grande que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y de él bebió él mismo, sus hijos y rebaños?. ¿Adviertes cómo se incluye en el noble linaje judío? Parece como si quisiera decir: «Jacob se sirvió de este agua y no tuvo nada más que dar». Con estas palabras manifestó cómo se formó una idea grande y sublime con la primera de las respuestas.

La frase: de él bebió él mismo, sus hijos y rebaños, implícitamente no expresa ninguna otra cosa que no sea que ella tenía una idea de la existencia de un agua excelente, pero que no la había encontrado y que no tenía un conocimiento exacto de ella. Para expresarlo con más claridad, lo que ella quería decir es: «No puedes decir que Jacob nos dio esta fuente y que él utilizó otra, pues él y sus hijos bebieron de ésta, y no habrían bebido de ella si tuvieran otra mejor. No es posible que tú tengas otra mejor de la que puedas darme, a no ser que reconozcas que tú mismo eres mejor que Jacob. ¿De dónde obtienes el agua que prometes darnos?».

Los judíos no dialogaban con él tan amistosamente, aunque les expuso el mismo argumento y les habló de la misma agua. Antes al contrario, no obtuvieron provecho alguno. Cuando les mencionó a Abraham, intentaron lapidarlo. La mujer no se comporta de este modo. Con mucha moderación, pese al calor y a la hora del mediodía, habla y escucha todo con paciencia, y no le pasa por la cabeza nada semejante a lo que dicen los judíos, como, por ejemplo, «está loco, está fuera de sí, me engañó acerca de la fuente y el pozo, no ofrece nada y sus palabras son vanas». Todo lo contrario: se queda, permanece junto a él hasta hallar lo que busca.

Si una mujer samaritana pone tanto empeño en aprender algo útil y, aunque no le conoce, permanece junto a Cristo, ¿qué perdón tendremos nosotros que, pese a conocerle, pese a no estar junto a un pozo, ni en un desierto, ni a la hora de mediodía, ni cuando los rayos del sol calientan, sino al alba, a la sombra de este techo y con bienestar, no soportamos escuchar cuanto se ha dicho, sino que nos cansamos? La samaritana no se comporta así. Por el contrario, acoge de tal forma sus palabras que incluso llama a otros.

Los judíos, lejos de llamar a otros, estorbaban a quienes deseaban acercarse a él y se lo impedían. Por eso decían: ¿Algún magistrado, acaso, ha creído en él? Pero esta gente, que ignora la ley, son unos malditos. Imitemos a la samaritana y dialoguemos con Cristo. Está entre nosotros y nos habla a través de los profetas y los discípulos.

Escuchemos y obedezcamos. ¿Hasta cuándo viviremos en vano e inútilmente? No hacer lo que Dios quiere es vivir en vano, y más que inútil, dañinamente. Si gastamos en cosas inútiles el tiempo que nos ha sido concedido, partiremos de esta vida pagando un gran castigo por este inútil despilfarro. El que recibe un dinero para comerciar con él, si lo malgasta, tendrá que rendir cuentas al que se lo confió. De la misma forma, el que consume esta vida en vano, no se verá libre de castigo. Dios no nos ha traído a esta vida y nos ha infundido un alma para que sólo nos empleemos en lo presente, sino para que realicemos todo con vistas a la vida futura.”

A.W PINK

“Ella sabía tan poco de Él, que sólo pudo preguntar: ¿Eres tú más grande que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo? Ella no sabía que estaba hablando con el Dios de Jacob a Aquel que había formado a Jacob y le había dado todo lo que poseía. Ella no sabía nada de esto. Sus ojos aún estaban cerrados, y este era el verdadero secreto de su ¿Cómo? y de dónde? "

¡Cuánto explica esto! Cuando encontramos gente haciendo preguntas, preguntas incrédulas, acerca de las cosas de Dios, es una señal segura de que necesitan que se les abran los ojos. El racionalista, el crítico y el infiel son ciegos. Es su misma ceguera la que les hace hacer preguntas, plantear dificultades y crear dudas. Se consideran muy inteligentes, pero sólo exhiben su locura. Sin embargo, en el caso de esta mujer samaritana, sus preguntas no procedían de una infidelidad audaz, sino de la ceguera y la ignorancia de la naturaleza, y por eso el Señor la trató con paciencia.

Sabía cómo silenciar a un racionalista y, a menudo, rechazaba a un crítico quejumbroso de manera sumaria. Pero también hubo ocasiones en las que, con maravillosa condescendencia y graciosa paciencia, esperó a un investigador ignorante con el fin de resolver sus dificultades y eliminar sus temores. Y así fue en el pozo de Sicar. No debía desanimarse con sus sutilezas, ni podía cansarse de su embotamiento. Él la soportó (como lo hizo con cada uno de nosotros) con maravillosa tolerancia, y no la abandonó hasta que hubo satisfecho plenamente la profunda necesidad de su alma mediante la revelación de Él mismo.

…Que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos..." Una vez más, podemos descubrir aquí un significado más profundo que lo que aparece en la superficie. Llama la atención sobre la antigüedad del pozo del que bebieron Jacob y sus hijos. Hermoso es la lección espiritual subyacente. El "pozo" es tan viejo como el hombre el pecador. La salvación de la que habla el "agua" de este "pozo", había refrescado los corazones de Abel y Enoc, Noé y Abraham, y todos los santos del Antiguo Testamento. Dios ha tenido un solo camino de salvación desde que el pecado entró en el mundo.

La salvación siempre ha sido por gracia, por medio de la fe, sin las obras humanas. El Evangelio no es una novedad: fue "predicado antes a Abraham" (Gálatas 3:8). Sí, fue predicado a Adán y Eva en el Jardín del Edén, cuando, vistiendo a nuestros primeros padres caídos con túnicas de pieles (Génesis 3:21), Dios dio a conocer el hecho de que "sin derramamiento de sangre no se hace remisión", y que mediante la muerte de un sustituto inocente se proporcionó una cubierta que permitía a los culpables y a los avergonzados estar en la presencia del tres veces santo, porque son "aceptados en el Amado.”

WOLFGANG MUSCULUS

“Este pasaje nos recuerda que las grandes personas del pasado vivieron vidas muy frugales y sencillas. Jacob claramente era un hombre rico con doce hijos que eran los líderes de un pueblo grande y distinguido. Considere aquí su forma de vida, cuán santa, frugal e intachable era; pastaban ovejas. Y bebieron del pozo del que también bebieron sus ovejas… ¿Qué diremos de nuestra propia época con su estilo de vida decadente, que no es realmente un estilo de vida sino un frenesí de locura? Ya no hay frugalidad en nuestro modo de vida, sino que el exceso intolerable ha prevalecido en todas partes, trayendo como consecuencia engaños, usura, falsos juramentos y engaños de todo tipo. Vemos que incluso la gente común es tan adicta al alcohol que su gasto les absorbe casi todo el salario. Ni siquiera hablaré de las perversas consecuencias de este alcohol, la ociosidad, la pereza, y las vergonzosas acciones.”

GRANT OSBORNE

“Ella no se está burlando de él, sino que es incrédula y escéptica sobre sus afirmaciones implícitas. Él parecía un hombre judío de aspecto promedio, entonces, ¿por qué estas declaraciones tan extrañas? Jacob había cavado originalmente el pozo, y había sido usado desde entonces por sus descendientes ¿Jesús se creía mejor que uno de los patriarcas? Ella podría estar pensando en un profeta como Moisés (Dt 18:15), que extrajo agua de la roca (Nm 20:2–13); seguramente no parecía superior a esa figura.”

J.C RYLE

“Cuando dice que “Jacob nos dio” el pozo, probablemente haya una referencia a la concesión que hizo Jacob a su hijo José de la región cercana al pozo. De José descendía la tribu de Efraín a la que, sin lugar a dudas, la mujer samaritana afirmaba pertenecer (Génesis 48:22).

[Del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados]. Sin duda, estas palabras tenían el propósito de mostrar la calidad y abundancia del agua. ¿De verdad quería decir el extranjero del pozo que podía dar un agua mejor? Bucero comenta acerca de este versículo cómo los samaritanos se enorgullecían de su relación con Jacob y de la posesión de este pozo mientras que no hacían esfuerzo alguno en imitar su bondad, y señala la tendencia de la superstición a hacer lo mismo. “La verdadera piedad —dice— no consiste en tener el pozo de Jacob y la tierra de Jacob, sino el espíritu de Jacob; ni en conservar los huesos de los santos, sino en imitar sus vidas.”

XAVIER LEON DUFOUR

“La samaritana sigue igualmente refiriéndose a la persona de este judío que le habla: ¿será acaso superior a Jacob, el que les dio aquel pozo providencial? Es verdad que el giro de la frase invita a una respuesta negativa, pero lo cierto es que se ha establecido un paralelismo entre Jesús y el venerado patriarca. De manera parecida los judíos le preguntarán a Jesús: «¿Eres entonces más grande que Abrahám? » (8,53); y en otro lugar Jesús se contra distingue de Moisés (1,17; 6,32). Este tema que aparece en Juan subraya la «superioridad» del Revelador respecto a los padres del pueblo elegido, aunque sin debilitar de ningún modo la importancia de aquellas grandes figuras del pasado (cf. 8,56); el evangelista hace destacar el papel inigualable de Jesús, situándolo precisamente en una relación inalienable con la comunidad de Israel.”

NACAR – COLUNGA

“Esta contraposición con Jacob dice bien de aquel algo de misterioso presentimiento que ve en aquel excepcional judío.

Los samaritanos tenían a gran orgullo proclamarse descendientes de Jacob; era como su justificación de la mixtificación racial y del cisma religioso. Por eso gustaban recordar que Samaria había sido escenario de la vida de los patriarcas (Gen 12:6; 33:18; 35:4; 37:12; 48:22; Jos 24:25.32; Jue 9:6). Es por lo que la Samaritana habló de “nuestro padre Jacob” (v.12). Se consideraban sus descendientes a través de las tribus josefitas de Efraím y Manases.”

WILLIAM HENDRIKSEN

“Aunque esta pregunta presupone una respuesta negativa, muestra, sin embargo, que la mujer empieza a considerar la grandeza de este forastero. De este modo ella empieza a ser receptiva al evangelio.”

MATTHEW HENRY

“Aun en el supuesto de que fuese verdadera esta tradición, la mujer comete aquí varios errores: Primero, en llamar a Jacob su padre; ¿qué autoridad tenían los samaritanos para tenerse a sí mismos por descendientes de Jacob? También se equivoca al decir que fue Jacob quien les dio ese pozo.

En el mismo error incurrimos cuando tenemos por donantes de los dones de Dios a quienes son meramente mensajeros de Dios, y tenemos en más las manos por las que pasan los dones que la fuente de la que provienen dichos dones. Pero el error más grave de la samaritana estaba en considerar a Cristo inferior al patriarca Jacob. Con afición de «anticuarios», muchos creyentes en nuestros días tienen en más sus dichosas tradiciones que las gracias más excelsas del Señor.”

WILLIAM BARCLAY

“Notaremos que esta conversación de Jesús con la Samaritana sigue el mismo esquema que la que tuvo con Nicodemo. Jesús hace una afirmación. Ella Se lo toma en otro sentido. Jesús repite Su afirmación de una manera aún más gráfica. Tampoco esta vez se Le entiende; y entonces Jesús obliga a Su interlocutora a descubrir y asumir la verdad acerca de sí misma. Esa era la manera de enseñar de Jesús; y era bien eficaz, porque, como ha dicho alguien, «Hay ciertas verdades que una persona no puede aceptar; tiene que descubrirlas por sí misma.»

Como pasó con Nicodemo, la Samaritana toma las palabras de Jesús literalmente, aunque Jesús esperaba que las entendiera espiritualmente. Jesús estaba hablando de agua viva. En la lengua comente de los judíos; agua viva quería decir agua corriente. Era el agua de manantial en oposición al agua estancada de una cisterna o estanque. Aquel pozo no era un manantial, sino un depósito al que llegaba el agua que se filtraba por el subsuelo. Para los judíos, el agua corriente, viva, siempre era mejor. Así que la mujer decía: «Tú me ofreces agua pura de manantial. ¿De dónde te la vas a sacar?"

Y ella pasa a hablar de «nuestro padre Jacob». Por supuesto que los judíos habrían negado que los samaritanos fueran hijos de Jacob; pero era una de las pretensiones de los samaritanos que eran descendientes de José; el hijo de Jacob, a través de Efraín y Manasés. La Samaritana le estaba diciendo realmente a Jesús: «Lo que estás diciendo es una blasfemia. Nuestro antepasado Jacob, cuando estaba por aquí, cavó este pozo para sacar agua para él mismo, para su familia y sus ganados. ¿Es que vas a pretender Tú ser más sabio y más poderoso que Jacob? Eso es algo que nadie se puede permitir.»”

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