EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4
VERSICULO 1 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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Cuando,
pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza
más discípulos que Juan |
Jesús se enteró de que los fariseos sabían que él
estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan |
Cuando
JESÚS supo que los fariseos oyeron decir: JESÚS hace y bautiza más discípulos
que Juan |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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V-PAI-3S καιG2532 CONJ βαπτιζειG907 V-PAI-3S ηG2228 PRT ιωαννηςG2491 N-NSM |
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sumergiendo η G2228:PRT que ιωαννης G2491:N-NSM Juan |
ut
ergo cognovit Iesus quia audierunt Pharisaei quia Iesus plures discipulos
facit et baptizat quam Iohannes |
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KJV |
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When therefore the Lord
knew how the Pharisees had heard that Jesus made and baptized more disciples
than John, |
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TCB |
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Cuando
el Señor. Luc_1:76; Luc_2:11; Luc_19:31,
Luc_19:34; Hch_10:36; 1Co_2:8; 1Co_15:47; 2Co_4:5; Stg_2:1; Apo_19:16. Jesús
hacía y bautizaba. Jua_3:22, Jua_3:26. |
COMENTARIOS:
JOHN PIPER
“Jesús
dejó Judea, según Juan, porque sabía que los fariseos sabían algo. Ellos sabían
que Jesús tenía más seguidores que Juan Bautista (versículo 1). ¿Por qué esta
situación impulsó a Jesús a irse?
¿Qué Hizo que Jesús Abandonara Judea?
La
relación con el capítulo 3 es importante porque rige nuestro temor. Pudiéramos
pensar que Jesús pensó que los fariseos verían su creciente popularidad y
tratarían de aplastarle, de modo, que por miedo a los fariseos, Él huye. Pero Juan había dicho en 3:35:
“El Padre… ha entregado todas las cosas
en su mano”. Jesús no es la víctima
de un capricho humano.
Nadie
puede tocarle sin su permiso. “Nadie me
la quita mi vida, sino que yo la doy de mi propia voluntad” (Juan
10:18).
Así
que no está yéndose de Judea por miedo a los fariseos. Está haciéndolo por sus propios propósitos. Puedo pensar en cuatro
posibilidades. Todas son probablemente más o menos ciertas (y en todas, Jesús
es una persona llena de propósitos en la gracia).
Primero,
pudiera ser un asunto de tiempo. Sí,
los fariseos pudieran incitar algún problema para librarse de Jesús. Pero su
hora aún no había llegado. “Procuraban,
pues, prenderle; pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su
hora” (Juan 7:30; 2:4; 8:20).
Él
conocía la hora de su muerte, y sabía cómo vendría. Los fariseos no estaban a
cargo de ella. Jesús sí. Y todavía no era el tiempo. Así que se va.
Segundo,
quizás se fue porque los fariseos
pudieron haber usado esta popularidad de Jesús para desacreditar a Juan.
Juan había avergonzado a los fariseos porque aun a ellos los llamó a
arrepentimiento y a bautizarse. No era que ellos favorecieran a Jesús, pero esta
sería una buena manera de mostrar que Juan era sólo una moda religiosa.
O,
tercero, Jesús quizás vio que los
fariseos habrían desacreditado los dos movimientos, el suyo y el de Juan,
porque eran grupos divididos sin un fundamento estable.
¿Una Cita que Atender?
O,
cuarto, como un suplemento a estas tres razones para irse, quizás Jesús sintió un impulso divino de ir a Galilea a
través de Samaria, porque Dios tenía una cita divina allí.
¿Las
palabras “tenía” en el versículo 4 sólo
significan que aquel camino era geográficamente más corto? Versículo 4: “Y tenía que pasar por Samaria”. Era
posible ir a Galilea por una ruta indirecta, que escogían algunos judíos porque
pensaban que los samaritanos eran inmundos. Pero Juan dijo que Jesús “tenía que pasar por Samaria” ¿Era porque
tenía una cita que atender?
Es
difícil estar seguros de cuál de estos propósitos estaba guiando a Jesús, o si
había otros que desconocemos. Pero como sabemos que el Padre “ha entregado todas las cosas en su mano”
(3:35), sabemos que Él no estaba siendo controlado por las circunstancias, sino
que estaba a cargo de las circunstancias. Por tanto, no estaba simplemente
reaccionando.
Estaba
accionando con propósito. Y cada uno de esos cuatro propósitos está lleno de gracia.
Hay gracia en que Él cuide su momento predeterminado para la cruz. Hay gracia
en que Él busque que Juan no sea desacreditado públicamente más de lo
necesario. Hay gracia en que Él guarde la unidad de los dos movimientos, el
suyo y el de Juan. Y es gracia que Él se haya sentido comprometido a atender
una cita divina en Samaria con una mujer adúltera reincidente.
Multipropósitos ¡Millones de Millones!
Uno
de los beneficios gloriosos de tener un Salvador soberano es que Él siempre tiene multipropósitos, y sus
propósitos siempre tienen gracia para los que confían en Él.
Nombramos
cuatro propósitos posibles por los cuales Jesús abandonó Judea y se dirigió hacia
Galilea. Realmente, hay miles. De hecho, si pudiéramos ver lo que Dios puede
ver (nunca podremos porque nunca seremos infinitos), veríamos millones de
millones de propósitos en cada acción del Hijo de Dios.
Dios
nunca está haciendo sólo una cosa en lo que hace con nosotros. Siempre está haciendo
miles de cosas que no podemos ver. Nunca tiene un sólo propósito en lo que hace.
Siempre tiene miles de propósitos en todo lo que hace. Él es infinitamente
sabio, y todo lo que hace se relaciona con todo lo demás que hace, más tarde o
más temprano.
Para
los que le aman y son llamados para su propósito, todo, ¡todo lo que hace!,
obra para bien.
Por tanto, yo sólo dirijo nuestra atención, primero, al hecho de que Jesús, en esta historia, está lleno de propósito en la gracia, y siempre es así.”
GARY BURGE
“Juan
4:1–3 nos ofrece el trasfondo del relato de la samaritana. No es de extrañar
que los fariseos se interesen por Jesús (4:1), puesto que ya han investigado el
ministerio del Bautista (1:19, 24). No habría que indagar mucho para descubrir
que muchos de los seguidores de Jesús procedían de las filas del Bautista
(1:35–37). Más adelante, cuando Jesús llega a Galilea, las averiguaciones de
Herodes Antipas también identifican firmemente a Jesús con el Bautista (Mr
6:14–16).
Puesto
que los sinópticos sitúan en Galilea el inicio del ministerio público de Jesús
(junto con el llamamiento de los discípulos, Mr 1:14–20), algunos eruditos
críticos se resisten a aceptar el relato de Juan que presenta un ministerio
anterior en Judea. No se consigna en ningún otro lugar que, en aquel momento,
la obra de Jesús hubiera ya comenzado y que su fama y su círculo de discípulos
se estuvieran extendiendo. Sin embargo, los sinópticos sugieren esta temprana
popularidad de Jesús en Judea desde otro punto de vista. Jesús no se dirige a
Galilea hasta que Juan es arrestado en Perea (al otro lado del Jordán [Mr
1:14]).
Jesús
tenía probablemente razones para temer que también él fuera arrestado (de ahí
su traslado al norte de Israel) dada su relación con el ahora encarcelado Juan.
No hay duda de que Jesús trabaja ampliamente con sus nuevos discípulos,
encargándoles el seguimiento de su tarea bautismal (4:1–2); luego, en Galilea,
y a medida que crece el número de sus seguidores, Jesús llama a un grupo
selecto de ellos a un ministerio de plena dedicación.”
CHARLES SPURGEON
“Note aquí que nuestro Señor al principio evitó el conflicto
con los fariseos. Cuando supo que le tenían envidia, se fue de Judea a un
distrito más remoto, "a Galilea".
¡Que él nos ayude a tomar siempre lo que sea más sabio en cada emergencia! No
fue culpable de cobardía; eso, no podía ser, porque era el más valiente de los
valientes; y a veces será muy valiente de nuestra parte evitar un conflicto.
Cuando crea que es correcto hacerlo, no importa lo que digan los demás; pero
haz lo que hizo tu Maestro en esta ocasión.
Nuestro
Salvador no fue un hombre de contienda;
estaba bastante dispuesto a contender con los fariseos en ocasiones oportunas,
pero en ese momento evitó un encuentro con ellos. Además, una mujer de Samaria, a quien iba a salvar, le valía más que diez
mil fariseos que no serían salvados por él. La mayor parte del saber y la
cultura de Palestina estaban en manos de los fariseos, pero Cristo no pensaba
en ello en comparación con el alma de la pobre mujer de Samaria a quien iba a
salvar.”
COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO
“La
RVA omite una conjunción continuativa (oun
G3767) que sirve para unir este pasaje con algo anterior. Una traducción sería
“entonces” o “por lo tanto”. Podría referirse a todo el capítulo anterior, o más
precisamente a 3:22 s., donde el autor comenta sobre los bautismos realizados
por Juan y por Jesús. Se lee en muchas versiones “Cuando el Señor…”, en vez de Cuando
Jesús, pero la RVA sigue la lectura preferida del texto griego.
Aparentemente,
los fariseos no sintieron gran alarma por lo que Juan hacía, pues él había
negado ser el Mesías y no realizaba milagros. Sin embargo, se supone que ellos
tomaron ofensa por el ministerio de Jesús porque ya daba evidencias de ser el
Mesías. Su autoridad, su desafío a las instituciones religiosas establecidas y
los milagros que realizaba corroboraron esa sospecha. Con razón los fariseos
comenzaban a mirarle con sospecha y alguien informó a Jesús de esta situación.”
JUAN CALVINO
“Pero,
¿por qué busca el retiro y los escondites de Galilea, como si no quisiera ser conocido,
lo cual era muy deseable? Le respondo que conocía bien la forma adecuada de
actuar y aprovechó tanto las oportunidades de utilidad que no permitió perder
un momento. Por lo tanto, deseaba seguir su curso con regularidad y de la
manera que juzgaba adecuada. De ahí que también oímos que nuestra mente debe
estar regulada de tal manera que, por un lado, no nos detengamos ante ningún temor de seguir adelante en el deber; y
que, por otra parte, no nos arriesguemos demasiado precipitadamente.
Todos
los que estén fervientemente deseosos de seguir su llamamiento se cuidarán de mantener
esta moderación, por la cual seguirán al Señor firmemente incluso en medio de
las muertes; no se precipitarán hacia ellos sin hacer caso, sino que seguirán
sus caminos. Por tanto, recordemos que no debemos avanzar más allá de lo que
exige nuestro llamamiento.”
J.C RYLE
[Cuando, pues, el Señor entendió, etc.].
La relación entre este capítulo y el anterior la encontramos en el versículo 25
del último capítulo. La controversia entre los discípulos de Juan y los judíos
fue la forma de hacer recaer la atención pública sobre el ministerio de nuestro
Señor. Se convirtió en tema común de conversación y atrajo la atención de los
principales maestros religiosos de los judíos, esto es, los fariseos. Ya les
había molestado el ministerio de Juan el Bautista y las multitudes que lo
rodearon (Juan 1:19–28). Él dijo inequívocamente a la delegación que le
enviaron que uno mayor que él estaba a punto de aparecer.
Cuando
los fariseos, pues, oyeron decir que Jesús estaba de hecho bautizando a más
discípulos y llamando más la atención que Juan, bien podemos imaginar que
estuvieran aún más molestos que antes. Surgiría una sensación vaga e incómoda
en sus corazones de que esta misteriosa persona que había echado del Templo a
los mercaderes y compradores de forma tan milagrosa, y que ahora estaba
bautizando a tantos discípulos, pudiera ser el Cristo. Y después vendría el
sentimiento de que, si este era el Cristo, no era el Cristo que esperaban o
deseaban. El resultado de ambos sentimientos supondría probablemente una amarga
enemistad contra nuestro Señor y la secreta determinación de despejar, a ser
posible, todas las dudas matándole.
No
debemos preocuparnos de saber cómo “supo” nuestro Señor lo que habían oído los
fariseos. Posiblemente lo sabía por información de los discípulos. Sin duda
algunos de ellos mantendrían la relación con su viejo maestro, Juan el
Bautista, y así sabrían lo que estaba sucediendo en Enón. Es más probable que
lo supiera por su omnisciencia como Dios. Con frecuencia se nos dice que “conocía
los pensamientos” de sus enemigos y actuaba y hablaba en consonancia con ellos.
Es bueno que todos nosotros recordemos que no se habla ni se dice nada entre
los hombres, por mucho que sea el secretismo, que Cristo no conozca.”
LEON MORRIS
“El
uso de “por tanto” es, a primera
vista, algo extraño, ya que en la sección anterior Juan no ha mencionado a los
fariseos, ni que estos hubiesen oído acerca de lo que hacía. La única interpretación
posible es que marca una etapa en los viajes de Jesús. Cuando leemos “el Señor”, algunas versiones traducen
“Jesús”, pero esta traducción está corroborada por muchos manuscritos.
Puede
que esta expresión se usara como una fórmula de respeto, pero también puede ser
que se usara para mostrar reverencia o asombro, por ejemplo, para referirse a
una divinidad. Después de la resurrección, vemos que se usa con frecuencia para
designar a Jesús, aunque parece ser que durante su vida en la Tierra, la mayoría
de veces que se usó este término en relación con Jesús fue simplemente por
respeto. Los nombres que más se usaban para referirse a Él eran “Jesús” y “Maestro” (“Rabí”), tanto
al dirigirse a Él, como al hablar de Él en tercera persona. En este evangelio
vemos que mucha gente que aún no ha entendido cuál es su identidad le llama “Señor” (vv. 11, 15, 19, 49, etc.) – con
el sentido de “respeto” –, o “Rabí”.
Lo mismo hacen los discípulos al principio.
Pero
en 6:68 Pedro le llama “Señor” – con
el sentido de “reverencia ante lo divino”
–, idea que se desarrolla más aún al leer las palabras de aprecio y
reconocimiento que aparecen a continuación. A partir de entonces, los
discípulos a veces usan “Rabí” (9:2;
11:8), pero también usan “Señor”
(11:3, 21; 13:6; 14:5, etc.) aunque algunos de estos casos puede que tengan el sentido
de “respeto” y no el de “reverencia”. Se lleva al clímax con la
magnífica exclamación de Tomás: “¡Señor
mío y Dios mío!” (20:28).
Después
de la resurrección, vemos que en casi todas las ocasiones, los discípulos usan
“Señor” (reverencia). Nótese también
que el evangelista solo se refiere a Jesús como “el Señor” en este versículo y en 6:23; 11:2; 20:20; 21:12. Puede
que esto se deba a la estrecha relación que él tenía con los días anteriores a
la resurrección. Sin embargo, deberíamos ver que mientras que el título “Señor”
no estaba muy extendido durante el ministerio de Jesús en la Tierra, el señorío de Cristo ya estaba presente.
La relación que ya se estableció en los días de su ministerio preparó el camino
para que la expresión llegara a usarse de forma común en épocas posteriores.
Ya
se ha mencionado que los fariseos tenían un interés especial por descubrir quién era Juan el Bautista (1:19, 24).
Así, no nos sorprende que también tomaran medidas para conocer el carácter de
la empresa de Jesús. La situación que vimos en 3:26 aún continúa. Jesús atraía a mucha más gente que Juan
el Bautista.”
SAN AGUSTIN
“Ciertamente
que, si el Señor viera que a los fariseos les interesaba saber sobre los
discípulos que hacía y los muchos que bautizaba con la intención de seguirle, para
su salud, y de hacerse discípulos suyos y de ser bautizados por él, no se
hubiera ido tan pronto de la Judea, sino que por ellos se hubiera quedado allí;
pero Jesús, a la vez que se da cuenta de lo que ellos sabían, se da cuenta a la
vez también de su envidia: trataban
de saber lo que Jesús hacía, no con el fin de seguirle, sino con el de perseguirle; por eso se fué de allí.
Podía,
sin duda, quedarse allí también sin ser
prendido por ellos, si El no quería y sin poderlo matar, si no quería El,
como pudo no haber nacido si no hubiera sido ésa su voluntad. Mas en todas las acciones
que como hombre realiza quiere dar
ejemplo a los que habían de creer en El. En efecto, un siervo de Dios no peca
cuando se retira a otro lugar para huir del furor de sus perseguidores o de
quienes pretenden quitarle la vida; pero le parecería que era pecado obrar así
si el Señor no hubiera precedido con su ejemplo. El buen Maestro obró así por la
enseñanza, no por el temor.”
WILLIAM HENDRIKSEN
“Juan
fue encarcelado hacia diciembre del año 27 (cf. Mr. 6:17–20). Los líderes
religiosos de Jerusalén que, en los días de la gran popularidad de Juan, habían
estado llenos de celos, ahora se regocijaban. ¿Cuáles fueron las causas de su
enemistad con él? (Véase 1:19.) Pero su alegría duró poco, pues otras noticias
llegaron hasta los fariseos: a saber, que las multitudes que rodeaban a
Jesús—los discípulos que ganaba y bautizaba—eran
más numerosas que las que habían seguido al heraldo. En realidad, ya antes
del encarcelamiento de Juan, Jesús le había aventajado con respecto al favor de
la opinión pública (3:22–26). En consecuencia, desde el punto de vista de los miembros del Sanedrín, las cosas estaban
empeorando en lugar de mejorar.
“Cuando, pues, el Señor entendió” (véase
1:38, nota 44). ¿Cómo lo supo? (véase 5:6). El Nuevo Testamento griego moderno
tiene aquí, emaqen —entendió—había llegado a saber. Concretamente
Jesús había llegado a saber:
a.
Que Juan había sido encarcelado (Mt. 4:12); y
b.
Que los fariseos habían oído que las gentes iban a Jesús, el cual ganaba y
bautizaba más discípulos que Juan.”
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