EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4
VERSICULO 17 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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Respondió
la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo
marido; |
No
tengo esposo, respondió la mujer. Bien
has dicho que no tienes esposo. |
Respondió
la mujer y dijo: No tengo marido. JESÚS le dice: Bien dijiste: No tengo
marido, |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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respondit
mulier et dixit non habeo virum dicit ei Iesus bene dixisti quia non habeo
virum |
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KJV |
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The woman answered and
said, I have no husband. Jesus said unto her, Thou hast well said, I have no
husband: |
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TCB |
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N.T |
COMENTARIOS:
JOHN PIPER
“Él expone el pecado de la mujer samaritana en
los versículos 17–18: “Bien has dicho:
“No tengo marido,” porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es
tu marido; en eso has dicho la verdad.” Ella dice en el versículo 19: “Señor, me parece que tú eres profeta.” Y
luego cambia la conversación hacia el tema de la adoración.
Jesús nunca vuelve a retomar el tema del adulterio con ella. No llegará a algún lugar con eso. Lo que significa que Él no lo trajo a colación para concluir la conversación. No lo trajo a colación para condenarla. No lo mencionó para repasar los detalles. Lo mencionó para exponer la sed que ni siquiera ella sabía que tenía.
Su Profundo Vacío
Él
le había ofrecido agua viva, agua que si ella bebiera en su corazón por la fe,
se volvería en una fuente de agua que salta para vida eterna y para gozo, y
satisfacción. Esta agua es para su alma,
no para su cuerpo. Su alma está sedienta. Y ella no lo sabe. Así que Jesús se lo
demostrará.
Ninguna
mujer entra a una relación sexual con cinco hombres sin comenzar o terminar desesperadamente
sedienta. ¿Qué sucedió con estas cinco relaciones? ¡Cinco matrimonios! ¡Cinco!
En esta mujer, parece haber un vacío profundo que anhela y desea. O ella no
puede encontrar un hombre que desee, y por eso va de uno a otro, creyendo desesperadamente
que los hombres son el agua que ella anhela, o ellos no pueden encontrar lo que
buscan en ella y uno tras otra la abandonan. O ambos. En cualquier caso, ella
es abandonada con un vacío profundo, profundo, y con un pecado que es tan doloroso
y tan rebelde que ella termina sellándolo. Y no hay entrada a su corazón. Está cerrado
y en tinieblas. Eso es lo que Jesús sabe. Y por eso se dirige hacia esas
tinieblas interiores.
Aprendiendo sobre Jesús, y Sobre
Nosotros Mismos
Aquí
estamos aprendiendo sobre Jesús, y estamos aprendiendo sobre nosotros mismos.
Él es compasivo y agresivo, y quirúrgico e implacable con su amor. Conoce todo
nuestro pasado y todo nuestro presente. Nada le es oculto. Hay una persona en
el universo que le conoce completamente, la más importante. De hecho, Él es un
profeta, y más que un profeta, como veremos más claramente.
Y
usted se verá a sí mismo en esta mujer. Una de las evidencias de que no hemos
tomado el agua de vida, o de que no hemos apaciguado nuestra sed en este
manantial, es que seamos inestables como esta mujer, y siempre estemos yendo de
una meta a la otra, buscando llenar el vacío que Jesús promete llenar.
Movimiento en la Vida: Fe o Frustración
Usted
puede estar yendo de una pareja sexual a otra, como ella, o cambiando de
amigos, trabajos, iglesias, hobbies, estilos de peinado, armarios, carros, o
localizaciones. Nunca logra establecerse con una identidad profundamente
satisfecha en Cristo, satisfecha diariamente con el agua que salta eternamente
en comunión con Él.
No quiero decir que la vida
cristiana sea estática. Pero hay una diferencia entre el movimiento confiado de
la fe, y el movimiento inquieto de la frustración. En una parte, hay un
movimiento agitado de una meta a la otra, porque no hay una identidad sólida, satisfecha
en Cristo. Y, por otra parte, tenemos a Cristo como nuestra fuente de vida y
nos movemos con plenitud de propósito y creatividad en la vida, y en el poder
que da esta agua viva. Hay una diferencia entre saltar de una meta a la otra
debido a la frustración, y avanzar con propósito por la fe.
Jesús está enseñándonos acerca
de nosotros mismos, a la vez que nos enseña sobre su gloriosa suficiencia como Agua, Profeta, Salvador, y Mesías.
Jesús
Emplea la Ironía
Aquí hay otra pista, para
explicar por qué tomó esa dirección preguntándole por su esposo. ¿No le
sorprende que Jesús dice, no sólo una vez, sino dos, que la mujer ha dicho la
verdad? Versículos 17–18: “Respondió la
mujer y le dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: “No
tengo marido”, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu
marido; en eso has dicho la verdad”.
A primera vista me parece
muy extraño. ¿Qué está haciendo? Entre las dos frases: “bien has dicho”, en el versículo 17, y “en eso has dicho la verdad”, en el versículo 18, hay una declaración
engañosa. Ella está usando la verdad para ocultar algo. No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: “No tengo marido”,
porque cinco maridos has tenido, Y tienes razón, no tienes un marido, pero
estás viviendo con un hombre, y él no es tu marido. Realmente sabes cómo
utilizar la verdad para confundir a las personas”.
Creo que esto es una ironía.
“Bien dicho, eres alguien que dice la
verdad”. Aquí se está exponiendo algo que casi siempre va de la mano con el
pecado oculto, es decir, una manipulación sutil y engañosa del lenguaje, para encubrir
la verdad al decir verdades. Las personas engañosas, generalmente no engañan.
Es demasiado arriesgado. Engañan en la forma en que usan la verdad.
El
Engaño en Nuestros Días
Este método es
increíblemente prevalente en nuestros días. Algunas personas saben que lo
hacen, y otras están tan adaptadas al espíritu de nuestros tiempos, que no
saben lo que hacen, y quizás nunca sepan que hay algo parecido a un lenguaje
con integridad (2da a los Corintios 2:17; 4:2). Las personas que no tienen un
descanso en sus almas, profundo, seguro, satisfecho en el agua viva de la
comunión santa con Jesús, tienden a deslizarse hacia los usos astutos del
idioma, diseñados para ocultar la verdad con palabras, incluso con palabras
verdaderas.
Lo
que el Pecado Hace al Corazón y a la Mente
Jesús no sólo está
exponiendo la profunda fe de esta mujer, que ella trata de satisfacer con
hombres; Él también está exponiendo algunos de los métodos astutos que ella ha desarrollado
para esconder la verdad, aun de sí misma. Ella
no sabe que su necesidad es por Jesús.”
GEORGE WHITEFIELD
“El Espíritu de Dios obra y convence al alma. Y, primero, convence del pecado; y, en general, de algún pecado enorme, el peor del que quizás el condenado haya sido culpable. Así, cuando nuestro Señor estaba conversando con la mujer de Samaria, primero la convenció de su adulterio: “Mujer, ve a llamar a tu marido. La mujer respondió y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes, no es tu marido; en esto has dicho la verdad.”
Con esto hubo una convicción
tan poderosa de todos sus otros pecados reales, que poco después, “dejó su cántaro y se fue a la ciudad, y dijo
a los hombres: Venid y ved a un hombre que me dijo todas las cosas que hice
alguna vez: ¿no es este el Cristo? Así también nuestro Señor trató con el
perseguidor Saulo: primero lo convenció del horrible pecado de la persecución;
"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"
Le dio tal sentido de todos sus otros pecados, probablemente al mismo tiempo los
revivió en su mente, que inmediatamente murió;
es decir, murió a todas sus falsas
explicaciones, y fue arrojado en tal agonía de alma, que continuó tres días,
sin comer ni beber. Este es el método que generalmente usa el Espíritu de
Dios para tratar con los pecadores; primero los
convence de algún pecado real atroz, y al mismo tiempo les recuerda todos
los demás pecados, y por así decirlo, los pone en orden de batalla ante ellos: “Cuando él venga, reprenderá al mundo de
pecado.”
¿Y fue así con ustedes,
queridos lectores? (Porque debo interrogarlos a medida que avanzo, porque
pretendo, con la ayuda Divina, predicar no solo a sus mentes, sino a sus
corazones).
¿Alguna vez el Espíritu de
Dios recordó todos tus pecados y te hizo clamar a Dios: "Tú escribes cosas amargas contra mí?"
¿Sus pecados reales aparecieron alguna vez ante usted, como dibujados en un
mapa? Si no, tiene una gran razón (a menos que haya sido santificado desde el útero)
para sospechar que no está condenado, mucho más no convertido, y que la promesa
del texto nunca se cumplió en sus corazones.”
WARREN WIERSBE
“La única manera de preparar
el terreno del corazón para la semilla es
ararlo con convicción. Por eso Jesús le dijo que llamara a su marido; la
obligó a que reconociera su pecado. No
puede haber conversión sin convicción. Primero debe haber convicción y
arrepentimiento, y entonces puede haber la fe que salva.
Jesús había despertado su
mente y atizado sus emociones, pero también tenía que tocar la conciencia, y eso
exigía que confrontara el pecado de ella.
"No tengo marido", fue la afirmación más corta que ella dijo en
toda la conversación. ¿Por qué? Porque fue convencida de su pecado y se quedó
con la boca cerrada (Romanos 3:19).
Pero fue lo mejor que pudo haberle sucedido.”
CHARLES SPURGEON
“Y, mientras ella decía “no tengo marido”, sin duda trató de
parecer lo más inocente posible; pero un rubor culpable se apoderó de su rostro
a pesar de su intento de contenerlo…
Siempre dele crédito a la gente
por lo que está bien dicho. Si quieres ganarlos, debes tener cuidado de no ser
brusco con ellos, pero admite lo que puedas de la verdad en sus declaraciones:
"Bien has dicho, no tengo marido.”
LUIS PALAU
“El Señor Jesús además
revela dos cosas a esta samaritana: 1) su
pecado y 2) el remedio para su pecado.
Jesús no encubrió el pecado ni simuló desconocer el mal que ella había hecho.
No consideró su pecado como algo superficial que pudiera pasarse por alto. Todo
lo contrario. El mal debía salir a la luz para que la operación fuese eficaz, para que esta mujer se sometiera al toque
diestro de la mano del Hijo de Dios y así él extirpara este cáncer pecaminoso.
La mujer en verdad tenía sed de amor en la vida. De otra manera,
¿por qué correr de hombre a hombre?
Sin embargo, nunca encontró satisfacción, y tuvo que
haber estado muy sedienta para pensar que un hombre podría satisfacer su alma.
Ese nunca fue el plan divino para el ser humano. Dios dijo que su intención era
y es que hombre y mujer sean mutua ayuda idónea, pero nunca la satisfacción de la vida.
Notemos cómo Jesús toca la
llaga en el corazón de esta mujer, y cómo a pesar de ser directo, su método es suave
y compasivo. Le mostró amor y paciencia.
No le recriminó su proceder sino que sencillamente reveló conocerlo: “Cinco maridos has tenido, y el que ahora
tienes no es tu marido.” El conocía su pasado, tal como conoce el nuestro.
Imaginemos la sorpresa de esta mujer cuando un desconocido le revela su pasado
en forma clara y específica. No es extraño, entonces, que la samaritana creyera
estar en presencia de un profeta. Comienza a vislumbrar que su interlocutor era
más que un hombre, y este hombre no la señalaba a ella sino que señalaba el
camino. Sin embargo, no es fácil reconocer el pecado; no nos gusta admitir el
fracaso o la vergüenza.”
COMENTARIO BIBLICO MUNDO
HISPANO
“La respuesta fue un intento
de la mujer de desviar la dirección de la conversación. Lo que dijo era técnicamente
correcto, pero no fue toda la verdad y esto es lo que Jesús quería. Ella
naturalmente deseaba evitar la exposición de una realidad triste y dolorosa de
su vida personal. Pero, tal como un cirujano con bisturí en mano, Jesús hábil y cuidadosamente sigue la
“operación” para llegar al grano del mal en la vida de esta sedienta mujer.
Jesús reconoce que la respuesta de la mujer era correcta, pero había algo más, ¡mucho más! Su respuesta fue fulminante para la mujer; barrió con todas sus defensas. Expuso los secretos más tristes de esta pobre mujer, por cierto doloroso para ella, pero necesario para la sanidad espiritual desde adentro. Los cinco matrimonios, con sus divorcios, representan un fracaso doloroso y humillante, pero peor todavía, ahora estaba viviendo en adulterio. Así, su vida conyugal y moral era un desastre.”
JOHN GILL
“Lo cual era una verdad que
ella no habría dicho en otro momento y lugar, ni con ninguno de sus vecinos;
pero Cristo es un extraño, y no hay odio en ella por decirlo; y esto con el
propósito de disculparla por ir a llamarlo, declara la verdad del asunto.
Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; esta es
la verdad, es realmente un hecho, y es el verdadero estado del caso, entre
usted y él, que no es su marido.”
J.C RYLE
“[Respondió la mujer […]: No tengo marido]. Estas palabras son una
confesión veraz y honrada, dentro de sus limitaciones. Difícilmente sería justo
preguntarse si la mujer deseaba que se supusiera que era viuda. Teofilacto y
Eutimio señalan que deseaba engañar a nuestro Señor. La forma en que nuestro
Señor tomó su afirmación demuestra que seguramente ella no profesó ser viuda, y
es muy probable que su vestido mostrara que no lo era. Desde este punto de
vista, la honradez de su confesión es digna de atención. Siempre hay más
esperanza para el que confiesa honrada y francamente el pecado que para el
hipócrita servil.
[Jesús le dijo: Bien has dicho […] marido]. Es preciso advertir el
elogio que hace nuestro Señor de la honradez en la confesión de la mujer. Nos
enseña que debemos valorar lo mejor posible las palabras de un pecador ignorante.
Un médico de almas inexperto probablemente habría reprendido severamente a la
mujer por su maldad si sus palabras le hubieran llevado a sospecharla. Nuestro Señor,
por el contrario, dice: “Bien has dicho.”
WILLIAM HENDRIKSEN
“La respuesta de la mujer es
muy abrupta. Ella, que había estado
hablando tanto (4:11, 12, 15), se
calla de repente. Es algo interesante contar el número de palabras de
cada respuesta: según el texto griego, en el versículo nueve usa 11 palabras
(en siríaco, muy semejante al samaritano, 11 palabras también); en el versículo
quince, 13 palabras (siríaco, 15); en los versículos once y doce 42 palabras
(siríaco, 29); pero en el versículo diecisiete, sólo 3 palabras: “no tengo
marido” (οὐκ ἔχω ἄνδρα;
siríaco, 3 palabras también). ¿Es, entonces, soltera? ¿Tal vez viuda? Sabe muy
bien que su seca respuesta no hace honor a la verdad. La mujer se ha puesto en guardia. No quiere ser
desenmascarada ni expuesta a la luz. No está dispuesta a hacer una confesión
total de su pecado. Esto es lo que quisimos decir cuando en 4:7–10 declaramos: Casi sería justo decir que por un momento
hizo todo lo posible para no ser salvada.
Pero el Señor no la abandona. Termina lo que ha empezado. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido. Obsérvese que Jesús pone todo el énfasis en la palabra marido. (En griego esta palabra figura en primer lugar en la respuesta de Jesús, mientras que en la afirmación de la mujer está en último, lo cual es significativo. El hecho de que algunos manuscritos tengan el mismo orden en los dos casos es una corrupción debida probablemente, al intento de armonizar). La mujer vive con un hombre. Tiene un amante; no un marido, ni siquiera en un débil sentido legal.”
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