EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4
VERSICULO 9 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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La
mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que
soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. |
Pero
como los judíos no usan nada en común
con los samaritanos, la mujer le respondió: ¿Cómo se te ocurre pedirme
agua, si tú eres judío y yo soy samaritana? |
Le
dice entonces la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber
a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque judíos no se tratan con
samaritanos). |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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samaritanos |
dicit
ergo ei mulier illa samaritana quomodo tu Iudaeus cum sis bibere a me poscis
quae sum mulier samaritana non enim coutuntur Iudaei Samaritanis |
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KJV |
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Then saith the woman of
Samaria unto him, How is it that thou, being a Jew, askest drink of me, which
am a woman of Samaria? for the Jews have no dealings with the Samaritans. |
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TCB |
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Que
soy mujer samaritana. Jua_4:27; Jua_8:48;
Luc_10:33; Luc_17:16-19. Porque
judíos y samaritanos no se tratan. 2Re_17:24; Esd_4:1-24;
Neh_4:1, Neh_4:2; Luc_9:52-56; Hch_1:8; Hch_10:28. |
COMENTARIOS:
WARREN WIERSBE
“La
información al final del versículo 9 es para
beneficio de sus lectores gentiles. Siendo que los discípulos habían ido a
la ciudad para comprar alimentos, es obvio que los judíos sí tenían ciertos
tratos con los samaritanos; así que Juan no estaba tratando de exagerar. La
frase se puede traducir no le piden
favores a los samaritanos, o no usan
utensilios en común con los samaritanos. Siendo judío, ¿por qué querría
Jesús usar la vasija contaminada de
ella para beber un poco de agua?
Por
supuesto, la petición de nuestro Señor fue simplemente una manera de empezar la
conversación y hablarle de la verdad del "agua viva". Cuando testificaba a las personas Jesús jamás
usaba charla de vendedor adaptándola a cada situación. A Nicodemo le habló del nuevo nacimiento; pero a esta mujer
le habló de agua viva.”
SAN JUAN CRISOSTOMO
“¿Cómo
sabía que él era judío? Quizá por su porte externo y por su modo de hablar. Repara
en la reflexión de la mujer. Si alguien debía estar reticente era Cristo, y no
ella. Por eso, no dijo: «Los samaritanos no tratan con los judíos», sino: Los judíos no se acercan a los samaritanos.
La mujer, libre de culpa, porque creía que era el otro el que incurría en ella,
no se calló, antes bien corrigió lo que en su opinión contravenía la ley.
Alguno,
dubitativo, podría preguntar: «¿Cómo Jesús le pide de beber, cuando la ley no
lo permitía?». Si alguien contestara: «Porque sabía de antemano que no le iba a
dar», esto sería motivo suficiente para no pedirla. ¿Qué puede decirse entonces?
Que le era indiferente rechazar
semejantes prescripciones. El que induce a otros a abrogarlas, no tendría inconveniente
en transgredirías él mismo. Dice: No es
lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la
boca.”
A.W PINK
“La
petición del Salvador sorprendió a esta mujer. Ella conocía la extrema aversión
que los judíos apreciaban hacia los samaritanos. Se contaba un pecado para
ellos tener relaciones amistosas con ese pueblo. La tendencia general de esta
antipatía puede ser juzgada por los siguientes extractos de los rabinos judíos
por el obispo Lightfoot: “Está prohibido comer el pan y beber el vino del
samaritano". "Si alguno recibe a un samaritano en su casa y le sirve,
hará que sus hijos sean llevados cautivos". "El que come el pan de un
samaritano, es como si comiera carne de cerdo".
Consciente
de esta extrema antipatía, la mujer samaritana expresa su asombro de que una
persona, a quien, por su vestimenta y dialecto, ella percibía que era judía, se
dignara pedir, y mucho menos recibir un favor de un samaritano "¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de
beber, que ¿Soy mujer de Samaria?" Ah, "poco pensó", para tomar prestadas las palabras de uno
de los puritanos, "de las glorias de Aquel que se sentó allí ante ella. El
que estaba sentado en el pozo poseía un
Trono que estaba colocado por encima de la cabeza de los querubines; en Sus
brazos estaba el santuario de la paz,
donde las almas cansadas podían reclinar la cabeza y disponer de sus
preocupaciones, y luego convertirlas en alegrías, y adornar sus espinas con
gloria; y de esa santa lengua, que
estaba reseca por el calor, debían fluir riachuelos de doctrina celestial, que
regarían todo el mundo y convertirían los desiertos en un paraíso "(Jeremy
Taylor).”
CHARLES SPURGEON
“La
mujer pareció decirle al Salvador: “Ustedes,
los judíos, no serán nuestros dueños hasta que quieran algo de nosotros. Ahora
que tiene sed, no le importa pedirme de beber; pero, en otras ocasiones, no
tendrás trato con nosotros". Esta fue una respuesta agria a la
petición de nuestro Señor, pero Jesús no respondió a la mujer en el tono que ella había adoptado. Cuando
se trata de un alma, no debemos perder los estribos por una palabra cortante,
un dicho duro o incluso una respuesta blasfema. Los ganadores de almas debemos
ser muy tiernos y gentiles; ¡Dios nos haga así!
También
nuestro Señor no vino a mantener estas distinciones de raza y casta. Es
completamente ajeno al espíritu del cristianismo que se desprecie a las
nacionalidades. A veces escuchamos a la gente decir de una persona: "¡Oh,
solo es Fulano de Tal!" mencionando alguna nación que pasa a estar en
segundo plano. Cristo era cosmopolita, amaba a hombres de todas las naciones,
tribus, lenguas y pueblos. Para él, no había ni judío ni samaritano; todas esas
distinciones fueron borradas de su mente. La mujer bien podría decir lo que
hizo, pero sus palabras habrían sonado extrañamente fuera de lugar de los
labios de Cristo.”
DAVID GUZIK
“Inmediatamente,
la mujer quedó impresionada con la amabilidad de Jesús. Era inusual para ella
escuchar un saludo amable de parte de un hombre judío, pues hablando en
general, judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
i.
Juan sintió que esto era bien comprendido en su tiempo y que no necesitaba dar
más explicaciones. “El odio mortal que subsistía entre estas dos naciones es
conocido para todos. Los judíos los maldecían y creían que eran malditos. Su
deseo más piadoso para los samaritanos era, que ellos no tuvieran parte en la
resurrección; o en otras palabras, que ellos fueran aniquilados.” (Clarke)
ii.
Por muchas razones, esta mujer sería despreciada por la mayoría de los líderes
religiosos del tiempo de Jesús. Ella era una mujer, una samaritana, y una mujer
de dudosa reputación. Sin embargo, en la entrevista con Nicodemo Juan nos
mostró, que Jesús tenía algo que decirle al establecimiento religioso. En la
reunión con la mujer samaritana en el pozo Juan nos muestra que, Jesús tiene
algo que decirle a los rechazados por establecimiento religioso.”
JOHN MACARTHUR
“Su
pregunta revela que a ella le sorprendía más que Jesús, siendo judío, le hablara a ella, una mujer samaritana,
pues, como Juan lo explica sin concederle importancia, judíos y samaritanos no se trataban entre sí. Todavía más
sorprendente era su disposición a contaminarse
bebiendo agua del cántaro de ella, pues Él no tenía un recipiente del cual
pudiera beber (v. 11; la palabra que traduce tratan en la explicación de Juan, quiere decir literalmente
“usar los mismos utensilios”). Pero
Jesús era el Dios infinitamente santo en carne humana.
No
podía contaminarse por usar el cántaro de una samaritana. No importa qué
tocara, incluso cadáveres (Lc.
7:12-15) o leprosos (Mt. 8:2-3), las cosas a Él no lo contaminaban,
más
bien Él las purificaba.”
JUAN CALVINO
“Esto
es un reproche, por el que ella le replica el
desprecio que generalmente albergaban a su nación. Se sabe que los
samaritanos fueron la escoria de un pueblo reunido entre los extranjeros.
Habiendo corrompido la adoración de Dios e introducido muchas ceremonias falsas
y perversas, los judíos los consideraban con justicia con desprecio.
Pero
esta mujer hace lo que es natural para casi todos nosotros; porque, deseando
ser tenidos en estima, nos sentimos muy mal en ser despreciados. Esta
enfermedad de la naturaleza humana es tan generalizada que toda persona desea que sus vicios agraden a los demás. Si alguien
nos desaprueba o algo que hacemos o decimos, nos ofendemos inmediatamente sin
ninguna buena razón. Que cualquier persona se examine a sí misma, y esa persona
verá esta semilla de orgullo en su mente, hasta que haya sido erradicada por el
Espíritu de Dios.
Esta
mujer, por lo tanto, sabiendo que las supersticiones de su nación fueron condenadas
por los judíos, ahora les ofrece un insulto en la persona de Cristo. . . . La
mujer se burla de Cristo de esta manera: ¿Qué?
¿Te es lícito pedirme de beber cuando me consideras tan profana?”
J.C RYLE
“[La mujer […] dijo: ¿Cómo tú […] judío […]
samaritana?]. Esta pregunta implica que la mujer se sorprendió de que
nuestro Señor le hablara. Era un acto inesperado de condescendencia por su parte
y, como tal, llamó su atención. En cualquier caso, así se ganó un punto. Es de
gran importancia el mero hecho de conseguir
que un pecador despreocupado nos escuche con tranquilidad. Pronto
mostraremos de qué forma aprovechó el Señor esta oportunidad. Solo podemos
avanzar conjeturas con respecto a cómo supo la mujer que nuestro Señor era
judío.
Quizá
lo supiera por el dialecto que hablaba. Algunos piensan que lo supo por la
franja que probablemente llevaba en su atuendo en conformidad con la Ley mosaica
(Números 15:38–39) y que es muy probable que los samaritanos rechazaran. No
había nada en el aspecto personal de nuestro Señor cuando anduvo como hombre
sobre la Tierra que le distinguiera de cualquier otro viajero judío que se
sentara junto a un pozo. No había nada estrafalario o singular con respecto a
sus vestimentas. Se parecía a cualquier otro hombre.
Me
atrevo a opinar que, en la pregunta de la samaritana se debe poner el acento en
la palabra “mujer”. No solo se
sorprendía de que un judío pidiera de beber a un samaritano, sino también de
que se lo pidiera a una mujer.
No
se debe pasar por alto la absoluta ausencia de amor que había entre los hombres
en los tiempos de la estancia de nuestro Señor en la Tierra. ¡Bueno habría sido
que los hombres jamás hubieran luchado por cuestiones religiosas después de que
Él abandonara este mundo! Las luchas entre la tripulación de un barco que
naufraga no son más horribles, inapropiadas e irracionales que la mayoría de
las luchas entre maestros religiosos. Un historiador podría aplicar
acertadamente las palabras de S. Juan a muchos períodos de la historia de la
Iglesia y decir: “Romanistas y protestantes no se tratan entre sí”, o
“luteranos y calvinistas no se tratan entre sí”, o “calvinistas y arminianos no
se tratan entre sí”, o “episcopales y presbiterianos no se tratan entre sí”, o
“los bautistas y aquellos que bautizan niños no se tratan entre sí”, o “los
hermanos Plymouth no tienen trato con nadie que no se una a su congregación”.
Estas cosas no debieran ser así. Son el escándalo del cristianismo, el regocijo
del diablo y el mayor escollo para la propagación del Evangelio.”
JAMES SMITH
“Tan
pronto como entra en su presencia su curiosidad se despierta. ¿Quién podría
entrar en contacto con Cristo sin sentirse movido de una u otra manera? Y sin
embargo los hay que osan sentenciar que es meramente humano. Esta samaritana
sabía que Él era judío, aunque los judíos, en su odio, lo trataban de
samaritano (Jua_8:48). Es interesante observar que fue el gran corazón de Cristo, tan poco propio de los judíos, lo que al
principio despertó el interés de ella en Él. Ésta es su principal
característica como Salvador de los pecadores.”
JAMIESON – FAUSSET – BROWN
“Porque los Judíos no se tratan… Es esta antipatía nacional lo que da motivo a la parábola del Buen Samaritano (Luc_10:30, etc.) y a la gratitud del samaritano leproso (Luc_17:16, Luc_17:18).”
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