domingo, 11 de junio de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 9


 

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 9

RV1960

NVI1999

BTX4

La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.

Pero como los judíos no usan nada en común  con los samaritanos, la mujer le respondió: ¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?

Le dice entonces la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque judíos no se tratan con samaritanos).

TR+

INA27+

VUL

λεγειG3004 V-PAI-3S ουνG3767 CONJ αυτωG846 P-DSM ηG3588 T-NSF γυνηG1135 N-NSF ηG3588 T-NSF σαμαρειτιςG4542 N-NSF πωςG4459 ADV-I συG4771 P-2NS ιουδαιοςG2453 A-NSM ωνG1510 V-PAP-NSM παρG3844 PREP εμουG1473 P-1GS πιεινG4095 V-2AAN αιτειςG154 V-PAI-2S ουσηςG1510 V-PAP-GSF γυναικοςG1135 N-GSF σαμαρειτιδοςG4542 N-GSF ουG3756 PRT-N γαρG1063 CONJ συγχρωνταιG4798 V-PNI-3P ιουδαιοιG2453 A-NPM σαμαρειταιςG4541 N-DPM

λεγει G3004:V-PAI-3S Está diciendo ουν G3767:CONJ por lo tanto αυτω G846:P-DSM a él η G3588:T-NSF la γυνη G1135:N-NSF mujer η G3588:T-NSF la σαμαριτις G4542:N-NSF samaritana πως G4459:ADV-I ¿Cómo συ G4771:P-2NS tú ιουδαιος G2453:A-NSM judío ων G1510:V-PAP-NSM siendo παρ G3844:PREP al lado de εμου G1473:P-1GS mí πειν G4095:V-2AAN beber αιτεις G154:V-PAI-2S estás solicitando γυναικος G1135:N-GSF de mujer σαμαριτιδος G4542:N-GSF samaritana ουσης G1510:V-PAP-GSF siendo? ου G3756:PRT-N No γαρ G1063:CONJ porque συγχρωνται G4798:V-PNI-3P están usando juntos ιουδαιοι G2453:A-NPM judíos σαμαριταις G4541:N-DPM a samaritanos

dicit ergo ei mulier illa samaritana quomodo tu Iudaeus cum sis bibere a me poscis quae sum mulier samaritana non enim coutuntur Iudaei Samaritanis

KJV

Then saith the woman of Samaria unto him, How is it that thou, being a Jew, askest drink of me, which am a woman of Samaria? for the Jews have no dealings with the Samaritans.

TCB

Que soy mujer samaritana. Jua_4:27; Jua_8:48; Luc_10:33; Luc_17:16-19.

 

Porque judíos y samaritanos no se tratan. 2Re_17:24; Esd_4:1-24; Neh_4:1, Neh_4:2; Luc_9:52-56; Hch_1:8; Hch_10:28.

 

COMENTARIOS:

WARREN WIERSBE

“La información al final del versículo 9 es para beneficio de sus lectores gentiles. Siendo que los discípulos habían ido a la ciudad para comprar alimentos, es obvio que los judíos sí tenían ciertos tratos con los samaritanos; así que Juan no estaba tratando de exagerar. La frase se puede traducir no le piden favores a los samaritanos, o no usan utensilios en común con los samaritanos. Siendo judío, ¿por qué querría Jesús usar la vasija contaminada de ella para beber un poco de agua?

Por supuesto, la petición de nuestro Señor fue simplemente una manera de empezar la conversación y hablarle de la verdad del "agua viva". Cuando testificaba a las personas Jesús jamás usaba charla de vendedor adaptándola a cada situación. A Nicodemo le habló del nuevo nacimiento; pero a esta mujer le habló de agua viva.”

SAN JUAN CRISOSTOMO

“¿Cómo sabía que él era judío? Quizá por su porte externo y por su modo de hablar. Repara en la reflexión de la mujer. Si alguien debía estar reticente era Cristo, y no ella. Por eso, no dijo: «Los samaritanos no tratan con los judíos», sino: Los judíos no se acercan a los samaritanos. La mujer, libre de culpa, porque creía que era el otro el que incurría en ella, no se calló, antes bien corrigió lo que en su opinión contravenía la ley.

Alguno, dubitativo, podría preguntar: «¿Cómo Jesús le pide de beber, cuando la ley no lo permitía?». Si alguien contestara: «Porque sabía de antemano que no le iba a dar», esto sería motivo suficiente para no pedirla. ¿Qué puede decirse entonces? Que le era indiferente rechazar semejantes prescripciones. El que induce a otros a abrogarlas, no tendría inconveniente en transgredirías él mismo. Dice: No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca.”

A.W PINK

“La petición del Salvador sorprendió a esta mujer. Ella conocía la extrema aversión que los judíos apreciaban hacia los samaritanos. Se contaba un pecado para ellos tener relaciones amistosas con ese pueblo. La tendencia general de esta antipatía puede ser juzgada por los siguientes extractos de los rabinos judíos por el obispo Lightfoot: “Está prohibido comer el pan y beber el vino del samaritano". "Si alguno recibe a un samaritano en su casa y le sirve, hará que sus hijos sean llevados cautivos". "El que come el pan de un samaritano, es como si comiera carne de cerdo".

Consciente de esta extrema antipatía, la mujer samaritana expresa su asombro de que una persona, a quien, por su vestimenta y dialecto, ella percibía que era judía, se dignara pedir, y mucho menos recibir un favor de un samaritano "¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber, que ¿Soy mujer de Samaria?" Ah, "poco pensó", para tomar prestadas las palabras de uno de los puritanos, "de las glorias de Aquel que se sentó allí ante ella. El que estaba sentado en el pozo poseía un Trono que estaba colocado por encima de la cabeza de los querubines; en Sus brazos estaba el santuario de la paz, donde las almas cansadas podían reclinar la cabeza y disponer de sus preocupaciones, y luego convertirlas en alegrías, y adornar sus espinas con gloria; y de esa santa lengua, que estaba reseca por el calor, debían fluir riachuelos de doctrina celestial, que regarían todo el mundo y convertirían los desiertos en un paraíso "(Jeremy Taylor).”

CHARLES SPURGEON

“La mujer pareció decirle al Salvador: “Ustedes, los judíos, no serán nuestros dueños hasta que quieran algo de nosotros. Ahora que tiene sed, no le importa pedirme de beber; pero, en otras ocasiones, no tendrás trato con nosotros". Esta fue una respuesta agria a la petición de nuestro Señor, pero Jesús no respondió a la mujer en el tono que ella había adoptado. Cuando se trata de un alma, no debemos perder los estribos por una palabra cortante, un dicho duro o incluso una respuesta blasfema. Los ganadores de almas debemos ser muy tiernos y gentiles; ¡Dios nos haga así!

También nuestro Señor no vino a mantener estas distinciones de raza y casta. Es completamente ajeno al espíritu del cristianismo que se desprecie a las nacionalidades. A veces escuchamos a la gente decir de una persona: "¡Oh, solo es Fulano de Tal!" mencionando alguna nación que pasa a estar en segundo plano. Cristo era cosmopolita, amaba a hombres de todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. Para él, no había ni judío ni samaritano; todas esas distinciones fueron borradas de su mente. La mujer bien podría decir lo que hizo, pero sus palabras habrían sonado extrañamente fuera de lugar de los labios de Cristo.”

DAVID GUZIK

“Inmediatamente, la mujer quedó impresionada con la amabilidad de Jesús. Era inusual para ella escuchar un saludo amable de parte de un hombre judío, pues hablando en general, judíos y samaritanos no se tratan entre sí.

i. Juan sintió que esto era bien comprendido en su tiempo y que no necesitaba dar más explicaciones. “El odio mortal que subsistía entre estas dos naciones es conocido para todos. Los judíos los maldecían y creían que eran malditos. Su deseo más piadoso para los samaritanos era, que ellos no tuvieran parte en la resurrección; o en otras palabras, que ellos fueran aniquilados.” (Clarke)

ii. Por muchas razones, esta mujer sería despreciada por la mayoría de los líderes religiosos del tiempo de Jesús. Ella era una mujer, una samaritana, y una mujer de dudosa reputación. Sin embargo, en la entrevista con Nicodemo Juan nos mostró, que Jesús tenía algo que decirle al establecimiento religioso. En la reunión con la mujer samaritana en el pozo Juan nos muestra que, Jesús tiene algo que decirle a los rechazados por establecimiento religioso.”

JOHN MACARTHUR

“Su pregunta revela que a ella le sorprendía más que Jesús, siendo judío, le hablara a ella, una mujer samaritana, pues, como Juan lo explica sin concederle importancia, judíos y samaritanos no se trataban entre sí. Todavía más sorprendente era su disposición a contaminarse bebiendo agua del cántaro de ella, pues Él no tenía un recipiente del cual pudiera beber (v. 11; la palabra que traduce tratan en la explicación de Juan, quiere decir literalmente “usar los mismos utensilios”). Pero Jesús era el Dios infinitamente santo en carne humana.

No podía contaminarse por usar el cántaro de una samaritana. No importa qué tocara, incluso cadáveres (Lc. 7:12-15) o leprosos (Mt. 8:2-3), las cosas a Él no lo contaminaban, más bien Él las purificaba.”

JUAN CALVINO

“Esto es un reproche, por el que ella le replica el desprecio que generalmente albergaban a su nación. Se sabe que los samaritanos fueron la escoria de un pueblo reunido entre los extranjeros. Habiendo corrompido la adoración de Dios e introducido muchas ceremonias falsas y perversas, los judíos los consideraban con justicia con desprecio.

Pero esta mujer hace lo que es natural para casi todos nosotros; porque, deseando ser tenidos en estima, nos sentimos muy mal en ser despreciados. Esta enfermedad de la naturaleza humana es tan generalizada que toda persona desea que sus vicios agraden a los demás. Si alguien nos desaprueba o algo que hacemos o decimos, nos ofendemos inmediatamente sin ninguna buena razón. Que cualquier persona se examine a sí misma, y esa persona verá esta semilla de orgullo en su mente, hasta que haya sido erradicada por el Espíritu de Dios.

Esta mujer, por lo tanto, sabiendo que las supersticiones de su nación fueron condenadas por los judíos, ahora les ofrece un insulto en la persona de Cristo. . . . La mujer se burla de Cristo de esta manera: ¿Qué? ¿Te es lícito pedirme de beber cuando me consideras tan profana?”

J.C RYLE

“[La mujer […] dijo: ¿Cómo tú […] judío […] samaritana?]. Esta pregunta implica que la mujer se sorprendió de que nuestro Señor le hablara. Era un acto inesperado de condescendencia por su parte y, como tal, llamó su atención. En cualquier caso, así se ganó un punto. Es de gran importancia el mero hecho de conseguir que un pecador despreocupado nos escuche con tranquilidad. Pronto mostraremos de qué forma aprovechó el Señor esta oportunidad. Solo podemos avanzar conjeturas con respecto a cómo supo la mujer que nuestro Señor era judío.

Quizá lo supiera por el dialecto que hablaba. Algunos piensan que lo supo por la franja que probablemente llevaba en su atuendo en conformidad con la Ley mosaica (Números 15:38–39) y que es muy probable que los samaritanos rechazaran. No había nada en el aspecto personal de nuestro Señor cuando anduvo como hombre sobre la Tierra que le distinguiera de cualquier otro viajero judío que se sentara junto a un pozo. No había nada estrafalario o singular con respecto a sus vestimentas. Se parecía a cualquier otro hombre.

Me atrevo a opinar que, en la pregunta de la samaritana se debe poner el acento en la palabra “mujer”. No solo se sorprendía de que un judío pidiera de beber a un samaritano, sino también de que se lo pidiera a una mujer.

No se debe pasar por alto la absoluta ausencia de amor que había entre los hombres en los tiempos de la estancia de nuestro Señor en la Tierra. ¡Bueno habría sido que los hombres jamás hubieran luchado por cuestiones religiosas después de que Él abandonara este mundo! Las luchas entre la tripulación de un barco que naufraga no son más horribles, inapropiadas e irracionales que la mayoría de las luchas entre maestros religiosos. Un historiador podría aplicar acertadamente las palabras de S. Juan a muchos períodos de la historia de la Iglesia y decir: “Romanistas y protestantes no se tratan entre sí”, o “luteranos y calvinistas no se tratan entre sí”, o “calvinistas y arminianos no se tratan entre sí”, o “episcopales y presbiterianos no se tratan entre sí”, o “los bautistas y aquellos que bautizan niños no se tratan entre sí”, o “los hermanos Plymouth no tienen trato con nadie que no se una a su congregación”. Estas cosas no debieran ser así. Son el escándalo del cristianismo, el regocijo del diablo y el mayor escollo para la propagación del Evangelio.”

JAMES SMITH

“Tan pronto como entra en su presencia su curiosidad se despierta. ¿Quién podría entrar en contacto con Cristo sin sentirse movido de una u otra manera? Y sin embargo los hay que osan sentenciar que es meramente humano. Esta samaritana sabía que Él era judío, aunque los judíos, en su odio, lo trataban de samaritano (Jua_8:48). Es interesante observar que fue el gran corazón de Cristo, tan poco propio de los judíos, lo que al principio despertó el interés de ella en Él. Ésta es su principal característica como Salvador de los pecadores.”

JAMIESON – FAUSSET – BROWN

Porque los Judíos no se tratan… Es esta antipatía nacional lo que da motivo a la parábola del Buen Samaritano (Luc_10:30, etc.) y a la gratitud del samaritano leproso (Luc_17:16, Luc_17:18).”

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