domingo, 18 de junio de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 19


 

 

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4 VERSICULO 19

RV1960

NVI1999

BTX4

Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.

Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta.

Le dice la mujer: Señor, veo que tú eres profeta.

TR+

INA27+

VUL

λεγειG3004 V-PAI-3S αυτωG846 P-DSM ηG3588 T-NSF γυνηG1135 N-NSF κυριεG2962 N-VSM θεωρωG2334 V-PAI-1S οτιG3754 CONJ προφητηςG4396 N-NSM ειG1510 V-PAI-2S συG4771 P-2NS

λεγει G3004:V-PAI-3S Está diciendo αυτω G846:P-DSM a él η G3588:T-NSF la γυνη G1135:N-NSF mujer κυριε G2962:N-VSM Señor θεωρω G2334:V-PAI-1S estoy observando atentamente οτι G3754:CONJ que προφητης G4396:N-NSM vocero ει G1510:V-PAI-2S estás siendo συ G4771:P-2NS tú

dicit ei mulier Domine video quia propheta es tu

KJV

The woman saith unto him, Sir, I perceive that thou art a prophet.

TCB

Señor, me parece. Jua_4:29; Jua_1:48, Jua_1:49; 2Re_5:26; 2Re_6:12; Luc_7:39; 1Co_14:24, 1Co_14:25.

 

Que tú eres profeta. Jua_6:14; Jua_7:40; Jua_9:17; Luc_7:16; Luc_24:19.

 

COMENTARIOS:

SAN JUAN CRISOSTOMO

 “Grandes son la sabiduría de esta mujer y la mansedumbre con que recibe el reproche. ¿Por qué no habría de recibirlo? Dime: ¿Jesús no reprendió con frecuencia a los judíos, y más ásperamente? No es lo mismo sacar a la luz los secretos del pensamiento que poner de manifiesto lo que está oculto. Lo primero sólo puede hacerlo Dios, y nadie más lo sabe a no ser que lo tenga en su mente; lo segundo, en cambio, lo conocen todos los que tienen participación en ello. Los judíos no soportan con mansedumbre ser reprobados, sino que, cuando Jesús dice: ¿Por qué buscáis darme muerte?, lejos de admirarse, como la mujer, le ultrajan e injurian. Aquéllos tenían la evidencia de otros prodigios; ésta sólo había escuchado las palabras. Los primeros, en vez de admirarse, le ofendieron en los términos siguientes: Tienes demonio, ¿quién busca darte muerte?.

La mujer no sólo no le ofende, sino que, presa de la admiración, se turba y sospecha que es un profeta. Y eso cuando el reproche que le hace a ella es más fuerte que el dirigido a los judíos. El pecado de la mujer era exclusiva responsabilidad suya, mientras que el de los judíos era común a todos. No nos hieren igual los pecados comunes que los propios. Los judíos creían obrar en justicia si daban muerte a Cristo, mientras que el comportamiento de la mujer era visto por todos como algo pecaminoso. Ahora bien, la mujer no se enoja, sino que se turba y admira.

Cristo actuó igual con Natanael. No inició la conversación con una profecía y no dijo: Te vi bajo la higuera, sino que cuando Natanael le preguntó: ¿Cómo me conoces?, entonces enuncia la profecía. Deseaba que los milagros y profecías comenzaran una vez que se habían acercado a él, para familiarizarlos más consigo y evitar cualquier sospecha de vanagloria. Así actúa también en este momento. Juzgó inoportuno y poco útil confundir desde al principio a la mujer con palabras como «no tienes marido». Provocada la ocasión, era mucho más fácil corregirla, además de que este proceder la convertía en una oyente más afable. ¿Por qué añade a continuación: ve, llama a tu marido? Se trataba de un don y de una gracia que superaba la naturaleza humana.

La mujer insistía en entender y le dice llama a tu marido para indicarle que también él debía participar de estas cosas. Ella, inquieta por recibir el agua, oculta lo vergonzoso de su situación y, como cree hablar con un hombre cualquiera, le contesta: No tengo marido.

Cristo la escucha, la contradice con exactitud, pues le señala el número de todos los maridos que había tenido, y saca a la luz al que ahora oculta ¿Qué hace la mujer? No se irritó, ni se fue sin hacerle caso, ni juzgó el asunto como un insulto, sino que le admira más y permanece con más confianza junto a él. Veo que tú eres un profeta. Observa la sabiduría de su comportamiento. No se va al instante, sino que reflexiona y muestra su admiración. La palabra «veo» significa «me parece que eres profeta».”

GARY BURGE

“A pesar de lo que dice en 4:19–20, esta mujer «permanece en la luz», puesto que sigue hablando con Jesús y no se va.

Los samaritanos no creían que hubiera profetas como Amós e Isaías en el periodo bíblico. Puesto que solo aceptaban el Pentateuco, entendían la expectativa de Deuteronomio 18:18, según la cual un gran profeta seguiría a Moisés («Por eso levantaré entre sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande»). Pero este iba a ser la figura mesiánica del tiempo del fin. Así, al hacer referencia a Jesús como profeta (¿el profeta?), la mujer ha abierto de manera inconsciente el tema del mesianismo de Jesús. Esta es una técnica joánica frecuente: los personajes que piensan en términos puramente terrenales no solo no consiguen entender las cosas espirituales, sino que en ocasiones utilizan un lenguaje con un significado más profundo de lo que ellos creen (cf. 10:50; 18:37, 39; 19:19–22).”

A.W PINK

“Un "profeta" es el portavoz de Dios. Esta pobre alma ahora reconoció la voz de Dios. Él le había hablado más profundamente que ningún otro hombre a su alma. La flecha divina de la convicción había traspasado su conciencia, y el efecto es sorprendente: "Yo percibo". Sus ojos comenzaban a abrirse: ve algo. Se descubre a sí misma en presencia de un personaje misterioso a quien posee como portavoz de Dios. ¡Fue a través de su conciencia que la luz comenzó a entrar! Y siempre es así.

Oh querido lector, ¿has experimentado esto por ti mismo? ¿Ha estado tu conciencia en presencia de esa Luz que manifiesta todas las cosas? ¿Te has visto culpable, deshecho, perdido, sin Cristo, merecedor del infierno? ¿Ha entrado alguna vez la flecha en su conciencia? Cristo tiene varias flechas en su aljaba. Tenía una flecha para Nicodemo, y tenía una flecha para esta adúltera. Eran flechas diferentes, pero hicieron su trabajo. "El que hace la verdad, a la luz viene, para que sus obras sean manifestadas" (Juan 3:21) fue la flecha para el maestro en Israel. "Ve, llama a tu marido" fue Su flecha para esta mujer samaritana. La cuestión del pecado y la justicia debe establecerse en la presencia de Dios. Entonces, ¿se ha resuelto este asunto vital e importante entre tu alma y Dios? Si es así, podrá apreciar la secuela del resto de esta maravillosa y bendita narración.

Aquí hay un principio de gran importancia para el creyente. Una conciencia ejercitada precede a la inteligencia en las cosas de Dios. La iluminación espiritual llega más a través del corazón que a través de la mente. Aquellos que están más ansiosos por tener una mejor comprensión de los Sagrados Oráculos necesitan orar fervientemente para que Dios ponga Su temor sobre ellos, para que tengan más cuidado al evitar las cosas que le desagradan. Una de nuestras necesidades más profundas es una conciencia más sensible. En Hebreos 5: 11-13 leemos acerca de aquellos que eran "sordos para oír" e incapaces de recibir las cosas más profundas de Dios. La "torpeza del oído" no significa que sufrían de una mente estupefacta, sino más bien de una conciencia insensible.

El último versículo de Hebreos 5 habla de aquellos que estaban capacitados para recibir las verdades más profundas: "pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal". Así es para nuestro aprendizaje, en el que se nos muestra que la percepción de las cosas espirituales le llegó a la mujer samaritana a través y como resultado de una conciencia activa en la presencia de Dios.”

COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO

“Poco a poco esta mujer iba reconociendo la identidad de Jesús (v. 19); primero, lo consideraba como un judío extraño y poco ortodoxo (v. 9), “fuera de serie”, luego se interesó en su oferta de esa agua misteriosa (v. 11), luego un malentendido en cuanto a su oferta (v. 15), entonces lo reconoce como un hombre de Dios, un profeta (v. 19; ver 1 Sam. 9:9) y finalmente como el Mesías (v. 29). El conocimiento sobrenatural que Jesús manifestó lleva a la samaritana a esta conclusión.”

JUAN CALVINO

“El fruto de la reprensión ahora se hace evidente; porque la mujer no sólo reconoce modestamente su falta, sino que, estando lista y preparada para escuchar la doctrina de Cristo, que antes había desdeñado, ahora la desea y la solicita por su propia cuenta. El arrepentimiento, por tanto, es el comienzo de la verdadera docilidad, como ya he dicho, y abre la puerta para entrar en la escuela de Cristo. Nuevamente, la mujer nos enseña con su ejemplo, que cuando nos reunimos con cualquier maestro, debemos aprovechar esta oportunidad, para no ser desagradecidos con Dios, que nunca nos envía profetas sin, por así decirlo, extendernos la mano para invitarnos a él. Pero debemos recordar lo que Pablo enseña, que aquellos a quienes se les ha dado la gracia de enseñar bien, nos son enviados por Dios; porque ¿Cómo predicarán si no son enviados? ( Romanos 10:15).”

JOHN MACARTHUR

“Al llamarlo profeta, afirmaba que su conocimiento de su vida sórdida era preciso. No siguió ella intentando ocultar su pecado; en lugar de eso, esta declaración constituía una confesión por medio de la cual le daba la espalda a la espera de recibir el agua de vida eterna.”

JOHANNES BRENZ

“Desconcertada por el juicio del Señor y guiada por Cristo a la conciencia de su pecado, la mujer está angustiada y ansiosa por encontrar ayuda para su conciencia, aterrorizada por su pecado. Y entonces ella dice, veo que eres un profeta. Es decir, erudito y formado en la ley del Señor, veo que eres un intérprete de la Escritura. Porque, ¿cómo podrías hablar con un juicio tan exacto acerca de mis pecados si no tuvieras conocimiento de la ley? ¿O cómo podrías conocer tan claramente mis pecados secretos a menos que estuvieras dotado de un espíritu de profecía? Por eso te pido que me ayudes a mí, mujer miserable, mezquina, y me enseñes el camino para escapar y apagar el fuego de mi conciencia, que arde por el reconocimiento del pecado. Debido a que me has revelado mi pecado, creo que se deduce que sabes cómo enseñar una justicia que me libre del pecado. Me has llevado a la muerte; devuélveme a la vida. Me has puesto en el infierno; devuélveme al cielo, liberada ya del infierno.”

J.C RYLE

“[Le dijo la mujer […] parece […] profeta]. Creo que en este versículo advertimos un gran cambio en la mente de la mujer samaritana. Evidentemente confiesa la verdad de todo lo que nuestro Señor acababa de decir y se dirige a Él como una persona preocupada por su alma. Es como si dijera: “Al fin me doy cuenta de que no eres una persona común. Me has dicho algo que no podías saber si no fueras un profeta enviado por Dios. Has expuesto pecados que no puedo negar y has despertado en mí una preocupación espiritual que de buena gana querría aliviar. Enséñame ahora”.

Observemos que lo primero que sorprendió a la samaritana y la hizo llamar “profeta” a Jesús fue lo mismo que sorprendió a Natanael, esto es, el conocimiento perfecto de nuestro Señor. Quizá, a primera vista, no parezca que llamar “profeta” a nuestro Señor sea gran cosa. Pero debe recordarse que, aun después de su resurrección, los dos discípulos de camino a Emaús describieron a Jesús como un “varón profeta, poderoso en obra y en palabra” (Lucas 24:19). Parece que uno de los puntos en los que casi toda la nación judía se encontraba en la ignorancia era en un conocimiento claro de la naturaleza divina del Mesías. Aun los eruditos escribas eran incapaces de explicarse cómo el Mesías podía ser el Señor de David y al mismo tiempo su Hijo (Marcos 12:37).”

J. WALVOORD – R. ZUCK

“¡Su respuesta es muy interesante! Jesús no era sólo un rabino judío que iba de paso. Puesto que él tenía conocimiento sobrenatural, debía ser un profeta de Dios. Pero, en lugar de confesar su pecado y arrepentirse, le lanzó una pregunta (verso 20) para distraerlo. ¿Podría él resolver una añeja disputa?”

LEON MORRIS

“Generalmente, la función de un profeta en las Escrituras era transmitir un mensaje de parte de Dios. Pero sabemos que en tiempos de Jesús también se creía que los profetas tenían un conocimiento especial de las personas (cf. Lc. 7:39: “Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca”). Es probable que la mujer se estuviera acercando al reconocimiento de que Jesús era el Cristo. Para los samaritanos, después de Moisés no habría ningún profeta, excepto el mencionado en Deuteronomio 18:18, que sería el Mesías (ver el comentario de L. Morris en 1:21). Por lo que, cuando ella le llama “profeta”, ya está muy cerca de la especulación mesiánica.”

SAN AGUSTIN

“Ya se ve que tiene su marido aquí. Todavía no ha venido del todo. Estaba en la creencia de que el Señor era un profeta. Ciertamente que lo era. El de sí mismo dice: No hay profeta sin honor sino en su patria. De Él se dijo a Moisés: Levantaré un profeta de entre vuestros hermanos semejante a ti. Semejante, sí, en la forma del cuerpo, pero no en la eminencia de la majestad. Luego vemos que el Señor Jesús recibió el nombre de profeta. Por eso, esta mujer no va ya muy errada. Estoy viendo, dice, que eres un profeta. Comienza a llamar a su marido y a echar de sí al adúltero.”

WILLIAM MACDONALD

“Cuando su vida quedó así abierta delante de ella, la mujer se dio cuenta de que Aquel que estaba hablando con ella no era una persona común y corriente. Pero no se dio cuenta todavía de que era Dios. La mayor consideración que pudo adquirir a sus ojos era que se trataba de un profeta, es decir, un portavoz de Dios.”

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