EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 4
VERSICULO 25 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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Le
dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él
venga nos declarará todas las cosas. |
Sé
que viene el Mesías, al que llaman el Cristo respondió la mujer. Cuando él
venga nos explicará todas las cosas. |
Le
dice la mujer: Sé que viene un MESÍAS, el llamado CRISTO. Cuando Él venga nos
declarará todas las cosas. |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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λεγειG3004 V-PAI-3S
αυτωG846 P-DSM ηG3588 T-NSF γυνηG1135 N-NSF οιδαG1492 V-RAI-1S οτιG3754 CONJ
μεσσιαςG3323 N-NSM ερχεταιG2064 V-PNI-3S οG3588 T-NSM λεγομενοςG3004
V-PPP-NSM χριστοςG5547 N-NSM οτανG3752 CONJ ελθηG2064 V-2AAS-3S εκεινοςG1565
D-NSM αναγγελειG312 V-FAI-3S ημινG1473 P-1DP πανταG3956 A-APN |
λεγει G3004:V-PAI-3S Está diciendo
αυτω G846:P-DSM a él η G3588:T-NSF la γυνη G1135:N-NSF mujer οιδα
G1492:V-RAI-1S He sabido οτι G3754:CONJ que μεσσιας G3323:N-NSM Mesías
ερχεται G2064:V-PNI-3S está viniendo ο G3588:T-NSM el λεγομενος
G3004:V-PPP-NSM siendo llamado χριστος G5547:N-NSM Ungido οταν G3752:CONJ
cuando ελθη G2064:V-2AAS-3S venga εκεινος G1565:D-NSM aquél αναγγελει
G312:V-FAI-3S declarará ημιν G1473:P-1DP a nosotros απαντα G537:A-APN todas
(cosas) |
dicit ei mulier scio
quia Messias venit qui dicitur Christus cum ergo venerit ille nobis
adnuntiabit omnia |
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KJV |
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The woman saith unto
him, I know that Messias cometh, which is called Christ: when he is come, he
will tell us all things. |
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TCB |
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El
Mesías ha de venir. Jua_4:42; Jua_1:41,
Jua_1:42, Jua_1:49; Dan_9:24-26. Cuando
él viniere nos declarará todas las cosas.
Jua_4:29, Jua_4:39; Deu_18:15-18. |
COMENTARIOS:
OCTAVIUS WINSLOW
“La
mujer le dijo: Sé que viene el Mesías,
que se llama el Cristo; cuando él venga, nos dirá todas las cosas". El
bendito Salvador no pudo resistir ésta clara y conmovedora referencia a Él
mismo. El manantial oculto de su amor fue tocado por la mano de un pobre
pecador, en busca del cual había viajado ese día muchos fatigosos kilómetros, y
ese toque, inconsciente para ella, era irresistible para él.
Incapaz de conservar más Su disfraz, y, como si supiera del descubrimiento, se quitó
el velo y se paró ante ella, el Mesías prometido durante mucho tiempo, el verdadero
y reconocido: "Jesús le dijo: Yo que
te hablo, soy Él..." ¡Qué preciosa profecía acerca de Cristo se cumplió
ahora! "Pero revelaré mi nombre a mi gente, y ellos llegarán a conocer su
poder. Entonces al fin reconocerán que soy yo quien les habla". ¡Qué
honor confirió Jesús a esta mujer!
Que
se diera a conocer en términos tan explícitos, de una manera tan
misericordiosa, a una oscura pecadora tan grande, mientras que a todos los
demás les había ocultado el hecho de su mesianismo, excepto a sus apóstoles, y
sólo revelado para ellos bajo el sello del silencio, ¡seguramente fue un
ejemplo maravilloso y precioso de Su gran y gratuita gracia para los pobres pecadores!
¡Qué anuncio: "Yo que os hablo, soy
Él!" ¡El descubrimiento de un universo nuevo es nada comparado con
esto!
Él
es el Salvador prometido, antes de que las puertas del paraíso se cerraran
sobre nuestros padres pecadores y expulsados; de quien escribió Moisés, y cantó
Isaías, y cuyo día vio Abraham; el Redentor a quien los tipos prefiguraron, los
símbolos enseñaron y los profetas predijeron; el Hijo Amado y el don inefable de Dios, ahora estaba de pie
ante esta mujer manchada de culpa; el revelado, el confeso, el misericordioso
Salvador de los hombres! ¡Oh, qué maravillosa, qué soberana gracia!
Permítame
hacer una pausa y preguntarle, lector mío: ¿Ha habido un descubrimiento del
Salvador, a través de la fe y por el Espíritu, en su alma? ¿Se te ha dado a
conocer este mismo Jesús? Pregunto, no si lo has encontrado, sino, ¿te
ha encontrado Él a ti? Oh! es un momento infinito para ti estar
seguro de esto. La religión de muchos es una religión desprovista de una
manifestación de Jesús a sus almas. Es una profesión fría y sin vida del
cristianismo sin Cristo, ¡una forma de piedad sin el poder! Es por tu propia
vida que presiono la pregunta: ¿Se ha
revelado Cristo a su alma? Ésta es la esencia, el alma misma de la religión
vital, experimental y salvadora. La verdadera religión es conocer a
Cristo, tener una revelación de Cristo; sí, es Cristo mismo en nosotros.
Y no puede haber verdadero consuelo, ninguna esperanza segura hasta que la fe
haya comprendido o aferrado a Cristo, y Cristo haya quitado el velo de nuestro corazón
y el disfraz de Sí mismo, y haya dicho estas preciosas palabras: "Yo que os hablo soy él.”
WARREN WIERSBE
“A
pesar de su ignorancia había una verdad que la mujer sí sabía: el Mesías iba a venir y revelaría los
secretos de los corazones. ¿Dónde aprendió ella esta verdad? No lo sabemos,
pero la semilla había estado escondida
en su corazón hasta esa hora, y ahora iba a producir fruto.”
SAN JUAN CRISOSTOMO
“¿Cómo
es que los samaritanos esperaban la venida de Cristo si sólo aceptaban a
Moisés? Por los escritos mismos de
Moisés. Ya desde el comienzo fue revelado el Hijo, pues las palabras: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, fueron dichas por el Hijo. Él es el que habla a
Abraham en la tienda. Y Jacob, profetizando sobre él, decía: No faltará de Judá un príncipe, ni un jefe
de entre sus muslos, hasta que venga aquél a quien está reservado el poder: él
será la expectación de los pueblos. Y el mismo Moisés afirma: El Señor Dios os suscitará un profeta como
yo de entre vuestros hermanos: le escucharéis.
Para
quienes lo deseen, cabría alegar aún los episodios de la serpiente, de la vara de
Moisés, de Isaac y el carnero, y otros
muchos que también anuncian su venida. ¿Por qué Cristo no persuadió a la mujer
con estos argumentos? A Nicodemo le trajo a la memoria la serpiente, a Natanael le
recordó la profecía y, en cambio, a ésta no le dijo nada semejante ¿Por
qué? Porque aquéllos eran hombres y se
preocupaban de estas cosas, mientras que ésta era una mujer indigente,
ignorante e inexperta en las Escrituras. Por eso no le habla de esto, sino
que la atrae a sí con el asunto del agua y la profecía: a través de todo ello
la lleva a recordar al Cristo y se le revela. Si desde el principio, cuando
ella no preguntaba nada, le hubiera dicho todo a la mujer, ella habría creído que desvariaba y que decía estupideces. Poco a
poco, una vez que la hizo recordar, se le
reveló en el momento oportuno.”
A.W PINK
“Aquí
está la recompensa del Salvador por Su misericordiosa paciencia al tratar con
esta mujer. Lenta pero segura, la Palabra había hecho su trabajo. Por
fin, esta pobre alma ha sido expulsada de todo falso refugio, y ahora está
lista para un Salvador revelado. Ella ha terminado con sus prevaricaciones y dilaciones.
Ella había preguntado "¿Cómo?", Y Cristo le había respondido
amablemente. Ella preguntó "¿De dónde?", Y recibió una amable
respuesta. Ella había dicho: "¿Dónde?", Y esta dificultad también había
sido eliminada. Y ahora sus preguntas cesaron. Habla con mayor confianza y
seguridad. “Sé que el Mesías vendrá.”
Esto equivalía a decir: “Quiero a Cristo.”
JUAN CALVINO
“Aunque
la religión entre los samaritanos estaba corrompida y mezclada con muchos
errores, sin embargo, algunos principios tomados de la Ley quedaron impresos en
sus mentes, como el relacionado con el
Mesías. Ahora bien, es probable que, cuando la mujer se enteró del discurso
de Cristo de que estaba a punto de producirse un cambio muy extraordinario en
la Iglesia de Dios, su mente volvió instantáneamente al recuerdo de Cristo,
bajo quien esperaba que todas las cosas
fueran completamente restauradas... Cuando dice que el Mesías está por
llegar, parece hablar de que el tiempo
está próximo; y, de hecho, es suficientemente evidente a partir de muchos
argumentos, que las mentes de los hombres estaban en todas partes despertadas
por la expectativa del Mesías, quien restauraría los asuntos que estaban
miserablemente deteriorados, o más bien, que estaban completamente arruinados.
Esto,
al menos, está fuera de toda controversia, que la mujer prefiere a Cristo a Moisés y a todos los profetas en el oficio
de enseñar; porque comprende tres cosas en pocas palabras:
Primero,
que la doctrina de la Ley no era
absolutamente perfecta, y que en ella no se entregaban más que primeros
principios; porque si no hubiera habido más progreso por hacer, ella no habría
dicho que el Mesías nos dirá todas las
cosas. Hay un contraste implícito entre él y los Profetas, que es su
función peculiar conducir a sus discípulos a la meta, mientras que los Profetas
solo les habían dado las primeras instrucciones y, por así decirlo, los
condujeron al curso.
En
segundo lugar, la mujer declara que espera a un Cristo que será el intérprete de su Padre y el maestro e instructor de todos
los piadosos.
Por
último, expresa su creencia de que no debemos desear nada mejor o más perfecto
que su doctrina, sino que, por el contrario, este es el objeto más lejano de la sabiduría, más allá del cual es
ilícito avanzar.”
JOHANNES OECOLAMPADIUS
“En
ese momento había un gran rumor en todo el mundo de que Cristo vendría pronto,
porque todas las profecías se cumplieron. El gobierno real y el sacerdocio
ahora fueron quitados de los judíos, de acuerdo con la declaración: El cetro no se apartará de la tribu de Judá
[hasta que llegue a quien pertenece]. Por eso estaban muy seguros de que
Cristo estaría presente en muy poco tiempo. Note lo que esa mujer había llegado
a saber. Sé que vendrá quien resolverá la
disputa entre usted y nosotros, y nos dará a conocer el verdadero culto a Dios.
Sin duda, ella todavía no entendía qué era adorar
en espíritu y en verdad. Pero había avanzado mucho en la medida en que dio
a conocer que se estaba aferrando a Cristo, cuando ni siquiera se dio cuenta de
que era el mismo Cristo que le hablaba.”
GRANT OSBORNE
“Aquí
está la culminación de esta escena de salvación y encuentro de fe, cuando la
mujer se da cuenta de que Jesús es más que un profeta. Su increíble explicación
de la verdadera adoración desencadena una reflexión sobre el Taheb samaritano y el Mesías judío, entonces ella le pide que
explore esto en el versículo 25: “Sé que
viene el Mesías, al que llaman el Cristo —respondió la mujer—. Cuando él venga
nos explicará todas las cosas”. Ella está todavía confundida y tenía una
vaga idea de que algo extraordinario había sucedido, pero todavía no podía definir qué. Entonces ella pregunta a Jesús
sobre el Mesías, el equivalente judío del Taheb,
quien enseñaría y revelaría “todas las
cosas”. Como varios intérpretes han señalado, esta idea del Taheb como maestro es más una idea
samaritana que una judía, y ella está
uniendo las dos figuras.
Jesús
no se molesta en corregirla, sino que usa su comprensión parcial para revelarse
así mismo ante ella en el versículo 26: “ese
soy yo, el que habla contigo.”
JOSE VILCHEZ
“Yeshúa
le está diciendo a ésta mujer que se haga una estudiante, hazte una discípula, conoce la verdad, conoce las escrituras y ella
contesta, bueno cuando venga el Mesías
voy a estudiar; qué es lo que dice mucha gente cuando le dices que se ponga
a estudiar, la actitud de que lo dejan para después, para cuando tengan tiempo.
Y aquí es donde Yeshúa le dice éstas palabras en rojo que son importantísimas
para esa mujer y para nosotros el día de hoy, porque ésta mujer está
posponiendo su decisión, ésta mujer está diciendo que va a ser una estudiante,
que va a adorar en espíritu y en verdad pero…
cuando venga el Mesías.”
J.C RYLE
“[Le dijo la mujer: Sé que […] Mesías […]
Cristo]. Este versículo es interesante. Muestra a la mujer llevada ya al
estado mental en que estaría preparada para recibir de buena gana una revelación
de Cristo. Se le había hablado del “agua
viva” y había mostrado un deseo de ella. Se le había mostrado su pecado y había sido incapaz de negarlo. Se le había
mostrado la inutilidad de apoyarse en una
pertenencia formal a la Iglesia samaritana y la necesidad de adorar a Dios espiritualmente y con el corazón. ¿Y qué puede decir ahora?
Todo es cierto, lo siente: no puede contradecirlo. ¿Pero qué puede hacer? ¿A
quién puede ir? ¿Qué enseñanza puede seguir? Lo único que puede hacer es decir
que sabe que un día vendrá el Mesías y que clarificará todas las cosas. Es evidente
que desea su llegada. Se siente incómoda y no ve alivio para la confusión que
se ha creado en ella a menos que aparezca el Mesías.
La
mención del Mesías en este versículo deja claro que los samaritanos no
desconocían por completo el Antiguo Testamento y que entre ellos se esperaba un
Redentor de algún tipo, como sucedía entre los judíos. La existencia de una
expectación generalizada en Oriente en la época de la Venida de nuestro Señor
en la Tierra es un hecho del que aun los autores paganos han dado testimonio.”
NACAR – COLUNGA
“La
enseñanza de Cristo sobre la religiosidad verdadera y descentralizada debió de
conmover a aquella mujer. Pero era algo tan trascendental, que ella se remite
al Mesías, que “está para venir”; El
dirá a qué han de atenerse.
Los
samaritanos esperaban al Mesías bajo el nombre de el Ha-Ta'eb (¿el que vuelve? ¿el que convierte? ¿el que restablece?
¿el que consuela?). Josefo tiene datos que vienen a confirmar esto. Y San
Justino, nacido sobre el año 100 en Flavia Neápolis, dice: “Los judíos y los
samaritanos, siempre están esperando al Cristo (Mesías).” La forma de presente
en que la Samaritana lo dice: “Sabemos
que el Mesías viene,” lo mismo podría indicar el simple hecho de venir que
la proximidad de su llegada; lo que aquí acaso sea lo más probable (Jn 4:23;
5:25), sobre todo si se tienen en cuenta el ambiente de excitación mesiánica que existía en esta época entre los judíos.
Escribiendo San Juan para un público no judío, precisará en las palabras de la
Samaritana que ese Mesías esperado es el
que “se llama Cristo” (v.25).
Para
los samaritanos, el Ta'eb tendría una
misión religiosa, como se ve en el texto; pero lo consideraban también con una
misión de profeta, príncipe temporal y conquistador. Con su venida todo se
pondría en claro entre judíos y samaritanos, pues a unos y a otros (emin) “nos hará saber
todas las cosas.”
SAMUEL P. MILLOS
“La
samaritana esperaba la venida del Mesías. Ella tenía un concepto sobre como
sería el conocimiento y la misión reveladora de Él cuando viniese. No está aún
reconociendo a Jesús como el Mesías, pero va acercándose a ese reconocimiento.
El Señor le había hablado de que venía una hora, y que ya había llegado, en
relación con la verdadera adoración. Ella va ajustando el pensamiento a que esa
hora estaba relacionada y era la de la venida del Mesías. En el pensamiento tanto
de judíos como de samaritanos esa venida marcaba el fin de los tiempos y la
entrada de la etapa del reino de los cielos. Ella se da cuenta que se trata de
una persona excepcional que no podía ser menos que un profeta. Su forma y lo
que antecede en Sus palabras, le hace entender que pudiera muy bien ser el
Mesías, el Cristo que esperaba.”
MATTHEW HENRY
“La
mujer, a la que le resultaban todavía difíciles estas cosas reconoce que el
Mesías que estaba a punto de llegar, las aclararía todas. Ella no tenía nada
que objetar a las palabras de Jesús, pero prefería suspender su juicio hasta
que venga el Mesías, de quien ella espera una explicación clara y perfecta. Así
es como muchos dejan escapar la oportunidad que tienen a mano por pensar que
tendrán otra mejor a la vista. Judíos y samaritanos estaban de acuerdo en la
expectación del Mesías y de su reino, y en que estaba a punto de llegar, puesto
que había sido quitado el cetro de Judá (v. Gén_49:10). Para los lectores de
extracción no judía, el evangelista traduce el vocablo «Mesías» («llamado el Cristo»); ya que ambos términos significan
«Ungido» (v. Isa_61:1, comp. con Heb_11:26, donde es clara la identificación
del Mesías con el pueblo escogido, lo mismo que en Mat_2:15, comp. con
Ose_11:1). La esperanza de la samaritana en que el Mesías les explicaría todas
las cosas daba a entender:
(a)
La imperfección del conocimiento que los samaritanos tenían de la voluntad de
Dios, especialmente en cuanto a las normas del culto;
(b)
La confianza que tenían en que el Mesías estaría bien cualificado para
explicarles todas las cosas que ahora les parecían difíciles, y respecto a las
cuales se debatían como en la oscuridad.”
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