EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 1 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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En
el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. |
En
el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era
Dios. |
En
principio era el Logos, y el Logos estaba ante DIOS, y DIOS era el Logos. |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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ενG1722
PREP αρχηG746 N-DSF ηνG1510 V-IAI-3S οG3588 T-NSM λογοςG3056 N-NSM καιG2532
CONJ οG3588 T-NSM λογοςG3056 N-NSM ηνG1510 V-IAI-3S προςG4314 PREP τονG3588
T-ASM θεονG2316 N-ASM καιG2532 CONJ θεοςG2316 N-NSM ηνG1510 V-IAI-3S οG3588
T-NSM λογοςG3056 N-NSM |
εν G1722:PREP En αρχη G746:N-DSF
principio ην G1510:V-IAI-3S estaba siendo ο G3588:T-NSM la λογος G3056:N-NSM
Palabra και G2532:CONJ y ο G3588:T-NSM la λογος G3056:N-NSM Palabra ην
G1510:V-IAI-3S estaba siendo προς G4314:PREP hacia τον G3588:T-ASM a el θεον
G2316:N-ASM Dios και G2532:CONJ y θεος G2316:N-NSM dios ην G1510:V-IAI-3S
estaba siendo ο G3588:T-NSM la λογος G3056:N-NSM Palabra |
in
principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum |
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KJV |
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In the beginning was the
Word, and the Word was with God, and the Word was God. |
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TCB |
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En
el principio. Gén_1:1; Pro_8:22-31;
Efe_3:9; Col_1:17; Heb_1:10; Heb_7:3; Heb_13:8; Apo_1:2, Apo_1:8, Apo_1:11;
Apo_2:8; Apo_21:6; Apo_22:13. Era
el Verbo. Jua_1:14; 1Jn_1:1, 1Jn_1:2;
1Jn_5:7; Apo_19:13. Era
con Dios. Jua_1:18; Jua_16:28; Jua_17:5;
Pro_8:22-30; 1Jn_1:2. Y
el Verbo era. Jua_10:30-33; Jua_20:28;
Sal_45:6; Isa_7:14; Isa_9:6; Isa_40:9-11; Mat_1:23; Rom_9:5; Flp_2:6;
1Ti_3:16; Tit_2:13; Heb_1:8-13; 2Pe_1:1; 1Jn_5:7, 1Jn_5:20. |
COMENTARIOS:
WARREN WIERSBE
“Así
como nuestras palabras revelan a otros lo que hay en nuestro corazón y nuestra
mente, de la misma manera Jesucristo es el "Verbo" de Dios para
revelarnos el corazón y la mente de Dios. "El que me ha visto a mí, ha
visto al Padre" (Juan 14:9). Una palabra se compone de letras, y
Jesucristo es "el Alfa y la Omega" (Apocalipsis 1:11), la primera y
la última letras del alfabeto griego. Según Hebreos 1: 1-3 Jesucristo es la
última palabra de Dios para la humanidad, porque él es la culminación de la revelación
divina.
Jesucristo
es el Verbo eterno (Juan 1:1,2). Existía en el principio, no debido a que tuvo
algún principio como criatura, sino porque es eterno. El es Dios y estaba con Dios.
"Antes que Abraham fuese, yo soy" (Juan 8:58).”
GARY BURGE
“Juan
comienza introduciendo a Jesús como «el Verbo» (logos) y desarrolla en gran
parte su pensamiento partiendo del pensamiento judío contemporáneo, que
concebía la Palabra de Dios con atributos creativos personales (Gn 1; Sal 33:6,
9). En el periodo del Nuevo Testamento se le atribuía un carácter personal
(Sabiduría de Salomón 7:24; 18:15–16) y para algunos era el inmanente poder de
Dios que actuaba creativamente en el mundo (Filón).
Juan
identifica a este Verbo como Jesucristo. Como tal, Juan puede atribuirle varias
funciones divinas, como crear (Jn 1:3, 10) e impartir el don de la vida (1:4,
14, 16).
Pero
Juan va más lejos. Está dispuesto a inferir una cierta identificación personal
entre el Logos y Dios. «Y el Verbo era Dios» (1:1). Juan utiliza muchas veces
verbos griegos similares para desarrollar un contraste de temas.
Los
verbos griegos ginomai (llegar a ser) y eimi (ser/estar) tienen matices parecidos,
pero a menudo Juan los utiliza juntos para explicar algo. Por ejemplo, en 8:58
Jesús dice (lit.): «Antes de que Abraham fuera [ginomai], yo soy [eimi]». El
primer verbo sugiere la idea de «llegar a existir», como en el caso del
nacimiento de Abraham; el segundo implica una existencia continua. Por ello, en
1:6, Juan escribe: «Vino [ginomai] un hombre enviado por Dios».
En
1:1, Juan escribe cuidadosamente: «En el principio era el Verbo»—«El Verbo
estaba con Dios» «Y el Verbo era Dios». En los tres casos utiliza el verbo
eimi. Juan está haciendo una afirmación absoluta sobre la eterna existencia del
Verbo. No llegó a existir ni hubo jamás un tiempo en que «el Verbo no era».
Cualquier cosa que podamos afirmar sobre Dios, podemos y debemos afirmarla
también sobre el Verbo.”
RAYMOND BROWN
“El
prólogo es un himno, una síntesis poética de toda la teología y la narración
del Evangelio, y también una introducción. Se puede entender plenamente sólo
después de haber estudiado todo el Evangelio. Mencionaremos con frecuencia la
concepción que tiene Juan de un gran ciclo: el
Hijo desciende del cielo a nuestro nivel, y asciende de nuevo al cielo
llevándonos consigo y elevándonos al nivel divino. El prólogo describe al
Hijo en el cielo y su descenso; el Evangelio describe cómo caminó entre
nosotros y, finalmente, fue elevado y retornó al Padre.”
A.W PINK
“Aquí
entramos en un reino que trasciende la mente finita, y donde la especulación es
profana. "Al principio" es
algo que no podemos comprender: es uno de esos inigualables barridos de
inspiración que se eleva por encima del nivel de pensamiento humano. "En el principio era la palabra",
aqui somos igualmente incapaces de captar el significado final de esto. Una
"palabra" es una expresión: por palabras articulamos nuestro discurso.
La Palabra de Dios, entonces, es la Deidad
expresandose a sí mismo en términos audibles.
Nuestro
Salvador no solo fue el a quién, y por quién, la Deidad se expresó en términos
audibles, sino que Él mismo era co-igual con el Padre y el Espíritu. Acerquémonos
ahora al Trono de la gracia y busquemos allí la misericordia y la gracia que tanto
necesitamos para ayudarnos.
Pero,
¿por qué se designa al Señor Jesucristo como "la palabra"?
¿Cuál
es la fuerza y el significado exactos de este título? El primer pasaje que se
nos ocurre para aclarar esta cuestión es la declaración inicial de la Epístola
a los Hebreos: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en
otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha
hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo
hizo el universo".
Aquí
aprendemos que Cristo es el portavoz final de Dios. Estrechamente relacionado
con esto está el título del Salvador que se encuentra en Apocalipsis 1:8
"Yo soy el Alfa y la Omega", que da a entender que Él es el alfabeto
de Dios, Aquel que deletrea la Deidad, Aquel que pronuncia todo lo que Dios
tiene que decir. Aún más claro, quizás, es el testimonio de Juan 1:18: "A Dios
nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha
dado a conocer.
Una
"palabra" es un medio de manifestación. Tengo en mi mente un
pensamiento pero otros no conocen su naturaleza. Pero en el momento en que
cubro ese pensamiento con palabras, se vuelve reconocible. Las palabras,
entonces, constituyen pensamientos objetivos invisibles. Esto es precisamente
lo que ha hecho el Señor Jesús. Como el Verbo, Cristo ha manifestado al Dios
invisible.”
CHARLES SPURGEON
“No
sé cómo se puede declarar más claramente la Deidad de Cristo que en su duración
eterna. Lo es desde el principio. En su gloria estaba "con Dios". En
su naturaleza, él era "Dios".
JOHN WESLEY
“Y el Verbo era Dios: Supremo, eterno,
independiente. No había ninguna criatura respecto de la cual pudiera llamarse
Dios en un sentido relativo. Por lo tanto, se le llama así en el sentido
absoluto. La Deidad del Mesías se revela claramente en el Antiguo Testamento
(Jeremías 23:7; Oseas 1:6; Salmo 23:1), los otros evangelistas apuntan a esto,
para probar que Jesús, un verdadero hombre, era el Mesías. Pero cuando,
finalmente, algunos de allí empezaron a dudar de su Divinidad, entonces San
Juan lo afirmó expresamente en este libro como un suplemento de los Evangelios.”
DAVID GUZIK
“Con
esta brillante afirmación Juan 1:1 expone uno de los fundamentos más básicos de
nuestra fe – la Trinidad. Podemos seguir la lógica de Juan:
·
Hay un ser conocido como el Verbo.
·
Este ser es Dios, porque Él es eterno (En el principio)
·
Este ser es Dios, porque es explícitamente llamado Dios (el Verbo era Dios).
·
Al mismo tiempo, este ser no abarca todo lo que Dios es. Dios el Padre es una
persona diferente del Verbo (el Verbo era con Dios).
Así,
el Padre y el Hijo (el hijo es conocido aquí como el Verbo) son igualmente
Dios, aunque distintos en su Persona. El Padre no es el hijo, y el Hijo no es
el Padre. Sin embargo ambos son igualmente Dios junto con Dios el Espíritu
Santo, haciendo un Dios en tres Personas.”
LUIS PALAU
“La
revelación de 1:1 es el fundamento de este Evangelio, y lo que leemos acerca
del VERBO en el prólogo (1:1–18) apunta a la perspectiva desde la cual debe
entenderse e interpretarse todo el libro.
No
es difícil suponer que los escritores bíblicos se valieran (ya sea directa o indirectamente)
de formas idiomáticas corrientes que adaptaban entonces al anuncio del Hijo de
Dios encarnado. Tomando en cuenta que Juan hablaba del Verbo (LOGOS en el
original) sin ninguna explicación a los lectores, puede afirmarse que el evangelista
emplea un modo de expresión comprensible y hasta familiar en esa época—al menos
en ciertos círculos intelectuales.
Juan
habla de un LOGOS a quien en cierta manera se conocía por título. El problema
para nosotros radica en que ese concepto LOGOS: Verbo (RV60, BLA) / Palabra
(VP, NVI), proviene de una forma de pensar que nos resulta difícil de
comprender.
Para
intentar un comentario que eche luz sobre el uso de la palabra y la idea que
presenta Juan, habremos de remitirnos al vocablo griego original, LOGOS. Este
término expresa tanto la palabra hablada o escrita, como así también aquella
que no se pronuncia sino que permanece en la mente—y puede equipararse a la idea
de razón. LOGOS entonces es asimismo mensaje, comunicación, un tipo de
revelación.
Tanto
el evangelista como sus antecesores y contemporáneos no cristianos utilizaron
el término LOGOS, pero con un significado que difería para unos y otros.
En
la cultura griega clásica, especialmente bajo la influencia de los estoicos,
LOGOS hacía referencia al principio de racionalidad en el universo, a la
inteligencia detrás del orden y la uniformidad que se observaba en el cosmos,
aunque para ellos este LOGOS carecía de personalidad.
El
concepto Verbo/Palabra también está imbuido en la tradición hebrea del Antiguo Testamento.
Su poder y dinamismo en la actividad divina—especialmente en la creación—se
hacen evidentes en pasajes como Gn. 1 y Sal. 33:6. La sabiduría, según Pr. 8,
se encontraba en el mismo terreno y poseía características similares.
Por
otro lado, y siguiendo con la idea de un Verbo en acción, la palabra del Señor
“vino” a los profetas (Jer. 1:2–3; 34:1), e Isaías “vio” la palabra (2:1), que
provenía de Dios con el propósito de cumplir su voluntad (Is. 55:11).
Tanto
judíos como griegos coincidían en que LOGOS es el punto de partida de todas las
cosas. Pero fue el filósofo Filón de Alejandría quien hizo un puente entre el
pensamiento griego y el [p 38] hebreo, uniendo el clásico concepto de LOGOS al
de sabiduría (Antiguo Testamento). Según Filón, en cierto sentido LOGOS estaba relacionado
con la Deidad.
Sin
embargo, a pesar de que la descripción histórica facilita la comprensión de la
idea Verbo/Palabra, Juan escribía como cristiano y su pensamiento era
cristiano. Aunque utilizó terminología reconocida, no estaba simbolizando ni
reproduciendo el uso observado hasta entonces, sino que fue más allá de
eso—sobre todo en la manera en que ligó los antiguos conceptos griego y
hebraico con la persona de Jesucristo. (Es interesante observar que en el Nuevo
Testamento el concepto de LOGOS se limita a los escritos de Juan en Jn. 1:1,
14; 1 Jn. 1:1; Ap. 19:13).
Los
lectores de este Evangelio probablemente percibirían que este LOGOS era un
principio o un ser de importancia crucial.
Juan,
por su parte, eligió la idea de LOGOS como la más adecuada para transmitir qué
es y quién es Jesucristo, que en su encarnación reveló el propósito de Dios
hacia los hombres. Jesucristo como Verbo/Palabra era la perfecta expresión
activa de Dios.
Las
principales ideas asociadas con el LOGOS de Juan 1 son preexistencia,
personalidad, deidad (v. 1), creación (v. 3) y el revolucionario concepto de
encarnación (v. 14).”
COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO
“El
vocablo era, del tiempo imperfecto
del verbo griego eimi, significa
naturalmente acción continua, es decir, el ser
eterno del Verbo. Una traducción que capta esta acción sería: “el Verbo
estaba siendo continuamente”. Al decir el Verbo era nos hace recordar el nombre
con que Dios se reveló a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY” (Éxo. 3:14), y los “Yo soy” de Jesús en Juan. El autor
estaba aclarando enfáticamente que el Verbo era antes de la creación y, por
ende, el Verbo no fue creado.”
BRIAN BAILEY
“Cristo
era en el principio con Dios. Cristo es eterno. ¡Cristo es la Palabra de Dios! Ésta
es la razón por la cual hay tanto poder en la Palabra. No hay otro libro como
la Biblia, pues la Biblia es la Palabra de Dios y la Palabra de Dios es Dios.
Ésta es la revelación que Juan recibió y es muy importante entenderla. La
Palabra era Dios y la Palabra era con Dios.”
JUAN CALVINO
“Me
pregunto qué indujo a los latinos a traducir ὁ λόγος por Verbum, (la Palabra;)
porque esa hubiera sido la traducción de τὸ ῥη ̑ μα . Pero admitiendo que
tenían alguna razón plausible, no se puede negar que Sermo (el Discurso) habría sido mucho más apropiado.
Aquellos
que infieren del tiempo imperfecto del verbo que se usa aquí, que denota existencia
continua, tienen poca fuerza argumental para apoyarlos. ¿La palabra Era, dicen, es una palabra más adecuada
para expresar la idea de sucesión ininterrumpida que si Juan hubiera dicho: Ha
sido? el argumento que he presentado debería ser considerado suficiente por
nosotros; es decir, que el evangelista nos envía a los secretos eternos de
Dios, para que aprendamos allí que el discurso estaba, por así decirlo, oculto,
antes de que se revelara en la estructura externa del mundo.
Con
razón, por tanto, señala Agustin, que este comienzo, que ahora se menciona, no tiene
comienzo; porque aunque, en el orden de la naturaleza, el Padre vino antes de
su Sabiduría, aquellos que conciben algún momento en el que él fue antes de su
Sabiduría, lo privan de su gloria. Y esta es la generación eterna, que, durante
un período de extensión infinita antes de la fundación del mundo, estuvo escondida
en Dios, y finalmente se manifestó más plenamente en carne.”
JOHN MACARTHUR
“La
deidad del Señor Jesucristo es un principio esencial y no negociable de la fe
cristiana. Varias líneas de la evidencia bíblica confluyen para probar de
manera concluyente que Él es Dios.
Primero,
las declaraciones directas de las Escrituras afirman que Jesús es Dios. Juan
registra varias de esas declaraciones para mantener el énfasis en la deidad de
Cristo. El versículo inicial de su Evangelio declara “el Verbo [Jesús] era
Dios”. En el Evangelio de Juan, Jesús asumió en repetidas ocasiones el nombre
divino “Yo soy” (cp. 4:26; 8:24, 28, 58; 13:19; 18:5-6, 6, 8). En 10:30 afirmó
ser uno en naturaleza y esencia con el Padre (dada la reacción de los judíos
incrédulos en el v. 33 [compárese con 5:18], ellos reconocieron que esta era
una afirmación de deidad).
Tampoco
corrigió Jesús a Tomás cuando él le dijo “¡Señor mío, y Dios mío!” (20:28); de
hecho, lo alabó por su fe (v. 29). La reacción de Jesús es inexplicable de no
haber sido Dios.
Pablo
escribió a los filipenses que Jesús existía “en forma de Dios” y era “igual a
Dios” (Fil. 2:6). En Colosenses 2:9 declaró: “Porque en él habita corporalmente
toda la plenitud de la Deidad”. Romanos 9:5 se refiere a Cristo como “Dios… bendito
por los siglos”. Tito 2:13 y 2 Pedro 1:1 lo llaman “nuestro Dios y Salvador”.
Dios Padre se dirige al Hijo como Dios en Hebreos 1:8: “Tu trono, oh Dios, por
el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino”. Juan se refiere
a Jesucristo en su primera epístola como “el verdadero Dios” (1 Jn. 5:20).
Segundo,
Jesucristo recibe títulos que se dan a Dios en otras partes de las Escrituras.
Como ya se dijo anteriormente, Jesús tomó para sí el nombre divino “Yo soy”.
Juan 12:40 cita Isaías 6:10, un pasaje que hace referencia a Dios en la visión
del profeta (cp. Is. 6:5). Aun así, en el versículo 41 Juan declaró: “Isaías
dijo esto cuando vio su gloria [la de Cristo; compárese con los vv. 36, 37,
42], y habló acerca de él”. Jeremías profetizó que el Mesías sería llamado “[El
SEÑOR], justicia nuestra” (Jer. 23:6).
Tanto
a Dios como a Jesús se les llama Pastor (Sal. 23—Jn. 10:14), Juez (Gn. 18:25—2
Ti. 4:1, 8), Santo (Is. 10:20—Sal 16:10; Hch. 2:27; 3:14), el primero y el
postrero (o último) (Is. 44:6; 48:12—Ap. 1:17; 22:13), Luz (Sal. 27:1—Jn.
8:12), Señor del día de reposo (Éx. 16:23, 29; Lv. 19:3—Mt. 12:8), Salvador
(Is. 43:11—Hch. 4:12; Tit. 2:13), el traspasado (Zac. 12:10—Jn. 19:37), Dios
fuerte (Is. 10:21—Is. 9:6), Señor de señores (Dt. 10:17—Ap. 17:14), el Alfa y
la Omega (Ap. 1:8— Ap. 22:13), Señor de la gloria (Sal. 24:10—1 Co. 2:8) y
Redentor (Is. 41:14; 48:17; 63:16—Ef. 1:7; He. 9:12).
Tercero,
Jesucristo posee los atributos incomunicables de Dios, aquellos únicos a Él.
Las Escrituras revelan que Cristo es eterno (Mi. 5:2; Is. 9:6), omnipresente
(Mt. 18:20; 28:20), omnisciente (Mt. 11:27; Jn. 16:30; 21:17), omnipotente
(Fil. 3:21), inmutable (He. 13:8), soberano (Mt. 28:18) y glorioso (Jn. 17:5; 1
Co. 2:8; cp. Is. 42:8; 48:11, donde Dios declara que no le dará a otro su
gloria).
Cuarto,
Jesucristo hace obras que solo Dios puede hacer. Él creó todas las cosas (Jn.
1:3; Col. 1:16), sostiene la creación (Col. 1:17; He. 1:3), resucita a los
muertos (Jn. 5:21; 11:25-44), perdona el pecado (Mr. 2:10; cp. v. 7) y sus
palabras permanecen para siempre (Mt. 24:35; cp. Is. 40:8).
Quinto,
Jesucristo recibió adoración (Mt. 14:33; 28:9; Jn. 9:38; Fil. 2:10; He. 1:6),
aun cuando enseñaba que solo Dios debe ser adorado (Mt. 4:10). Las Escrituras
también nos dicen que los hombres santos (Hch. 10:25-26) y los santos ángeles
(Ap. 22:8-9) rehúsan la adoración.
Finalmente,
Jesucristo recibió oración, la cual solo se debe dirigir a Dios (Jn. 14:13-14;
Hch. 7:59-60; 1 Jn. 5:13-15).
Luego
Juan llevó su argumento un paso más allá. En su eterna preexistencia, el Verbo
era con Dios. La traducción al español no conlleva toda la riqueza de la
expresión griega (pros ton theon). Tal frase significa mucho más que la
existencia del Verbo con Dios; describe a “dos seres personales, el uno frente
al otro, enfrascados en un discurso inteligente” (W. Robert Cook, The Theology
of John [La teología de Juan] [Chicago: Moody, 1979], p. 49). Jesús, desde toda
la eternidad, como la segunda persona de la Trinidad, “estaba con el Padre [pros
ton patera]” (1 Jn. 1:2) en comunión íntima y profunda. Tal vez pros ton theon se pueda explicar mejor
como “cara a cara”. El Verbo es una persona, no un atributo de Dios o una
emanación de Él. Y tiene la misma esencia del Padre.
Aun
así, en un acto de condescendencia infinita, Jesús dejó la gloria del cielo y
el privilegio de la comunión cara a cara con su padre (cp. Jn. 17:5). Con toda
disposición “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a
los hombres… se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz” (Fil. 2:7-8). Charles Wesley captó parte de esta verdad
maravillosa en el conocido himno “Cómo en su sangre pudo haber”:
¿Cómo en su sangre pudo haber tanta ventura para mí,
si yo sus penas agravé y de su muerte causa fui?
¿Hay maravilla cual su amor? ¡Morir por mí con tal dolor!
Nada retiene al descender, excepto su amor y su deidad;
Todo lo entrega: gloria, prez, corona, trono, majestad.
Ver redimidos es su afán los tristes hijos de Adán.
¿Hay maravilla cual su amor? ¡Morir por mí con tal dolor!
La
descripción que Juan hace del Verbo alcanza su pináculo en la tercera cláusula
de su versículo inicial. El Verbo no solo existía desde toda la eternidad y
tenía comunión cara a cara con Dios Padre, también el Verbo era Dios. Esa
declaración simple, con tan solo cuatro palabras en español y en griego (theos
ēn ho logos), tal vez sea la declaración más clara y directa sobre la deidad
del Señor Jesucristo que se encuentre en las Escrituras.”
JOHANNES BRENZ
“…Ya
estaba la Palabra en ese principio en el que Dios dijo: Sea la luz y Sea el firmamento. Sin embargo, nunca hubo un momento
en el que no estuviera. La Palabra es el esplendor de la gloria del Padre y la
imagen clara de la sustancia del Padre. En ningún momento estuvo ausente del
Padre; en ningún momento estuvo ausente de su vista. Porque dice con la voz de
Salomón: El Señor me poseyó al principio de su camino, antes de sus obras. Me
establecí desde el principio de los tiempos, desde el principio antes de la tierra.”
WOLFGANG MUSCULUS
“El
hecho de que Juan llame la Palabra de Cristo (Erasmo lo tradujo como Habla,
Discurso) no significa que realmente estuviera expresando su propia esencia con este término. Usó un modo de expresión
metafórico, que, acomodado a nuestra capacidad de comprensión, es capaz de
esbozar una sombra de lo que pretende hablar.
Porque
se toma de una analogía con nuestra mente, que, aunque gobierna a toda la
persona, es sin embargo invisible y desconocida, a menos que el propósito y el
consejo que ha concebido sean entregados al conocimiento de los demás por una
palabra. De esta manera, una cierta imagen de nuestra mente se presenta ciertamente
ante otros para que la consideren con su propio entendimiento.
Así,
en la medida en que se pueda esbozar la naturaleza incomprensible de la
majestad divina, también Dios (es decir, el poder omnipotente, el creador y
preservador de todas las cosas, a quien los griegos llaman theos porque recorre
todas las cosas) se compara con la mente, por la que se rige todo este mundo, y
Cristo, su Hijo unigénito, se compara con la palabra, porque por medio de él se
da a conocer a los mortales el conocimiento de Dios.
Por
eso, Pablo llama a Cristo la imagen del
Dios invisible. Así dice Cristo: Felipe,
todo el que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Y nadie viene al Padre (es
decir, al conocimiento y a la comunión con el Padre) sino por mí. Y nadie ha visto a Dios en ningún momento. El Hijo,
que está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer.”
MARTIN LUTERO
“Dios
también, en su majestad y naturaleza, está preñado de una Palabra o una
conversación en la que se involucra consigo mismo en su esencia divina y que
refleja los pensamientos de su corazón. Esto es tan completo y perfecto como el
mismo Dios. Nadie más que Dios ve, escucha o comprende esta conversación. Es
una conversación invisible e incomprensible. Su Palabra existía antes de que
existieran todos los ángeles y todas las criaturas, porque posteriormente Él trajo a la existencia a todas las
criaturas por medio de esta Palabra y conversación. Dios está tan absorto
en esta Palabra, pensamiento o conversación que no presta atención a nada más.
Para
la razón y comprensión humanas es vano cualquier intento por captar y
comprender estas declaraciones ya que ninguna de ellas tiene su origen en la
razón, es decir: el Verbo estaba con Dios antes de la creación del mundo y este
Verbo era Dios. Y como Juan añade más adelante, este mismo Verbo, el Unigénito
del Padre, lleno de gracia y verdad, estaba en el seno o corazón del Padre y se
encarnó y nadie más ha visto o conocido a Dios porque el Verbo, que es el de
Dios, estaba en el seno del Padre y nos lo reveló a nosotros- Nada, sino la fe,
puede comprenderlo. Quien se niegue a aceptarlo por la fe a creerlo antes de comprenderlo,
pero insista en aplicarle la razón y los cinco sentidos, abandonémosle a su
suerte. Nuestra mente nunca podrá dominar esta doctrina, es demasiado sublime
para la mera razón. Las Sagradas Escrituras nos aseguran que sólo la fe puede
asumirlas. No nos importe que haya quien se niegue a creerlo, al final sólo el
Espíritu Santo desde los cielos puede crear oyentes y discípulos que acepte
esta doctrina y crean que el Verbo es Dios, que el Hijo de Dioses Verbo y éste
se encarnó, siendo también la Luz que ilumina a todos los hombres sobre la faz
de la tierra y que sin dicha Luz sólo reinan las tinieblas.
Por
otra parte, hemos de tener conciencia de que este verbo en Dios es enteramente
diferente de mi palabra o de las vuestras, aunque nosotros también tenemos una
palabra, en especial «una palabra del corazón» como la llamaron los santos
padres. Cuando, por ejemplo pensamos acerca de algo y me dedico a investigarlo,
tenemos palabras mantenemos una conversación con nosotros mismos; su contenido
conocido para todo el mundo salvo para nosotros hasta que estas palabras que
residen en el corazón no se transformen en discurso oral eso sí después de
haber permanecido en el interior y reflexionado durante largo tiempo. Sólo
entonces, nuestra palabra será oída y los demás. San Pablo se refiere a esto en
1Co_2:11 : ¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu
del hombre que está en él?.”
ALEXANDER MACLAREN
“Los
otros evangelios comienzan con Belén; Juan comienza con 'el seno del Padre'.
Lucas fecha su narración con emperadores romanos y sumos sacerdotes judíos;
John fecha su evangelio con "al
principio". Intentar la exposición adecuada de estos versículos en
nuestros estrechos límites es absurdo; sólo podemos señalar los puntos
destacados de esta, la página más profunda del Nuevo Testamento.
La
triple expresión de Juan 1:1 nos lleva a las profundidades de la eternidad,
antes de que existieran el tiempo o las criaturas. Tanto Génesis como Juan
comienzan desde 'el principio', pero, mientras Génesis trabaja hacia abajo
desde ese punto y cuenta lo que siguió, Juan trabaja hacia arriba y dice lo que
precedió, si podemos usar ese término para hablar de lo que está más allá del
tiempo. El tiempo y las criaturas llegaron a existir y, cuando comenzaron, ya la
Palabra 'era'. Seguramente ninguna forma de hablar podría declarar más
enfáticamente al ser absoluto, increado, fuera de los límites del tiempo.
También
es evidente que ninguna interpretación de estas palabras penetra en su
profundidad, o tiene un sentido digno, y que no reconozca que la Palabra es una
persona. La segunda cláusula de Juan 1:1 afirma la comunión eterna de la
Palabra con Dios. La preposición empleada significa exactamente "hacia"
y expresa el pensamiento de que en la Palabra había movimiento o tendencia
hacia Dios y no meramente asociación con él. Señala la comunión recíproca y
consciente, y la salida activa del amor en dirección a Dios.
La
última cláusula afirma la comunidad de esencia, que no contradice la distinción
de personas, y hace posible la comunión del Amor activo; porque nadie podría,
en las profundidades de la eternidad, morar con Dios y amar perfectamente y ser
amado por Dios, excepto aquel que Él mismo era Dios. Jn 1:1 destaca por revelar
la naturaleza esencial y pre-temporal de la Palabra. En él se descubre
parcialmente el océano profundo de la naturaleza divina, aunque ningún ojo
creado puede sumergirse para discernir sus profundidades o viajar más allá de
nuestro horizonte hasta su extensión ilimitada y sin orillas. El resto del
pasaje trata de la majestuosa marcha del Verbo que se revela a sí mismo a
través de la creación y la iluminación de la humanidad, hasta el clímax en la
Encarnación.”
MATTHEW POOLE
“No
sólo en este texto se llama a Cristo la
Palabra (El Verbo), sino también en 1 Juan 1:1, el Verbo de vida; igual en
Apocalipsis 19:13: y hay algunos que piensan que se le llama así, en Lucas 1:2,
comparando ese texto con 2 Pedro 1:16, como también con Sal 33: 6. Y hay
algunos (si es que no son demasiado curiosos en su noción) que piensan que esa
frase de David en 2Sa 7:21, Por amor a tu palabra, (expuesto por amor a tu
siervo, 1Cr 17:19, que es el título de Cristo, Isa 42:1), que se refiere a Cristo.”
CHARLES SIMEON
“¡QUÉ
asombrosa majestad y dignidad se muestran en estas breves pero completas
palabras! Los otros evangelistas comienzan sus historias en el período de la
encarnación de nuestro Salvador: pero San Juan nos lleva a la eternidad misma;
y nos informa, no solo lo que Cristo hizo y sufrió, sino también quién era. Lo
llama por un nombre muy peculiar; "La palabra;" y, en otros lugares,
“La Palabra de vida [1Jn 1:1-2.];” "La Palabra de Dios [Apocalipsis
19:13.]".
Este
nombre, según se aplica al Mesías, no era del todo desconocido para los judíos
y parece peculiarmente propio del Hijo, porque es por el Hijo que Dios ha
revelado su mente al hombre en todas las épocas. Y quizás esta misma
explicación del término estaba destinada a sernos transmitida por San Juan,
cuando dice, unos pocos versículos después de mi texto: “A Dios nadie le vio
jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a
conocer.”(VERSO 18).
Pero,
sin detenernos en cuestiones de conjetura, consideremos El testimonio que aquí
se da al Señor Jesucristo. El Apóstol amado, hablando del Señor Jesús, aquí declara:
Su existencia eterna- [“En el principio fue el Verbo”, incluso antes de que
existiera la criatura, ya sea en el cielo o en la tierra: y de él todo ser
creado deriva su existencia. Así nos informa también San Pablo: “Por él fueron
creadas todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e
invisibles, sean tronos, sean dominios, sean principados o potestades: todas
las cosas fueron creadas por él, y para él: y él es antes de todas las cosas; y
por él todas las cosas subsisten [Col 1: 16-17.]”.
Aunque
nació en el mundo en el tiempo, sin embargo en su naturaleza divina existió
desde la eternidad: “Él era el mismo ayer, hoy y por los siglos [Heb 13:8.]:” “y
sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” [Miq.
5:2.] “Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último
[Apocalipsis 1:8; Apocalipsis 1:11.]
Su
personalidad distintiva- [Desde toda la eternidad “estaba con Dios”; “Teniendo
gloria con él antes de que los mundos fueran hechos [Jn 17:5];” y teniendo una
participación perfecta de todo lo que el Padre poseía, ya sea de sabiduría y
conocimiento [Mateo 11:27.], o de autoridad y poder [Juan 5:17.]. Esto se
desprende del concilio celebrado, por así decirlo, entre el Padre y el Hijo, respecto
a la formación del hombre [Gn 1:26]; y la consiguiente expulsión del hombre del
Paraíso [Génesis 3:22]; y la confusión de los proyectos de la raza apóstata del
hombre al cambiar su idioma en Babel [Génesis 11:7].
Por
eso se dice que el Señor Jesús “salió de Dios [Jn. 16: 27-28]”, incluso “de su
seno”, donde había estado su morada eterna. La importancia de esta verdad está
marcada por la repetición de la misma por San Juan, en las palabras que siguen
al versiculo, "El mismo era en el principio con Dios.
Tan
inconcebible parece que Dios se haga hombre y se convierta en fiador y
sustituto de sus propias criaturas rebeldes. Pero él es Dios y, por tanto,
puede hacerlo: es Dios y, por tanto, no puede ser juzgado por la capacidad
finita del hombre. Al hacer lo que ha hecho, ha actuado como él mismo.
Él
es Dios y, por lo tanto, creo todo lo que ha hecho por el hombre pecador.
Aunque él mismo es eterno, ha nacido en el tiempo; aunque eternamente con Dios,
ha descendido y ha habitado un tabernáculo con el hombre; aunque él es el Dios
vivo y verdadero, se ha hecho hombre, sí, y murió por el hombre en la cruz.
Lo
creo, porque él lo ha revelado. Créelo, porque nada menos que esto habría sido
adecuado a mis necesidades. Y si esto no fuera cierto, con mucho gusto tomaría
mi porción para siempre bajo las rocas y las montañas.
¡Qué
infinito consuelo ha proporcionado al hombre pecador! Esta doctrina satisface
todos mis deseos. Tengo culpas y pecados, que nada menos que "la sangre de
Dios" puede lavar [Hechos 20:28]. Tengo corrupciones, que nadie sino el
Espíritu de Dios puede someter y mortificar. Tengo necesidades que nadie más
que el Dios todo suficiente puede suplir. Y teniendo a Jehová como amigo, mi
garantía, mi justicia, mi todo, no temo a nada. Espero en él; y creo en él; y
me glorío en él; haz de él "toda salvación y todo deseo". Confiando
en él, desafiaré a todos mis enemigos [Romanos 8:31.]: Y, “creyendo en él”, anticiparé
en mi alma toda la gloria y la bendición del cielo [1 Pedro 1:8].”
JOHN GILL
“¿Y
porqué es llamado palabra, y no como hombre? porque como hombre no era al
principio con Dios, sino que llegó a
serlo en la plenitud de los tiempos.”
GRANT OSBORNE
“Este
primer versículo relata tres cosas acerca del Verbo: es preexistente (NTV, “ya
existía”), disfruta de una relación especial con Dios, y él mismo es deidad.
Cada etapa es más intensa que la anterior. El Verbo existe primeramente antes
de que la creación sea llamada a existencia, posteriormente tiene una relación
especial con Dios, y finalmente está en su propia naturaleza Dios mismo. Piense
en lo que está pasando a través de la mente de Juan mientras escribe esto.
Este
Jesús, con quien caminó a través de Galilea era en realidad el Verbo eterno,
Dios mismo encarnado. Él creó el mismo mundo en el que estaba caminando, y
cuando hablaba era la misma voz de Dios la que Juan escuchaba. Solo un ser que
tenía esa relación especial con Dios y que estuvo allí en el comienzo podría
haber creado este mundo, ¡y Juan caminó con él!
La
idea de que el Verbo era “con” (griego: pros) Dios connota ambas presencias
(estaban juntos) y la relación especial, la idea de pros significa a menudo
“lado a lado” con otro. En la segunda y tercera declaración, la humanidad de
Jesús (la relación con) y la divinidad (identidad con) se presentan juntas. Él
es el Dios-hombre.”
J.C RYLE
“La
palabra “era” significa “existía”, “estaba existiendo”. Toda la frase significa
que, cuando el mundo fue llamado a ser al principio de todo, por mucho tiempo
que haya transcurrido, cuando la materia fue formada por vez primera, independientemente
de los muchos millones de años que hayan pasado, en aquel período el Señor
Jesucristo ya existía. Él no tuvo principio. Él era antes que todas las cosas.
Nunca hubo un tiempo cuando no era. En resumen, el Señor Jesucristo es un Ser eterno.
Varios
de los Padres abundan en hacer hincapié en la inmensa importancia de la palabra
“era” en esta frase y en el hecho de que se repita cuatro veces en los dos
primeros versículos de este Evangelio. No se dice “fue creado el Verbo”, sino
“era el Verbo”. Dice Basil: “Esos dos términos, “principio” y “era”, son como
dos anclas” a las que el barco del alma del hombre puede aferrarse cuando venga
cualquier tormenta de herejía.
La
expresión “el Verbo” es muy difícil, y propia de S. Juan. No veo prueba clara
de que sea empleada por otro autor del Nuevo Testamento. Los textos de Hechos
20:32 y Hebreos 4:12 son, por así decirlo, pruebas dudosas. Que aquí se refiere
a una “persona” y no a una palabra hablada, y que se aplica a nuestro Señor
Jesucristo, está claro por la frase posterior: “Y aquel Verbo fue hecho carne,
y habitó entre nosotros”. Es innegable que se trataba de un término familiar a
los judíos. Pero por qué Juan emplea este término concreto tanto aquí como en
sus otros escritos es algo en lo que los comentaristas difieren enormemente.
Algunos
piensan —como Tertuliano, Zuinglio, Musculus, Bucero y Calvino— que Cristo es llamado
“el Verbo” porque es la sabiduría de Dios, y la “sabiduría” del libro de
Proverbios. Estos habrían traducido la expresión por “razón, sabiduría o
consejo”. Otros creen —como algunos de los Padres— que Cristo es llamado “el
Verbo” porque es la imagen de la simiente de la mente del Padre, “la imagen
expresa de la persona del Padre”, igual que nuestras palabras, si somos
sinceros y honrados, son la imagen y expresión de nuestras mentes.
Otros
creen —como Cartwright y Tittman— que Cristo es llamado “el Verbo” porque es la
persona de quien se habla en todas las promesas del Antiguo Testamento y el
tema de la profecía.
Otros
creen —como Melanchton, Rollock, Gomarus y Scott— que Cristo es llamado “el
Verbo” porque es el que habla, expresa e interpreta la voluntad de Dios el
Padre. Está escrito en este mismo capítulo que “el unigénito Hijo […] ha dado a
conocer [al Padre]”. También está escrito que Dios “en estos postreros días nos
ha hablado por el Hijo” (Hebreos 1:2).
Considero
que la última de estas opiniones es la más sencilla y satisfactoria. Todas las
demás son como mucho solo conjeturas. Probablemente haya algo en la expresión
que aún no ha sido descubierto.
Todo
el versículo, si se interpreta de manera honrada e imparcial, es un argumento
incontestable contra tres clases de herejes. Refuta a los arrianos, que
consideran a Cristo como un Ser inferior a Dios; refuta a los sabelianos, que
niegan cualquier distinción de personas dentro de la Trinidad y dicen que Dios
a veces se manifiesta como el Padre, a veces como el Hijo y a veces como el
Espíritu, ¡y que el Padre y el Espíritu sufrieron en la Cruz! Y, sobre todo,
refuta a los socinianos y unitarios, que dicen que Jesús no era Dios sino un
hombre, un hombre santísimo y perfecto, pero solo un hombre.
Al
dejar este versículo, es inútil negar que hay profundos misterios en él que el
hombre no tiene mente para comprender ni lenguaje para expresar. Cómo puede
haber una pluralidad en la unidad y una unidad en la pluralidad, tres personas
en la Trinidad y un Dios en esencia, cómo Cristo puede estar al mismo tiempo en
el Padre, como corresponde a la unidad en esencia, y con el Padre, como
corresponde a la distinción de su persona, son asuntos que escapan a nuestro
limitadísimo entendimiento. Felices seremos si podemos estar de acuerdo con el
devoto comentario de Bernardo acerca del asunto: “Es una temeridad buscar
demasiado en ello. Es propio de la piedad creerlo. Es vida eterna conocerlo. Y
nunca podremos comprenderlo plenamente hasta llegar a disfrutarlo.”
GARY BAUMLER
“Que
todos los que dudan de la divinidad de Cristo lean el evangelio de Juan y
crean. Juan no deja ningún lugar a duda. Él le respondió al hereje Cerinto de
ese tiempo, que enseñaba que Jesús era sólo hombre. Juan tiene la respuesta
para Arrio, que es de una época posterior, y que deliberadamente cambió el
significado de este texto, en vez de confesar que Jesús era el verdadero Dios.
Por eso los testigos de Jehová, los mormones, los unitarios y otros de hoy en
día, que ven a Jesús sólo como un ser humano especial o, en el mejor de los
casos, como “un dios”, encontrarán la verdad en el evangelio de Juan, si lo
escuchan por un momento.
Pero
no nos debemos sorprender ni dejarnos engañar por la oposición. Juan dijo que
el Verbo estaba con Dios y que el Verbo era Dios. Como dice Lutero: “Por
último, solamente el Espíritu Santo desde lo alto de los cielos puede crear
oidores y discípulos que acepten esta doctrina.” Aún hoy, existe por la
inspiración de Dios, y el Espíritu crea la fe en nosotros para que la creamos.”
JON PAULIEN
“En
primer lugar, existe considerable evidencia de que las principales partes del
prólogo al cuarto Evangelio fueron sacadas de un himno de la iglesia cristiana
primitiva. Por ejemplo, aunque Juan 1:1 y 2 fue escrito originalmente en griego,
exhibe el paralelismo poético tan común en la poesía y el canto hebreos:
En
el principio |
era
el Verbo |
|
|
y
el Verbo |
era
con Dios |
|
y
el Verbo |
era
Dios |
En
el principio |
Éste |
era
con Dios |
La
naturaleza “hímnica” del prólogo se ve también en el “paralelismo escalonado”
de los versículos 4 y 5:
En
él estaba la vida, |
|
|
|
|
Y
la vida
era la luz de los hombres. |
|
|
|
|
La
luz
en las tinieblas resplandece, |
|
|
|
|
Y
las tinieblas no... |
Los
versículos 6 al 8, por otro lado, vuelven al estilo en prosa, contrastando a
Juan el Bautista con Jesús. Aunque es imposible determinar los límites exactos
del himno que subyace a este prólogo, los versículos 1 al 5, 9 al 11, 14 y 16 al
18 aparecen claramente en un estilo poético, mientras que los otros versículos
parecen tener el propósito de unir el himno con los principales temas del
Evangelio, tal como el papel del Bautista (1:6-8,15; véase también 1:19-36;
3:22-30; 5:33-35) y la centralidad del hecho de creer para la experiencia
cristiana (1:12,13; véase también 2:11; 3:16; 4:48, 53). Este no es el único
himno reflejado en el Nuevo Testamento. Por lo menos otros tres constituyen
probablemente la base del lenguaje de Filipenses 2:6-11, Colosenses 1:15-20 y 1
Timoteo 3:16.
Descubrir
estos himnos del Nuevo Testamento lleva a una aplicación muy práctica. Los
cristianos actuales se sienten a menudo muy distanciados de los tiempos
bíblicos. Piensan que las personas de entonces eran diferentes a nosotros y que
Dios, por lo tanto, obraba de maneras muy distintas de como lo hace en la
actualidad. Sin embargo, la realidad es que los cristianos primitivos tenían
mucho en común con nosotros. Ellos también cantaban himnos y se reunían para
adorar. Ellos también luchaban para comprender la voluntad de Dios para sus
vidas. Juan sabía, por lo tanto, que si utilizaba el lenguaje de un himno familiar,
esto les ayudaría a entender su mensaje.”
LEON MORRIS
“Génesis
1 describe la primera creación de Dios; el tema del Evangelio de Juan es la nueva creación de Dios. Como la
primera, la segunda no es llevada a cabo por un ser subordinado, sino a través
del Logos, la Palabra de Dios. Vemos
aquí la continuidad con la primera creación. La Palabra o el Verbo ya existía “en el principio”, lo que significa que
existía antes que ninguna otra cosa.
Pero
probablemente significa mucho más. El término que se ha traducido por
“principio”, también quiere decir “origen” o “causa”. Temple quizá está en lo
cierto al sugerir que esta expresión combina los dos significados: “en el
principio de la Historia” y “el origen o causa del Universo”. Juan es experto
en usar palabras con más de un sentido. Si solo lo hiciera de forma ocasional
pensaríamos que en este caso se trata de una coincidencia, e intentaríamos decantarnos
por uno u otro significado. Pero ocurre tantas veces durante todo el Evangelio,
que creemos que el autor lo hacía de forma deliberada.
Juan
usa este recurso para extraer el significado completo de las expresiones que
usa. Así que es muy probable que en este caso tuviera en mente los significados,
y que quisiera que sus lectores también interpretaran ambos sentidos. Es muy
característico de Juan empezar su evangelio con una expresión que puede ser
entendida de dos formas diferentes. Y ambas son importantes. Nunca ha habido un
tiempo en el que el Verbo no existiese.
No hay nada que no dependa de Él para existir. El verbo “existía”,
o también traducido como “era” en otras versiones, siempre se ha entendido como
la existencia eterna del Verbo: “el Verbo
existía continuamente”.”
FRANCIS MOLONEY
“Este
versículo concluye con una descripción de las consecuencias de la intensa
intimidad entre la Palabra y Dios. Aunque tradicionalmente se ha traducido como
«y la Palabra era Dios», hay un peligro de que el lector contemporáneo pliegue
en una sola entidad la Palabra y Dios: ambos
son Dios. El autor se ha tomado la gran molestia de indicar que debe
evitarse una identificación entre la Palabra y Dios. La frase griega (kai teso en ho logos) coloca el
complemento (theos: Dios) antes del verbo «ser» sin ponerle un artículo. Es
extremadamente difícil captar este matiz en español, pero el autor evita decir
que la Palabra y Dios eran una y la misma cosa. La traducción «lo que Dios era
también lo era la Palabra» indica que la Palabra y Dios mantienen su
singularidad, no obstante la unidad que fluye de su intimidad.”
SAMUEL P. MILLOS
“La
referencia a principio ha de
entenderse como lo que es un existir antes de todo, que necesariamente es un
existir eterno, puesto que antes de la creación sólo existe Dios que vive en Sí
mismo eternamente. Así se entiende también en el Antiguo Testamento, cuando
hablando de la sabiduría dice: "Jehová me poseía en el principio, ya de
antiguo, antes de sus obras" (Pr. 8:22). A esa eterna vida divina el Verbo
encarnado se referirá cuando pide al Padre: "Padre, aquellos que me has
dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi
gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo"
(17:24).
Esa
referencia al principio toma otra forma
expresiva cuando el Señor dijo a los judíos: "De cierto, de cierto os
digo: Antes que Abraham fuese, yo soy" (8:58). El pensamiento de Juan es
muy concreto al decir "en el
principio", ya que si todas las cosas van a ser creadas por el Verbo,
necesariamente las antecede, por tanto es
eterno.
El
ser eterno corresponde exclusiva y excluyentemente a Dios. Quiere decir que al
comienzo del Evangelio, Juan quiere que los lectores presten atención a
Jesucristo que va a ser anunciado, no desde la condición de un mero hombre,
sino desde la eternidad que manifiesta su Deidad, como va a decir al final del
versículo. El Verbo no es, como algunos herejes afirman, un ser creado, sino el
increado y eterno Dios.”
OSCAR CULLMANN
“La
forma en que el Nuevo Testamento emplea los títulos Kyrios, Logos e Hijo de Dios muestra que, partiendo de la
cristología implicada en ellos, a Jesús
se le puede llamar Dios. Cada uno de estos títulos permite llamar a
Jesús Dios: Jesús es Dios como soberano presente que desde su glorificación rige
la Iglesia, el universo y la vida entera de cada individuo (Kyrios). Es Dios
como revelador eterno que se comunica a sí mismo desde el principio (Logos). Es
Dios, en fin, como aquel cuya voluntad y acción son perfectamente congruentes
con la de Padre, del que proviene y al que vuelve (Hijo de Dios). Incluso la idea
del Hijo del Hombre nos ha conducido a la divinidad de Jesús, pues en ella
Jesús se presenta como única y verdadera imagen de Dios. Por eso a la pregunta
de si el Nuevo Testamento enseña la divinidad de Cristo hemos de responder
afirmativamente.”
SAN AGUSTIN
“Fija
la atención de tu espíritu en este Verbo.
Tú puedes tener en tu corazón un verbo (idea o pensamiento) nacido de tu mente,
que lo ha engendrado. Idea o pensamiento que está allí como generación de tu
inteligencia, como hijo tuyo. Antes que percepción alguna, antes que la
realización de nada grande en la tierra, engendra la idea tu corazón. La idea
la tienes antes de la ejecución de la obra. Tú contemplas lo que vas a
realizar.
Nadie,
sin embargo, se admira antes de que levantes la mole o fábrica en su forma y perfección
definitivas. Se contempla la grandiosa construcción y se admira el plano del
arquitecto. ¡Qué visión tan magnífica! Se goza lo que no se ve. Nadie puede ver
la idea arquitectónica interior; pero por el exterior de la excelsa fábrica se
ensalza la idea del humano arquitecto.
¿Quieres
ahora ver la grandeza del pensamiento de Dios, que es Jesucristo, el Verbo de
Dios? Contempla esta gran fábrica del mundo. Mira lo hecho por el Verbo y
tendrás entonces una idea de su grandeza. ¿Quién puede explicar la hermosura del
cielo? ¿Quién la fecundidad de la tierra? ¿Quién puede alabar dignamente la
sucesión admirable de los tiempos? ¿Quién explica el origen de las semillas? Os
daréis cuenta que callo muchas cosas. Temo alargar mucho la enumeración y decir
tal vez menos de lo que podéis pensar.
Por
la estructura de la fábrica del mundo vendréis en conocimiento de la calidad del
Verbo, que la hizo. Y que no es ella solamente. Pues todas estas cosas son el
objeto de nuestros sentidos corporales. Y el Verbo hizo también los ángeles, y
los arcángeles, y las potestades, y los tronos, y las dominaciones, y los principados.
El Verbo lo hizo todo. Deducid de aquí la grandeza del Verbo.”
JAMES SMITH
“El
Evangelio de Juan ha sido bien llamado «El Evangelio de la Eternidad», porque
es el Evangelio de Dios. Juan fue un vaso especialmente preparado para este muy
honroso ministerio. Desde su juventud había sido un apóstol amado. «Su cabeza
había estado recostada en el pecho del Señor, había estado junto a la cruz,
había sido testigo de la Ascensión, había cuidado de la Madre del Señor hasta
su muerte, había visto el fin de la dispensación judía y la caída de la Santa
Ciudad, y le habían sido concedidas a él las visiones del Apocalipsis».
El
gran propósito de este Evangelio es muy apropiadamente expresado en Juan 20:31:
«Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios,
y para que creyendo, tengáis vida en su nombre». Todas las palabras clave de
este Evangelio se encuentran en este versículo. Las palabras iniciales de este
capítulo se encuentran entre las más profundas jamás escritas por la mano del
hombre. Este versículo revela la primera parte de una triple relación del Señor
Jesucristo en su:
Relación
con Dios. Recibe el nombre del Verbo, el «Logos». Cristo mismo es la palabra pronunciada y el pensamiento de
Dios. Él es la expresión visible del Dios invisible. «La cual [vida
manifestada] estaba con el Padre, y nos fue manifestada» (1Jn_1:2). Esta
Palabra era en el principio. «Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo,
antes de sus obras (…) y era su delicia de día en día» (Pro_8:22-30). El Verbo
estaba con Dios. Sí, y más aún, el Verbo era Dios. La mente finita del hombre no
puede captar el misterio de la Trinidad, pero el creyente devoto puede
inclinarse y adorar. Que Aquel que era en forma de Dios, y que no consideró
usurpación ser igual a Dios, se anonadara a Sí mismo, tomando sobre Sí la forma
de siervo, y muriera en una cruz por el pecado del mundo, es un misterio de la
gracia que sólo puede ser sondeado por el misterio de la Trinidad.”
MATTHEW HENRY
“Escudriñemos
lo que se halla en estas densas y profundas líneas. El evangelista declara aquí
la gran verdad que va a demostrar a lo largo de todo su Evangelio: que
Jesucristo es el Hijo de Dios y un solo Dios con el Padre. Veamos:
I.
De quién habla: Del Verbo o Palabra viva (gr. Logos). Este epíteto se halla
exclusivamente en los escritos de Juan. Era enseñanza corriente entre los
judíos que la Palabra de Dios era una misma cosa que Dios. Al cerrar su
majestuoso prólogo, el evangelista viene a explicarnos por qué llama a Cristo
el Verbo: Porque es «el unigénito Hijo que está en el seno del Padre, y Él le
ha dado a conocer» (v. Jua_1:18). Hay dos clases de palabra: La palabra que se piensa y la palabra que se
expresa.
1.
La palabra que se piensa es lo que
llamamos concepto, por ser el producto primero e inmediato de lo que concebimos
mentalmente. En este sentido, la segunda persona de la Deidad es aptamente
llamada el Verbo de Dios, porque es el Unigénito del Padre. Es de notar que de
nada estamos tan seguros como de que pensamos; por eso dijo el filósofo francés
Descartes: «Pienso, luego existo»; pero nada hay tan misterioso como el modo
con que pensamos. Y, si es tan misteriosa la elaboración de nuestros
pensamientos, ¿qué diremos de la mente divina, cuyo concepto es una Palabra
viva y sustancial, tanto que es una persona divina?
2.
La palabra que se expresa al exterior
es un medio de comunicación de lo que pensamos, pues mediante ella nos
relacionamos con los demás. En este sentido, Cristo es la Palabra de Dios,
porque «En estos últimos días nos ha hablado (Dios) en el Hijo» (Heb_1:2).
Cristo nos ha declarado la mente del Padre con respecto a nosotros, de la misma
manera que la palabra o el discurso de un hombre nos dan a conocer sus
pensamientos. Sólo Cristo podía declararnos con toda precisión, exactitud y
profundidad la mente de Dios, porque:
(A)
sólo Él conoce exhaustivamente al Padre (v. Mat_11:27);
(B)
En todo lo que hacía y decía, Cristo era «Dios manifestado en carne»
(1Ti_3:16), la Palabra de Dios Encarnada (v. Jua_1:14), es decir, la traducción
más exacta posible de Dios al lenguaje humano, de tal modo que quien ve a Jesús,
ha visto al Padre (Jua_14:9). Juan el Bautista era una voz, pero Cristo es el
Verbo.
Lo
que aquí se dice de Él:
Su existencia desde toda la eternidad: En el principio era el Verbo. Esto nos declara Su
existencia, no sólo antes de encarnarse, sino eternamente. El mundo existe
desde el principio, pero el Verbo ya existía en el principio, antes de que el
mundo comenzara a existir. El que era en el principio no comenzó con el
principio y, por tanto, existió siempre.”
JAMIESON – FAUSSET – BROWN
“Cada
una de estas afirmaciones ricas es el complemento de la otra, corrigiendo
cualquier falso concepto que pudieran ocasionar las otras. ¿Fué eterno el
Verbo? No era la eternidad “del Padre”, sino la de una existencia personal
consciente distinta de él y asociada con él. ¿Era el Verbo así “con Dios”? No
era lo distinto y el compañerismo de otro ser, como si hubiera más Dioses que
uno, sino de Uno quien era Dios mismo, en tal sentido que la unidad absoluta de
la Divinidad, el gran principio de toda religión, solamente es transferida de
la región de abstracción vaga a la región de la vida y amor esenciales. Pero
¿por qué toda esta definición? No para darnos alguna información abstracta
acerca de ciertas distinciones misteriosas en la Divinidad, sino sólo para
hacer saber al lector quién era aquel que en la plenitud del tiempo “fué hecho
carne”. Después de cada versículo, pues, debe decir para sí el lector: “Era el
que es descrito así y así, quien fué hecho carne.”
SAN JUAN CRISOSTOMO
“Véase
también cuánta prudencia hay en el espíritu del Evangelista: sabían los hombres
lo que es más antiguo y lo que había antes de todas las cosas, honrando y
poniendo a Dios sobre todo. Por esto expresa antes de todo el principio, y
dice: "En el principio era el Verbo"
SAN HILARIO
“Dirás:
el Verbo es el sonido de la voz, la enunciación de los asuntos y la expresión
de los pensamientos. Este es el Verbo que en el principio estaba con Dios,
porque la palabra de un pensamiento es eterna cuando el que piensa es eterno.
Pero ¿cómo existía en el principio lo que no existió antes ni después del
tiempo? Y yo ignoro si puede existir en el tiempo. La palabra de los que
hablan, ni existe antes de que hablen, ni después de que han hablado, y cuando
llega el fin de esa palabra no existe ya el principio de ella.
Pero
si como oyente inexperto habías dejado pasar la primera afirmación: "En el
principio era el Verbo", ¿qué es lo que buscas en lo que sigue: "Y el
Verbo estaba con Dios?" ¿Acaso escuchaste 'en Dios' (y no con Dios) y
habías entendido la expresión de un pensamiento oculto? ¿O crees que confundió
San Juan la diferencia que hay entre 'estar en' y 'estar con'? Así se dice que
lo que existía en el principio, no existía en otro, sino con otro. Por lo tanto
veamos el estado y el nombre del Verbo. Dice, pues: "Y el Verbo era
Dios". Termina el sonido de la voz, y la enunciación del pensamiento; pero
este Verbo es un ser, y no un sonido; una naturaleza, y no una palabra; un
Dios, y no una nada.
Yel Verbo era Dios… Es un simple nombre, y carece de tropiezo alguno; se
dijo a Moisés: "Te he constituido como el dios de Faraón" (Éxo_7:1).
Pero ¿no se añadió la causa de este nombre, cuando se dijo a Faraón? Porque
había sido dado Moisés como dios de Faraón, para ser temido, rogado y para que
le castigase. Y una cosa es ser dado como dios, y otra es ser Dios. También me acuerdo de otra sentencia que se encuentra
en el Salmo: "Yo dije, sois dioses" (Sal_81:6); pero aquí debe
entenderse que es un nombre que se les concede. Y las palabras "Yo
dije", expresan más bien la palabra del que habla que el nombre de la
cosa. Pero cuando dice: "Y el Verbo
era Dios", no oigo sólo que se dice el Verbo, sino entiendo que se
demuestra que es Dios.”
W. PARTAIN - B. REEVES
“Y
el Verbo era Dios…Cristo es Dios.
A. Rom_9:5, "el cual es Dios
sobre todas las cosas, bendito por los siglos". La Biblia dice claramente
que Cristo es Dios. No es Dios el Padre, sino Dios el Hijo. El nombre
"Hijo de Dios" equivale al nombre, "Dios el Hijo". La
versión citada aquí (RVR60) no ha sido rechazada oficialmente por los
"testigos" del Atalaya (el grupo religioso más anticristo en el
mundo); por lo tanto, esta versión se debe usar con toda confianza en las
discusiones con ellos, porque "La Traducción del Nuevo Mundo" (TNM)
de ellos no es una versión, sino una "perversión" de la palabra de
Dios. La TNM cambia Rom_9:5, añadiendo la palabra "sea". Dice esta
versión, "Dios... sea bendito". Lo cambian por completo para negar la
deidad de Cristo. Sin embargo, el texto griego usado en su Kingdom Interlinear
Translation of the Greek Scriptures (traducción interlineal del griego al
inglés), no dice sea. La palabra sea no está en el texto griego que ellos
mismos usan, sino que aparece solamente en la TNM.
B. Tit_2:13, "nuestro gran Dios
y Salvador Jesucristo". La TNM cambia ese versículo también, porque dice,
"y del Salvador Jesucristo", así dando a entender que Pedro habló de
dos personas (Dios y Jesucristo), y no de una sola persona, y de esta manera
niegan la deidad de Cristo, pero en su texto griego no aparece la palabra del.
Así es que otra vez su texto griego está en conflicto con la TNM.
C. 2Pe_1:1, "nuestro Dios y
Salvador Jesucristo". La TNM añade otra vez la palabra del para separar
Dios de Jesucristo, pero tampoco aquí aparece del en su texto griego. En esto
hay un detalle muy interesante: obsérvese que en 2Pe_1:11, la construcción
gramatical es idéntica con la del v. 1. Dice, "nuestro Señor y Salvador
Jesucristo". En este versículo la TNM no añade la palabra del, aunque la
construcción gramatical en este versículo es idéntica a la del v. 1. La única
diferencia es que en el v. 1 Pedro dice Dios, y en el v. 11 dice, Señor. Si en
el v. 11 no debe añadirse la palabra del, entonces no hay razón alguna para que
se añada en el v. 1. Así es que los "testigos" se condenan a sí
mismos.
D. 1Jn_5:20, "y estamos en el
verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida
eterna". Lo más curioso de todo es que la TNM no cambia este texto como
cambia los otros que afirman la deidad de Cristo. Es increíble que hayan dejado
este texto sin cambio alguno, aunque afirma en forma clara e innegable que
Cristo es "el verdadero Dios".
E. Heb_1:8, "del Hijo dice: Tu
trono, oh Dios, por el siglo del siglo". La TNM tuerce este texto,
diciendo que Dios es tu trono.
II.
Cristo es el "Gibbor" ("Dios Fuerte") del Antiguo
Testamento.
A. Isa_9:6 se refiere claramente a
Cristo: "se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte
("Gibbor"), Padre Eterno, Príncipe de Paz". Los
"testigos" admiten que este texto se refiere a Cristo pero dicen que
Jesucristo es solamente "Dios Fuerte" y que no es "Dios
Todopoderoso". La distinción hecha por ellos es absurda. En el siguiente
capítulo (10:21), Isaías se refiere claramente a Dios ("Dios
fuerte"). Aun los judíos que rechazan a Cristo negarían la supuesta
distinción hecha por los "testigos".
B. Apo_1:8, Cristo es Todopoderoso.
Dice el v. 7, "He aquí que viene con las nubes y todo ojo le verá, y los
que le traspasaron". Cristo viene en las nubes (Hch_1:9-11), y a Cristo
traspasaron. Por eso, Apo_1:7 habla de Cristo. En seguida (v. 8) dice, "Yo
soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y
que ha de venir, el Todopoderoso". El que "ha de venir" es
Cristo (v. 7). Es muy claro y obvio que Cristo es el que habla a Juan en este
capítulo. En el v. 18 dice, "el que vivo, y estuve muerto". En los
vers. 11 y 17, dice "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último...
yo soy el primero y el último", como en el v. 8. También véase Apo_22:12-16,
"Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el
último... Yo Jesús".
Por lo tanto, sin lugar a dudas
Cristo, el primero y el último, es Todopoderoso. No puede haber dos primeros y
dos últimos. Sólo Dios Todopoderoso es el primero y el último. ¡Cristo es Dios
Todopoderoso!
III. El Verbo era Dios,
Jua_1:1.
"En el principio era el Verbo,
y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". Juan afirma aquí la
eternidad de Cristo y, por consiguiente, la deidad de Cristo.
A. Para negar la deidad de Cristo la
TNM dice, "Y el Verbo era un dios". Según esta traducción, pues, hay
DOS DIOSES: un Dios Todopoderoso, y un dios menor, fuerte pero no todopoderoso.
Isa_43:10 (el texto predilecto de los "testigos" porque dice
"vosotros sois mis testigos") dice, "antes de mí no fue formado
dios, ni lo será después de mí". Este texto afirma que los israelitas eran
testigos de Jehová, pero los "testigos" del Atalaya tuercen este
texto, aplicándolo a sí mismos. A pesar de ser este texto predilecto de ellos,
refuta su traducción de Jua_1:1. Según la TNM, Cristo es "un dios"
que, desde luego, tuvo que ser formado (creado) por Dios; pero Isa_43:10 dice
que ni antes ni después de Dios se ha formado otro dios. Después (44:6, 8)
dice, "Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay
Dios... No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno". Por lo
tanto, la traducción de Jua_1:1 de la TNM es incorrecta y contradictoria. Dios
dijo en palabras claras y enfáticas que no hay otro Dios. Los
"testigos" no pueden escapar de la a fuerza de este argumento. Para
ellos no hay salida. Por propia boca se condenan a sí mismos, porque enseñan
que Cristo fue "creado" (formado) por Dios y que es un DIOS FUERTE,
cosa que Dios niega rotundamente en Isa_43:10; Isa_44:6; Isa_44:8, y otros
textos.
B. ¿Cuál es el argumento de los
"testigos" para justificar su traducción de Jua_1:1? Dicen que cuando
la palabra Dios (theos) se refiere a Dios, precede el artículo definido (ho), y
que en Jua_1:1 el artículo no aparece. No existe tal regla en la gramática
griega. Es una invención de ellos para su propia conveniencia.
1. Además, ellos mismos no siguen su
propia regla, porque en el mismo capítulo, en los ver. 6, 12, 18, theos aparece
sin el artículo definido, y sin embargo ellos saben que se debe traducir
"Dios", y así lo hacen. Los libros de gramática griega explican que
los nombres predicados requieren el artículo cuando siguen al verbo principal.
En este verso Dios es el nombre predicado, y el verbo principal es era",
pero el nombre predicado (Dios) precede al verbo principal (era) en el griego.
El arreglo de las palabras en el griego es así: y Dios era el Verbo.
2. Los "testigos" dicen
que la frase bajo consideración en Jua_1:1-51 :1 es como la de Hch_28:6,
"dijeron que era un dios", pero en este texto el nombre predicado es
dios, pero sigue al verbo principal (era), mientras que en Jua_1:1 el nombre
predicado (Dios) precede al verbo principal (era). Hay gran diferencia entre la
construcción de estas dos frases. En Hch_28:6 la traducción, "dijeron que
era un dios", es correcta, pero la traducción de la TNM de Jua_1:1-51 :1
es incorrecta. Hay un texto que sí es paralelo con Jua_1:1 y ese texto es
Jua_19:21, "Rey soy de los judíos". En este texto, como en Jua_1:1,
el nombre predicado (Rey) precede al verbo principal y, por lo tanto, no se
traduce "Un rey soy... " La misma TNM de los "testigos" no
dice "Un rey soy... ", sino que traduce correctamente, "Soy rey
de los judíos". De esta manera los "testigos" se contradicen a
sí mismos.
IV. Cristo es adorado.
A. Mat_4:10, "Al Señor tu Dios
adorarás, y a él solo servirás". La palabra adorar traduce el verbo
proskuneo, que significa "postrarse". En la TNM esta palabra
(Mat_4:9-10) se traduce las dos veces "adorar". Sin embargo, en todo
caso en los que se refieren a Cristo, es decir, cuando la gente adoró a Cristo
(postrándose delante de El), la TNM dice "rendir homenaje", en vez de
"adorar", para negar a Cristo el honor que merece. Jua_5:23,
"para que todos honren al Hijo como honran al Padre".
B. Varias personas adoraron a
Cristo: Mat_2:11, los magos, "postrándose, lo adoraron"; Mat_8:2,
"vino un leproso y se postró ante él"; Mat_9:18, un hombre principal
"se postró ante él"; Mat_14:33, los discípulos "le adoraron,
diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios"; Mat_15:25, la mujer cananea
"se postró" ante El; Mat_20:20, la madre de Juan y Jacobo,
"postrándose" ante El; Mat_28:9, las mujeres "abrazaron sus pies
y le adoraron"; Mat_28:17, los once "le adoraron"; Jua_9:38, el
que estaba ciego "le adoró"; Heb_1:6, "adórenle todos los
ángeles".
C. Compárese Hch_10:26; Cornelio,
postrándose a los pies de Pedro, le adoró, pero Pedro no aceptó su adoración,
sino que le dijo, "Levántate, pues yo mismo también soy hombre". Sin
embargo, Cristo nunca rehusó la adoración de la gente. Compárese también
Apo_19:10; Juan se postró a los pies del ángel para "adorarle", pero
dijo el ángel: "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus
hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios". Cristo nunca
rehusó la adoración de la gente, porque El es Dios. Recuérdese que los
"testigos" dicen que Cristo fue creado, que es una criatura. Según
ellos, pues, un ser creado -- una criatura -- recibe adoración. ¿Qué dijo Pablo
acerca de la adoración de la criatura en Rom_1:25? Si Cristo es simplemente una
criatura, entonces es pecado adorarle.
V. El nombre "Jehová" se
aplica a Cristo también. Varios textos del Antiguo Testamento que se refieren a
Jehová se aplican, en el Nuevo Testamento, a Cristo.
A. Isa_40:3, "Voz que clama en el
desierto: Preparad camino a Jehová". Esta voz era la de Juan el bautista
que fue delante de Cristo (Mat_3:1-17, Mar_1:1-45 y Luc_3:1-38). Juan dijo,
(Jua_3:28), "Yo no soy el Cristo; sino que soy enviado delante de
él". Véanse Mal_3:1 y Mar_1:2. Isaías y Malaquías dijeron que este
mensajero iría delante de Jehová y lo hizo, yendo delante de Cristo. No se
puede negar que el nombre Jehová se aplica a Cristo.
B. Isa_44:6; Apo_1:8; Apo_1:11;
Apo_1:17; Apo_22:12-13; Apo_22:16. Jehová es el primero y el último; Cristo es
el primero y el último. Pero no puede haber dos primeros y dos últimos; por lo
tanto, Cristo es Dios y el nombre "Jehová" se aplica a El también. Lo
que se afirma de Dios o de Jehová en el Antiguo Testamento se aplica a Cristo
en el Nuevo Testamento.
C. Isa_45:23; Flp_2:10-11. Se
doblará toda rodilla delante de Jehová, según Isaías, y se doblará toda rodilla
delante de Cristo, según Pablo. Pablo cita a Isaías; los dos textos son en
realidad una sola verdad aplicable a Dios. Cristo es Dios.
D. Joe_2:32; Hch_2:21. "Todo
aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo"; "Todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo"; Rom_10:9; Rom_10:13,
"Jesús es el Señor... todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo". Jehová es el Salvador; Cristo es el Salvador.
E. Zacar 11:12, 13; Mat_27:9-10, el
precio con que me han apreciado: Zacarías dice Jehová, Mateo cita este texto
con respecto a Cristo. Toda persona sincera puede ver esta sencilla verdad,
demostrada tantas veces, de que Cristo cumple estas profecías, y las cumple
porque el nombre "Jehová" es aplicable a El también.
F. La TNM nos ayuda para comprobar
esta verdad. Considérese Rom_14:1-23. En los ver. 6-8, la palabra kurios,
palabra griega que se traduce Señor, se traduce Jehová en la TNM seis veces.
Por lo tanto, en el v. 9 la palabra kurios debe ser traducida Jehová, porque
así la traducen seis veces en los ver. 6-8. ¿Qué dice el v. 9? "Porque
Cristo para eso murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los
muertos como de los que viven". Según la práctica de la TNM de traducir la
palabra kurios (dicen que es Jehová), el texto debe decir en la TNM, "para
ser Jehová". Lo mismo en el v. 14, "Yo sé, y confío en el
Señor"; la palabra "Señor" debe ser "Jehová" en la
TNM. Según la regla de los mismos "testigos", el texto debe decir,
"Jehová Jesús".
VI. Los "testigos"
menosprecian la humillación de Jesús.
A. La humillación de Jesús era
indispensable para nuestra salvación, pero los "testigos" citan todos
los textos en los que Jesús se refiere a su humillación, y los usan para negar
su deidad. Dice Cristo (Jua_14:28), "el Padre mayor es que yo". Tales
textos dan énfasis a la humillación de Jesucristo. El llegó a ser el siervo de
los hombres, y murió en la cruz para salvarnos, pero los "testigos"
son los más ingratos de todos los hombres, porque se aprovechan de estos mismos
textos para "probar" que Cristo no es Dios, sino solamente una
criatura.
B. Flp_2:5-11 habla de la
humillación de Cristo: "el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo... "La TNM tuerce este texto también, porque su propósito
principal es negar y despreciar a Cristo, pero otra vez su texto griego
(interlineal) dice lo mismo que las versiones confiables.
1. En este texto Pablo dice que
Cristo se despojó a sí mismo, e inmediatamente con dos gerundios explicó cómo
lo hizo: (1) "tomando forma de siervo" y (2) "haciéndose
semejante a los hombres". Este texto, simple y sencillamente, se refiere a
la encarnación de Cristo. Los "testigos", otros sectarios (p. ej.,
Frederic Louis Godet) y algunos hermanos que profesan ser conservadores dicen
que al llegar a ser hombre, Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos
divinos; es decir, que dejó de ser omnipotente, omnisciente, etc. Según esta
herejía, Cristo habría tenido que dejar de ser eterno ("Yo Soy",
8:58). Repetidas veces Cristo demostró sus atributos divinos, aun perdonando el
pecado que es una prerrogativa exclusiva de Dios (Mar_2:5). Juan recalca la
omnisciencia de Cristo a través del libro (p. ej., 1:47, 48; 2:24, 25; 4:29;
6:70; 11:14; 12:32). (Los hermanos que enseñan esta herejía la publican en dos
periódicos Faith and Facts y With All Boldness, publicados por el hno. John
Welch de Indianapolis, Indiana, USA; John Welch es el campeón de esta herejía).
2. En Flp_2:1-4 Pablo enseña la humildad;
entonces en los vers. 5-11 habla del ejemplo de humildad de Cristo. Pero lo
terrible de esta herejía es que sus proponentes no creen que lo que Jesús hizo
era suficiente; es decir, El se humilló, tomando la forma de siervo, hecho
semejantes a los hombres y aun murió como criminal sobre una cruz romana, pero
eso no les satisface. Quieren aun más humillación, pues enseñan que también
Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (cosa que sería
totalmente imposible).
3. Por lo tanto, estando aquí en la
tierra en forma de hombre se hizo igual a Dios (Jua_5:18). Los
"testigos" quieren quitar la fuerza de este texto diciendo que así
dijeron los judíos, pero no los judíos, sino Juan el apóstol, dice que Cristo
se hizo a sí mismo igual a Dios.
C. 1Co_15:24-28. Dice el v. 28,
"... entonces el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó todas las cosas,
para que Dios sea todo en todos". Los "testigos" afirman que
este texto enseña que Cristo será inferior para siempre, pero recuérdese que
Pablo dice que Cristo es Dios (Rom_9:5; Tit_2:13), que Cristo es la plenitud de
la deidad corporalmente (Col_2:9). Pablo nunca se enredó en contradicciones
como lo hacen los "testigos". Pablo dice en 2Co_1:18, "nuestra
palabra a vosotros no es Sí y No". Cuando él afirmó que Cristo es Dios,
siempre era consecuente con esa afirmación.
1. 1Co_15:24-28 habla de la
perfección y terminación de la obra de Cristo como Salvador y Mediador. El se
humilló a sí mismo, participó de carne y sangre (Heb_2:14), tomó la forma de
hombre y de siervo de hombres (Flp_2:5-7), para ser nuestro Salvador y
Mediador. Habiendo llegado a ser hombre y habiendo sufrido toda tentación
humana (Heb_2:18; Heb_4:15-16), El llegó a ser nuestro perfecto Mediador.
2. La Biblia enseña el papel del
Padre, el del Hijo, y el del Espíritu Santo. El Padre ha hecho y hace ciertas
cosas para llevar a cabo la redención del hombre, el Hijo ha hecho y hace
ciertas cosas, y el Espíritu Santo ha hecho y hace ciertas cosas. El Padre dio
al Hijo toda autoridad (Mat_28:18), para llevar a cabo su divina misión como
Dios-Hombre. 1Co_15:24-28 habla del tiempo del fin cuando haya terminado por
completo su obra de Salvador, Redentor y Mediador.
3. Entonces, Dios mismo estará con
su pueblo como su Dios. Todo el trabajo que Jesucristo ha hecho, hace y hará
hasta el fin, se habrá perfeccionado y terminado. No será necesario que El sea
Redentor o Salvador ni Mediador, porque entonces seremos salvos para siempre,
estaremos en la presencia de Dios y no habrá necesidad de mediador. Por lo
tanto DIOS -- Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu Santo -- será TODO
EN TODOS.
4. El reino de Dios es el reino del
Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Cristo no se excluye en ningún sentido
del glorioso reino o reinado eterno, porque El es Dios, y Dios será todo en
todos. Luc_1:33 dice que Cristo "reinará... para siempre, y su reino no
tendrá fin". Lo que Pablo dice en 1Co_15:24-28 no contradice, sino
confirma lo que Luc_1:33 dice.
VII. "Yo soy"
(Éxo_3:14) aplicado por Cristo a sí mismo.
A. Éxo_3:14, "Así dirás a los
hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros". Jesús dijo, "Antes que
Abraham fuese, yo soy" (8:58). No dijo, "Yo era", sino "Yo
soy", aplicando a sí mismo el nombre del Dios de Israel, el Dios "de
vuestros padres" (Éxo_3:13-14). Los judíos reconocían el significado de
esta expresión; entendían que Jesús aplicaba a sí mismo el nombre de Dios y,
por eso, "tomaron entonces piedras para arrojárselas" (8:59).
B 8:24, "si no creéis que yo
soy, en vuestros pecados moriréis". Si Jesús hubiera sido un mero hombre,
la pregunta natural habría sido, "si no creéis que yo soy qué?" Pues
parece que la frase está incompleta, pero los judíos conocían bien el nombre
"Yo soy" y lo que significaba (Éxo_3:14). Es el nombre del Dios
Eterno.”
WILLIAM BARCLAY
“Aquí,
al principio, Juan dice tres cosas acerca de la Palabra, es decir, acerca de
Jesús, de la cual nos enfocaremos en dos para este versículo:
(1)
La Palabra ya estaba allí en el mismo
principio de todas las cosas. Juan se remonta con el pensamiento al primer
versículo de la Biblia: " En el principio creó Dios los cielos y la
Tierra" (Gen_1:1). Lo que Juan nos está diciendo es esto: La Palabra no es
una de las cosas creadas; la Palabra ya existía cuando empezó la creación; la
Palabra no es una parte del mundo que empezó a existir en un tiempo; la Palabra
es parte de la eternidad y estaba con Dios antes que empezaran el tiempo y el
universo. Juan está pensando en lo que se conoce como la preexistencia de
Cristo.
En
muchos sentidos esta idea de la preexistencia es muy difícil, si no imposible,
de captar. Pero representa algo muy sencillo, muy práctico y muy tremendo. Si
la Palabra estaba con Dios antes que empezara el tiempo, si la Palabra es parte
del esquema eterno de las cosas, esto quiere decir que Dios ha sido siempre
como Jesús. Algunas veces se ha pensado que Dios era severo y vengativo; y que
lo que hizo Jesús cambió la ira de Dios en amor y alteró Su actitud hacia la
humanidad. El Nuevo Testamento no sabe nada de esa idea. Lo que todo el Nuevo
Testamento nos dice, y especialmente este pasaje de Juan, es que Dios ha sido
siempre como Jesús. Lo que hizo Jesús fue abrir una ventana en el tiempo para
que pudiéramos ver el amor eterno e inalterable de Dios.
Entonces
podríamos muy bien preguntarnos: ¿Y qué pasa con algunas de las cosas que
leemos en el Antiguo Testamento? ¿Qué de los pasajes en los que se dice que
Dios mandó arrasar ciudades enteras y matar a hombres, mujeres y niños? ¿Qué de
la ira, y de los celos de Dios de los que leemos a veces en las partes más
antiguas de la Escritura? La respuesta es: No es Dios el que ha cambiado, sino
nuestro conocimiento de Dios. Esas cosas se escribieron porque entonces no se
tenía un conocimiento mejor; hasta ahí habían llegado en su conocimiento de Dios.
Cuando
un niño está estudiando una asignatura tiene que ir aprendiéndola por etapas.
No empieza por el conocimiento total, sino por lo que puede comprender, y de
ahí va pasando a más. Cuando empieza con la apreciación de la música, lo
primero que le dan a escuchar no es un preludio o una fuga de Bach, sino algo
mucho más sencillo; y luego va comprendiendo más por etapas. Así sucedía con
los hombres y Dios. Sólo en parte podían captar y entender la naturaleza de
Dios y Sus caminos. Fue sólo cuando vino Jesús cuando vieron total y
perfectamente cómo ha sido Dios siempre.
Se
cuenta que una chiquilla tuvo que enfrentarse una vez con algunos de los
pasajes más sangrientos y salvajes del Antiguo Testamento, y comentó:
"¡Pero todo eso pasó antes de que Dios se hiciera cristiano!» Si podemos
decirlo así con toda reverencia, cuando Juan dice que la Palabra siempre estuvo
allí, está diciendo que Dios siempre ha sido cristiano. Nos está diciendo que
Dios siempre ha sido, y es, y será como Jesús. Pero la humanidad no lo podía
saber ni se podía dar cuenta hasta que vino Jesús.
(2)
Juan sigue diciendo que la Palabra estaba
con Dios. ¿Qué quería decir con eso? Quería decir que siempre ha habido la
más estrecha conexión entre la Palabra y Dios. Vamos a decirlo de una manera
más sencilla: Siempre ha habido la más íntima conexión entre Jesús y Dios. Eso
quiere decir que nadie nos puede decir cómo es Dios, cuál es la voluntad de
Dios para nosotros, cómo son el amor y el corazón y la Mente de Dios nada más
que Jesús.
Vamos
a poner un ejemplo humano sencillo. Si de veras queremos saber lo que una
persona piensa y siente sobre algo, y no tenemos acceso a ella, no vamos a
alguien que no es más que un conocido lejano suyo o que hace poco que la
conoce, sino a uno que sabemos que es su amigo íntimo de muchos años. Ese será
capaz de interpretarnos de veras la mente y el corazón de la otra persona.
Algo
así es lo que Juan nos está diciendo de Jesús. Nos está diciendo que Jesús ha
estado siempre con Dios. Vamos a usar el lenguaje humano, porque es el único
que podemos usar. Juan está diciendo que Jesús tiene tal intimidad con Dios que
Dios no tiene secretos con Él; y que, por tanto, Jesús es la única Persona en
todo el universo que nos puede revelar cómo es Dios y lo que siente acerca de nosotros.”
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