jueves, 9 de marzo de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 9

 



 

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 9

RV1960

NVI1999

BTX4

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.

La Luz verdadera, que al venir al mundo, alumbra a todo hombre,

TR+

INA27+

VUL

ηνG1510 V-IAI-3S τοG3588 T-NSN φωςG5457 N-NSN τοG3588 T-NSN αληθινονG228 A-NSN οG3739 R-NSN φωτιζειG5461 V-PAI-3S πανταG3956 A-ASM ανθρωπονG444 N-ASM ερχομενονG2064 V-PNP-ASM G2064 V-PNP-NSN ειςG1519 PREP τονG3588 T-ASM κοσμονG2889 N-ASM

ην G1510:V-IAI-3S Estaba siendo το G3588:T-NSN la φως G5457:N-NSN luz το G3588:T-NSN la αληθινον G228:A-NSN verdadera ο G3739:R-NSN cual φωτιζει G5461:V-PAI-3S está iluminando παντα G3956:A-ASM a todo ανθρωπον G444:N-ASM hombre ερχομενον G2064:V-PNP-ASM viniendo εις G1519:PREP hacia dentro τον G3588:T-ASM a el κοσμον G2889:N-ASM mundo

erat lux vera quae inluminat omnem hominem venientem in mundum 

KJV

That was the true Light, which lighteth every man that cometh into the world.

TCB

Aquel era la luz verdadera. Jua_1:4; Jua_6:32; Jua_14:6; Jua_15:1; Isa_49:6; Mat_6:23; 1Jn_1:8; 1Jn_2:8; 1Jn_5:20.

 

Alumbra a todo hombre. Jua_1:7; Jua_7:12; Jua_12:46; Isa_8:20; 1Ts_5:4-7.

 

COMENTARIOS:

SAN JUAN CRISOSTOMO

“¿Dónde están los que dicen que el Hijo no es verdadero Dios? Aquí es llamado luz verdadera. Y en otro lugar es llamado la verdad misma, la vida misma. Si ilumina a todo hombre que viene a este mundo, ¿cómo es que no todos son iluminados? Es un hecho que no todos reconocen el culto de Cristo. Entonces, ¿cómo ilumina a todo hombre? Lo ilumina en la medida en que está en él. Pero si alguno, por propia voluntad, cerrando los ojos de la mente, no quiere recibir los rayos de esa luz, no es culpa de la naturaleza de esa luz el que ese tal permanezca en las tinieblas, sino producto de la maldad de cuantos libremente se privan de tal don.

La gracia ha sido derramada sobre todos: no se rehusa ni al judío, ni al griego, ni al bárbaro, ni al escita, ni al hombre libre, ni al esclavo, ni al anciano, ni al joven. A todos por igual admite a gozar de sus beneficios y honores. Quienes no quieren disfrutar ese regalo, deben imputarse a sí mismos su ceguera. Estando abierto a todos el camino que conduce a tal honor y no cerrado a ninguno, si ésos, por su libre voluntad, quedan excluidos, se pierden sólo por su culpa.”

A.T ROBERTSON

“Los cuáqueros apelan a esta frase en favor de su creencia de que cada hombre recibe una luz interior que es suficiente para conducirlo, y recibe el nombre del texto cuáquero. Pero puede significar sólo que la verdadera luz que los hombres reciben procede de Cristo, no necesariamente que todos reciben una revelación especial.”

GARY BURGE

“La expresión «venía al mundo» es difícil. Puede modificar a «todos» (i.e., la luz verdadera alumbra a todo aquel que viene al mundo) o a «luz» (i.e., la luz verdadera, que alumbra a todos, venía al mundo). Puesto que la entrada del Verbo en el mundo es un pensamiento muy frecuente para Juan, la última lectura es la mejor interpretación (cf. 1:10; 3:17, 19, etc.).

No obstante, la virtud de esta entrada divina está en el modo en que alcanza a todo ser humano, especialmente a aquellos que son hostiles a Dios. En el vocabulario de Juan, el «mundo» (kosmos en griego) es un importante término teológico, que aparece setenta y ocho veces solo en este Evangelio.

En algunos casos tiene una connotación positiva (p. ej., 3:16: «Porque tanto amó Dios al mundo»). Otras veces es neutral (p. ej., 8:26, donde Jesús dice, «pero el que me envió es veraz, y lo que le he oído decir es lo mismo que le repito al mundo»). Pero, en su mayor parte, las alusiones al kosmos son decididamente negativas. El mundo no es el orden creado; no es el ambiente natural en sí. Es la esfera de la creación que vive en rebeldía (1:10; 7:7; 14:17, 22, 27, 30; 15:18–19; 16:8, 20, 33; 17:6, 9, 14, 25).

Por ello, cuando leemos sobre la aparición de Jesús en el mundo, el amor de Dios por el mundo (3:16) o la salvación del mundo que Jesús lleva a cabo (4:42), tales pasajes no representan un respaldo categórico del mundo, sino más bien testimonios del carácter de Dios y de su amor.”

JOHN WESLEY

“Quien ilumina a todo hombre, Por lo que vulgarmente se llama conciencia natural, señalando al menos las líneas generales del bien y del mal. Y esta luz, si el hombre no estorbara, brillaría cada vez más hasta el día perfecto.”

COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO

Aquel era la luz verdadera es una respuesta categórica a las pretensiones exageradas de los discípulos de Juan respecto a su amado maestro, o de cualquier otra persona que se proclamara el Mesías de Dios. Juan contrasta la luz del Verbo, la verdadera, con todas las demás luces. En comparación, la más brillante de esas luces es como la de un fósforo al lado de la del Sol. El pronombre Aquél no está en el texto original, pero se sobrentiende, apoyándose en la última palabra del versículo anterior. El término “verdadero” o “la verdad” es otro tema central en el cuarto Evangelio. El término griego alethinos enfatiza lo completo, lo auténtico, lo perfecto y lo genuino, mientras que en el hebreo, que está detrás de la LXX (Septuaginta), agrega los conceptos “digno de confianza”, “fidelidad”, “duradero” y “lo que se ajusta a la realidad”.

JUAN CALVINO

“Que ilumina a todo hombre. El evangelista insiste principalmente en este punto, para mostrar, por el efecto que cada uno de nosotros percibe en él, que Cristo es la luz. Podría haber razonado más ingeniosamente, que Cristo, como la luz eterna, tiene un esplendor que es natural y no traído de ninguna otra parte; pero en lugar de hacerlo, nos devuelve a la experiencia que todos poseemos. Porque como Cristo nos hace a todos participes de su resplandor, hay que reconocer que sólo a él pertenece estrictamente este honor de ser llamado luz.

Este pasaje se explica comúnmente de dos maneras. Algunos restringen la frase, todo hombre, a aquellos que, habiendo sido renovados por el Espíritu de Dios, se vuelven participantes de la luz vivificante. Agustin emplea la comparación de un maestro de escuela que, si resulta ser la única persona que tiene una escuela en la ciudad, será llamado el maestro de todos, aunque hay muchas personas que no van a su escuela. Por tanto, entienden la frase en sentido comparativo, que todos son iluminados por Cristo, porque nadie puede jactarse de haber obtenido la luz de la vida de otra manera que por su gracia.

Pero como el evangelista emplea la frase general, todo hombre que viene al mundo, me inclino más a adoptar el otro sentido, que es que de esta luz los rayos se difunden sobre toda la humanidad, como ya he dicho. Porque sabemos que los hombres tienen esta peculiar excelencia que los eleva por encima de otros animales, que están dotados de razón e inteligencia, y que llevan grabada en su conciencia la distinción entre el bien y el mal. Por tanto, no hay hombre a quien no alcance alguna percepción de la luz eterna.

Pero como hay fanáticos que tensan y torturan precipitadamente este pasaje, para inferir de él que la gracia de la iluminación se ofrece a todos por igual, recordemos que el único tema aquí tratado es la luz común de la naturaleza, que es muy inferior a la fe; porque nunca ningún hombre, con toda la agudeza y sagacidad de su propia mente, penetrará en el reino de Dios. Solo el Espíritu de Dios abre la puerta del cielo a los elegidos. A continuación, recordemos que la luz de la razón que Dios implantó en los hombres ha sido tan oscurecida por el pecado, que en medio de la densa oscuridad, la impactante ignorancia y el abismo de los errores, apenas hay unas pocas chispas brillantes que no se extingan por completo.”

JOHN MACARTHUR

“La ceguera del mundo incrédulo es inexcusable, porque Jesús era la luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, la que venía a este mundo. Alēnthinos (verdadera) es otro término distintivamente juanino; todos sus veintiocho usos en el Nuevo Testamento, excepto cinco, están en los escritos de Juan. Se refiere a lo que es real y genuino; de acuerdo con el Greek Lexicon [Léxico griego] de Thayer, alēnthinos describe “aquello que no solo tiene el nombre y la semblanza, sino que su naturaleza real corresponde con su nombre”. El pueblo de Dios había visto reflejos de luz de su gloria, pero en Jesús se reveló todo “el resplandor de su gloria” (He. 1:3).

Jesús alumbra a todo hombre por medio de su venida a este mundo (cp. Is. 49:6). Hay varias explicaciones posibles para esa verdad: cada una se enseña en el Nuevo Testamento. Podría significar que el Verbo encarnado no es otro que la revelación más completa del Dios que ya se había revelado a todo alma humana, una verdad que Pablo expresó a los romanos:

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Ro. 1:18-21; cp. Ef. 4:18).

La frase también podría significar que Jesús es la manifestación de Dios en la forma más gloriosa para todo hombre que haya visto, oído o leído su historia. Algunos estrecharían la idea para restringir todo hombre solo a aquellos que lo recibieron. La primera interpretación parece ser mejor en el contexto, pues se refiere a aquellos en el mundo que no lo recibieron, además de los que sí lo hicieron. Aun quienes nunca se hicieron hijos de Dios son responsables por el conocimiento de Dios y su luz revelada en Cristo.

Aunque todos los hombre están ciegos y muertos espiritualmente (Ef. 2:1-3), son responsables del conocimiento de Dios revelado en la creación y la conciencia (Ro. 2:14-15).”

JOHANNES BRENZ

“Cristo no solo es una luz externa, sino también un ojo y una luz, que proporciona luz a los ciegos para que pueda dirigir sus pasos del pecado, la muerte y las tinieblas extremas a la justicia y la vida eterna. Además, porque él dice, Él ilumina a todo ser humano que viene al mundo, no debes pensar que todo ser humano, no importa cuántos haya, será iluminado por Cristo. Porque no todos los seres humanos tienen fe. Son pocos los elegidos. Solo se salva un remanente. Pero esta afirmación debe entenderse como un modo de argumentación. Porque Juan está escribiendo sobre la regeneración, que es realizada por Cristo. Y, por tanto, cuando dice que todo ser humano es iluminado por Cristo, está incluyendo sólo a los que son regenerados por el Espíritu y a los que creen, de modo que luego se explica a sí mismo, diciendo: Él dio poder para llegar a ser hijos de Dios, es decir, aquellos que había creído en su nombre, no a los incrédulos.

La Escritura hace un uso frecuente de estas formas de hablar. Por ejemplo, salió un decreto de César Augusto de que todo el mundo debería ser contado. Ahora bien, si comprendes como el mundo entero aquí, cometerás un error. Porque debe entenderse como un modo de argumentación. La declaración del evangelista se refiere al mundo de los judíos. Por lo tanto, hubo oscuridad sobre toda la tierra, es decir, de los judíos, porque el evangelista está hablando allí solo de esa tierra. Y Pablo escribe: Porque Dios ha encerrado a todos bajo el pecado, para tener misericordia de todos, es decir, de todos los que creen, porque se refiere a los creyentes.

Por tanto, también en este lugar Juan está escribiendo acerca de la regeneración no de los malvados que desprecian a Cristo. Y este es el significado: sin embargo, muchos que vienen a este mundo son iluminados por Cristo, quien es la luz verdadera. Y también debemos observar en este lugar que si Cristo es la luz verdadera, necesariamente se seguirá que nosotros, junto con todos nuestros poderes naturales, somos tinieblas. Entonces, ¿qué puede hacer la razón carnal para lograr la justificación? ¿Qué puede hacer la sabiduría humana? ¿Qué puede hacer el libre albedrío?

Si incluso una pequeña parte del ser humano en sí mismo contiene luz, entonces Cristo solo no era luz, y esa parte del ser humano sería igual a Cristo. ¿Ves que los que afirman el libre albedrío y los poderes de la razón humana hacen verdad de la vanidad y un Cristo de las criaturas mentirosas?. A partir de esto, comprenderá fácilmente la gran blasfemia que es atribuir en asuntos divinos algo de fuerza al libre albedrío, algo de energía a la razón humana.”

HEINRICH BULLINGER

“Al venir al mundo, nuestro Señor iluminó el mundo. Porque con la venida del Verbo, Juan abrazó el misterio de la encarnación y de toda redención. Iluminar es instruir, regenerar, vivificar, santificar, liberar y justificar. Porque también Pablo, hablando del advenimiento del Verbo al mundo, dice: La gracia de Dios nuestro Salvador se ha aparecido a todos los seres humanos, instruyéndonos para que, negando la impiedad, vivamos piadosamente, buscando la gloria y aparición de nuestro Señor Jesús, que se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad.

En otra parte, Pablo dice lo mismo: un dicho cierto, y digno de que lo aceptemos en todos los sentidos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. De manera similar, Cristo destruyó la muerte, pero trajo luz a la vida y la inmortalidad a través del evangelio.

Por tanto, refiero la palabra erchomenon a la luz, no al ser humano. Y así el significado es, Esa luz verdadera ilumina a cada ser humano por su advenimiento y llegada al mundo.”

COMENTARIO TEMATICO VINE

“Con la omisión de la coma después de «hombres», la Versión Autorizada en inglés ha resultado ser muy equívoca. El versículo se ha tomado como queriendo decir que hay una luz interna de Dios en todo niño que nace en el mundo, y de este modo hay una esencia de vida eterna en todo hombre por nacimiento natural. Este, por supuesto, no es el significado de versículo en absoluto.

Los revisores insertaron correctamente una coma después de la palabra «hombres»; la parte restante de versículo, «venía a este mundo», va con «luz» y no con «hombres». De este modo, el versículo dice: «Estaba la Luz verdadera, esa misma Luz que, viniendo a este mundo, alumbra a todo hombre». Es decir, que la luz brilla provisionalmente para todo hombre, pero solo porque vino al mundo; de otra manera, el hombre habría permanecido en tinieblas espirituales.

El que Cristo vino al mundo forma una de las verdades sobresalientes del Evangelio de Juan. El versículo 9 da la primera mención definitiva de eso, y aquí la Persona está representada figuradamente por la luz.”

ALBERT BARNES

“Una luz falsa es aquella que conduce al peligro o al error, ya que una baliza falsa en las orillas del océano puede llevar a los barcos a arenas movedizas y a la muerte. Una luz verdadera es aquella que no nos engaña, ya que la verdadera baliza puede guiarnos al puerto o advertirnos del peligro. Cristo no se extravía. Todos los falsos maestros lo hacen. Pero Cristo alumbra, ilumina. Elimina la oscuridad, el error, la ignorancia de la mente.”

ALEXANDER MACLAREN

“El significado de Jn 1:9 puede ser dudoso, pero Jn 1:10 - Jn 1:11 claramente se refieren a la manifestación histórica de la Palabra, y probablemente Jn 1:9 también lo hace. Sin embargo, bien puede apuntar a la revelación interior de la Palabra, que es la 'luz de los hombres'. En ese caso, la frase 'que viene al mundo' se referiría a 'todo hombre', mientras que en este contexto es más natural referirse a 'la luz' y ver en el versículo una referencia a la iluminación de la humanidad como consecuencia de la aparición de Jesucristo. El uso de 'mundo' y 'vino' en Jn 1:10 - Jn 1:11 apunta en esa dirección. Juan 1: 9 representa la Palabra como "venida"; Juan 1:10 lo considera como venido: 'Él estaba en el mundo'.”

 

 

JOHN TRAPP

Que alumbra a todo hombre, O, el que viene al mundo,  a alumbrar a todo hombre a la luz de la razón, Job 35:11;  a la suya, con una luz celestial y sobrenatural (conocer las cosas celestiales es ascender al cielo, Pr 30: 3,4), una luz conmovedora y transformadora,  2Co 3:18, que hace que un hombre sea un niño de luz, Efesios 5: 8 y "participante de la herencia de los santos en luz", Col 1:12. Cualquier entendimiento creado a lo sumo no es sino (como dice Esquilo sobre el fuego robado por Prometeo), un rayo de esa luz esencial.”

CHARLES SIMEON

“Cuando el hombre hubo caído y perdido en gran medida las facultades con las que había sido investido, el Señor Jesús, conforme al pacto que había concertado con el Padre, se comprometió a devolver al hombre tal medida de luz como la suya. Esto hizo,  mediante la reedición de su ley; [Fue el Hijo de Dios quien sacó a su pueblo de Egipto por el desierto; porque ese pueblo, por sus murmuraciones, se nos dice, “tentó a Cristo” [1Co. 10:9.]. La ley, por tanto, tanto moral como ceremonial, suponemos que fue dada por él.

En todo caso, estamos seguros de que estaban, cada uno en su lugar, como rayos que emanaban de él; “Siendo él, el fin de ambos [Rom 10:4.]”. La ley era “un maestro de escuela, para llevarnos a Cristo, para que seamos justificados por la fe” [Gálatas 3: 23-24.]

Por una larga serie de profecías- [Fue “por el Espíritu de Cristo” que todos los profetas hablaron, desde el principio [1Pe 1:12.]. Y así, con progresiva claridad, fue revelada la mente de Dios, relativa a la restauración del hombre caído. Todo lo que se dio a conocer acerca del Padre y sus concilios eternos, fue declarado por el Señor Jesucristo.

Ninguna información sobre estos temas inescrutables procedía jamás de ningún otro lugar: toda la luz que había en el mundo emanaba solo de Cristo; y fue dada esa luz a su pueblo elegido. Todo el resto del mundo quedó en la oscuridad más densa que se pueda imaginar [Isa 60:2.]. Además, Él fue la única luz verdadera, también, durante su estadía en la tierra; [Así lo afirma él mismo repetida y firmemente [Jn. 8:12; Jn 9: 5; Joh 12:46.],  Explicó la ley, que había sido oscurecida y corrompida por las falsas glosas de los escribas y fariseos [Mat 5: 21-22; Mat 5: 27-28.], y se dio a conocer, en los términos más claros, como el único Salvador del mundo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” [Juan 14: 6].

Tampoco fue menos luz por su ejemplo, "mostrando, en toda su conducta, cómo los hombres deben caminar y agradar a Dios", incluso "siguiendo sus pasos" [1Pe 2:21.] Y "andando como andaba" [1Jn 2:6.]. Por eso advirtió a la gente de ese día: “Aún un poquito está la luz entre ustedes. Caminad mientras tenéis la luz, no sea que os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas no sabe adónde va. Mientras tengáis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz [Juan 12:35-36.].

Añado, que Él es la única luz verdadera en este día- [“Dios, en el pacto, lo dio para que fuera una luz para los gentiles”; “Para llevar a los ciegos por un camino que no conocían, y llevarlos por sendas que no habían conocido; para alumbrar delante de ellos las tinieblas y enderezar las cosas torcidas” [Isaías 42: 6-7; Isa 42:16.]. Y todo esto lo hace en este momento, así como San Pablo ha testificado con respecto a él [Hch 26:23.].

¿Qué otra fuente de luz tiene el hombre sino la palabra escrita, que nuestro bendito Señor ha inspirado? ¿O qué otro maestro tiene alguien más que su Espíritu Santo, que Cristo ha prometido, "para guiarnos a toda la verdad?" Los filósofos paganos, lejos de agregar un rayo de luz a las Escrituras de la verdad, sólo han "oscurecido el consejo con palabras sin conocimiento". "La verdad de Dios les ha sido necedad"; y "su sabiduría ha sido totalmente necedad ante los ojos de Dios". De hecho, así como los ciegos no pueden ver ni siquiera el sol meridiano, "ni el hombre natural, por sus propias facultades, puede discernir las cosas del Espíritu [1 Corintios 2:14]".

"Los ojos de nuestro entendimiento deben ser abiertos por el Espíritu de Dios, antes de que podamos ser completamente sacados de las tinieblas a la luz maravillosa de su Evangelio [Efesios 1:18]". Como “el Amanecer de lo alto visitó el mundo para alumbrar a los que están sentados en tinieblas y en sombra de muerte, y para guiar sus pies por el camino de la paz [Lucas 1:78-79]; "así debe “levantarse la estrella del día en nuestros corazones”, antes de que tengamos un discernimiento justo de “las cosas que Dios nos ha dado gratuitamente 1 Cor. 2:9-12].

Pregunte entonces, Te lo ruego, Qué luz has recibido del Señor Jesucristo- [No pregunto qué habilidad has alcanzado en el conocimiento mundano; porque eso, por excelente que sea, nunca podrá salvar el alma. Pero pregunto: “Dios, que ordenó que la luz brille de las tinieblas, ha brillado en tu corazón para darte la luz del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo? "Este es conocimiento salvador: y solo esto puede salvarte [Juan 17:3]. Y esto no puede obtenerse de nadie más que del Señor Jesucristo, cuyo oficio es “abrir los ojos ciegos [Isaías 35:5-6. Mat 11:5.] ”Y para “hacerte sabio para la salvación por la fe en él”. A cada uno de ustedes, entonces, les digo: “Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y Cristo te alumbrará.”

JOHN GILL

“La frase, que alumbra a todo hombre, es judío, y a menudo se encuentra en los escritos rabínicos, y significa todos los hombres que nacen en el mundo; los casos son casi innumerables; y como ejemplo:de esas palabras está Job 25:3-6: ¿Sobre quién no está su luz?, ¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, Ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano, Y el hijo de hombre, también gusano?.”

GRANT OSBORNE

“Solo la verdadera luz es capaz de iluminar al pecador con la luz de Dios, lo que significa que Él es la única fuente de salvación. Además, él ilumina a “todo ser humano”, culminando el tema de los versículos 4 y 7 sobre el poder universal convincente de Dios. Una vez más, esto no significa que todo el mundo será salvado.

La luz que brilla en cada persona significa que todos son llevados al punto de decisión, pero entonces la luz de Dios separa la humanidad en creyentes y no creyentes, dependiendo de su respuesta. Todo ser humano experimenta la luz de Dios en su vida, pero muchos, probablemente la mayoría, rechazan la luz. Ellos no pueden extinguirla (v. 5), pero aquellos que “amaron la oscuridad en lugar de la luz” “aborrecerán la luz” (3:19–20).

A medida que el mundo se rebelaba contra Dios, era también el centro del amor salvador de Dios (3:16) y el receptor del sacrificio del Dios-hombre con el objetivo de salvar a ese mismo mundo (3:17; 6:51; 12:47). Se hizo carne para quitar el pecado del mundo (1:29), dar vida al mundo (6:33), y ser el salvador del mundo (4:42).”

J.C RYLE

“La fuerza de la expresión “verdadera” en esta frase es muy resaltada por Arrowsmith en su comentario sobre este versículo. Él dice que Cristo es “la luz verdadera” en cuatro aspectos. En primer lugar, Él es la luz que no defrauda, la luz verdadera en oposición a todas las falsas luces de los gentiles. En segundo lugar, es la luz real, verdadera en oposición a los tipos y sombras ceremoniales. En tercer lugar, es la luz propia, verdadera en oposición a toda la luz que es tomada de otra, comunicada o compartida por otra. En cuarto lugar, es luz sobresaliente, verdadera en oposición a todo lo que es ordinario y común.

[Que alumbra a todo hombre […] venía a este mundo]. Esta frase ha causado mucha diferencia de opinión entre los comentaristas respecto a dos puntos:

(a) En primer lugar, los hombres difieren en cuanto a la aplicación de las palabras “venía a este mundo”. Algunos conectan estas palabras con “la luz verdadera” y leen las palabras así: “Esta es la luz verdadera que viniendo a este mundo iluminó a todo hombre”. A favor de esta opinión merece la pena observar las palabras “la luz que vino al mundo” (Juan 3:19) y “Yo, la luz, he venido al mundo” (Juan 12:46). Otros relacionan las palabras con “todo hombre”, y las consideran una descripción tajante de todo aquel nacido naturalmente de la simiente de Adán. Nifanius muestra que “venía a este mundo” es una frase hebrea que hace referencia al nacimiento. La construcción de todo el versículo en el griego original es tal que cualquiera de estas traducciones es gramaticalmente correcta.

Las opiniones son tan brillantemente equilibradas en este punto y se puede decir tanto de cada parte que me aventuro a proponer mi propio juicio con gran indecisión. Pero me inclino a pensar en general, con Chemnitio y Glassius, que nuestros traductores están en lo cierto y que la frase “venía a este mundo” se relaciona mejor con “todo hombre” que con “la luz verdadera”. Si el versículo se tradujera como “esta es la luz verdadera que viniendo a este mundo iluminó a todo hombre”, parecería limitar la bendición de la luz verdadera y confinar sus beneficios iluminadores a los tiempos tras su encarnación. Debemos recordar que esta es precisamente la opinión de los socinianos.

Y, sin embargo, es sin duda cierto que la encarnación de Cristo incrementó enormemente la luz espiritual en el mundo. Dice S. Juan: “Las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra” (1Juan 2:8). Si, por otro lado, el versículo es traducido como lo hace nuestra versión, las palabras “venía a este mundo” parecen muy adecuadamente unidas a “todo hombre” como expresión de la universalidad de las bendiciones que Cristo confiere al hombre.

No es solo la luz verdadera del judío, sino de “todo hombre que ha nacido en el mundo, de todo nombre, pueblo y lengua. Suponer, como han hecho algunos, que esta aplicación de las palabras “venía a este mundo” implica la preexistencia de las almas es, por no decir otra cosa, una necedad.

En este punto, felizmente, los hombres pueden estar de acuerdo en diferir. De ambas ideas se extrae sana doctrina.

(b) La segunda diferencia de opinión respecto a este versículo surge de las palabras “alumbra a todo hombre”. Esta expresión ha recibido amplias interpretaciones diferentes. Todo el mundo, excepto los herejes, está de acuerdo en que las palabras no pueden significar que todos sean conversos ni la salvación final y universal de toda la Humanidad. ¿Qué significan entonces?

Algunos piensan —como Cirilo— que Cristo, “la luz verdadera”, iluminó a todo hombre y mujer de la Tierra con la luz de la razón, la inteligencia y la conciencia del bien y del mal. Esta opinión es parcialmente cierta; pero, no obstante, parece débil y equivocada. Otros creen —como se dice que es el caso de los cuáqueros— que Cristo ilumina a cada hombre y mujer de la Tierra con una luz interior de gracia suficiente para salvarle solo con que la utilicen. Esta opinión es peligrosa, y a la vez contradice muchos textos de la Escritura, conduce a un pelagianismo manifiesto.

Otros creen —como Agustín— que Cristo iluminó a todos los que son iluminados por su gracia y que “todo hombre” es prácticamente sinónimo de “todo creyente”. Citan en apoyo de esta opinión el versículo siguiente: “Sostiene Jehová a todos los que caen” (Salmo 145:14), donde “todos” solo puede significar “todos aquellos que son sostenidos por el Señor”. Una buena analogía de esta opinión es la frase “tal maestro de escuela enseña a todos los niños de una ciudad”, que es como decir que “todos los que reciben enseñanza son enseñados por él”. Esta interpretación, sin embargo, no es plenamente satisfactoria, tiene apariencia de sofisma y parece poco procedente.

Algunos piensan, como Crisóstomo, Brentano en sus Homilías y Lightfoot, que Cristo es dado verdaderamente para ser la Luz de toda la Humanidad. Creen que cuando se dice que “ilumina a todo hombre” significa que brilla lo suficiente como para la salvación de toda la Humanidad, tanto de judíos como de gentiles (como el Sol brilla sobre toda la Creación), aunque la mayoría de los hombres están tan cegados por el pecado que no lo ven. Pero Cristo es para todo hombre. “Ilumina a todos —dice Crisóstomo— en la medida en que dependen de Él”. “Hay poder y voluntad en la luz — dice Chemnitio— para iluminar a todos; pero algunos aman más las tinieblas que la luz”. Dice Arrowsmith: “Cristo dispensó a cada uno suficiente luz como para dejarle sin excusa, pero no dispensa a cada uno suficiente luz de conversión como para llevarle a la salvación”.

Creo que esta última opinión es la más probable, aunque confieso que no carece de dificultades. Pero me quedo con la conclusión de que Cristo es ofrecido como luz a todo el mundo y que se demostrará que todo nacido en este mundo está en deuda con Cristo, aunque no sea salvo.”

LEON MORRIS

“Lo que complica la interpretación es que Juan quiere transmitir dos ideas diferentes sobre la luz, pero las expone de forma entrelazada: “Él era la luz verdadera” y “él estaba viniendo al mundo”. Afortunadamente, nuestra incertidumbre sobre la construcción no perjudica el sentido de la frase. El evangelista está hablando del Verbo como “la luz verdadera” y, partiendo de esa idea, de cómo ilumina a los hombres. Las demás luces «eran solo destellos de la verdad; algunas fueron un destello borroso; otras fueron un engaño que llevaron a los hombres a las tinieblas para abandonarles allí» (Barclay). Pero Cristo es la luz verdadera. Es la luz que verdaderamente ilumina. No hay nada opaco ni irreal en la afirmación de que Cristo es la luz.

Cuando leemos que da luz o alumbra “a todo hombre”, también entramos en un debate sobre el significado concreto de esta expresión.

En un sentido, el Verbo solo alumbra a aquellos que creen, porque los que no creen en Él aún están en las tinieblas (3:19-20). Pero, en palabras de Santiago, «Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto» (Stg. 1:17). Existe una iluminación general que alcanza a toda la raza humana, y generalmente los autores del Nuevo Testamento enseñan que Dios se revela en parte a todo el mundo (Ro. 1:20), al menos, lo suficiente para que nadie tenga excusa si toma el mal camino, en vez del buen camino. Juan atribuye esta iluminación general a la función del Verbo.”

SAMUEL P. MILLOS

“Jesús vino a una humanidad que es tinieblas y también a su propio pueblo, pero unos y otros le rechazan, mientras que algunos, no importa su condición social o espiritual, lo aceptan (v. 12). Los primeros quedan bajo el juicio de Dios por el pecado de incredulidad, ya que las tinieblas no la acogieron (v. 4b-5), por esa razón "esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (3: 19). Los segundos, esto es, los que aceptan el mensaje por fe y creen en el Hijo son liberados de las tinieblas, recibiendo la vida eterna, vinculados a la luz que es también vida, ya que: "Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas."

ALFRED  WIKENHAUSER

“En el v. 9 muchos exegetas modernos consideran «la luz verda- 9 dera» como sujeto de la frase, y traducen: «La verdadera luz, que ilumina a todo hombre, estaba para venir al mundo (o bien: era de naturaleza tal, que viene al mundo).» Con todo, la traducción dada anteriormente, que es la adoptada por los padres, las antiguas versiones y no pocos de los comentaristas actuales, es la preferible si se atiende al contexto y al aspecto estilístico.

Siendo así que en los v. 10 y 11 el Logos hace el oficio de sujeto, es lógico suponer que lo haga también en el v. 9. Por otra parte, sería difícil conciliar las dos frases «estaba para venir al mundo» (v. 9) y «estaba en el mundo» (v. 10). Por último, la expresión «todo el que viene al mundo» es de uso corriente entre los semitas para decir «todo hombre» (razón suficiente para considerar el término «hombre» del v. 9 como una glosa explicativa).”

 

WILLIAM HENDRIKSEN

“Acerca de la fuente de donde procede esta iluminación—es decir, Cristo, la luz—leemos: “… la luz verdadera… venía al mundo (o, estaba en el acto de venir al mundo)”. La frase “venía al mundo” (ἐρχόμενον εἰς τὸν κόσμον) no se debe entender como modificando a “todo hombre” (πάντα ἄνθρωπον) como lo traduce la Reina - Valera. El Evangelio de Juan no contiene ningún pasaje indiscutible en que la expresión “venía al mundo” se refiera al nacimiento de un ser humano común.

Por otra parte, el apóstol acostumbra a hablar de Cristo como de Aquel que vino al mundo: 3:19; 9:39; 11:27; 12:46; 16:28; y 18:37. Obsérvese también que en el versículo 10 Cristo sigue siendo el sujeto. Cuando el Bautista testificó acerca de la luz, éste estaba a punto de empezar su ministerio público. Estaba en el acto de venir al mundo, al teatro de la historia humana, a la esfera de la humanidad.”

MATTHEW HENRY

El Verbo era la luz verdadera (v. Jua_1:9). Cristo es la luz y brilla con luz propia, no prestada. Otras luces lo son en sentido derivado y secundario. ¿Y cómo alumbra el Verbo a todo hombre que viene a este mundo?:

(A) En el ámbito de la creación, ilumina a todo hombre con la luz de la razón; de Cristo se derivan el orden y la hermosura que vemos en el Universo y en nosotros mismos;

(B) En el ámbito de la redención, ilumina a todos con la publicación de Su Evangelio en todas las naciones. El Bautista era una luz pequeña, que iluminó sólo a Jerusalén y Judea como una lámpara que ilumina una sola habitación; pero Cristo es una luz grande, luz para todos pues lo había de ser también para los gentiles. La divina revelación no había de estar confinada, como lo había estado antes a un solo pueblo, sino que había de ser difundida por todo el mundo (Mat_5:15). Así que toda luz que el hombre posee, ya sea natural o sobrenatural, se la debe a Cristo.”

WILLIAM MACDONALD

“Otras personas, a lo largo de las edades, han pretendido ser guías y salvadores, pero Aquel de quien era testigo Juan era la verdadera luz, la mejor y más genuina luz. Cuando una habitación está a oscuras, no se ve el polvo sobre los muebles. Pero cuando la luz penetra, se ve la estancia como realmente es. En este mismo sentido, el resplandecer de la luz verdadera revela al hombre como es en realidad.”

MARTIN LUTERO

“Podéis contrarrestar y decir: «No todo el mundo está iluminado, la mayoría incluso son enemigos de nuestro Señor Jesucristo. Fijaos por ejemplo en los judíos, turcos, tártaros y papistas. ¿Frente a todo esto, cómo puede el evangelista mantener que la Luz ilumine a todos los hombres?» En realidad, utiliza una forma común de hablar como la que es corriente aún hoy día cuando se dice: «En esta ciudad todos los ciudadanos deben oír a este pastor, todos los alumnos han de escuchar a su maestro (asumiendo que no hay otro) y aprender de él», aunque sabemos que no todos los ciudadanos oyen al pastor ni todos los alumnos escuchan al maestro, incluso muchos de ellos no obtienen ningún beneficio de ello, en realidad, son muy pocos los beneficiados.

Por tanto, si digo que todos los ciudadanos y discípulos oyen y escuchan al pastor o al maestro, quiero dar a entender que la ciudad no tiene otro pastor que el pastor Johann, ni otro maestro que el maestro Peter. En consecuencia, si alguien de la ciudad quiere oír, escuchar, aprender y aceptar la Palabra de Dios, debe oír a Johann. Y si un alumno desea aprender y ser instruido, ha de escuchar al maestro Peter. El pastor se convierte en el maestro de todos ellos. De forma parecida, Cristo es la única Luz de la humanidad en el mundo, no hay otra Luz que Cristo. Y si alguien desea ser iluminado, necesariamente ha de lograrlo a través de Él y de nadie más. Sin El y aparte de El no hay ni puede haber ninguna luz que ilumine a la humanidad.

El hecho de que sólo unos pocos, una pequeña minoría de gente resulten iluminados, no es culpa de la Luz, Cristo nuestro Señor, la única Luz del mundo y de todos los hombres, el que brilla siempre y para siempre. Dios le ordenó ser la Luz y lo declara por boca del profeta Isa_49:6 : «Muy poca cosa es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y restablezcas a Israel; también te daré por luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra». Esta profecía halla su primer cumplimiento en los tiempos apostólicos (Act_13:47). En aquellos tiempos, el Evangelio se oía de horizonte a horizonte; brillaba no sólo en el propio dominio de Cristo, esto es, entre los judíos a quienes había sido dada la promesa y de cuyos antepasados descendía Jesús, sino en todo el mundo. Pero el hecho de que la Luz no gea aceptada ni bendita aun hoy día, no le priva de su nombre ni de su honor.

Antes, el evangelista había dicho: «La luz resplandece en las tinieblas» (Joh_1:5), esto es, en todo el mundo, incluso entre los faltos de comprensión que viven en tinieblas respecto a los asuntos divinos. Pero «la oscuridad no lo abarca todo». Por tanto, la imperfección no está en la Luz, sino en los que rehúsan aceptarla, como dice Cristo en Joh_3:19 : «Amaron más las tinieblas que la luz». Si cierro los ojos a la luz o me oculto bajo la tierra, ¿cómo puedo culpar al sol de no verlo? El sol continúa brillando para beneficio de todos los que desean gozar de su luz.”

SAN AGUSTIN

“¿Y por qué añade verdadera? Porque un hombre iluminado se llama luz, pero la verdadera luz es aquella que ilumina; porque aunque los ojos de nuestro cuerpo se llaman antorchas, si de noche no se enciende una luz, o si no sale el sol por el día, serán en vano aquellas luces. Por esto añade: "Que alumbra a todo hombre", por consiguiente también a San Juan.

El mismo iluminaba a aquél por quien quería ser anunciado. Del mismo modo se conoce que el sol ha salido por algún cuerpo iluminado, aunque no lo veamos con nuestros ojos, al igual que aquellos que no tienen buenos los ojos (y no pueden ver el sol), sin embargo, pueden ver una pared iluminada por el sol, o cosa parecida, así todos aquéllos para quienes vino Jesucristo no eran idóneos para verle.

Pero reflejó sus rayos en San Juan, y entonces, cuando San Juan confesaba que era iluminado, Aquél que ilumina fue conocido por medio de él. Dice además: "Que viene a este mundo", porque si no hubiera salido de donde estaba, no hubiese sido iluminado; pero hubo de ser iluminado, porque salió de allí en donde el hombre no puede estar iluminado.”

W. PARTAIN – B. REEVES

Aquella luz verdadera, -- Juan no dice alethes que significa verdadero (no falso), sino alethinos, real, genuino. Por eso, la palabra verdadera no contrasta la verdad con el error, sino la realidad con lo irreal, lo que no es realidad, lo substancial con lo imaginario. Lo que la Biblia dice es cierto, es realidad. Se trata de hechos, de lo que existe o existirá. Por ejemplo, Rom_1:25, "cambiaron la verdad de Dios por la mentira", es decir, ídolos, porque "un ídolo nada es en el mundo" (1Co_8:4); 1Ts_1:9, "os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero".

            Heb_9:24, "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo" (el tabernáculo era sombra, "el cielo mismo" es la realidad, el tabernáculo verdadero).

            Cristo no es "una luz falsa de piratas de costa que atraen barcos a los escollos, sino el faro fiable que conduce a un puerto seguro" (AB; ATR). La creación (Gén_1:1-31) fue una realidad. Gén_1:1-31 no es mitología, pero la evolución es ficción y fantasía, producto de la imaginación de hombres opuestos a Dios. La moralidad bíblica es práctica; tiene que ver con la realidad y trae bendición y felicidad, pero la religión del humanismo se basa en caprichos humanos y produce miseria de toda clase. La religión humana ofrece una salvación imaginaria, pero la del Nuevo Testamento ofrece la salvación verdadera (el perdón de Dios ahora y la promesa de vida eterna).

            -- que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. -- Algunos (por ejemplo, los cuáqueros) citan este texto para probar que todo el mundo posee una "Luz interior" que le guía, pero todo texto tiene que ser interpretado a la luz de otros textos. La Biblia no enseña que todo el mundo tiene la mente iluminada espiritualmente aunque no lo quiera. En este mismo contexto Juan habla de los que rechazan a Cristo. El punto es que Cristo es la verdadera luz, la única fuente de toda luz moral y espiritual para toda la humanidad.”

WILLIAM BARCLAY

“Juan dice que Jesús, al venir al mundo, trajo a la humanidad la luz real. Su venida fue como un destello de luz, como la venida de la aurora: Cierto viajero nos dice que se encontraba una vez en Italia, en una colina que mira a la bahía de Nápoles: estaba tan oscuro que no se podía ver nada; pero de repente hubo un relámpago, y todo se iluminó con todo detalle. Cuando Jesús vino a este mundo la luz real iluminó todo lo que antes había estado sumido en tinieblas.

(1) Su venida disipó las sombras de la duda. Hasta que él vino todo lo que se sabía de Dios eran suposiciones. "Es difícil descubrir nada de Dios -dijo uno de los griegos-; y cuando has descubierto algo es imposible comunicárselo a otro.» Para los paganos, o Dios moraba en tinieblas inescrutables, o en una luz deslumbradora e: inaccesible. Pero -cuando vino Jesús la humanidad pudo ver con toda claridad cómo es Dios. Las sombras y las nieblas huyeron; los días de las suposiciones se acabaron; ya no hubo necesidad de seguir en un agnosticismo melancólico. Se hizo la luz.

(2) Su venida disipó las sombras de la desesperación. Jesús vino a un mundo que estaba sumido en la desesperación. «La humanidad -decía Séneca-- es consciente de su indefensión en las cosas fundamentales.» Las personas anhelaban una mano que se les tendiera para levantarlas. «Odian sus pecados, pero no se pueden librar de ellos.» La humanidad desesperaba de hacerse a sí misma o al mundo mejor. Pero con la venida de Jesús entró en la vida un nuevo poder. Jesús no sólo trajo conocimiento, sino también poder. Vino no sólo para indicar el buen camino, sino para capacitarnos para andar por él. Nos dio no sólo instrucción, sino una presencia con la que todo lo que era imposible se hizo posible. La oscuridad del pesimismo y de la desesperación desaparecieron para siempre.

(3) Su venida disipó las tinieblas de la muerte. El mundo antiguo le tenía pánico a la muerte. Lo mejor que se podía pensar de ella era la aniquilación, y el alma humana se estremecía al pensarlo. Lo peor era una eternidad de torturas en manos de los dioses que fuera, y el alma humana tenía miedo. Pero Jesús, con Su venida, con Su vida y con Su muerte y Su Resurrección ha demostrado que la muerte no tiene que ser más que la entrada a una vida más plena. La tiniebla se ha dispersado. Stevenson tiene una escena en una de sus historias en la que traza el cuadro de un joven que ha quedado con vida milagrosamente después de un duelo en el que estaba seguro de que le iban a matar. Al alejarse, su corazón va cantando: «La amargura de la muerte ha pasado.» Gracias a Jesús la amargura de la muerte puede haber pasado para todos los seres humanos.

Además, Jesús es la luz que alumbra a todas las personas que vienen a este mundo. El mundo antiguo era excluyente. Muchos judíos odiaban a los gentiles y decían que los gentiles no habían sido creados nada más que para servir de leña en el infierno. Es verdad que hubo profetas que vieron que la misión de Israel era ser una luz para los gentiles (Isa_42:6; Isa_49:6), pero esa era una misión que la mayoría del pueblo rehusaba asumir. El mundo griego nunca soñó que el conocimiento fuera para toda la humanidad. El mundo romano despreciaba a los bárbaros, los salvajes que vivían sin ley. Pero Jesús vino para ser la luz de todos. Sólo el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo tiene un corazón suficientemente grande para albergar a todo el mundo.”


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