EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1
VERSICULO 9 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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Aquella
luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. |
Esa
luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo. |
La
Luz verdadera, que al venir al mundo, alumbra a todo hombre, |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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ηνG1510
V-IAI-3S τοG3588 T-NSN φωςG5457 N-NSN τοG3588 T-NSN αληθινονG228 A-NSN οG3739
R-NSN φωτιζειG5461 V-PAI-3S πανταG3956 A-ASM ανθρωπονG444 N-ASM
ερχομενονG2064 V-PNP-ASM G2064 V-PNP-NSN ειςG1519 PREP τονG3588 T-ASM
κοσμονG2889 N-ASM |
ην G1510:V-IAI-3S Estaba siendo το
G3588:T-NSN la φως G5457:N-NSN luz το G3588:T-NSN la αληθινον G228:A-NSN verdadera
ο G3739:R-NSN cual φωτιζει G5461:V-PAI-3S está iluminando παντα G3956:A-ASM a
todo ανθρωπον G444:N-ASM hombre ερχομενον G2064:V-PNP-ASM viniendo εις
G1519:PREP hacia dentro τον G3588:T-ASM a el κοσμον G2889:N-ASM mundo |
erat lux vera quae
inluminat omnem hominem venientem in mundum |
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KJV |
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That was the true Light,
which lighteth every man that cometh into the world. |
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TCB |
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Aquel
era la luz verdadera. Jua_1:4; Jua_6:32;
Jua_14:6; Jua_15:1; Isa_49:6; Mat_6:23; 1Jn_1:8; 1Jn_2:8; 1Jn_5:20. Alumbra
a todo hombre. Jua_1:7; Jua_7:12;
Jua_12:46; Isa_8:20; 1Ts_5:4-7. |
COMENTARIOS:
SAN JUAN CRISOSTOMO
“¿Dónde
están los que dicen que el Hijo no es verdadero Dios? Aquí es llamado luz verdadera. Y en otro lugar es llamado
la verdad misma, la vida misma. Si ilumina a todo hombre que viene a este
mundo, ¿cómo es que no todos son iluminados? Es un hecho que no todos reconocen
el culto de Cristo. Entonces, ¿cómo ilumina a todo hombre? Lo ilumina en la
medida en que está en él. Pero si alguno, por propia voluntad, cerrando los
ojos de la mente, no quiere recibir los rayos de esa luz, no es culpa de la
naturaleza de esa luz el que ese tal permanezca en las tinieblas, sino producto
de la maldad de cuantos libremente se privan de tal don.
La
gracia ha sido derramada sobre todos: no se rehusa ni al judío, ni al griego,
ni al bárbaro, ni al escita, ni al hombre libre, ni al esclavo, ni al anciano,
ni al joven. A todos por igual admite a gozar de sus beneficios y honores.
Quienes no quieren disfrutar ese regalo, deben imputarse a sí mismos su
ceguera. Estando abierto a todos el camino que conduce a tal honor y no cerrado
a ninguno, si ésos, por su libre voluntad, quedan excluidos, se pierden sólo
por su culpa.”
A.T ROBERTSON
“Los
cuáqueros apelan a esta frase en favor de su creencia de que cada hombre recibe
una luz interior que es suficiente para conducirlo, y recibe el nombre del
texto cuáquero. Pero puede significar sólo que la verdadera luz que los hombres
reciben procede de Cristo, no
necesariamente que todos reciben una revelación especial.”
GARY BURGE
“La
expresión «venía al mundo» es
difícil. Puede modificar a «todos»
(i.e., la luz verdadera alumbra a todo
aquel que viene al mundo) o a «luz»
(i.e., la luz verdadera, que alumbra a
todos, venía al mundo). Puesto que la entrada del Verbo en el mundo es un
pensamiento muy frecuente para Juan, la última lectura es la mejor interpretación
(cf. 1:10; 3:17, 19, etc.).
No
obstante, la virtud de esta entrada divina está en el modo en que alcanza a
todo ser humano, especialmente a aquellos que son hostiles a Dios. En el vocabulario
de Juan, el «mundo» (kosmos en griego) es un importante término
teológico, que aparece setenta y ocho veces solo en este Evangelio.
En
algunos casos tiene una connotación positiva (p. ej., 3:16: «Porque tanto amó Dios al mundo»). Otras
veces es neutral (p. ej., 8:26, donde Jesús dice, «pero el que me envió es veraz, y lo que le he oído decir es lo mismo
que le repito al mundo»). Pero, en su mayor parte, las alusiones al kosmos
son decididamente negativas. El mundo no
es el orden creado; no es el ambiente
natural en sí. Es la esfera de la
creación que vive en rebeldía (1:10; 7:7; 14:17, 22, 27, 30; 15:18–19;
16:8, 20, 33; 17:6, 9, 14, 25).
Por
ello, cuando leemos sobre la aparición de Jesús en el mundo, el amor de Dios
por el mundo (3:16) o la salvación del mundo que Jesús lleva a cabo (4:42),
tales pasajes no representan un respaldo categórico del mundo, sino más bien testimonios
del carácter de Dios y de su amor.”
JOHN WESLEY
“Quien ilumina a todo hombre, Por lo que vulgarmente se llama conciencia natural, señalando al menos las líneas generales del bien y del mal. Y esta luz, si el hombre no estorbara, brillaría cada vez más hasta el día perfecto.”
COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO
“Aquel era la luz verdadera es una
respuesta categórica a las pretensiones exageradas de los discípulos de Juan
respecto a su amado maestro, o de cualquier otra persona que se proclamara el
Mesías de Dios. Juan contrasta la luz del Verbo, la verdadera, con todas las
demás luces. En comparación, la más brillante de esas luces es como la de un
fósforo al lado de la del Sol. El pronombre Aquél no está en el texto original,
pero se sobrentiende, apoyándose en la última palabra del versículo anterior.
El término “verdadero” o “la verdad” es otro tema central en el cuarto
Evangelio. El término griego alethinos
enfatiza lo completo, lo auténtico, lo perfecto y lo genuino, mientras que en
el hebreo, que está detrás de la LXX (Septuaginta), agrega los conceptos “digno
de confianza”, “fidelidad”, “duradero” y “lo que se ajusta a la realidad”.
JUAN CALVINO
“Que
ilumina a todo hombre. El evangelista insiste principalmente en este punto,
para mostrar, por el efecto que cada uno de nosotros percibe en él, que Cristo
es la luz. Podría haber razonado más ingeniosamente, que Cristo, como la luz
eterna, tiene un esplendor que es natural y no traído de ninguna otra parte;
pero en lugar de hacerlo, nos devuelve a la experiencia que todos poseemos.
Porque como Cristo nos hace a todos participes de su resplandor, hay que
reconocer que sólo a él pertenece estrictamente este honor de ser llamado luz.
Este
pasaje se explica comúnmente de dos maneras. Algunos restringen la frase, todo hombre,
a aquellos que, habiendo sido renovados por el Espíritu de Dios, se vuelven participantes
de la luz vivificante. Agustin emplea la comparación de un maestro de escuela
que, si resulta ser la única persona que tiene una escuela en la ciudad, será llamado
el maestro de todos, aunque hay muchas personas que no van a su escuela. Por tanto,
entienden la frase en sentido comparativo, que todos son iluminados por Cristo,
porque nadie puede jactarse de haber obtenido la luz de la vida de otra manera
que por su gracia.
Pero
como el evangelista emplea la frase general, todo hombre que viene al mundo, me
inclino más a adoptar el otro sentido, que es que de esta luz los rayos se difunden
sobre toda la humanidad, como ya he dicho. Porque sabemos que los hombres tienen
esta peculiar excelencia que los eleva por encima de otros animales, que están dotados
de razón e inteligencia, y que llevan grabada en su conciencia la distinción
entre el bien y el mal. Por tanto, no hay hombre a quien no alcance alguna
percepción de la luz eterna.
Pero
como hay fanáticos que tensan y torturan precipitadamente este pasaje, para inferir
de él que la gracia de la iluminación se ofrece a todos por igual, recordemos
que el único tema aquí tratado es la luz común de la naturaleza, que es muy
inferior a la fe; porque nunca ningún hombre, con toda la agudeza y sagacidad
de su propia mente, penetrará en el reino de Dios. Solo el Espíritu de Dios abre la puerta del cielo a los elegidos. A
continuación, recordemos que la luz de la razón que Dios implantó en los hombres
ha sido tan oscurecida por el pecado, que en medio de la densa oscuridad, la impactante
ignorancia y el abismo de los errores, apenas hay unas pocas chispas brillantes
que no se extingan por completo.”
JOHN MACARTHUR
“La
ceguera del mundo incrédulo es inexcusable, porque Jesús era la luz verdadera,
la que alumbra a todo hombre, la que venía a este mundo. Alēnthinos (verdadera) es otro término distintivamente juanino; todos
sus veintiocho usos en el Nuevo Testamento, excepto cinco, están en los
escritos de Juan. Se refiere a lo que es real y genuino; de acuerdo con el Greek Lexicon [Léxico griego] de Thayer,
alēnthinos describe “aquello que no
solo tiene el nombre y la semblanza, sino que su naturaleza real corresponde
con su nombre”. El pueblo de Dios había visto reflejos de luz de su gloria,
pero en Jesús se reveló todo “el resplandor de su gloria” (He. 1:3).
Jesús
alumbra a todo hombre por medio de su venida a este mundo (cp. Is. 49:6). Hay
varias explicaciones posibles para esa verdad: cada una se enseña en el Nuevo
Testamento. Podría significar que el Verbo encarnado no es otro que la
revelación más completa del Dios que ya se había revelado a todo alma humana,
una verdad que Pablo expresó a los romanos:
“Porque la ira de Dios se revela desde el
cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con
injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues
Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo
entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias,
sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido” (Ro. 1:18-21; cp. Ef. 4:18).
La
frase también podría significar que Jesús
es la manifestación de Dios en la forma más gloriosa para todo hombre que haya
visto, oído o leído su historia. Algunos estrecharían la idea para
restringir todo hombre solo a aquellos
que lo recibieron. La primera interpretación parece ser mejor en el contexto,
pues se refiere a aquellos en el mundo que no lo recibieron, además de los que
sí lo hicieron. Aun quienes nunca se hicieron hijos de Dios son responsables
por el conocimiento de Dios y su luz revelada en Cristo.
Aunque
todos los hombre están ciegos y muertos espiritualmente (Ef. 2:1-3), son
responsables del conocimiento de Dios revelado en la creación y la conciencia
(Ro. 2:14-15).”
JOHANNES BRENZ
“Cristo
no solo es una luz externa, sino también un ojo y una luz, que proporciona luz
a los ciegos para que pueda dirigir sus pasos del pecado, la muerte y las
tinieblas extremas a la justicia y la vida eterna. Además, porque él dice, Él
ilumina a todo ser humano que viene al mundo, no debes pensar que todo ser
humano, no importa cuántos haya, será iluminado por Cristo. Porque no todos los
seres humanos tienen fe. Son pocos los elegidos. Solo se salva un remanente.
Pero esta afirmación debe entenderse como un modo de argumentación. Porque Juan
está escribiendo sobre la regeneración, que es realizada por Cristo. Y, por
tanto, cuando dice que todo ser humano es iluminado por Cristo, está incluyendo
sólo a los que son regenerados por el Espíritu y a los que creen, de modo que
luego se explica a sí mismo, diciendo: Él
dio poder para llegar a ser hijos de Dios, es decir, aquellos que había
creído en su nombre, no a los incrédulos.
La
Escritura hace un uso frecuente de estas formas de hablar. Por ejemplo, salió
un decreto de César Augusto de que todo
el mundo debería ser contado. Ahora bien, si comprendes como el mundo entero aquí, cometerás un
error. Porque debe entenderse como un modo de argumentación. La declaración del
evangelista se refiere al mundo de los
judíos. Por lo tanto, hubo oscuridad sobre toda la tierra, es decir, de los
judíos, porque el evangelista está hablando allí solo de esa tierra. Y Pablo
escribe: Porque Dios ha encerrado a todos
bajo el pecado, para tener misericordia de todos, es decir, de todos los
que creen, porque se refiere a los
creyentes.
Por
tanto, también en este lugar Juan está escribiendo acerca de la regeneración no
de los malvados que desprecian a Cristo. Y este es el significado: sin embargo,
muchos que vienen a este mundo son iluminados por Cristo, quien es la luz
verdadera. Y también debemos observar en este lugar que si Cristo es la luz
verdadera, necesariamente se seguirá que nosotros, junto con todos nuestros
poderes naturales, somos tinieblas. Entonces, ¿qué puede hacer la razón carnal
para lograr la justificación? ¿Qué puede hacer la sabiduría humana? ¿Qué puede hacer
el libre albedrío?
Si
incluso una pequeña parte del ser humano en sí mismo contiene luz, entonces
Cristo solo no era luz, y esa parte del ser humano sería igual a Cristo. ¿Ves
que los que afirman el libre albedrío y los poderes de la razón humana hacen
verdad de la vanidad y un Cristo de las criaturas mentirosas?. A partir de
esto, comprenderá fácilmente la gran blasfemia que es atribuir en asuntos
divinos algo de fuerza al libre albedrío, algo de energía a la razón humana.”
HEINRICH BULLINGER
“Al
venir al mundo, nuestro Señor iluminó el mundo. Porque con la venida del Verbo,
Juan abrazó el misterio de la encarnación y de toda redención. Iluminar es instruir, regenerar, vivificar, santificar,
liberar y justificar. Porque también Pablo, hablando del advenimiento del
Verbo al mundo, dice: La gracia de Dios nuestro Salvador se ha aparecido a
todos los seres humanos, instruyéndonos para que, negando la impiedad, vivamos
piadosamente, buscando la gloria y aparición de nuestro Señor Jesús, que se dio
a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad.
En
otra parte, Pablo dice lo mismo: un dicho cierto, y digno de que lo aceptemos
en todos los sentidos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.
De manera similar, Cristo destruyó la muerte, pero trajo luz a la vida y la
inmortalidad a través del evangelio.
Por
tanto, refiero la palabra erchomenon
a la luz, no al ser humano. Y así el significado es, Esa luz verdadera ilumina a cada ser humano por su advenimiento y
llegada al mundo.”
COMENTARIO TEMATICO VINE
“Con
la omisión de la coma después de «hombres»,
la Versión Autorizada en inglés ha resultado ser muy equívoca. El versículo se
ha tomado como queriendo decir que hay una luz interna de Dios en todo niño que
nace en el mundo, y de este modo hay una esencia de vida eterna en todo hombre
por nacimiento natural. Este, por supuesto, no es el significado de versículo
en absoluto.
Los
revisores insertaron correctamente una coma después de la palabra «hombres»; la
parte restante de versículo, «venía a este mundo», va con «luz» y no con
«hombres». De este modo, el versículo dice: «Estaba la Luz verdadera, esa misma
Luz que, viniendo a este mundo, alumbra a todo hombre». Es decir, que la luz
brilla provisionalmente para todo hombre, pero solo porque vino al mundo; de
otra manera, el hombre habría permanecido en tinieblas espirituales.
El
que Cristo vino al mundo forma una de las verdades sobresalientes del Evangelio
de Juan. El versículo 9 da la primera mención definitiva de eso, y aquí la
Persona está representada figuradamente por la luz.”
ALBERT BARNES
“Una
luz falsa es aquella que conduce al peligro o al error, ya que una baliza falsa
en las orillas del océano puede llevar a los barcos a arenas movedizas y a la
muerte. Una luz verdadera es aquella que no nos engaña, ya que la verdadera
baliza puede guiarnos al puerto o advertirnos del peligro. Cristo no se
extravía. Todos los falsos maestros lo hacen. Pero Cristo alumbra, ilumina. Elimina la oscuridad, el error, la ignorancia de
la mente.”
ALEXANDER MACLAREN
“El
significado de Jn 1:9 puede ser dudoso, pero Jn 1:10 - Jn 1:11 claramente se
refieren a la manifestación histórica de
la Palabra, y probablemente Jn 1:9 también lo hace. Sin embargo, bien puede
apuntar a la revelación interior de la Palabra, que es la 'luz de los hombres'. En ese caso, la frase 'que viene al mundo' se referiría a 'todo hombre', mientras que en este contexto es más natural
referirse a 'la luz' y ver en el
versículo una referencia a la iluminación
de la humanidad como consecuencia de la aparición de Jesucristo. El uso de
'mundo' y 'vino' en Jn 1:10 - Jn 1:11 apunta en esa dirección. Juan 1: 9
representa la Palabra como "venida";
Juan 1:10 lo considera como venido: 'Él estaba en el mundo'.”
JOHN TRAPP
“Que alumbra a todo hombre, O, el que
viene al mundo, a alumbrar a todo hombre
a la luz de la razón, Job 35:11; a la
suya, con una luz celestial y sobrenatural (conocer las cosas celestiales es ascender
al cielo, Pr 30: 3,4), una luz conmovedora y transformadora, 2Co 3:18, que hace que un hombre sea un niño de luz, Efesios 5: 8 y "participante de
la herencia de los santos en luz", Col 1:12. Cualquier entendimiento
creado a lo sumo no es sino (como dice Esquilo sobre el fuego robado por
Prometeo), un rayo de esa luz esencial.”
CHARLES SIMEON
“Cuando
el hombre hubo caído y perdido en gran medida las facultades con las que había
sido investido, el Señor Jesús, conforme al pacto que había concertado con el
Padre, se comprometió a devolver al hombre tal medida de luz como la suya. Esto
hizo, mediante la reedición de su ley;
[Fue el Hijo de Dios quien sacó a su pueblo de Egipto por el desierto; porque
ese pueblo, por sus murmuraciones, se nos dice, “tentó a Cristo” [1Co. 10:9.]. La
ley, por tanto, tanto moral como ceremonial, suponemos que fue dada por él.
En
todo caso, estamos seguros de que estaban, cada uno en su lugar, como rayos que
emanaban de él; “Siendo él, el fin de ambos [Rom 10:4.]”. La ley era “un
maestro de escuela, para llevarnos a Cristo, para que seamos justificados por
la fe” [Gálatas 3: 23-24.]
Por
una larga serie de profecías- [Fue “por el Espíritu de Cristo” que todos los
profetas hablaron, desde el principio [1Pe 1:12.]. Y así, con progresiva
claridad, fue revelada la mente de Dios, relativa a la restauración del hombre
caído. Todo lo que se dio a conocer acerca del Padre y sus concilios eternos, fue
declarado por el Señor Jesucristo.
Ninguna
información sobre estos temas inescrutables procedía jamás de ningún otro
lugar: toda la luz que había en el mundo emanaba solo de Cristo; y fue dada esa
luz a su pueblo elegido. Todo el resto del mundo quedó en la oscuridad más densa
que se pueda imaginar [Isa 60:2.]. Además, Él fue la única luz verdadera,
también, durante su estadía en la tierra; [Así lo afirma él mismo repetida y
firmemente [Jn. 8:12; Jn 9: 5; Joh 12:46.],
Explicó la ley, que había sido oscurecida y corrompida por las falsas
glosas de los escribas y fariseos [Mat 5: 21-22; Mat 5: 27-28.], y se dio a
conocer, en los términos más claros, como el único Salvador del mundo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie
viene al Padre sino por mí” [Juan 14: 6].
Tampoco
fue menos luz por su ejemplo, "mostrando, en toda su conducta, cómo los
hombres deben caminar y agradar a Dios", incluso "siguiendo sus pasos"
[1Pe 2:21.] Y "andando como andaba" [1Jn 2:6.]. Por eso advirtió a la
gente de ese día: “Aún un poquito está la luz entre ustedes. Caminad mientras
tenéis la luz, no sea que os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en
tinieblas no sabe adónde va. Mientras tengáis la luz, creed en la luz, para que
seáis hijos de la luz [Juan 12:35-36.].
Añado,
que Él es la única luz verdadera en este día- [“Dios, en el pacto, lo dio para
que fuera una luz para los gentiles”; “Para llevar a los ciegos por un camino
que no conocían, y llevarlos por sendas que no habían conocido; para alumbrar delante
de ellos las tinieblas y enderezar las cosas torcidas” [Isaías 42: 6-7; Isa
42:16.]. Y todo esto lo hace en este momento, así como San Pablo ha testificado
con respecto a él [Hch 26:23.].
¿Qué
otra fuente de luz tiene el hombre sino la palabra escrita, que nuestro bendito
Señor ha inspirado? ¿O qué otro maestro tiene alguien más que su Espíritu
Santo, que Cristo ha prometido, "para guiarnos a toda la verdad?" Los
filósofos paganos, lejos de agregar un rayo de luz a las Escrituras de la
verdad, sólo han "oscurecido el consejo con palabras sin
conocimiento". "La verdad de Dios les ha sido necedad"; y
"su sabiduría ha sido totalmente necedad ante los ojos de Dios". De hecho,
así como los ciegos no pueden ver ni siquiera el sol meridiano, "ni el
hombre natural, por sus propias facultades, puede discernir las cosas del
Espíritu [1 Corintios 2:14]".
"Los
ojos de nuestro entendimiento deben ser abiertos por el Espíritu de Dios, antes
de que podamos ser completamente sacados de las tinieblas a la luz maravillosa
de su Evangelio [Efesios 1:18]". Como “el Amanecer de lo alto visitó el
mundo para alumbrar a los que están sentados en tinieblas y en sombra de
muerte, y para guiar sus pies por el camino de la paz [Lucas 1:78-79]; "así
debe “levantarse la estrella del día en nuestros corazones”, antes de que
tengamos un discernimiento justo de “las cosas que Dios nos ha dado
gratuitamente 1 Cor. 2:9-12].
Pregunte
entonces, Te lo ruego, Qué luz has recibido del Señor Jesucristo- [No pregunto
qué habilidad has alcanzado en el conocimiento mundano; porque eso, por
excelente que sea, nunca podrá salvar el alma. Pero pregunto: “Dios, que ordenó
que la luz brille de las tinieblas, ha brillado en tu corazón para darte la luz
del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo? "Este es
conocimiento salvador: y solo esto puede salvarte [Juan 17:3]. Y esto no puede
obtenerse de nadie más que del Señor Jesucristo, cuyo oficio es “abrir los ojos
ciegos [Isaías 35:5-6. Mat 11:5.] ”Y para “hacerte sabio para la salvación por
la fe en él”. A cada uno de ustedes, entonces, les digo: “Despierta tú que
duermes, y levántate de entre los muertos, y Cristo te alumbrará.”
JOHN GILL
“La
frase, que alumbra a todo hombre, es
judío, y a menudo se encuentra en los escritos rabínicos, y significa todos los hombres que nacen en el mundo;
los casos son casi innumerables; y como ejemplo:de esas palabras está Job 25:3-6:
¿Sobre quién no está su luz?, ¿Cómo,
pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace
de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, Ni las
estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre, que es un
gusano, Y el hijo de hombre, también gusano?.”
GRANT OSBORNE
“Solo
la verdadera luz es capaz de iluminar al pecador con la luz de Dios, lo que
significa que Él es la única fuente de salvación. Además, él ilumina a “todo
ser humano”, culminando el tema de los versículos 4 y 7 sobre el poder
universal convincente de Dios. Una vez más, esto no significa que todo el mundo
será salvado.
La
luz que brilla en cada persona significa que todos son llevados al punto de
decisión, pero entonces la luz de Dios separa la humanidad en creyentes y no
creyentes, dependiendo de su respuesta. Todo ser humano experimenta la luz de
Dios en su vida, pero muchos, probablemente la mayoría, rechazan la luz. Ellos
no pueden extinguirla (v. 5), pero aquellos que “amaron la oscuridad en lugar
de la luz” “aborrecerán la luz” (3:19–20).
A
medida que el mundo se rebelaba contra Dios, era también el centro del amor
salvador de Dios (3:16) y el receptor del sacrificio del Dios-hombre con el
objetivo de salvar a ese mismo mundo (3:17; 6:51; 12:47). Se hizo carne para quitar el pecado del mundo (1:29), dar vida al mundo (6:33), y ser el salvador del mundo (4:42).”
J.C RYLE
“La
fuerza de la expresión “verdadera” en
esta frase es muy resaltada por Arrowsmith en su comentario sobre este
versículo. Él dice que Cristo es “la luz
verdadera” en cuatro aspectos. En primer lugar, Él es la luz que no defrauda, la luz verdadera en oposición a todas las
falsas luces de los gentiles. En segundo lugar, es la luz real, verdadera en oposición a los tipos y sombras
ceremoniales. En tercer lugar, es la luz
propia, verdadera en oposición a toda la luz que es tomada de otra,
comunicada o compartida por otra. En cuarto lugar, es luz sobresaliente, verdadera en oposición a todo lo que es
ordinario y común.
[Que alumbra a todo hombre […] venía a
este mundo]. Esta frase ha causado mucha diferencia de opinión entre los
comentaristas respecto a dos puntos:
(a)
En primer lugar, los hombres difieren en cuanto a la aplicación de las palabras
“venía a este mundo”. Algunos conectan estas palabras con “la luz verdadera” y
leen las palabras así: “Esta es la luz verdadera que viniendo a este mundo
iluminó a todo hombre”. A favor de esta opinión merece la pena observar las
palabras “la luz que vino al mundo” (Juan 3:19) y “Yo, la luz, he venido al
mundo” (Juan 12:46). Otros relacionan las palabras con “todo hombre”, y las
consideran una descripción tajante de todo aquel nacido naturalmente de la
simiente de Adán. Nifanius muestra que “venía a este mundo” es una frase hebrea
que hace referencia al nacimiento. La construcción de todo el versículo en el
griego original es tal que cualquiera de estas traducciones es gramaticalmente
correcta.
Las
opiniones son tan brillantemente equilibradas en este punto y se puede decir
tanto de cada parte que me aventuro a proponer mi propio juicio con gran
indecisión. Pero me inclino a pensar en general, con Chemnitio y Glassius, que
nuestros traductores están en lo cierto y que la frase “venía a este mundo” se
relaciona mejor con “todo hombre” que con “la luz verdadera”. Si el versículo
se tradujera como “esta es la luz
verdadera que viniendo a este mundo iluminó a todo hombre”, parecería
limitar la bendición de la luz verdadera y confinar sus beneficios iluminadores
a los tiempos tras su encarnación. Debemos recordar que esta es precisamente la
opinión de los socinianos.
Y,
sin embargo, es sin duda cierto que la encarnación de Cristo incrementó
enormemente la luz espiritual en el mundo. Dice S. Juan: “Las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra” (1Juan
2:8). Si, por otro lado, el versículo es traducido como lo hace nuestra
versión, las palabras “venía a este mundo” parecen muy adecuadamente unidas a
“todo hombre” como expresión de la universalidad de las bendiciones que Cristo
confiere al hombre.
No
es solo la luz verdadera del judío, sino de “todo hombre que ha nacido en el
mundo, de todo nombre, pueblo y lengua. Suponer, como han hecho algunos, que
esta aplicación de las palabras “venía a este mundo” implica la preexistencia de
las almas es, por no decir otra cosa, una necedad.
En
este punto, felizmente, los hombres pueden estar de acuerdo en diferir. De
ambas ideas se extrae sana doctrina.
(b)
La segunda diferencia de opinión respecto a este versículo surge de las
palabras “alumbra a todo hombre”. Esta expresión ha recibido amplias
interpretaciones diferentes. Todo el mundo, excepto los herejes, está de
acuerdo en que las palabras no pueden significar que todos sean conversos ni la
salvación final y universal de toda la Humanidad. ¿Qué significan entonces?
Algunos
piensan —como Cirilo— que Cristo, “la luz verdadera”, iluminó a todo hombre y
mujer de la Tierra con la luz de la razón, la inteligencia y la conciencia del
bien y del mal. Esta opinión es parcialmente cierta; pero, no obstante, parece
débil y equivocada. Otros creen —como se dice que es el caso de los cuáqueros—
que Cristo ilumina a cada hombre y mujer de la Tierra con una luz interior de
gracia suficiente para salvarle solo con que la utilicen. Esta opinión es
peligrosa, y a la vez contradice muchos textos de la Escritura, conduce a un
pelagianismo manifiesto.
Otros
creen —como Agustín— que Cristo iluminó a todos los que son iluminados por su
gracia y que “todo hombre” es prácticamente sinónimo de “todo creyente”. Citan
en apoyo de esta opinión el versículo siguiente: “Sostiene Jehová a todos los
que caen” (Salmo 145:14), donde “todos” solo puede significar “todos aquellos
que son sostenidos por el Señor”. Una buena analogía de esta opinión es la
frase “tal maestro de escuela enseña a todos los niños de una ciudad”, que es
como decir que “todos los que reciben enseñanza son enseñados por él”. Esta
interpretación, sin embargo, no es plenamente satisfactoria, tiene apariencia
de sofisma y parece poco procedente.
Algunos
piensan, como Crisóstomo, Brentano en sus Homilías y Lightfoot, que Cristo es
dado verdaderamente para ser la Luz de toda la Humanidad. Creen que cuando se
dice que “ilumina a todo hombre” significa que brilla lo suficiente como para
la salvación de toda la Humanidad, tanto de judíos como de gentiles (como el
Sol brilla sobre toda la Creación), aunque la mayoría de los hombres están tan
cegados por el pecado que no lo ven. Pero Cristo es para todo hombre. “Ilumina
a todos —dice Crisóstomo— en la medida en que dependen de Él”. “Hay poder y
voluntad en la luz — dice Chemnitio— para iluminar a todos; pero algunos aman
más las tinieblas que la luz”. Dice Arrowsmith: “Cristo dispensó a cada uno
suficiente luz como para dejarle sin excusa, pero no dispensa a cada uno
suficiente luz de conversión como para llevarle a la salvación”.
Creo
que esta última opinión es la más probable, aunque confieso que no carece de
dificultades. Pero me quedo con la conclusión de que Cristo es ofrecido como
luz a todo el mundo y que se demostrará que todo nacido en este mundo está en
deuda con Cristo, aunque no sea salvo.”
LEON MORRIS
“Lo
que complica la interpretación es que Juan quiere transmitir dos ideas
diferentes sobre la luz, pero las expone de forma entrelazada: “Él era la luz
verdadera” y “él estaba viniendo al mundo”. Afortunadamente, nuestra
incertidumbre sobre la construcción no perjudica el sentido de la frase. El
evangelista está hablando del Verbo como “la luz verdadera” y, partiendo de esa
idea, de cómo ilumina a los hombres. Las demás luces «eran solo destellos de la
verdad; algunas fueron un destello borroso; otras fueron un engaño que llevaron
a los hombres a las tinieblas para abandonarles allí» (Barclay). Pero Cristo es
la luz verdadera. Es la luz que verdaderamente ilumina. No hay nada opaco ni
irreal en la afirmación de que Cristo es la luz.
Cuando
leemos que da luz o alumbra “a todo hombre”, también entramos en un debate
sobre el significado concreto de esta expresión.
En
un sentido, el Verbo solo alumbra a aquellos que creen, porque los que no creen
en Él aún están en las tinieblas (3:19-20). Pero, en palabras de Santiago,
«Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto» (Stg. 1:17). Existe
una iluminación general que alcanza a toda la raza humana, y generalmente los
autores del Nuevo Testamento enseñan que Dios se revela en parte a todo el
mundo (Ro. 1:20), al menos, lo suficiente para que nadie tenga excusa si toma
el mal camino, en vez del buen camino. Juan atribuye esta iluminación general a
la función del Verbo.”
SAMUEL P. MILLOS
“Jesús
vino a una humanidad que es tinieblas y también a su propio pueblo, pero unos y
otros le rechazan, mientras que algunos, no importa su condición social o espiritual,
lo aceptan (v. 12). Los primeros quedan bajo el juicio de Dios por el pecado de
incredulidad, ya que las tinieblas no la acogieron (v. 4b-5), por esa razón
"esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron
más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (3: 19). Los
segundos, esto es, los que aceptan el mensaje por fe y creen en el Hijo son
liberados de las tinieblas, recibiendo la vida eterna, vinculados a la luz que
es también vida, ya que: "Yo, la
luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en
tinieblas."
ALFRED WIKENHAUSER
“En
el v. 9 muchos exegetas modernos consideran «la luz verda- 9 dera» como sujeto
de la frase, y traducen: «La verdadera
luz, que ilumina a todo hombre, estaba para venir al mundo (o bien: era de
naturaleza tal, que viene al mundo).» Con todo, la traducción dada
anteriormente, que es la adoptada por los padres, las antiguas versiones y no
pocos de los comentaristas actuales, es la preferible si se atiende al contexto
y al aspecto estilístico.
Siendo
así que en los v. 10 y 11 el Logos hace el oficio de sujeto, es lógico suponer
que lo haga también en el v. 9. Por otra parte, sería difícil conciliar las dos
frases «estaba para venir al mundo» (v. 9) y «estaba en el mundo» (v. 10). Por
último, la expresión «todo el que viene al mundo» es de uso corriente entre los
semitas para decir «todo hombre» (razón suficiente para considerar el término «hombre»
del v. 9 como una glosa explicativa).”
WILLIAM HENDRIKSEN
“Acerca
de la fuente de donde procede esta iluminación—es decir, Cristo, la luz—leemos:
“… la luz verdadera… venía al mundo
(o, estaba en el acto de venir al mundo)”. La frase “venía al mundo” (ἐρχόμενον
εἰς τὸν κόσμον) no se debe entender como modificando a “todo hombre” (πάντα ἄνθρωπον) como lo traduce la Reina - Valera. El
Evangelio de Juan no contiene ningún pasaje indiscutible en que la expresión
“venía al mundo” se refiera al nacimiento de un ser humano común.
Por
otra parte, el apóstol acostumbra a hablar de Cristo como de Aquel que vino al
mundo: 3:19; 9:39; 11:27; 12:46; 16:28; y 18:37. Obsérvese también que en el
versículo 10 Cristo sigue siendo el sujeto. Cuando el Bautista testificó acerca
de la luz, éste estaba a punto de empezar su ministerio público. Estaba en el acto
de venir al mundo, al teatro de la historia humana, a la esfera de la
humanidad.”
MATTHEW HENRY
“El Verbo era la luz verdadera (v.
Jua_1:9). Cristo es la luz y brilla con luz propia, no prestada. Otras luces lo
son en sentido derivado y secundario. ¿Y cómo alumbra el Verbo a todo hombre
que viene a este mundo?:
(A)
En el ámbito de la creación, ilumina a todo hombre con la luz de la razón; de
Cristo se derivan el orden y la hermosura que vemos en el Universo y en
nosotros mismos;
(B)
En el ámbito de la redención, ilumina a todos con la publicación de Su
Evangelio en todas las naciones. El Bautista era una luz pequeña, que iluminó sólo
a Jerusalén y Judea como una lámpara que ilumina una sola habitación; pero
Cristo es una luz grande, luz para todos pues lo había de ser también para los
gentiles. La divina revelación no había de estar confinada, como lo había
estado antes a un solo pueblo, sino que había de ser difundida por todo el
mundo (Mat_5:15). Así que toda luz que el hombre posee, ya sea natural o
sobrenatural, se la debe a Cristo.”
WILLIAM MACDONALD
“Otras
personas, a lo largo de las edades, han pretendido ser guías y salvadores, pero
Aquel de quien era testigo Juan era la verdadera luz, la mejor y más genuina
luz. Cuando una habitación está a oscuras, no se ve el polvo sobre los muebles.
Pero cuando la luz penetra, se ve la estancia como realmente es. En este mismo
sentido, el resplandecer de la luz verdadera revela al hombre como es en
realidad.”
MARTIN LUTERO
“Podéis
contrarrestar y decir: «No todo el mundo está iluminado, la mayoría incluso son
enemigos de nuestro Señor Jesucristo. Fijaos por ejemplo en los judíos, turcos,
tártaros y papistas. ¿Frente a todo esto, cómo puede el evangelista mantener
que la Luz ilumine a todos los hombres?» En realidad, utiliza una forma común
de hablar como la que es corriente aún hoy día cuando se dice: «En esta ciudad
todos los ciudadanos deben oír a este pastor, todos los alumnos han de escuchar
a su maestro (asumiendo que no hay otro) y aprender de él», aunque sabemos que
no todos los ciudadanos oyen al pastor ni todos los alumnos escuchan al
maestro, incluso muchos de ellos no obtienen ningún beneficio de ello, en
realidad, son muy pocos los beneficiados.
Por
tanto, si digo que todos los ciudadanos y discípulos oyen y escuchan al pastor
o al maestro, quiero dar a entender que la ciudad no tiene otro pastor que el
pastor Johann, ni otro maestro que el maestro Peter. En consecuencia, si
alguien de la ciudad quiere oír, escuchar, aprender y aceptar la Palabra de
Dios, debe oír a Johann. Y si un alumno desea aprender y ser instruido, ha de
escuchar al maestro Peter. El pastor se convierte en el maestro de todos ellos.
De forma parecida, Cristo es la única Luz de la humanidad en el mundo, no hay
otra Luz que Cristo. Y si alguien desea ser iluminado, necesariamente ha de
lograrlo a través de Él y de nadie más. Sin El y aparte de El no hay ni puede
haber ninguna luz que ilumine a la humanidad.
El
hecho de que sólo unos pocos, una pequeña minoría de gente resulten iluminados,
no es culpa de la Luz, Cristo nuestro Señor, la única Luz del mundo y de todos
los hombres, el que brilla siempre y para siempre. Dios le ordenó ser la Luz y
lo declara por boca del profeta Isa_49:6 : «Muy poca cosa es para mí que tú
seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y restablezcas a Israel;
también te daré por luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta los
confines de la tierra». Esta profecía halla su primer cumplimiento en los
tiempos apostólicos (Act_13:47). En aquellos tiempos, el Evangelio se oía de
horizonte a horizonte; brillaba no sólo en el propio dominio de Cristo, esto
es, entre los judíos a quienes había sido dada la promesa y de cuyos
antepasados descendía Jesús, sino en todo el mundo. Pero el hecho de que la Luz
no gea aceptada ni bendita aun hoy día, no le priva de su nombre ni de su
honor.
Antes,
el evangelista había dicho: «La luz resplandece en las tinieblas» (Joh_1:5),
esto es, en todo el mundo, incluso entre los faltos de comprensión que viven en
tinieblas respecto a los asuntos divinos. Pero «la oscuridad no lo abarca
todo». Por tanto, la imperfección no está en la Luz, sino en los que rehúsan
aceptarla, como dice Cristo en Joh_3:19 : «Amaron más las tinieblas que la
luz». Si cierro los ojos a la luz o me oculto bajo la tierra, ¿cómo puedo
culpar al sol de no verlo? El sol continúa brillando para beneficio de todos
los que desean gozar de su luz.”
SAN AGUSTIN
“¿Y
por qué añade verdadera? Porque un
hombre iluminado se llama luz, pero la verdadera luz es aquella que ilumina;
porque aunque los ojos de nuestro cuerpo se llaman antorchas, si de noche no se
enciende una luz, o si no sale el sol por el día, serán en vano aquellas luces.
Por esto añade: "Que alumbra a todo hombre", por consiguiente también
a San Juan.
El
mismo iluminaba a aquél por quien quería ser anunciado. Del mismo modo se
conoce que el sol ha salido por algún cuerpo iluminado, aunque no lo veamos con
nuestros ojos, al igual que aquellos que no tienen buenos los ojos (y no pueden
ver el sol), sin embargo, pueden ver una pared iluminada por el sol, o cosa
parecida, así todos aquéllos para quienes vino Jesucristo no eran idóneos para
verle.
Pero
reflejó sus rayos en San Juan, y entonces, cuando San Juan confesaba que era
iluminado, Aquél que ilumina fue conocido por medio de él. Dice además:
"Que viene a este mundo", porque si no hubiera salido de donde
estaba, no hubiese sido iluminado; pero hubo de ser iluminado, porque salió de
allí en donde el hombre no puede estar iluminado.”
W. PARTAIN – B. REEVES
“Aquella luz verdadera, -- Juan no dice alethes que significa verdadero (no
falso), sino alethinos, real,
genuino. Por eso, la palabra verdadera no contrasta la verdad con el error,
sino la realidad con lo irreal, lo que no es realidad, lo substancial con lo
imaginario. Lo que la Biblia dice es cierto, es realidad. Se trata de hechos,
de lo que existe o existirá. Por ejemplo, Rom_1:25, "cambiaron la verdad
de Dios por la mentira", es decir, ídolos, porque "un ídolo nada es
en el mundo" (1Co_8:4); 1Ts_1:9, "os convertisteis de los ídolos a
Dios, para servir al Dios vivo y verdadero".
Heb_9:24, "Porque no entró
Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo
mismo" (el tabernáculo era sombra, "el cielo mismo" es la
realidad, el tabernáculo verdadero).
Cristo no es "una luz falsa de
piratas de costa que atraen barcos a los escollos, sino el faro fiable que
conduce a un puerto seguro" (AB; ATR). La creación (Gén_1:1-31) fue una
realidad. Gén_1:1-31 no es mitología, pero la evolución es ficción y fantasía,
producto de la imaginación de hombres opuestos a Dios. La moralidad bíblica es
práctica; tiene que ver con la realidad y trae bendición y felicidad, pero la
religión del humanismo se basa en caprichos humanos y produce miseria de toda
clase. La religión humana ofrece una salvación imaginaria, pero la del Nuevo
Testamento ofrece la salvación verdadera (el perdón de Dios ahora y la promesa
de vida eterna).
-- que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. -- Algunos (por
ejemplo, los cuáqueros) citan este texto para probar que todo el mundo posee
una "Luz interior" que le guía, pero todo texto tiene que ser
interpretado a la luz de otros textos. La Biblia no enseña que todo el mundo
tiene la mente iluminada espiritualmente aunque no lo quiera. En este mismo
contexto Juan habla de los que rechazan a Cristo. El punto es que Cristo es la verdadera luz, la única fuente de toda
luz moral y espiritual para toda la humanidad.”
WILLIAM BARCLAY
“Juan
dice que Jesús, al venir al mundo, trajo a la humanidad la luz real. Su venida fue como un destello de luz, como la venida
de la aurora: Cierto viajero nos dice que se encontraba una vez en Italia, en
una colina que mira a la bahía de Nápoles: estaba tan oscuro que no se podía
ver nada; pero de repente hubo un relámpago, y todo se iluminó con todo
detalle. Cuando Jesús vino a este mundo la luz real iluminó todo lo que antes había estado sumido en tinieblas.
(1)
Su venida disipó las sombras de la duda.
Hasta que él vino todo lo que se sabía de Dios eran suposiciones. "Es difícil
descubrir nada de Dios -dijo uno de los griegos-; y cuando has descubierto algo
es imposible comunicárselo a otro.» Para los paganos, o Dios moraba en
tinieblas inescrutables, o en una luz deslumbradora e: inaccesible. Pero
-cuando vino Jesús la humanidad pudo ver con toda claridad cómo es Dios. Las
sombras y las nieblas huyeron; los días de las suposiciones se acabaron; ya no
hubo necesidad de seguir en un agnosticismo melancólico. Se hizo la luz.
(2)
Su venida disipó las sombras de la
desesperación. Jesús vino a un mundo que estaba sumido en la desesperación.
«La humanidad -decía Séneca-- es consciente de su indefensión en las cosas
fundamentales.» Las personas anhelaban una mano que se les tendiera para
levantarlas. «Odian sus pecados, pero no se pueden librar de ellos.» La
humanidad desesperaba de hacerse a sí misma o al mundo mejor. Pero con la
venida de Jesús entró en la vida un nuevo poder. Jesús no sólo trajo
conocimiento, sino también poder. Vino no sólo para indicar el buen camino,
sino para capacitarnos para andar por él. Nos dio no sólo instrucción, sino una
presencia con la que todo lo que era imposible se hizo posible. La oscuridad
del pesimismo y de la desesperación desaparecieron para siempre.
(3)
Su venida disipó las tinieblas de la muerte.
El mundo antiguo le tenía pánico a la muerte. Lo mejor que se podía pensar de
ella era la aniquilación, y el alma humana se estremecía al pensarlo. Lo peor
era una eternidad de torturas en manos de los dioses que fuera, y el alma
humana tenía miedo. Pero Jesús, con Su venida, con Su vida y con Su muerte y Su
Resurrección ha demostrado que la muerte no tiene que ser más que la entrada a una vida más plena. La tiniebla se ha
dispersado. Stevenson tiene una escena en una de sus historias en la que traza
el cuadro de un joven que ha quedado con vida milagrosamente después de un
duelo en el que estaba seguro de que le iban a matar. Al alejarse, su corazón
va cantando: «La amargura de la muerte ha pasado.» Gracias a Jesús la amargura
de la muerte puede haber pasado para todos los seres humanos.
Además,
Jesús es la luz que alumbra a todas las
personas que vienen a este mundo. El mundo antiguo era excluyente. Muchos
judíos odiaban a los gentiles y decían que los gentiles no habían sido creados
nada más que para servir de leña en el infierno. Es verdad que hubo profetas
que vieron que la misión de Israel era ser una luz para los gentiles (Isa_42:6;
Isa_49:6), pero esa era una misión que la mayoría del pueblo rehusaba asumir.
El mundo griego nunca soñó que el conocimiento fuera para toda la humanidad. El
mundo romano despreciaba a los bárbaros, los salvajes que vivían sin ley. Pero
Jesús vino para ser la luz de todos. Sólo el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo tiene un corazón suficientemente grande para albergar a todo el
mundo.”
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