lunes, 27 de marzo de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 45

 


EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 45

RV1960

NVI1999

BTX4

Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

Felipe buscó a Natanael y le dijo: Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas.

Felipe halla a Natanael y le dice: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley y los profetas: a JESÚS, hijo de José, el de Nazaret.

TR+

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VUL

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ευρισκει G2147:V-PAI-3S Está hallando φιλιππος G5376:N-NSM Felipe τον G3588:T-ASM a el ναθαναηλ G3482:N-PRI Natanael και G2532:CONJ y λεγει G3004:V-PAI-3S está diciendo αυτω G846:P-DSM a él ον G3739:R-ASM Quien εγραψεν G1125:V-AAI-3S escribió μωυσης G3475:N-NSM Moisés εν G1722:PREP en τω G3588:T-DSM la νομω G3551:N-DSM ley και G2532:CONJ y οι G3588:T-NPM los προφηται G4396:N-NPM voceros ευρηκαμεν G2147:V-RAI-1P hemos hallado ιησουν G2424:N-ASM a Jesús υιον G5207:N-ASM hijo του G3588:T-GSM de el ιωσηφ G2501:N-PRI José τον G3588:T-ASM el απο G575:PREP desde ναζαρετ G3478:N-PRI Nazaret

invenit Philippus Nathanahel et dicit ei quem scripsit Moses in lege et prophetae invenimus Iesum filium Ioseph a Nazareth

KJV

Philip findeth Nathanael, and saith unto him, We have found him, of whom Moses in the law, and the prophets, did write, Jesus of Nazareth, the son of Joseph. 

TCB

Natanael. Jua_21:2.

 

De quien escribió. Jua_5:45, Jua_5:46; Luc_24:27, Luc_24:44; Gén_3:15; Gén_22:18; Gén_49:10; Deu_18:18-22.

 

Y los profetas. Isa_4:2; Isa_7:14; Isa_9:6; Isa_53:2; Miq_5:2; Zac_6:12; Zac_9:9; Luc_24:27.

 

Jesús. Jua_18:5, Jua_18:7; Jua_19:19; Mat_2:23; Mat_21:11; Mar_14:67; Luc_2:4; Hch_2:22; Hch_3:6; Hch_10:38; Hch_22:8; Hch_26:9.

 

El hijo de José. Mat_13:55; Mar_6:3; Luc_4:22.

 

 

COMENTARIOS:

SAN JUAN CRISOSTOMO

Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley… Dijo eso para hacer más creíble su anuncio al citar a Moisés y a los profetas y para infundir un sentido de reverencia en el ánimo de su interlocutor.

Como Natanael era un hombre docto y apasionado buscador de la verdad, como atestiguó el mismo Cristo y luego los hechos confirmaron, con acierto citó a Moisés y a los profetas, para que de ese modo diera buena acogida a lo que se le anunciaba. Y no os turbe oír que lo llama hijo de José, pues como tal era tenido todavía.

Pero ¿qué pruebas tienes, Felipe, de que ése sea quien tú dices? ¿Qué signo puedes darnos de ello? N o basta simplemente con afirmarlo. ¿Qué visión sobrenatural has tenido? ¿A qué milagro has asistido? Es peligroso prestar fe con precipitación a cosas tan grandes. Por consiguiente, ¿qué prueba tienes? La misma que Andrés, responde él. Este, no sabiendo describir adecuadamente el tesoro que había encontrado ni explicarlo con sus palabras, llevó a su hermano hasta Aquel al que había encontrado. Tampoco Felipe explica por qué razón es ése el Cristo ni cómo lo anunciaron los profetas. Se limita a llevar a Natanael hasta Jesús, a sabiendas de que, una vez gustada la fascinación de sus palabras y su doctrina, ya nunca se apartaría de El.”

A.W PINK

“Aquí, de nuevo, veamos el efecto que la revelación de Cristo tiene sobre el alma recién nacida. El joven creyente participa del espíritu de Aquel en quien ha creído. La compasión del Salvador por los perdidos ahora llena su corazón. Hay una salida de sus afectos hacia los que perecen. No puede permanecer callado ni indiferente. Debe hablar a los demás del Salvador que ha encontrado, o más bien, del Salvador que lo ha encontrado.”

CHARLES SPURGEON

Jesús, el hijo de José, de Nazaret… La verdadera fe puede cometer errores. Jesús no era el hijo de José, excepto por su reputación, y era Jesús de Belén tanto como Jesús de Nazaret; pero la fe verdadera es aceptada por Dios aunque cometa algunos errores. Cree en la Palabra de Dios y cree en el Hijo de Dios y, por tanto, será aceptada.

Le dijo: Hemos hallado… Note cuán positivamente habla Felipe. Él mismo acababa de ser encontrado por Cristo, pero no dice: “Creemos que hemos encontrado al Mesías” o “Esperamos haber encontrado al libertador prometido”. No, sin la menor vacilación dice: "Lo hemos encontrado". Este es un asunto sobre el que podemos ser tan positivos como lo fue Felipe. Hay muchas razones por las que podemos tener una certeza bien fundamentada de que Cristo es nuestro Salvador si verdaderamente hemos confiado en él. Algunos han pensado y dicho que no es posible que sepamos que somos salvos.

Den gracias a Dios que eso no es verdad y muchos pueden adoptar el lenguaje inspirado del apóstol Juan y decir: “Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento, para que conozcamos al que es verdadero, y estamos en El que es verdadero, aun en Su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna". ¡Una positividad como esta es alcanzable, por la gracia de Dios, por todo verdadero creyente en Jesucristo!

Dos versículos (vs.43) antes de nuestro texto, leemos que este mismo hombre que había encontrado a Cristo, Felipe, él mismo había sido encontrado por Cristo. Probablemente sea cierto, mi querido hermano o hermana en Cristo, que conociste al Señor a través de algún instrumento humano. Un padre o una madre piadosos, un ministro fiel del evangelio, un maestro de escuela dominical amoroso u otro amigo cristiano. O la lectura de la Palabra de Dios bajo la guía del Espíritu Santo puede haber sido el medio de su conversión. Existe un vínculo muy precioso entre el instrumento de su salvación y usted mismo que nunca debe olvidar. ¡Seguramente nunca podremos dejar de agradecer a Dios por el hombre o la mujer a quien Él usó para sacarnos de las tinieblas a Su luz maravillosa! Sin embargo, ese santo hombre no nos convirtió.

Esa mujer llena de gracia nunca podría habernos dado un corazón nuevo y un espíritu recto. Debemos rastrear nuestro nuevo nacimiento hasta su origen sobrehumano: ¡fue el Señor, y solo el Señor, quien obró ese maravilloso milagro de la regeneración! "Vosotros vivisteis a los que estaban muertos en delitos y pecados". Si el Señor no te ha apartado del error de tus caminos, todavía estás en el camino ancho que lleva a la destrucción. Si Él no te ha encontrado como el pastor encuentra a su oveja perdida, ¡todavía estás vagando por las oscuras montañas del pecado y la aflicción! Y, así como la oveja nunca encontraría a su pastor a menos que él lo encontrara primero, así usted, si ha encontrado a Cristo, ¡primero debe haber sido encontrado por Cristo!.”

JUAN CALVINO

Hemos encontrado a Jesús. Cuán pequeña fue la medida de la fe de Felipe que parece de esta circunstancia, que no puede pronunciar unas pocas palabras sobre Cristo sin mezclar con ellas dos graves errores. Lo llama hijo de José y dice que Nazaret era su ciudad natal, y ambas declaraciones eran falsas; y, sin embargo, debido a que desea sinceramente hacer el bien a su hermano y dar a conocer a Cristo, Dios aprueba este ejemplo de su diligencia e incluso lo corona de buen éxito.

Cada uno de nosotros debería, sin duda, esforzarse por mantenerse sobrio dentro de sus propios límites; y, ciertamente, el evangelista no lo menciona como digno de encomio en Felipe, que él deshonra dos veces a Cristo, pero relata que su doctrina, aunque defectuosa y envuelta en error, fue útil, porque sin embargo tenía este por objeto, que Cristo podría ser realmente conocido.

Él dice tontamente que era el hijo de José, e ignorantemente lo llama un nativo de Nazaret, pero sin embargo, lleva a Natanael nada más y nada menos que al Hijo de Dios que nació en Belén (Mateo 2:1) y no se las ingenia para un falso Cristo, sino que desea que lo conozcan como lo exhibieron Moisés y los Profetas. Vemos, entonces, que el principal diseño de la doctrina es que aquellos que nos escuchan vengan a Cristo de una forma u otra.”

JOHN MACARTHUR

“La conjugación de la segunda persona en plural,—hemos—muestra que Felipe ahora se incluye como uno de los seguidores de Jesús. La ley y los profetas es la designación del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento (Mt. 5:17; 7:12; 11:13; 22:40; Lc. 16:16; Hch. 13:15; 24:14; 28:23; Ro. 3:21). Felipe, consciente del intenso amor que Natanael tenía por las Escrituras, declaró que había encontrado al que las cumplía (cp. 5:39; Dt. 18:15-19; Lc. 24:25-27, 44-47; Hch. 10:43; 18:28; 26:22-23; Ro. 1:2; 1 Co. 15:3-4; 1 P. 1:10-11; Ap. 19:10).

Como se indicó en la explicación del versículo 45, a Jesús se le asociaba comúnmente con Nazaret, donde creció. La identificación que Felipe hace de Él como el hijo de José no debe considerarse una negación del nacimiento virginal de Cristo (como lo hicieron los judíos incrédulos en 6:42). Sin embargo, puede sugerir que Jesús no les había revelado la verdad a los discípulos durante el tiempo breve que pasaron con Él. Felipe identificó a Jesús de la forma en que se identificaban las personas en aquella época, por el nombre de su padre y la villa de la cual provenía. Así, a Jesús lo solían ver como el hijo de José (Lc. 3:23), cosa que era cierta legalmente, aunque no biológicamente.”

MATTHEW POOLE

“Felipe, habiendo descubierto él mismo a Cristo, no está dispuesto a comer solo sus bocados, sino que desea comunicar su descubrimiento a los demás; encuentra (ya sea por casualidad o en la búsqueda, no se dice) a Natanael, que era de Caná de Galilea, Jn 21:2. (El nombre es un nombre hebreo, que significa don de Dios) Habiéndolo encontrado, le dice con gran alegría que habían encontrado de quien Moisés había escrito en la ley, el Siloh, mencionó Gé 49:10, el Profeta, mencionó Deut. 18:15, El Renuevo del Señor, mencionó Isa 4:2, el Mesías, mencionado por Daniel, Dan. 9:25,26, y todos los demás profetas.”

CHARLES SIMEON

Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas… Para que también vosotros seáis partícipes del mismo gozo, os mostraré cuán ampliamente se describe al Señor Jesucristo en los escritos del Antiguo Testamento. Podemos notarlo, Más generalmente en los escritos de Moisés. [Al principio del mundo, incluso cuando el hombre aún estaba en el Paraíso, Moisés informa que el Mesías fue predicho como "la simiente de la mujer que herirá la cabeza de la serpiente" y librará a los hombres, aunque no sin graves sufrimientos a sí mismo, de los efectos fatales de la transgresión de Adán [Génesis 3:15.].

Él, en un período muy distante de ese, anuncia al Salvador como descendiente de Abraham; y como uno “en quien todas las naciones de la tierra deberían ser bendecidas [Génesis 12:3; Génesis 22:18]. Posteriormente, viene a declarar más plenamente tanto el momento de su advenimiento como el carácter que debería mantener. Nos informa que este Todopoderoso Siloh debería venir al mundo antes de que el poder conferido a la tribu de Judá se haya apartado de él.

Todos los demás escribas deberían haber sido reducidos desde hace mucho tiempo a una dependencia de los extranjeros: pero el dominio de Judá debería permanecer, y no ser completamente destruido, hasta que el Mesías hubiera aparecido en el mundo [Gen 49:10]. Además, debería venir como profeta; como "un profeta semejante a Moisés [Deuteronomio 18:18]" uniendo en sí mismo las oficinas de un Legislador, un Instructor, un Mediador, un Gobernador, un Salvador.

Así habló Moisés plenamente de él, independientemente de todos los tipos que delinearon con más precisión y minuciosidad la totalidad de su obra y oficio. Más particularmente, en los escritos de los profetas. Nada puede concebirse más amplio o minucioso que las descripciones dadas del Mesías en los escritos proféticos. La familia de la que debía surgir estaba restringida a la de David [Sal 132:11. Hechos 2:30. Isaías 11:1]. Sin embargo, no debe nacer de una generación natural, sino de una Virgen pura [Isaías 7:14]. El lugar de su nacimiento fue claramente predicho: debería ser Belén, y no Belén en la tierra de Neftalí, sino Belén Efrata en la tierra de Judá [Miq 5:2].

También se fijó la hora; porque tenía que venir mientras el segundo templo aún estuviera en pie [Mal 3:1]. En su apariencia, sin embargo, debería ser tan mezquino, que debería suscitar muchas dudas entre sus seguidores, y ser un obstáculo para muchos: debería ser “como planta tierna, y como raíz en tierra seca: no debe tener forma ni hermosura a los ojos de quienes lo contemplan, ni ninguna belleza por la que deba ser deseado [Isa 53:2]. " Como consecuencia de no tener ninguno de los atractivos de los hombres carnales, debería ser despreciado y rechazado por los hombres; un varón de dolores y experimentado en dolor; los hombres deben esconder su rostro de él, como quien desprecia y no tiene en estima [Isa 53:3.]".

El final de su venida también fue declarado muy plenamente: vendría a “llevar los pecados de muchos”, “a ser herido por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; el castigo de nuestra paz sería sobre él; y por sus heridas íbamos a ser sanados [Isa 53: 5-6] ". También se dio a conocer el modo en que debía comportarse en todas estas pruebas: “Debería ser conducido como un cordero al matadero; y como una oveja delante de sus trasquiladores enmudeció, así no debería ni siquiera abrir la boca [Isaías 53:7]. "

La manera en que debía ser ejecutado era por crucifixión [Zacarías 12:10]; aunque ese no era un castigo judío, sino romano. Y, sin embargo, debería estar exento de lo que era un asistente habitual en ello: la fractura de las piernas, porque, aunque estaba traspasado en las manos, los pies, el costado, “ni un hueso de él debía romperse [Exo 12:46.] ”.

El tiempo me faltaría para hablar de los incidentes que se predijeron en relación con su trato mientras aún estaba en la cruz, los insultos que le ofrecieron [Sal 22:7], El darle vinagre para beber [Sal 69:21], el echar suertes sobre su vestidura [Sal. 22:18], su muerte entre dos malhechores [Isa 53:12]; o el modo de su entierro en la tumba de un hombre rico, aunque en su muerte fue contado con el más abyecto de la raza humana [Isa 53:9].

Pasaré por alto estas cosas, y sólo mencionaré su resurrección, con el tiempo preciso en que debería tener lugar, incluso el tercer día, antes de que su cuerpo haya visto corrupción [Sal. 16:10]; y su ascensión, también, a los cielos más altos [Sal 68:18]; y su envío del Espíritu Santo para testificar de él y capacitar a sus discípulos para la obra de propagar su evangelio y establecer su reino en el mundo [Joel 2:28-29]. Consideren todas estas cosas; y dirás, hubo tal cuerpo de evidencia relacionada con el Mesianismo de Jesús, que, en cualquier mente considerada, debería excluir una posibilidad de duda.

El gozo expresado de Felipe por el hallazgo de Jesús me llevará a mostrar, ¡Qué gran adquisición es Él para todos los que verdaderamente pueden decir: “Lo hemos encontrado!” Una perspectiva lejana de él, desde las edades más remotas, había sido motivo de alegría muy exaltada- [No podemos dudar de que nuestros primeros padres se regocijaron mucho en la promesa que les fue dada relativa a "la simiente de la mujer"; y que Abel también sintió un rico consuelo en su alma, mientras ofrecía un primogénito de su rebaño, en señal de su dependencia de él.

Pero en el caso de Abraham no nos quedamos con conjeturas: sabemos infaliblemente, que él sí previó el día de Cristo; y que, ante la perspectiva de ello, se regocijó mucho [Jn. 8:56]. De hecho, la designación que le dio el profeta, como "el Deseado de todas las Naciones [Hag 2:7]", Muestra claramente en qué luz lo consideraban aquellos que tenían alguna idea de su carácter apropiado.”

J.C RYLE

“[De quien escribió Moisés […] los profetas]. Aquí, como en el caso de Andrés, podemos advertir la familiaridad con el contenido general de la Escritura que un judío pobre como Felipe poseía. Apenas comprendía que Moisés y los Profetas habían hablado mucho de la promesa de la venida de un Redentor y que en sus escritos anunciaron un mejor Sacerdote, Profeta y Rey. “El Antiguo Testamento —como declara con sabiduría un Artículo de la Iglesia de Inglaterra— no es contrario al Nuevo, puesto que tanto en el Antiguo como en el Nuevo se ofrece la vida eterna al género humano por Cristo”. Debemos tener cuidado en estos postreros días de no despreciar el Antiguo Testamento. Es un atajo hacia la incredulidad.”

LEON MORRIS

“Aquí se repite el episodio anterior: un discípulo va a buscar a otro: Felipe va a buscar a Natanael («Una antorcha encendida sirve para encender otra antorcha», Godet). El hecho de que use la segunda persona del plural muestra que Felipe ya se sentía parte del pequeño grupo que seguía a Jesús. Sobre Natanael sabemos muy poco: sabemos lo ocurrido en este episodio, y que estaba presente entre los pescadores en 21:2 (donde se nos informa que venía de Caná).

Su nombre significa “Dios ha dado” (por lo que es lo mismo que Teodoro). Esto ha llevado a algunos a conjeturar que este pasaje es alegórico, y que habla del discípulo ideal (uno “dado por Dios”), pero creemos que no vale la pena detenernos a hablar más de esta teoría. Aunque no sea un nombre muy común entre los judíos, sí que se usaba. No hay ninguna razón para dudar de que se esté refiriendo a una persona real. El suceso está relatado como un hecho verídico, y no como una alegoría ficticia sobre la piedad.

Otros creen que Natanael es otro que se usaba para designar a Mateo, ya que los dos nombres tienen un significado parecido. Otros apuntan a que Natanael es el mismo personaje que Bartolomeo, el apóstol que no se menciona en Juan (al menos, no se menciona su nombre), del mismo modo que Natanael no se menciona en los Sinópticos. En los tres primeros evangelios se empareja a Bartolomeo con Felipe (Mt. 10:3; Mr. 3:18; Lc. 6:14); además, en Hechos 1:13 se le menciona inmediatamente después de Tomás, y esa es precisamente la posición de Natanael en Juan 21:2.

Un dato más es que, en realidad, Bartolomeo no es un nombre de pila, sino que es un patronímico que significa “hijo de Tolomeo” (cf. Barjona = “hijo de Jona”); lo más seguro es que el hombre que se llamara así tuviera otro nombre. Los otros discípulos que aparecen en este capítulo llegaron a ser apóstoles, lo que sugiere que ocurriera lo mismo con Natanael. Si hemos de identificarlo con uno de los apóstoles, la opción más razonable es Bartolomeo.

Pero, ¿por qué nos empeñamos en identificarlo con un apóstol? Jesús tenía muchos discípulos aparte de los Doce y, en cierta medida, no hay indicios suficientes para creer que Natanael tuviera que ser obligatoriamente uno de los apóstoles. Es verdad que Juan nos quiere hacer ver que Natanael tomó una decisión muy firme de seguir a Jesús, pero eso no le convierte en uno de los apóstoles.

Felipe dice que Jesús es el cumplimiento de la profecía; Moisés y los profetas hablaron de Él. Obviamente, esta es otra manera de llamarle Mesías. De una forma discreta, pero directa, de acuerdo con su objetivo explícito declarado en 20:31, Juan hace hincapié en que Jesús es el Mesías. Andrés y su amigo le reconocieron, y ahora Felipe hace lo mismo. Felipe lo hace de tal manera que se ve que el ministerio mesiánico de Jesús era cumplir los propósitos iniciales de Dios tal y como aparece en las Holy Writ.

Westcott cree que la estructura de la frase, en la que “Hemos encontrado” en griego aparece en la última posición, sugiere que Felipe y Natanael «reflexionaban muy a menudo sobre el retrato veterotestamentario del Mesías». Cuando Felipe se refiere a Jesús llamándole “hijo de José”, no deberíamos interpretar que está negando el nacimiento virginal. José era el tutor de Jesús, por lo que a Jesús se le conocería como el hijo de José. En todo caso, es poco probable que un discípulo tan nuevo como Felipe ya supiera acerca del nacimiento virginal.”

SAMUEL P. MILLOS

“Es interesante apreciar que la referencia a Jesús como hijo de José produce un notable contraste con la enseñanza del prólogo y de los versículos anteriores del Evangelio, en donde se presenta como el Hijo de Dios en su concepción virginal (v. 1). Aunque aquí Juan dice que Jesús era el hijo de José, él sabe bien que no tenía padre según la carne, por cuanto su concepción fue por obra del Espíritu Santo. Sin embargo, José adopta o prohíja a Jesús por lo que le da, humanamente hablando, todos los derechos al trono de David su Padre.

El apóstol Pablo enseña este contraste de una forma semejante al decir que Cristo vino según la carne de los patriarcas, pero es "Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos" (Ro. 9:5). Deidad y humanidad están siempre presentes en la Persona Divina del Hijo de Dios. En esta identificación, Felipe no dice ninguna cosa incorrecta, porque Jesús era legalmente hijo de José (Mt. 1: 16). Al decir que era de Nazaret no estaba refiriéndose al lugar de nacimiento, sino al de procedencia en la relación con el Bautista, porque Cristo pasó la mayor parte de su vida en aquel lugar.”

JAMES SMITH

“Felipe… le dijo: Hemos hallado a Aquel de quien escribió a Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús… el de Nazaret» (v. Jua_1:45). Oyó las gozosas nuevas de labios de uno que había sido él mismo hallado por Cristo, y que había hallado su solaz en Él. El evangelio de Felipe no era acerca de algo, sino acerca de Él: de Aquel en quien consistía la esperanza de Israel; el que responde a todas las predicciones de Moisés y de los profetas, y que afronta todas las necesidades de un alma humana y de un mundo agonizante. Él oyó, pero ¿cómo oirán sin que se les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Todos los que le han hallado a Él son ciertamente capaces de testificar acerca de Él.”.

 

 

MARTIN LUTERO

“Del mismo modo que Andrés dijo a su hermano Simón: He hallado al Mesías!», así Felipe dice a Natanael: «Hemos encontrado a alguien procedente de Nazaret, se llama Jesús, que es el Mesías de quien Moisés, la Ley y los profetas habían escrito». Y para identificarle como a un verdadero rey y señor, le llama «el hijo de José».

Son gente sencilla, por lo que sorprende que concibieran semejante idea y que comprendieran que este Jesús fuera el Mesías, desprovisto como estaba de toda gloria externa. Además, hemos de recordar el concepto que en aquel tiempo tenían los judíos sobre el Mesías. Esta idea era comparable a la que hoy se tiene de un emperador, un rey u otro cualquiera de los empelucados. Los judíos suponían que el Mesias venía para ser el soberano del mundo. En realidad, fue el Salvador de la humanidad.

De ahí que resultara sorprendente que consideraran Mesías a aquel mendigo, aquella persona en particular. Hay que reconocer que no hallaron en El nada reprensible, sino que probablemente inducidos por las Sagradas Escrituras que afirman que la práctica de Dios siempre ha sido de exaltar al pobre y al humilde y tornar pastores en reyes. David, por ejemplo, era pastor que guardaba los rebaños de su padre (1Sa_17:34); Saúl había guardado los asnos y el molino del suyo (1Sa_9:3 y ss.); asimismo, hubo numerosos reyes que surgieron del polvo y del barro, muchos eran porqueros, pero que a causa de su coraje fueron elevados al puesto supremo e incluso llegaron a ser emperadores romanos".

Así, los hombres de nuestro texto debieron pensar: «Dios puede convertir a un mendigo en un rey, tan fácilmente como puede convertir a un rey en mendigo». Esta frase suele oírse en numerosos sermones. Por otra parte, aquella pobre gente anhelaba la venida del Mesías y del Salvador por considerar que sería un rey que los liberaría del yugo romano. Por ello acogieron con tanto entusiasmo oír que el rey había llegado; al fin y al cabo ¿quién sabe? ¿Cuántas veces Dios no había dispuesto que un mendigo se convirtiera en rey y al revés? Por ello ¿no era posible que aquel hombre también fuera el Rey, el Mesías, el Señor?

Además, dicha creencia estuvo especialmente inspirada en el inspirado testimonio de Juan el Bautista sobre la gloria de Cristo, sin relacionarla con su divinidad. Pensaban que el hijo de José surgiría con gran esplendor, como habían hecho David y Salomón, y que ascendería por encima de los reyes y emperadores romanos. Colocaron al Mesías en el mismo elevado pedestal que un emperador actual. Mesías significa «el ungido».

Se solía ungir las cabezas de los reyes con bálsamos y perfumes preciosos, como hacen los tres electores eclesiásticos actuales que cubren con óleo la espalda del emperador. De ahí que aquellos buenos tres hombres desearan que Cristo, el Ungido, fuera el rey más destacado de los cielos y de la tierra para liberarlos del yugo romano. Pensando en todo ello, exclamaron: ¡hallado al Mesías!» que era lo mismo que decir: «Hasta hoy hemos vivido bajo el yugo de los romanos, pero ¡Dios sea alabado!; el cuerno de la salvación ha sonado y ha llegado el que ha suscitado una fuerza de salvación en favor nuestro» (Luk_1:69).”


LA SEMANA QUE JUAN NUNCA OLVIDARÍA (RAYMOND BROWN – EDWING PIÑANGO)

DIA 1

 

JUAN EL BAUTISTA DA TESTIMONIO DE SI MISMO Y ENFRENTA A LA DELEGACIÓN DEL SANEDRÍN (JUAN 1:19-28)

 

Todo el Evangelio de Juan es como un proceso contra Jesús por parte de los jefes de su pueblo, y el Bautista es el primer testigo en este proceso. Los custodios de la religión nacional quieren saber con que autoridad bautiza. Las respuestas que da el Bautista sobre sí mismo son negativas; se vuelve locuaz sólo cuando habla de Aquel que viene detrás de él. El Bautista empieza negando ser el Mesías. (Raymond B.)

DIA 2

 

EL BAUTISTA DA TESTIMONIO ANTE LOS DISCÍPULOS (JUAN 1:29-34)

 

Juan el Bautista presenta al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús es el siervo de Dios descrito por Isaías como aquel que es conducido, sin quejarse, como un cordero ante los trasquiladores, un varón de dolores que «cargó con los pecados de muchos e intercedió por los transgresores». (Raymond B.)

DIA 3

 

LOS PRIMEROS DISCÍPULOS (JUAN 1:35-40)

 

Al tercer día, dos discípulos, Andrés y otro cuyo nombre no se especifica (¿el discípulo amado Juan?), siguen a Jesús y lo reconocen como Maestro. (Raymond. B)

DIA 4

 

SIMÓN ES CONDUCIDO ANTE JESÚS, QUE ES RECONOCIDO COMO EL MESÍAS.  (JUAN 1:41-42)

 

Jesús con autoridad, cambia el nombre de Simón a Pedro, haciendo su labor de Profeta de Dios. Oh Jesús! En ti tengo un nuevo nombre! Me has dado un alma que viva y respira por ti, por tu sangre derramada. Tengo en mi corazón la piedrecita blanca que me diste y me acompaña día a día a través de éste peregrinar. Profetiza sobre mi, mi Señor, que nunca caiga, y que cada día sea un día de alabanza y adoración para ti Rey de Reyes y Señor de Señores. (Edwing P.)

DIA 5

EL LLAMADO DE JESÚS A FELIPE (JUAN 1:43-44)

 

“Sigueme”… Oh amado Salvador Jesús, gracias por llamarme, gracias por la cruz amigo mío, Dios mío! Siguiendo tus pasos he descubierto la verdadera felicidad, y la plenitud de la vida. Y es que conociéndote y entrando en dulce comunión contigo, he encontrado la “perla preciosa”. Gracias Jesús, por agarrar mi mano, y llevarme contigo a tu reino Celestial, mi patria, donde te seguiré eternamente”. Amén. (Edwing P.)

 

DIA 5

(2da. Parte)

NATANAEL SE ACERCA A JESÚS (JUAN 1:45-51)

 

La vocación de Natanael (un discípulo mencionado sólo en Juan) implica un interesante juego de palabras. Este es un verdadero israelita, digno del nombre de Israel (según la etimologla popular: «un hombre que ve a Dios»), y se le dice que verá grandes cosas. Asi como Jacob (o Israel) vio, en el Antiguo Testamento, la gloría de Dios en la visión de la escalera, así también el Israel del Nuevo Testamento verá la gloría del Hijo del hombre en el milagro de Cana.(Raymond B.)

 

DIA 7

LAS BODAS DE CANA (JUAN 2:1-2)

 

El tercer día (dos días después de la llamada de Felipe: séptimo día), Jesús cumple la promesa que habla hecho a sus nuevos discípulos de mostrarles su gloria: este milagro que realiza es el último de una serie de testimonios sobre él. Galilea es el primer lugar donde se contempla la gloría de Jesús, y será también el último, ya que las apariciones de Jesús, narradas en el capítulo 21, tendrán lugar en Galilea (donde serán mencionados de nuevo Natanael y Cana). (Raymond B.)


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