EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1
VERSICULO 21 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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Y
le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta?
Y respondió: No. |
¿Quién
eres entonces? le preguntaron. ¿Acaso eres Elías? No lo soy. ¿Eres el
profeta? No lo soy. |
Y
le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Y dice: No soy. ¿Eres tú el
Profeta? Y respondió: No. |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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CONJ ηρωτησανG2065 V-AAI-3P αυτονG846 P-ASM τιG5101 I-NSN ουνG3767 CONJ
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et interrogaverunt eum
quid ergo Helias es tu et dicit non sum propheta es tu et respondit non |
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KJV |
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And they asked him, What
then? Art thou Elias? And he saith, I am not. Art thou that prophet? And he
answered, No. |
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TCB |
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Eres
tú Elías. Mal_4:5; Mat_11:14; Mat_17:10-12; Luc_1:17.
Eres
tú el profeta. Jua_1:25; Jua_7:40;
Deu_18:15-18; Mat_11:9-11; Mat_16:14. |
COMENTARIOS:
SAN JUAN CRISOSTOMO
“Indignados
porque Juan no había respondido lo que deseaban, parecen decirse a si mismos:
¿Esperábamos nosotros esto? ¿Hemos venido para preguntar esto? Y, dándole cuenta
de que habían sido descubiertas sus intenciones, preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿Eres Elias? Y él respondió:
No lo soy. Porque, en efecto, esperaban también que viniera Elias, según lo confirma el propio
Cristo. Cuando sus discípulos le preguntaron: ¿Por qué dicen los escribas que Elias ha de venir primero?, él les
dijo: Ciertamente Elias vendrá y lo restablecerá todo.
Después
le preguntan: ¿Eres el profeta? Y él
responde: No. Sin embargo, era verdaderamente un profeta. ¿Por qué dijo que
no lo era? Porque también ahora atiende al más intimo pensamiento de sus
interlocutores. Estos esperaban la venida de un profeta extraordinario, porque
Moisés había dicho: El Señor Dios os
suscitará de entre vuestros hermanos un profeta como yo: escuchadlo. Pero
el profeta de que hablaba Moisés era Cristo.
Por lo cual no dicen: «¿Eres un profeta?»,
uno de tantos, sino con artículo: ¿Eres
el profeta?, como preguntándole: el
anunciado por Moisés. Por eso no dice que no sea profeta, sino que no es ese profeta.”
A.T ROBERTSON
“Aquí
el uso paratáctico de kai es como el oun transicional (luego). ¿Qué, pues? (Ti oun;). Oun argumentativo como el ti
oun de Pablo en Romanos 6:15. Quid
ergo?; ¿eres tú Elías? (Su Elias ei;). Ésta era la siguiente
pregunta inevitable, por cuanto se entendía que Elías sería el precursor del
Mesías en base a Malaquías 4:5. En Marcos 9:11ss. Jesús identificará a Juan con
el Elías de la profecía de Malaquías. ¿Por qué entonces lo niega aquí Juan lisa
y llanamente?
Debido
a la expectación de que Elías volverá en
persona. Esto Juan lo niega. Jesús sólo afirma que Juan era Elías en espíritu. Elías fue visto en persona en el Monte de la
Transfiguración. Dijo (legei). Es un
presente vívido y dramático, «Dice». No lo soy (ouk eimi). Una negación breve y brusca. ¿Eres tú el profeta? (ho prophëtës ei su;). «¿El profeta eres tú?» Esta pregunta
seguía, naturalmente, a las anteriores negativas. Moisés (Dt. 18:15) había
hablado de un profeta como él. Los cristianos interpretan este profeta como el
Mesías (Hch. 3:22; 7:37), pero los judíos pensaban que se trataría de otro
precursor del Mesías (Jn. 7:40).
No
está claro en Juan 6:15 si el pueblo identificaba al esperado profeta con el
Mesías, aunque parece que sí. Incluso el mismo Bautista, más tarde, quedó
perplejo en la cárcel, acerca del mismo Jesús, si sería Él el Mesías o
simplemente uno de los precursores (Lc. 7:19). El pueblo se preguntaba acerca
del mismo Jesús si sería el Mesías o únicamente uno de los esperados profetas
(Mr. 8:28; Mt. 16:14). Y respondió (kai
apekrithë). Primer aoristo en voz pasiva (deponente pasivo, el sentido de
la voz ido) indicativo de apokrinomai,
dar una decisión de mí mismo, replicar. No (Ou).
La negación más breve posible.”
GARY BURGE
“Malaquías
4:5 enseñaba que Elías, el profeta del Antiguo Testamento, precedería a la venida del Mesías. Si Juan no era el Mesías, podría
ser Elías. Puesto que Elías había sido arrebatado de la tierra en un carro de
fuego sin pasar por la muerte (2R 2:11), las especulaciones judías sugerían que
estaba misteriosamente vivo y que regresaría en los últimos días (cf. Mr 8:28).
Juan afirma claramente que no es Elías (Jn 1:21). Una dificultad relacionada
con estas palabras es que en Mateo 11:14 Jesús dice que Juan es «el Elías que había de venir». La
solución es que Juan estaba desarrollando el papel de precursor de Elías, como
lo explica Lucas: «Él irá primero,
delante del Señor, con el espíritu y el poder.”
RAYMOND BROWN
“Aquí,
Juan el Bautista no acepta ni este título ni el de «un profeta como Moisés»,
esperado por algunos y que es mencionado en los manuscritos del Mar Muerto. El
único papel que reivindica para sí, todos
y cada uno de los cuatro Evangelios, es el de «la voz que clama en el desierto», anunciada por el profeta Isaías.
Su única autoridad, que le permite bautizar, brota de la misión que se le ha
encomendado de preparar el camino para Aquel que debe venir después de él y es mayor que él.”
A.W PINK
“Cuando
el Señor Jesús y sus discípulos descendieron del monte de la Transfiguración,
les dijo: "No digáis a nadie la
visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos". Luego,
leemos: "Sus discípulos le
preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que
Elías venga primero?" (Mateo 17: 9, 10). La expectativa de los judíos
tenía un fundamento bíblico, porque los últimos versículos del Antiguo
Testamento dicen: "He aquí, yo os
envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El
hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos
hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición."(Mal.
4: 5, 6).
Esta
profecía hace referencia al regreso a la tierra de Elías, para realizar un
ministerio justo antes de la segunda
venida de Cristo, similar en carácter al de Juan el Bautista antes de la
primera aparición pública de Cristo. Cuando se le preguntó: "¿Eres tú Elías?" Juan
respondió enfáticamente: "No lo soy".
Juan
tenía mucho en común con el tisbita, y su obra era de carácter muy similar a la
obra aún futura de Elías; sin embargo, él
no era Elías mismo. Fue antes de Cristo "con el espíritu y el poder de Elías" (Lucas 1:17), y se le dio
la mision de "preparar un pueblo
para el Señor.”
COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO
“Obsérvese
que Juan no provee información más allá de lo que le habían preguntado. Es de
notar que son tres preguntas y tres
negaciones, cada una más breve que la anterior: “Yo no soy el Cristo”, “no lo
soy”, “no”. Quizás las
contestaciones del Bautista tienen que ver con la demanda de tres testigos para hacer constatar una verdad (ver Deut. 17:6;
19:15; Mat. 18:20; 1 Cor. 14:27, 29; 2 Cor. 13:1; 1 Tim. 5:19; Heb. 10:28).
Vemos
la triple repetición de personas y eventos tan común en las Escrituras: triple
negación de Pedro (18:17, 25, 27); la triple pregunta de Jesús a Pedro “me
amas” y la triple afirmación (21:15–17); la triple visión que Pedro tuvo en
Jope (Hech. 10:9–16); los tres mensajeros que Cornelio envió a Jope a buscar a
Pedro (Hech. 10:19).
Cristo,
Elías y Moisés tenían en común el ministerio de exhortar a Israel a prepararse
para la intervención dramática de Jehovah en la humanidad. Los líderes de
Jerusalén tendrían sumo interés en saber si Juan se clasificaba con uno de
estos tres.”
JUAN CALVINO
“¿Eres el profeta? Erasmo da una
explicación inexacta de estas palabras al limitarlas a Cristo; porque la
adición del articulo (ὁ προφήτης, el profeta) no tiene énfasis en este pasaje;
y los mensajeros declaran después claramente, que se referían a un profeta diferente
de Cristo; porque resumen el todo: al decir, (versículo 25,) si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el
profeta. Así vemos que pretendían señalar a diferentes personas.
Otros
piensan que le preguntaron si era uno de los antiguos profetas; pero tampoco apruebo
esa exposición. Más bien, con este término señalan el oficio de Juan y preguntan
si Dios lo había designado para ser profeta. Cuando él responde, no lo soy, no por modestia dice una mentira,
sino que se aparta honesta y sinceramente de la compañía de los profetas. Y,
sin embargo, esta respuesta no contradice la honorable certificación que Cristo
le da.
Cristo
otorga a Juan la designación de profeta, e incluso agrega que él es más que un profeta (Mateo 11:9)
pero con estas palabras no hace más que exigir crédito y autoridad por su
doctrina, y al mismo tiempo describe, en términos elevados, la excelencia del
oficio que le había sido conferido. Pero en este pasaje Juan tiene un objetivo
diferente en vista, que es mostrar que no tiene un mensaje especial, como solía
ser el caso de los profetas, sino que simplemente fue designado para ser el heraldo
de Cristo.”
JOHN MACARTHUR
“La
apariencia de Juan era muy similar a la de Elías; de acuerdo con Marcos 1:6, “Juan estaba vestido de pelo de camello, y
tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos”; y 2 Reyes 1:8 describe a
Elías como “Un varón que tenía vestido de
pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero”. La llamada de Juan al
arrepentimiento (Mt. 3:2) y la advertencia sobre la venida del juicio (Mt.
3:10-12) habrían servido para recordarles más a sus oyentes a Elías (cp. 1 R.
18:18, 21; 21:17-24).
Pero
a la pregunta de si él era Elías, respondió: “No soy”. No era Elías, al menos no en el sentido literal que, él
sabía, sus interrogadores cuestionaban; no era el Elías que había regresado del
cielo, el que se había ido en un torbellino (2 R. 2:11). Pero había un sentido
en el que Juan era Elías, como Jesús explicó a sus discípulos:
Entonces sus discípulos le preguntaron,
diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga
primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y
restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron,
sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre
padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado
de Juan el Bautista (Mt. 17:10-13).
Juan
en realidad no era Elías tal y como lo esperaban los judíos; pero era semejante
a él, “con el espíritu y el poder de Elías” (Lc. 1:17). Como se anotó
anteriormente, Juan predicaba con la misma audacia y poder de Elías. Si los
judíos hubieran creído su mensaje y aceptado a Jesús como el Mesías, Juan
habría sido el cumplimiento de la profecía de Malaquías.
“Y si quieren aceptar mi palabra, Juan es el
Elías que había de venir” (Mt. 11:14), declaró Jesús. Con estas palabras,
el Señor interpretó la profecía de Malaquías como una referencia a alguien
semejante a Elías pero no al profeta como tal. La respuesta de Juan a la
delegación también podría sugerir que él tampoco se veía como Elías, ni
siquiera en el sentido en el que Jesús afirmaba que lo era.”
ALBERT BARNES
“El profeta. Es posible que los judíos
supusieran que no solo Elías reaparecería antes la venida del Mesías, sino
también Jeremías.”
JOHN GILL
“No
hay contradicción con lo que el ángel le dijo a Zacarías, (Lucas 1:17) porque
no dice que Juan debería venir en el cuerpo, sino con el poder y el espíritu de Elías.”
J.C RYLE
“[Dijo: No soy]. Esta respuesta de Juan es
digna de especial atención y plantea una grave dificultad. ¿Cómo podía decir
Juan que no era Elías cuando Cristo
dice claramente en otro lugar “este es
Elías”?
¿Cómo
reconciliar estas dos afirmaciones? A mí me parece imposible explicar las
palabras de Juan excepto con la sencilla teoría de que hay dos venidas del profeta Elías. La primera fue solo una venida
en espíritu y en poder, pero no una venida literal.
La segunda será una venida real y literal en la Tierra de aquel a quien Eliseo vio siendo llevado al Cielo. La
primera venida tuvo lugar en la Primera Venida de Cristo y se cumplió en Juan
el Bautista al ir delante del Mesías con el espíritu y el poder de Elías. La segunda venida de Elías tendrá lugar en
el momento de la Segunda Venida de Jesucristo y la cumplirá Elías mismo
viniendo una vez más como profeta a las tribus de Israel.
Es
de esta segunda venida futura y literal de Elías de la que habla Juan en este
lugar. Cuando dice que no es Elías quiere decir: “No soy aquel Elías a quien os referís, que fue llevado al Cielo hace
900 años. La venida de ese Elías aún está en el futuro. Yo soy el precursor de
la Primera Venida en humillación, no de la Segunda Venida en gloria. No soy el
heraldo de la Venida de Cristo para reinar, como lo será Elías un día, sino el
heraldo de la Venida de Cristo para sufrir en la Cruz. No he venido a preparar
el camino a un rey vencedor como esperáis fervorosamente, sino de un Salvador
débil y humilde cuya gran obra es llevar nuestros pecados y morir. No soy el
Elías que esperáis”.
En
confirmación de esta opinión se deben estudiar detenidamente las importantes
palabras de nuestro Señor en otro Evangelio. Él dijo claramente: “Elías viene primero, y restaurará todas las
cosas” (Mateo 17:11). Y, no obstante, añade en el mismo momento: “Mas os digo que Elías ya vino”, es
decir, ya vino en cierto sentido por medio de Juan el Bautista, yendo delante
de mí con el espíritu y el poder de Elías”.
En resumen, ¡nuestro Señor dice al mismo tiempo que Elías vendrá y que Elías ya vino! Para mí, sus palabras parecen una
clara prueba de la teoría que estoy afirmando aquí de que hay dos venidas de Elías. En espíritu, Elías vino cuando vino Juan
el Bautista, un hombre como Elías en cuanto a su forma de pensar y sus hábitos.
Pero en la carne, Elías aún no ha venido y tiene que aparecer. Y era a la vista
de esta venida futura y literal que dijo Juan el Bautista que él no era Elías. Sabía
que los judíos estaban pensando en los tiempos de gloria del Mesías y en la
venida literal de Elías que se produciría en aquellos tiempos. Por tanto, dice:
“Yo no soy el Elías al que os referís. Yo
pertenezco a una dispensación diferente”.
La
otra opinión, que es sin duda afirmada por la inmensa mayoría de comentaristas,
me parece rodeada de dificultades insuperables. Según ellos, nunca iba a haber
más de un cumplimiento de la profecía de Malaquías acerca de Elías. La
cumpliría el Bautista; y cuando él apareciera se habría cumplido plenamente.
Soy incapaz de ver cómo puede explicarse de manera satisfactoria la respuesta de
Juan el Bautista en este lugar según esta teoría. Los judíos le preguntan
claramente si es Elías; es decir, si es la persona que cumple la profecía de
Malaquías. Esta, en todo caso, era evidentemente la idea que tenían en mente.
Él responde claramente que no. Y no obstante, según la teoría contra la que estoy,
él era Elías y debería haber respondido: “Lo soy”. En resumen, ¡parece decir
algo que no es cierto! ¡Nunca habría nadie después de él que cumpliera la
profecía de Malaquías y, sin embargo, declara en realidad que él no la cumple,
al decir que no es Elías!
Este
no es el lugar indicado para hablar acerca de la venida literal futura del
profeta Elías, cuando los judíos verán al fin una persona viva que dirá: “Yo
soy Elías”. Si ministrará o no a alguien que no sea judío, si demostrará o no
ser uno de los dos testigos de los que habla en el Apocalipsis (11:3), son cuestiones
interesantes y discutibles. Solo señalaré que el asunto merece mucha más
atención de la que normalmente recibe.
Las
siguientes citas de los Padres mostrarán que la opinión que he expresado no es
moderna.
Crisóstomo, sobre Mateo 17:10, dice: “Igual que hay dos Venidas de
Cristo —la primera para sufrir y la segunda para juzgar—, así hay dos venidas
de Elías: la primera de Juan, antes de la Primera Venida de Cristo, quien es
llamado Elías porque vino de la manera y con el espíritu de Elías; la segunda,
de la persona de Elías tisbita, antes de la Segunda Venida de Cristo”. Jerónimo y Teofilacto dicen exactamente lo mismo.
Gregorio, citado por Payer, dice: “Cuando Juan niega ser Elías y
Cristo posteriormente afirma que sí lo es, no existe contradicción. Hay una
doble venida de Elías. La primera es en espíritu antes de la Venida de Cristo
para redimir; la otra es en persona antes de la Venida de Cristo para juzgar.
Según la primera, lo que dice Cristo es cierto: ‘Este es Elías’. Según la
segunda, las palabras de Juan son ciertas: ‘no soy’. Esta fue la respuesta más
apropiada para responder a hombres que preguntan en un sentido carnal”. Dice Agustín: “Lo que Juan fue en la Primera
Venida, lo será Elías en la Segunda. Igual que hay dos Venidas, hay dos
heraldos”.
[¿Eres tú el profeta?]. Hay dos opiniones en cuanto a esta cuestión. Algunos
creen, como Agustín y Gregorio, que las palabras deberían ser como aparecen en
nuestra versión al margen: “¿Eres tú un profeta?”. Otros creen, como Cirilo y
Crisóstomo, que la pregunta se refería al profeta que Moisés anunció que
vendría (cf. Deuteronomio 18:15). Yo prefiero claramente esta última idea.
Parece muy improbable que Juan el Bautista negara por completo que era un
profeta. Junto a esto, no parece irrazonable que los judíos preguntaran si era
el gran profeta anunciado por Moisés”. Y a esta pregunta, Juan responde con la
mayor sinceridad que no. Admite duda si los judíos que le cuestionaron vieron
claramente que el profeta a semejanza de Moisés y el Mesías eran uno solo. Más bien
parece que ellos pensaban que el “Cristo” y “el profeta” serían dos personas
diferentes.
Lightfoot
considera que la pregunta se refiere a una expectativa común entre los judíos
de que de nuevo se levantaran profetas con la Venida del Mesías, y que los que
preguntaban a Juan querían decir: “¿Eres tú uno de los profetas levantados de
los muertos?”. Esta idea supersticiosa explica las palabras de los discípulos
que tenemos en Lucas: “Otros [dicen] que algún profeta de los antiguos ha resucitado”
(Lucas 9:19). Pero el artículo griego en las palabras que tenemos delante me
parece demasiado fuerte como para traducirlas “un profeta.”
J. WALVOORD – R. ZUCK
“Es
interesante notar que las respuestas de Juan a sus preguntas fueron cada vez
más cortas: Yo no soy el Cristo (v.
20); No soy (v. 21); No (v. 21). Él no quería hablar de sí
mismo, puesto que su función era dirigir la atención hacia otro.”
LEON MORRIS
“¿Entonces (...) eres Elías?”. Su negación
confunde a muchos, porque Jesús había afirmado abiertamente que Juan era “Elías, el que había de venir” (11:14).
Este es uno de los pasajes que parecen demostrar que el Evangelio de Juan no
está basado en los Sinópticos. No se contradice con ellos, pero si Juan hubiese
podido consultar el material de los Sinópticos, probablemente no habría escrito
este versículo con estas palabras.
La
solución a esta dificultad está, quizá, en que por un lado, Juan era Elías, y
por otro lado, no lo era. Entraba dentro del ministerio preliminar que
Malaquías había profetizado (cf. Lc. 1:17), por lo que Jesús podía decir que
era Elías. Pero los judíos recordaban que Elías había sido arrebatado de la
Tierra en un carro de fuego, sin pasar por la muerte (2 R. 2:11), por lo que
creían que el Elías que había de venir era el mismo personaje que el del
Antiguo Testamento. Y Juan no era ese
Elías, y es por eso que lo niega rotundamente. Además, tenemos que tener en
cuenta que es posible que Juan no supiera
que él era Elías.
Ningún
hombre es lo que él opina de sí mismo: es
tal y como Dios lo conoce. Más adelante, Jesús equipara a Juan con el Elías
de la profecía de Malaquías, pero el texto no indica que Juan fuera consciente de ser quien Jesús dice que es. Además,
debemos decir que, mientras que los Sinópticos aportan datos biográficos de
Juan el Bautista, Juan no lo hace.
En cambio, se centra en la importancia teológica de Juan, la cual extrae de forma rigurosa de la relación que el profeta neotestamentario tiene con Jesús. Jesús es el que reconoce el verdadero significado de Juan el Bautista. Lo que Juan piense de sí mismo no tiene importancia.”
NACAR – COLUNGA
“Descartado
que fuese el Mesías, su aspecto y conducta, anunciando la proximidad de la
venida del reino, hizo pensar, en aquellos días de expectación mesiánica, que
él, vestido como un viejo profeta (Mt
3:4; cf. 2 Re 1:8; Zac 13:4), pudiera ser el “precursor” del Mesías, el cual, según las creencias rabínicas,
sería el profeta Elias.
Los
rabinos habían ido estableciendo las diversas funciones que ejercería Elias en
su venida “precursora”. Vendría a
reprochar a Israel sus infidelidades, para que se convierta; vendría a resolver
cuestiones difíciles, que aún no estaban zanjadas; tendría una misión cultual:
restituiría al templo el vaso del maná, la redoma del agua de la purificación,
la vara de Aarón, y traería la ampolla con el aceite de la unción mesiánica. Y
según una tradición judía, recogida por San Justino, Elías anunciaría la venida
del Mesías, le daría la consagración real y le presentaría al pueblo. Tal era
el ambiente que sobre la función “precursora”
de Elías había en el Israel contemporáneo de Cristo, como reflejan estos
escritos.
El
retorno premesiánico de Elías no tenía
valor real, sino simbólico. Jesucristo mismo hizo ver que esta función de
Elías “precursor” la había cumplido
el Bautista (Mt 17:10-13; Mc 9:11-13).”
SAN AGUSTIN
“El
mérito más grande de Juan es, hermanos míos, este acto de humildad. Pudo inducir a error a los hombres y pasar
por el Cristo y considerarle como el Cristo (tan grande era la gracia que había
recibido y tan eminente su grandeza), y, sin embargo, abiertamente declara que
él no es el Cristo. ¿Eres por ventura
Elias? Si ahora decía que sí, que era Elias, daría ocasión a que se pensara
que estaba próxima la segunda venida de Cristo como juez, y no la primera, para ser
juzgado.
Pero
con la respuesta de que no era Elias daba a entender que Elias había de venir. Respétese al humilde del cual es Juan precursor,
para que no se le experimente como excelso, y del que será precursor Elias. El
Señor concluye diciendo: Elias es Juan
Bautista, que ha de venir. Elias ya vino
en el que es su prefiguración, y luego vendrá en su propia realidad.
Entonces
Elias será Elias en persona y ahora es Juan por la representación. Ahora Juan
es Juan en realidad y es Elias también en figura. Los dos heraldos se identifican
como figuras y se distinguen como personas.
El Juez es uno solo, sea quien fuere el heraldo que le preceda.”
WILLIAM BARCLAY
“Los judíos creían que, antes que viniera el Mesías, volvería a la Tierra Elías para ser Su heraldo y preparar al mundo para recibirle. Especialmente, vendría para resolver todas las disputas. Decidiría quiénes eran judíos y quiénes no lo eran; reuniría las familias que estaban enemistadas. Los judíos creían estas cosas hasta tal punto que la ley tradicional decía que el dinero y las propiedades que estaban en litigio, o las cosas que se hubieran encontrado y no se supiera de quién eran, debían esperar «hasta que viniera Elías.» La creencia en la venida de Elías antes que el Mesías se remonta a Malaq. 4:5. Hasta se creía que Elías ungiría al Mesías como rey a la manera tradicional, y que resucitaría a los muertos para que participaran del Reinado Mesiánico; pero Juan dijo que esos honores no le correspondían a él.”
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