martes, 28 de marzo de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 48

 


EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 48

RV1960

NVI1999

BTX4

Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

¿De dónde me conoces? le preguntó Natanael. Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas bajo la higuera, ya te había visto.

Natanael le dice: ¿De dónde me conoces? Respondió JESÚS, y le dijo: Antes que te llamara Felipe, estando tú debajo de la higuera, te vi.

TR+

INA27+

VUL

λεγειG3004 V-PAI-3S αυτωG846 P-DSM ναθαναηλG3482 N-PRI ποθενG4159 ADV-I μεG1473 P-1AS γινωσκειςG1097 V-PAI-2S απεκριθηG611 V-ADI-3S οG3588 T-NSM ιησουςG2424 N-NSM καιG2532 CONJ ειπενG3004 V-2AAI-3S αυτωG846 P-DSM προG4253 PREP τουG3588 T-GSM σεG4771 P-2AS φιλιππονG5376 N-ASM φωνησαιG5455 V-AAN ονταG1510 V-PAP-ASM υποG5259 PREP τηνG3588 T-ASF συκηνG4808 N-ASF ειδονG3708 V-2AAI-1S σεG4771 P-2AS 

λεγει G3004:V-PAI-3S Está diciendo αυτω G846:P-DSM a él ναθαναηλ G3482:N-PRI Natanael ποθεν G4159:ADV-I ¿De dónde με G1473:P-1AS a mí γινωσκεις G1097:V-PAI-2S estás conociendo? απεκριθη G611:V-ADI-3S Respondió ιησους G2424:N-NSM Jesús και G2532:CONJ y ειπεν G3004:V-2AAI-3S dijo αυτω G846:P-DSM a él προ G4253:PREP Antes του G3588:T-GSM de el σε G4771:P-2AS a ti φιλιππον G5376:N-ASM Felipe φωνησαι G5455:V-AAN emitir sonido οντα G1510:V-PAP-ASM estando υπο G5259:PREP debajo την G3588:T-ASF la συκην G4808:N-ASF higuera ειδον G3708:V-2AAI-1S ví σε G4771:P-2AS a ti

dicit ei Nathanahel unde me nosti respondit Iesus et dixit ei priusquam te Philippus vocaret cum esses sub ficu vidi te

KJV

Nathanael saith unto him, Whence knowest thou me? Jesus answered and said unto him, Before that Philip called thee, when thou wast under the fig tree, I saw thee.

TCB

Cuando estabas debajo de la higuera. Jua_2:25; Gén_32:24-30; Sal_139:1, Sal_139:2; Isa_65:24; Mat_6:6; 1Co_4:5; 1Co_14:25; Apo_2:18, Apo_2:19.

 

COMENTARIOS:

SAN JUAN CRISOSTOMO

“Notad la firmeza y la constancia de este hombre. Cuando Cristo le dijo: He ahí a un verdadero israelita, no se emocionó por el elogio, ni se ensoberbeció a causa de la alabanza, sino que continuó indagando con cuidado y quiso agotar la verdad. Pero él buscaba la verdad de un hombre, y Cristo le contestaba como Dios al decirle: ya te he visto antes. Verdaderamente conocía de sobra su rectitud moral, no como quien le hubiera observado con anterioridad, sino como quien es Dios.

Añadió: Te he visto hace poco, bajo la higuera, aunque allí no había ningún otro, aparte de Felipe y de Natanael, que trabaron conversación. Por eso cuenta el evangelista que Jesús, al verlo desde lejos, dijo: He ahí a un verdadero israelita, dando a entender que pronunció tales palabras antes de que Felipe llegara, a fin de que no resultara sospechoso el testimonio. Por lo mismo precisó también la hora, el lugar y el árbol.

Si hubiera dicho solamente: te he visto antes de que Felipe te llamara, la cosa hubiera resultado sospechosa, pues podría parecer que había sido El quien había enviado a Felipe, y, en tal caso, nada de extraordinario habría en todo ello. En cambio, al describir la hora en que habló con Felipe, el lugar, la especie del árbol y el momento en que aconteció el coloquio, no dejó ninguna duda sobre el valor de la profecía. Y no lo instruyó sólo así, sino también de otro modo.

Evocó las palabras que habían cruzado: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?, y de esta suerte le convenció más, porque, en vez de reprochárselo, le dirigió palabras de alabanza y admiración. Así reconoció Natanael al verdadero Cristo, tanto por la profecía, cuanto porque interpretó con exactitud lo que El quería decir, demostrando de ese modo que también era capaz de leer sus más íntimos pensamientos.

Y además, porque no le reprochó haber expresado libremente su parecer, sino que lo alabó por ello. Cristo le profetizó que Felipe le había llamado, pero omitió referirse a los argumentos que habían tratado, remitiendo el juicio a su conciencia y no queriendo hacerle ningún reproche.

Pero ¿quiere ello decir que el Señor vio a Natanael sólo cuando lo llamó Felipe? ¿Acaso no le había visto ya antes, con sus ojos, que no descansan? Cierto que sí. Nadie podrá dudar de ello. Pero en esa circunstancia debía decirse sólo lo estrictamente indispensable.”

GARY BURGE

“Jesús ve en Natanael a un buen hombre, un hombre honrado. Y, para gran sorpresa de Natanael, Jesús menciona haberle visto «bajo la higuera» en un momento anterior. ¿Fue acaso en una experiencia de oración y meditación? ¿O quizá de estudio?

En la Antigüedad, las higueras, con sus amplias sombras, se utilizaban a este efecto. Sin embargo, la idea principal es que Natanael sabe exactamente de lo que Jesús está hablando; Jesús tiene la capacidad de saber aquello que trasciende a lo humano. O sea, conoce a Natanael antes de que Natanael le conozca a él. Natanael ha presenciado un milagro, y por ello decide dar un notable paso de fe.”

A.W PINK

“¡Cómo este incidente evidencia la Deidad de Cristo! Mostró Su omnisciencia. Cristo vio a Natanael, y leyó su corazón, antes de venir a Él. Y, querido lector, Él nos ve y nos lee a cada uno de nosotros también. Nada se puede esconder de Su ojo que todo lo ve. Ningún disfraz de hipocresía puede engañarlo.”

CHARLES SPURGEON

“¿Qué estaba haciendo debajo de la higuera? Jesús lo sabía y Natanael lo sabía, pero nadie más lo sabía, y quizás nadie más lo sepa nunca. Ese era un secreto entre Cristo y Natanael. Allí estaba haciendo algo que consideraba bastante privado, y la alusión del Salvador a que él estaba debajo de la higuera era la prueba más clara que podía tener de la divinidad de Cristo. "¡Oh!" pensó él, "el que pueda recordarme esa transacción secreta debe ser Dios.”

WOLFGANG MUSCULUS

Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces?... Ese Natanael siempre es fiel a sí mismo. Cuando se enteró de que Cristo le había dado un título tan notable por su franqueza e integridad, no se sintió orgulloso de su mente. Él no estalla inmediatamente en alabanzas de Cristo, a quien aún no conocía, como un mulo araña a otro. No disimula hipócritamente el elogio de su honestidad y sinceridad que Cristo le dio, diciendo: no lo has hecho bien, sé quién soy. Pero quizás no soy tan inocente como supones. Esta es la forma en que los hipócritas suelen disimular los elogios que se les ofrecen, mientras que en su corazón son gratamente halagados. No vemos nada de esto en Natanael.”

ALBERT BARNES

“Podemos aprender:

1er. Que Jesús ve lo que se hace en secreto y, por tanto, es divino.

2do. Que nos ve cuando poco pensamos en ello.

3er. Que nos ve especialmente en nuestras devociones privadas, escucha nuestras oraciones y vea nuestras meditaciones.

4to. Que juzga nuestro carácter principalmente por nuestras devociones privadas. Ya que esos son secretos; el mundo no los ve; y en nuestros armarios mostramos lo que somos. ¿Cómo nos conviene, por tanto, que nuestras oraciones y meditaciones secretas sean sin engaño e hipocresía?.”

ALEXANDER MACLAREN

“Natanael, asombrado, dice: "Señor, ¿de dónde me conoces?" No es que se apropie de la descripción para sí mismo, o reconozca la veracidad de la misma, pero le sorprende que Cristo tenga los medios para formarse algún juicio con referencia a él, por lo que le pregunta, medio esperando una respuesta que muestre el origen natural del conocimiento de nuestro Señor: "¿De dónde me conoces?" Luego viene la respuesta, que, a una percepción sobrenatural del carácter de Natanael, agrega un conocimiento sobrenatural de las acciones secretas de Natanael: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Y es porque te vi debajo de la higuera que supe que eras “un verdadero israelita, en quien no hay engaño”.

Entonces, debajo de la higuera, Natanael debió estar luchando en oración; debajo de la higuera debe haber estado confesando sus pecados; debajo de la higuera debe haber estado anhelando y buscando al Libertador que iba a 'apartar de Jacob la impiedad'. Tan solitaria había sido esa vigilia, y tan poco el ojo humano que la había contemplado habría sabido lo que había estado pasando por su mente, que el conocimiento de Cristo de ella y de su significado enciende a la vez en el corazón de Natanael el fuego de la alegría y la convicción, 'Tú eres el Hijo de Dios'.

Si hubiéramos visto a Natanael, sólo habríamos visto a un hombre sentado, absorto en sus pensamientos, bajo una higuera; pero Jesús había visto la lucha espiritual que no tenía marcas externas, y para saber cuál debió haber ejercido la prerrogativa divina de leer el corazón. Les pido que consideren si la conclusión de Natanael no fue correcta, y si esa mujer de Samaria no tenía razón cuando se apresuró a regresar a la ciudad, dejó su cántaro de agua y dijo: 'Vengan a ver a un hombre que me contó todo de lo que yo hice.' Ese "todo" era una pequeña serie de hechos, pero aún así era cierto en espíritu. Y su inferencia era absolutamente cierta: "¿No es éste el Cristo, el Hijo de Dios?"

Este es el primer milagro que realizó Jesucristo. Su conocimiento sobrenatural, que no puede ser eliminado de las representaciones de Su carácter en el Nuevo Testamento, es una marca de divinidad tanto como cualquiera de las otras de Sus manifestaciones terrenales. No es el más alto; no atrae nuestras simpatías como lo hacen algunos de los otros, pero es irrefutable. He aquí un hombre con quien todos los hombres con los que entró en contacto eran como esos relojes con una esfera de cristal que nos muestra todas las obras. ¿Cómo llega a tener este conocimiento perfecto y absoluto? Esa omnisciencia, como se manifiesta aquí, nos muestra cuán feliz está Cristo cuando ve algo bueno, cualquier cosa que pueda alabar en cualquiera de nosotros. "He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño".

Ni una palabra sobre el prejuicio de Natanael, ni una palabra sobre ninguna de sus faltas (aunque sin duda tenía muchas), sino la cordial alabanza de que era un hombre honesto, sincero, que seguía a Dios y a la verdad. No hay nada que alegra tanto a Cristo como ver en nosotros un leve rastro de anhelo, amor y semejanza con él mismo. Su omnisciencia nunca se complace tanto como cuando bajo montones y montañas de vanidad y pecado discierne en el corazón de un hombre algún pobre germen de bondad y anhelo de Su gracia.

Y luego, nuevamente, observe cómo tenemos aquí la omnisciencia de nuestro Señor expuesta como consciente de todas nuestras crisis y luchas internas: "Cuando estabas debajo de la higuera, te vi". Supongo que todos podríamos mirar hacia atrás, a algún lugar u otro, bajo algún seto de espinos, o alguna roca junto a la orilla del mar, o la cima de una montaña, o quizás en algún salón trasero, o en alguna calle concurrida, donde algunos pasamos una época inolvidable en la historia de nuestra alma, invisible para todos los ojos, y que no habríamos mostrado ningún rastro externo a ningún espectador.

Alegrémonos de sentir que Cristo ve todos estos momentos que ningún otro ojo puede ver. En nuestras horas de crisis, y en nuestros momentos monótonos y sin incidentes, en el torrente de las aguas furiosas, cuando la corriente de nuestras vidas queda atrapada entre las rocas, y en los largos y lánguidos tramos de su más suave corriente, cuando estamos luchando con nuestros temores o anhelos por Su luz, o incluso cuando estamos sentados mudos e impasibles, como hombres de nieve, apáticos y congelados en nuestra indiferencia, Él nos ve, se compadece y ayuda a la necesidad que Él contempla. 'No creas que puedes suspirar un suspiro, sin que tu Salvador no esté cerca; No creas que puedes llorar una lágrima, y tu Salvador no está cerca.”

JOHN GILL

“¿De dónde me conoces? Esto lo dijo como sorprendido, que él, que era un extraño para Cristo, diera con su carácter general y describir el estado interno y el marco de su alma: esto le sorprendió más que si lo hubiera llamado por su nombre Natanael, como lo hizo con Simón; o había dicho cuál era el lugar, de su morada; Caná de Galilea; ya que esto normalmente sólo podía ser observado y aprendido de un conocido o de una conversación larga y familiar: por la respuesta de Natanael, parece como si no tuviera dudas o temores acerca del carácter que Cristo le dio; sino que lo creía, como todo buen hombre debe ser consciente de su propia integridad; sólo que para él era asombroso cómo Jesús lo sabía.”

J. WALVOORD – R. ZUCK

“Jesús dijo que él sabía lo que Natanael estaba haciendo aun antes que Felipe lo llamara; cuando estaba debajo de la higuera. Esta expresión significaba a menudo tener seguridad o recreación (cf. 1 Reyes. 4:25; Miq. 4:4; Zac. 3:10). Quizá aquí la higuera era un lugar destinado a la meditación (cf. el comentario de Jn. 1:50–51). Salmos 139 amplía el tema del conocimiento detallado que Dios tiene de la vida de una persona.”

J.C RYLE

“[Antes […] debajo de la higuera, te vi]. La opinión común acerca de esta expresión es que Natanael estaba orando o teniendo comunión con Dios bajo la higuera. Quizá fuera así. No se nos habla de ello y se deja a la imaginación. Si hubiera sido bueno que lo supiéramos, se nos habría dicho. Bástenos con comprender que, cuando Natanael pensaba que estaba solo y que nadie le veía, el Señor Jesús, por medio de su divino poder de ver y conocer todas las cosas, estaba perfectamente al tanto de todo lo que Natanael decía, pensaba y hacía: “Los ojos de Jehová están en todo lugar” (Proverbios 15:3).

Crisóstomo y Teofilacto piensan que esta expresión se refiere únicamente a la conversación entre Felipe y Natanael acerca de Jesús que había tenido lugar bajo la higuera. Grocio se adhiere a la misma opinión.

Gill menciona una tradición en el diccionario siríaco de “que la madre de Natanael le había dejado bajo una higuera cuando los niños fueron asesinados en Belén por Herodes” (cf. Mateo 2:16) y que nuestro Señor mostró su perfecto conocimiento al referirse a este hecho.

Heinsius cree que hay una referencia a la profecía de Zacarías: “En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera” (Zacarías 3:10), y de ahí que Natanael dedujera que los días del Mesías habían llegado y que el Mesías estaba ante él.

Agustín ve una alegoría en la higuera y dice en serio que “igual que Adán y Eva, cuando pecaron, se hicieron túnicas con hojas de higuera, las hojas de higuera tienen que hacer referencia a los pecados. ¡El que Natanael, por tanto, estuviera debajo de la higuera significa que estaba bajo la sombra de muerte!.”

GARY BAUMLER

“Bajo el ardiente sol mediterráneo, la gente usualmente buscaba la sombra protectora de una higuera, para meditar y orar (Vea 1 de Reyes 4:25; Miqueas 4:4). No era necesariamente una revelación trascendental el hecho de que Jesús hubiera ubicado a Natanael cuando él estaba debajo de una higuera. Sin embargo, era claro que al identificar el lugar y el tiempo, Jesús también sabía cuál fue el tema de la meditación y de la oración de Natanael.

¿Acaso él había estado orando para que viniera el Escogido de Israel? ¿Es que había estado orando por el bienestar eterno de su alma? ¿Es que tal vez había pedido ver el cumplimiento de las profecías de Dios? Fuera lo que fuera, Jesús lo sabía.

Estas palabras de Jesús fueron la clave para Natanael, porque vinculaban claramente a Jesús con la confesión de Felipe como Aquel de quién habían escrito Moisés y los profetas.”

XAVIER LEON DUFOUR

Cuando estabas debajo de la higuera… La tradición judía puede aclarar esta frase enigmática. No se trata tanto de un episodio de la vida de Natanael o del confort doméstico del judío como del estudio de la Ley; como dice rabbí Aqiba: La higuera se había convertido en el judaismo en el árbol del conocimiento de la dicha y de la desgracia. La frase de Jesús sería una insinuación de que, al estudiar la Ley, Natanael se había preparado para encontrarse con el mismo Jesús.”

SAMUEL P. MILLOS

“Sin duda la sorpresa de Natanael tuvo que haber sido grande. Las palabras de Jesús calaron profundamente en él. Se extrañaba que aquel que no había visto ni conocía anteriormente, pudiese decir de él lo que no debiera humanamente conocer. El desconcierto produce la necesaria reacción que se establece mediante una pregunta: ¿De donde me conoces? ¿Cómo puedes saber de mí si nunca nos hemos relacionado?

La respuesta de Jesús fue todavía más impactante: Antes que Felipe te llamase, te vi cuando estabas bajo la higuera. Aquellas palabras revelaban un conocimiento sobrenatural. Los judíos devotos de Dios solían buscar un lugar retirado para la lectura de la Escritura, la meditación y la oración. En el tiempo, en que se produjo este acontecimiento las higueras estaban en plena frondosidad por lo que proporcionaban un lugar excelente para el tiempo devocional. Con toda seguridad nadie sabía que Natanael había estado bajo una higuera, era algo reservado en su intimidad que sólo conocía Dios. El israelita había acudido a aquel lugar para relacionarse sin molestias ni estorbos con Dios, y era Jesús quien le decía que lo había visto en aquel lugar.

Aquello no era posible, puesto que Jesús no había estado en otro sitio que con aquellos discípulos y especialmente en ese tiempo con Felipe.

Sólo el conocimiento que corresponde a Dios se estaba poniendo en evidencia delante de Natanael. ¿Qué estuvo haciendo Natanael bajo la higuera? Cualquier respuesta es mera especulación sin autoridad bíblica.”

SAN AGUSTIN

“Cuando Natanael dijo: ¿De dónde me conooes?, dícele el Señor: Antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas debajo de la higuera, te vi yo. Debemos inquirir también lo que significa el árbol de la higuera. Sabemos que la higuera fue maldecida porque sólo tenía hojas y carecía de fruto. En el principio del mundo, cuando pecaron Adán y Eva, se cubrieron con hojas de este árbol. Por lo tanto las hojas de la higuera representan el pecado. Estaba Natanael debajo de la higuera, como a la sombra de la muerte. Como si el Señor le dijera: ¡Oh Israel, que vives sin engaño! ¡Oh pueblo, que vives de la fe! Antes que yo te llamase por medio de mis apóstoles, y cuando estabas debajo de la muerte, cuando tú no me veías, yo te vi.”

WILLIAM HENDRIKSEN

“Un hombre de menos integridad hubiera dado las gracias a Jesús por el cumplido y se habría guardado sus verdaderos pensamientos, pero Natanael no. Con candorosa inocencia le dijo Natanael: ¿Cómo me conoces? Quiere saber de qué fuente procede el conocimiento de Jesús. ¿Habría sido Felipe el que proporcionó a Jesús la información para formar su juicio? El señor le muestra que esta deducción sería falsa. Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Con gran sorpresa Natanael se da cuenta de que el penetrante ojo de su nuevo Señor se había introducido hasta el santuario interno de sus devociones bajo la higuera (cf. Sal. 139).”

MARTIN LUTERO

“Este verso contiene una expresión corriente en hebreo. Los judíos tenían una promesa según la cual llegaría el día en que podrían vivir en paz y con seguridad y que cada hombre podría sentarse tranquilamente en su viña o a la sombra de su higuera. Por todo su fértil país, los judíos tenían ante su casa pérgolas y emparrados de vid y de higueras, tal como los manzanos o perales o los paseos arbolados de las casas de nuestros campesinos actuales. Así, la Tierra Prometida rebosaba de árboles frutales, higueras, olivos y viña rodeando las casas debajo de los cuales se sentaban a descansar. Natanael era un campesino piadoso que vivía en el pueblo. No era rico, porque riqueza y piedad no van de la mano, igual que ocurre en nuestros días.

Por ello, Cristo desea decirle: «Antes de que Felipe llegara a tu casa para llamarte, te vi sentado ante la puerta de tu casa, descansando bajo la higuera». No se nos transmiten en detalle las palabras de Felipe pero indudablemente, impelido al conocer a Cristo, se fue corriendo a decirle: «i Ven a ver!» No se trata de charla humana u ociosa cuando Jesús le dice: «Mientras estabas sentado en el patio o el huerto o trabajando en algo, se te acercó Felipe. Yo estaba más arriba y te vi». Según el evangelista, a Natanael le asombró que Cristo hubiera visto, no sólo todo lo que hacía en casa, sino haber estado sentado bajo la higuera con su esposa e hijos, quizá conversando acerca de lo que había leído de los profetas relativo a la llegada del Mesías y por ello, no pudo impedir exclamar: es un hombre extraordinario!» y concuerda con Felipe cuando le había comunicado: «Hemos hallado al Mesías». Natanael habla como un verdadero y auténtico israelita cuando declara que el le que le había visto bajo la higuera era un hombre extraordinario. Probablemente, Felipe dijo a Natanael: «Mira, Natanael, ahora conoces quien es el Nazareno».”

WILLIAM BARCLAY

“Natanael se sorprendió de que se pudiera dar tal veredicto a primera vista, y Le preguntó a Jesús que de qué le conocía. Jesús le dijo que ya le había visto cuando estaba debajo de la higuera. ¿Qué puede querer decir eso? Para los judíos la higuera era el símbolo de la paz. Su idea de la paz era cuando uno podía estar tranquilo a la sombra de su parra o de su higuera (cp. 1Re_4:25; Miq_4:4 ). Además, como la higuera es un árbol frondoso, era costumbre sentarse a meditar a la sombra de sus ramas. Parece ser que eso era lo que Natanael había estado haciendo, y probablemente había estado pidiéndole a Dios que viniera pronto el Mesías: Habría estado pensando en las promesas de Dios; y ahora se daba cuenta de que Jesús, no sólo le había visto cuando estaba debajo de la higuera, sino también había visto lo que había en lo más íntimo de su corazón.

No fue tanto el que Jesús le hubiera visto cuando estaba debajo de la higuera lo que sorprendió a Natanael, sino el que Jesús hubiera leído los pensamientos de su corazón. Natanael se dijo: «¡Aquí hay Alguien que comprende mis sueños, un Hombre que conoce mis oraciones! ¡Aquí hay Uno que ha contemplado los anhelos más íntimos y secretos que yo no sé ni expresar con palabras! ¡Aquí hay un Hombre que puede traducir los suspiros inarticulados del alma! ¡Este Hombre no puede ser más que el Ungido de Dios que Se nos había prometido y estábamos esperando!» Natanael capituló incondicionalmente ante el Hombre que le había leído y comprendido y apaciguado y llenado el corazón.”

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