martes, 7 de marzo de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 5

 



 

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 5

RV1960

NVI1999

BTX4

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla.

La Luz resplandece en la tiniebla, y la tiniebla no pudo extinguirla.

TR+

INA27+

VUL

καιG2532 CONJ τοG3588 T-NSN φωςG5457 N-NSN ενG1722 PREP τηG3588 T-DSF σκοτιαG4653 N-DSF φαινειG5316 V-PAI-3S καιG2532 CONJ ηG3588 T-NSF σκοτιαG4653 N-NSF αυτοG846 P-ASN ουG3756 PRT-N κατελαβενG2638 V-2AAI-3S 

και G2532:CONJ y το G3588:T-NSN la φως G5457:N-NSN luz εν G1722:PREP en τη G3588:T-DSF la σκοτια G4653:N-DSF oscuridad φαινει G5316:V-PAI-3S está brillando και G2532:CONJ y η G3588:T-NSF la σκοτια G4653:N-NSF oscuridad αυτο G846:P-ASN a ella ου G3756:PRT-N no κατελαβεν G2638:V-2AAI-3S hacia abajo tomó

et lux in tenebris lucet et tenebrae eam non conprehenderunt 

KJV

And the light shineth in darkness; and the darkness comprehended it not. 

TCB

Jua_1:10; Jua_3:19, Jua_3:20; Jua_12:36-40; Job_24:13-17; Pro_1:22, Pro_1:29, Pro_1:30; Rom_1:28; 1Co_2:14.

 

COMENTARIOS:

SAN JUAN CRISOSTOMO

“Llama tinieblas a la muerte y al error. Igual que la luz sensible no se compadece con las tinieblas, sino que las hace desaparecer, así la predicación de Cristo brilló en medio del error en que se encontraba sumergido el mundo entero y lo dispersó. Y a continuación, movió guerra contra la misma muerte, derrotándola hasta el punto de arrebatarle incluso a quienes ya habían sido sometidos a ella. Y como quiera que ni la muerte ni el error prevalecen sobre esa luz que brilla por doquier y cuyo fulgor nada puede hacer menguar, añadió lo que sigue: Las tinieblas no la soportaron. Esta luz es invencible y no gusta de habitar en quienes no quieren ser iluminados.

Que no os turbe la circunstancia de que no todos hayan querido acogerla. Dios hace que nos aproximemos a El no por la fuerza, sino respetando nuestra libertad. No cerréis la puerta a esta luz y seréis verdaderamente felices. En verdad, esta luz llega a nosotros mediante la fe, y una vez que nos ha alcanzado, ilumina a quienes de entre nosotros la acogen. Si observáis una vida pura, permanecerá para siempre en vuestro interior, pues el propio Cristo dijo: “Quien me ama guardará mis mandamientos y mi Padre y yo vendremos a él y haremos morada en él.”

 

A.T ROBERTSON

El Logos, la única verdadera luz moral, sigue resplandeciendo tanto en el estado anterior a la Encarnación como después de ella. Juan usa mucho el término skotia (skotos) para referirse a las tinieblas morales provenientes del pecado y siente predilección por phos (phötizö, phainö) para denotar la luz que está solamente en Cristo. En 1 Juan 2:8 proclama él que «las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra». Los gnósticos empleaban con frecuencia estas mismas palabras, y Juan las toma y las pone en su contexto apropiado. No prevalecieron contra ella (auto ou katelaben). En la RV09 y RVGOMEZ se traduce «No la comprendieron».”

GARY BURGE

“La entrada del Logos en el mundo (su encarnación) se describe como luz que resplandece en las tinieblas (v. 5). Aunque el testimonio de Juan el Bautista fue claro (vv. 6–9), Jesús experimenta el rechazo (vv. 10–11). Pero hay más. Las tinieblas son hostiles. Existe enemistad. Siguiendo la lectura tradicional de la versión King James, la NIV traduce 1:5 afirmando que el mundo no puede comprender al Verbo. Pero el «comprender» que aquí se utiliza tiene un doble significado, a saber, asir con la mente y, por tanto, comprender; y asir con la mano y, por tanto, vencer o destruir. Ambas ideas están presentes en Juan, pero el segundo significado parece más importante en este contexto.

Juan sugiere que las tinieblas no pueden derrotar o vencer al Verbo. Este tema nos da ciertos indicios de la lucha existente entre la luz y las tinieblas que resonará a lo largo del Evangelio. La oposición a Jesús será severa. El mundo que es objeto del amor de Dios y al que entra el Logos es un lugar de notable incredulidad. Quienes se oponen a él intentarán derrotar al Verbo. Pero fracasarán. Juan tiene en mente la cruz, a saber, el lugar de la supuesta derrota. Sin embargo, como mostrará este Evangelio, la cruz no es un lugar de derrota, sino de gloria. Jesús vence al mundo (16:33; cf. 12:31; 14:30).

RAYMOND BROWN

“Juan se refiere implícitamente al rechazo humano de la luz de Dios, por el pecado, y a la introducción de la oscuridad del mal en la creación del mismo Dios. Juan subraya que tales tinieblas no vencieron a la luz: es el tema, en Gn 3:15, de la victoria definitiva de la descendencia de la mujer sobre la serpiente.”

A.W PINK

“Esto nos da otro de los títulos divinos de Cristo. En el versículo 1 Se habla de Él como "La Palabra". En el versículo 3 como el Hacedor de todas las cosas. En el versículo 4 como "la vida". Ahora, en el versículo 5 como "la luz". Con esto debe compararse 1 Juan 1:5 donde leemos "Dios es luz". La conclusión, entonces, es irresistible, la prueba completa y definitiva, de que el Señor Jesús no es otro que Dios, la segunda Persona de la Santísima Trinidad.

El "Nuevo Testamento griego al inglés" traduce la última cláusula de Juan 1:5 como sigue "y aparece la luz en las tinieblas, y las tinieblas no aprehenden". Esto nos habla de los efectos de la Caída. Todo hombre que viene a este mundo es iluminado por su Creador, pero el hombre natural ignora esta luz, la repele y, en consecuencia, se sumerge en la oscuridad. En lugar del hombre natural "viviendo a la altura de la luz que tiene" (lo que nunca hizo nadie), "ama las tinieblas más que la luz" (Juan 3:19).

El hombre no regenerado, entonces, es como un ciego: está en la oscuridad. Prueba de ello aparece en el hecho de que "la Luz aparece en las tinieblas, y las tinieblas no la aprehendieron". Todas las demás tinieblas ceden y se desvanecen ante la luz, pero aquí "la oscuridad" es tan impenetrable y desesperada, que ni aprehende ni comprende. ¡Qué terrible y solemne acusación contra la naturaleza humana caída! Y cuán evidente es que nada menos que un milagro de la gracia salvadora puede sacar a uno "de las tinieblas a la luz maravillosa de Dios."

Nota: A.W Pink  comenta a la luz de la traducción del griego que poseía, muy parecida a la traducción de 1602 purificada de la Reina Valera donde esta dice: “la Luz en las tinieblas resplandece; y las tinieblas no la comprendieron.” (Edwing Piñango).

LUIS PALAU

“El hombre no quiere admitir que él forma parte de la oscuridad en que se halla el mundo (2 Co. 4:4). La humanidad moderna se encuentra en tinieblas morales y espirituales pues vive fuera de contacto con la luz.

La luz del mundo siempre vence a la oscuridad y las tinieblas. Aquí se perfilan los contrincantes: Jesucristo y Satanás. Se establece cuál es la batalla: la luz contra las tinieblas.

Juan declara que esa luz brilla en las tinieblas. ¿Cómo brilla la luz de Dios en nuestros días? ¿Cómo puede el hombre moderno ver la luz de Dios? A través de los hijos de Dios, que dejan que Jesucristo brille en su corazón y que todos a su alrededor vean la luz divina (Mt. 5:14–16).

En la batalla de los siglos la luz del mundo siempre vence. Primero, porque la luz brilla en las tinieblas; en segundo lugar, porque brilla a través de los hijos de Dios y tercero, porque las tinieblas no prevalecerán contra ella.

Es maravilloso enfrentar cada nuevo día como hijos de Dios, sabiendo que aunque las tinieblas del mundo nos rodeen y quieran apabullarnos, la luz de Dios siempre brillará en nuestros corazones porque las fuerzas de la oscuridad no podrán apagarla.”

COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO

“Las “tinieblas” es un término metafórico que, en el cuarto Evangelio (8:12; 12:35, 46; ver 1 Juan 1:5; 2:8, 9,11), se refiere a todo lo que se opone al cristianismo. Es oscuridad moral y espiritual. El verbo “vencieron” (katalambano) es un vocablo compuesto que significa lit. “recibir hacia abajo” y, de allí, “echar manos sobre”, “agarrar”, “capturar”, “obtener”, “tomar posesión de”, “vencer”, “comprender”, etc. Cualquiera de estos significados sugiere que la manifestación de la luz fue rechazada por las tinieblas, un concepto que se expresa explícitamente en el v. 11.

Con esta afirmación, Juan rechaza categóricamente el dualismo que iguala el poder de las tinieblas con el de la luz. Borchert comenta que el Evangelio de Juan toma muy en serio el mal y las tinieblas, y agrega: “El impacto cabal de tal batalla se reconoce en el Evangelio cuando Judas sale para concretar su acto malo”. En ese momento Juan dice: “y ya era de noche” (13:30).

Toda la misión de Jesús fue una de conflicto entre la luz y las tinieblas, culminando en Getsemaní y la cruz. Por eso, el verbo “vencer” cabe bien en este contexto. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no tenían el poder para detenerla, mucho menos vencerla.”

BRIAN BAILEY

“Ésta es una verdad muy importante para nosotros. El pensamiento de la luz resplandeciendo en las tinieblas es para animarnos. Sólo piensen por un minuto, acerca de un cuarto oscuro. Si encienden un fósforo en ese cuarto, aunque el fósforo sea muy pequeño, la luz del fósforo disipará la oscuridad. Las tinieblas no pueden prevalecer contra la luz. Ésta es una verdad que debe animarnos. Nosotros tenemos la Luz del mundo dentro de nosotros. Las tinieblas no pueden prevalecer contra nosotros, sino al contrario, deben huir de nosotros. Recordemos esto cuando estemos en la oscuridad y tomemos ánimo en el Señor.”

 

 

JUAN CALVINO

y las tinieblas no la comprendieron. Aunque por esa pequeña medida de luz que aún permanece en nosotros, el Hijo de Dios siempre ha invitado a los hombres a sí, sin embargo, el evangelista dice que esto no fue asistido por ninguna ventaja, porque viendo, no vieron (Mateo 13:13. ) Porque desde que el hombre perdió el favor de Dios, su mente está tan completamente abrumada por la esclavitud de la ignorancia, que cualquier porción de luz que permanezca en ella se apaga y es inútil.

La experiencia lo prueba a diario; porque todos los que no son regenerados por el Espíritu de Dios poseen alguna razón, y esta es una prueba innegable de que el hombre fue creado no solo para respirar, sino para tener entendimiento. Pero por esa guía de su razón no vienen a Dios, y ni siquiera se acercan a él; de modo que todo su entendimiento no es más que mera vanidad. De ahí se sigue que no hay esperanza de salvación para los hombres, a menos que Dios conceda una nueva ayuda; porque aunque el Hijo de Dios arroja su luz sobre ellos, son tan aburridos que no comprenden de dónde procede esa luz, sino que son arrastrados por imaginaciones necias y malvadas a la locura absoluta.

La luz que aún habita en la naturaleza corrupta consta principalmente de dos partes; porque, primero, todos los hombres poseen naturalmente alguna semilla de religión; y, en segundo lugar, la distinción entre el bien y el mal está grabada en sus conciencias.

Pero, ¿cuáles son los frutos que finalmente brotan de ella, sino que la religión degenera en mil monstruos de superstición y la conciencia pervierte toda decisión, para confundir el vicio con la virtud? En resumen, la razón natural nunca dirigirá a los hombres a Cristo; y en cuanto a que estén dotados de prudencia para regular su vida, o que hayan nacido para cultivar las artes y las ciencias liberales, todo esto pasa sin que les dé ninguna ventaja.

Debe entenderse que el evangelista habla sólo de los dones naturales y todavía no dice nada sobre la gracia de la regeneración. Porque hay dos poderes distintos que pertenecen al Hijo de Dios: el primero, que se manifiesta en la estructura del mundo y el orden de la naturaleza; y el segundo, por el cual renueva y restaura la naturaleza caída.

Siendo él la eterna Palabra de Dios, por él fue hecho el mundo; por su poder, todas las cosas continúan poseyendo la vida que una vez recibieron; especialmente el hombre estaba dotado de un extraordinario don de comprensión; y aunque por su rebelión perdió la luz del entendimiento, todavía ve y comprende, de modo que lo que naturalmente posee de la gracia del Hijo de Dios no se destruye por completo.

Pero como con su estupidez y perversidad oscurece la luz que aún habita en él, queda que el Hijo de Dios asuma un nuevo oficio, el oficio de Mediador, para renovar, por el Espíritu de regeneración, al hombre que había sido arruinado.”

JOHN MACARTHUR

“La luz tiene su propia importancia, además de su relación con la vida, como se ve en el contraste entre la luz y la oscuridad, un tema común en las Escrituras. En lo intelectual, la luz se refiere a la verdad (Sal. 119:105; Pr. 6:23; 2 Co. 4:4) y la oscuridad a la falsedad (Ro. 2:19); en lo moral, la luz se refiere a la santidad (Ro. 13:12; 2 Co. 6:14; Ef. 5:8; 1 Ts. 5:5) y la oscuridad al pecado (Pr. 4:19; Is. 5:20; Hch. 26:18). El reino de Satanás es “la potestad de las tinieblas” (Col. 1:13; cp. Lc. 22:53; Ef. 6:12), pero Jesús es la fuente de la vida (11:25; 14:16; cp. Hch. 3:15; 1 Jn. 1:1) y la luz que en las tinieblas resplandece, en las tinieblas del mundo perdido (8:12; 9:5; 12:35-36, 46).

A pesar de los ataques desesperados y frenéticos de Satanás a la luz, las tinieblas no prevalecieron contra ella. Katalambanō (prevalecieron) puede traducirse mejor como “vencer”. Aun una vela pequeña puede expulsar la oscuridad en una habitación; la luz gloriosa y brillante de nuestro Señor Jesucristo destruirá completamente el reino de oscuridad de Satanás. Él vino al mundo, “las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra” (1 Jn. 2:8).

Entonces, según se desprende de este versículo, no es que las tinieblas no entendieran la verdad sobre Jesús; al contrario, las fuerzas de la oscuridad lo conocen muy bien. En Mateo 8:29 algunos demonios clamaron diciendo: “¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?”. Jesús, en la casa de Pedro en Capernaúm, “echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían” (Mr. 1:34). Lucas 4:41 dice que “salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo”. En Lucas 4:34 un demonio aterrorizado le suplicaba:

Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios”. No era solo que los demonios conocieran la verdad sobre Cristo, además la creían. Santiago escribió: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Stg. 2:19).

Como Satanás y sus demonios entienden con claridad total el juicio que les espera, han intentado por todos los medios matar la vida y extinguir la luz a lo largo de toda la historia. Satanás intentó destruir a Israel en el Antiguo Testamento, la nación de la cual vendría el Mesías.

También intentó destruir la línea real de la cual descendería el Mesías (2 R. 11:1-2). En el Nuevo Testamento, instigó el intento inútil de Herodes por matar al niño Jesús (Mt. 2:16). Al comienzo del ministerio terrenal de Jesús, Satanás intentó tentarlo, en vano, para alejarlo de la cruz (Mt. 4:1- 11).

Después volvió a intentar la tentación por medio de sus más cercanos seguidores (Mt. 16:21-23). Aun el triunfo aparente de Satanás en la cruz marcó en realidad su derrota final (Col. 2:15; He. 2:14; cp. 1 Jn. 3:8). Del mismo modo, los incrédulos se pierden eternamente no por no haber conocido la verdad, sino por rechazarla:

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido (Ro. 1:18-21).

Si una persona rechaza la deidad de Cristo, no puede ser salva; Él mismo dijo en Juan 8:24: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis”. Es apropiado, pues, que Juan comience su Evangelio, donde se enfatiza tan fuertemente la deidad de Cristo (cp. 8:58; 10:28-30; 20:28) con la afirmación poderosa de esa verdad esencial.”

PHILIPP MELANCHTHON

“Es incierto en este texto si habla de Cristo en la medida en que ahora ha aparecido en la carne, o si está hablando de su naturaleza divina incluso antes de aparecer en la carne. Aún así, el punto principal es sustancialmente el mismo. Porque así como sólo por su naturaleza divina él es vida, por la misma es luz. Porque estaban relacionados con el hecho de que el mundo no reconocía que Dios, que aparecía en carne, era Dios.

Por tanto, esta luz, es decir, la misma Palabra viva del Dios eterno, el Hijo de Dios, resplandece, es decir, se revela por anuncio desde la creación del mundo hasta el día de hoy. Que la luz brille, es decir, que la luz sea mostrada y visible es como si dijeras que el sol está brillando para que sea un anuncio de un rayo de luz eterna, por el cual esa luz es aprehendida. Por tanto, ha puesto su tabernáculo al sol, y es como un novio que sale de la cámara de su novia. Además, porque en Él está la fuente de vida; y en tu luz veremos la luz. ¿Qué más es esto sino lo que Juan está diciendo aquí? Y la luz brilla en la oscuridad.”

 

COMENTARIO TEMATICO VINE

La luz brilla en las tinieblas. En el capítulo 1 de Génesis le sigue a la mención de la obra de Dios en la creación una descripción de las tinieblas que existían en ella y la introducción de la luz en la escena. También aquí, en el capítulo 1 de Juan, al hecho del poder creativo del Hijo de Dios le sigue la mención de las tinieblas del mundo. Aquí, la luz vivificadora de Cristo brilló y las tinieblas no la comprendieron. Estamos hablando de algo más que de no lograr «comprender» la luz, como se traduce la palabra en la Versión Autorizada en inglés. Más frecuentemente quiere decir «echar mano de», e implica un esfuerzo por parte del poder opositor de atrapar a la luz a fin de impedir sus efectos benignos (véase rvr, «no prevalecieron contra ella»).

Oposición infructuosa. Cuando Cristo nació, Satanás, actuando por medio de Herodes, trató de destruirlo. Las tinieblas procuraban sofocar la luz. Satanás fracasó. Fracasó de nuevo en el desierto. Fracasó otra vez en la cruz. Jamás las tinieblas lograron vencer a la luz. Jamás lo harán. La luz ahora brilla por la iglesia. Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. El poder de Satanás todavía está por alcanzar su clímax en el mundo, pero las tinieblas no prevalecerán. No, la luz de la Segunda Venida del Señor las vencerá y Satanás será arrojado al abismo. Otro esfuerzo más de este gran poder de tinieblas al final del milenio y será confinado al lago de fuego. Nunca jamás las tinieblas podrán de nuevo realizar intento alguno de prevalecer contra la luz.

La luz como vida. Continuando con el tema como se indicó en el prólogo, debemos notar la verdad fundamental de este Evangelio, que la fe en Cristo es el medio para poseer la vida. Por la fe, su vida nos es impartida. Así que el objetivo del ministerio de Juan el Bautista era que «todos creyeran» (v. 7). Este es de inmediato el principio del desarrollo del tema «la vida era la luz de los hombres». La luz brilló, pero no podía producir vida a menos que los hombres ejercieran fe. Sin eso, las tinieblas continúan. Sin embargo, la luz brilló, y todavía brilla. Brilla para todo hombre.”

ALBERT BARNES

“Cuando se dice que "la luz brilla en las tinieblas", se quiere decir que el Señor Jesús vino a enseñar a un mundo ignorante, ignorante y perverso: Este siempre ha sido el caso. Así fue cuando envió a sus profetas; así durante su propio ministerio; y así en todas las épocas desde entonces. Sus esfuerzos por iluminar y salvar a los hombres han sido como la luz que lucha por penetrar en una densa y espesa nube; y aunque algunos rayos pueden atravesar la penumbra, la gran masa sigue siendo una sombra impenetrable.”

JOHN TRAPP

Y la luz brilla. La luz tanto de la naturaleza como de la Escritura. La primera no es más que una tenue penumbra, una vela de prisa, que iluminará al hombre pero en la oscuridad total. Esta última es una luz clara y profunda: el mandamiento es una lámpara, luz de luces, y la ley es la luz, como lo dice Proverbios 6:23: “Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen”.

En cuanto al evangelio, está erigido como faro en una colina, como dice Tito 2:11: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres”, y como el sol en el firmamento, como dice Lucas 1:78,79: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz., que trae "a la luz la vida y la inmortalidad", y 2Timoteo 1:10: “pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”; donde Dios por su Espíritu Santo ilumina el miembro y el substancia, como dice Hechos 26:18: “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”, y resplandece en el corazón, en el rostro de Jesucristo, como dice 2 Cor 4:6: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”

Y las tinieblas no lo comprendieron. Ni serán comprendidas por ella, sino que la repelen, y se rebelan contra la Luz, tal como dice Job 24:13: “Ellos son los que, rebeldes a la luz, Nunca conocieron sus caminos, Ni estuvieron en sus veredas”; tratan de detenerla, como hacen los impíos, en Romanos 1:18: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”; lo desprecia, como hizo Balaam el hechicero del diablo, Números 24:1,2, cuando puso su rostro hacia el desierto y resolvió maldecirlos como sea; lo odia, como los etíopes hacen con el sol naciente. (Heródoto) Y así, la mañana es para los tales como sombra de muerte,  tal como dice Job 24:17: “Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman”; por haber nacido en el infierno, no buscan otro cielo.”

GRANT OSBORNE

“Juan introduce el dualismo oscuridad-luz en el versículo 5. La luz de Dios “brilla en la oscuridad” a través del Verbo, basándose en Génesis 1:2–3: “La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo… Y dijo Dios: ¡Que exista la luz!” La oscuridad aquí es mayor y más siniestra, ya que es la oscuridad del pecado (como en Jn 3:19; 8:12; 12:35), pero como en Génesis, se ha sentido la luz salvífica de Dios. A lo largo de Juan la guerra entre la luz y la oscuridad se propaga.

Sin embargo, Juan expresa la verdad eterna con claridad: “y las tinieblas no han podido extinguirla”. Hay un debate aquí, para el verbo katelaben puede significar ya sea “entender, comprender” (como en LBLA o NBLA) o “vencer, extinguir” (como en NTV, DHH, NVI). El anterior se adaptaría a la influencia de 1:10, en el cual, el mundo no “reconocer” o “conoce” la luz verdadera. También hay quienes creen que hay un doble significado aquí, como el mundo no entiende la luz, por lo tanto, se opone a ella.

Si bien esto es probablemente cierto, el objetivo principal en este contexto de conflicto radica en la incapacidad de la oscuridad de hacer que la luz de la convicción no brille en las vidas de aquellos con quienes el Espíritu se encuentra (como en 12:35, “Caminen mientras tengan la luz, antes de que los envuelvan las tinieblas”). A lo largo de este evangelio la luz de Cristo se enfrenta a la oscuridad del pecado y obliga al pecador a tomar la decisión de aceptar o rechazar la luz, y nada puede hacer que esa luz deje de brillar.”

J.C RYLE

“La diferencia en los tiempos verbales empleados en este versículo es muy notable. Acerca de la “luz” se emplea el tiempo presente: Resplandece ahora como ha resplandecido siempre; sigue resplandeciendo. Acerca de las “tinieblas” se emplea el tiempo pasado: No comprendieron la luz; nunca la han comprendido desde el principio, no la han comprendido hasta la actualidad. La palabra griega traducida como “prevalecer” [“comprender” en LBLA] es la misma que se emplea en Efesios 3:18. En Hechos 4:14 se traduce como “decir en contra”; en Romanos 9:30 como “alcanzar”; en Filipenses 3:13 también; en Juan 8:3 como “sorprender”, y en 1 Tesalonicenses 5:4 lo mismo.

En este punto, merece atención el comentario de Bengel sobre todo el pasaje:

“En los versículos 1 y 2 de este capítulo se hace mención de una situación anterior a la creación del mundo; en el versículo 3 a la creación del mundo; en el 4, al tiempo de rectitud del hombre; en el 5, al tiempo del declive del hombre y su caída”.

No puedo cerrar estas notas de los versículos iniciales del Evangelio según S. Juan sin expresar mi profundo sentimiento de la completa incapacidad de cualquier comentarista humano para entrar plenamente en las inmensas y sublimes verdades que contiene el pasaje. Me he esforzado en arrojar algo de luz sobre el pasaje y no he renunciado a excederme en la longitud media de estas notas debido a la inmensa importancia de esta parte de la Escritura. Pero después de decir todo lo que he dicho, me siento como si solo hubiera rozado ligeramente la superficie del pasaje. Hay algo aquí que nada sino la luz de la eternidad revelará plenamente.”

J. WALVOORD – R. ZUCK

“La naturaleza de la luz es brillar y disipar las tinieblas. Este versículo casi las personifica. La oscuridad no puede prevalecer contra la luz. Por medio de esta idea, Juan resumió su evangelio: (a) La luz invadirá el dominio de las tinieblas. (b) Satanás, su gobernante, y sus súbditos resistirán la luz, pero no podrán frustrar su poder. (c) El Verbo resultará victorioso a pesar de la oposición.”

GARY BAUMLER

“La vida y la luz están en el Verbo. En otras palabras: encontramos vida y luz sólo cuando creemos en Cristo. Sin embargo, nosotros, los seres humanos, nos resistimos a la verdad de Cristo debido al pecado. Algunos nunca ven la luz. De una manera significativa Juan cambia al tiempo presente para decirnos “la luz resplandece en las tinieblas”. La luz continúa brillando hoy en día. Sin embargo, Juan agrega: “La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la dominaron.” El verbo “dominar” probablemente debe ser traducido como “comprender”: Las tinieblas no comprendieron la luz (vea La Biblia de las Américas).

¿Es esto posible? ¿Acaso la luz no penetra automáticamente en la oscuridad y revela la verdad? Nuestra mente puede quedar atrapada en los detalles del cuadro, y eso puede llevar a algunas dificultades. Sin embargo, cuando recordamos el cuadro completo, tenemos las respuestas. Tenga presente que la luz es la vida que está en el Verbo o Palabra. Dicho de una manera más sencilla: la Palabra trae la luz. No obstante, los que están en la oscuridad no pueden entender lo que trae la Palabra y, por lo tanto, permanecen en la oscuridad. Precisamente fue por eso que el oscuro mundo del pecado y de la incredulidad no pudo entender que Jesús era el Cristo prometido. Ni siquiera los líderes religiosos de Israel pudieron ver la luz y optaron por quedarse en la oscuridad. Ellos llegaron hasta el extremo de crucificar al Verbo en un intento de silenciarlo para siempre.

Algunos de los que luchan con la imagen de las tinieblas que están “entendiendo” la luz, nos ofrecen la explicación que encontramos en la Reina–Valera. La palabra griega que probablemente se debe traducir como “comprender” posiblemente tiene el significado de “dominar”. Usando esta traducción, algunos hacen énfasis en la hostilidad que existe en esencia entre la luz y la oscuridad, y notan que la oscuridad, o las tinieblas, no han podido vencer (“apagar”) la luz. Con este significado, entendemos que al oponerse a Jesús y al llegar a crucificarlo, la oscuridad no tuvo éxito en el intento de extinguir su luz. Él todavía resplandece para nosotros.

Ambas explicaciones son válidas, porque revelan la gloria de Dios en Cristo. Ambas identifican la luz con la Palabra. La luz ahuyenta nuestros temores, revela el amor salvador de Dios y nos guía por el camino que lleva a la vida eterna. Esa luz hace que se desvanezcan la muerte y las tinieblas de la oscuridad, que nos llevan al infierno. Esa luz ilumina el sendero que lleva al cielo y solamente se encuentra en el Salvador.

Y como los seres humanos por naturaleza se resisten a la verdad que hay en Cristo, ¿de qué manera encuentran la luz y prosperan en la vida? Es una tontería decirles a los que están separados, a los que están muertos y a los que están entenebrecidos, que escojan la Palabra, la vida y la luz; ellos no tienen elección. Así estábamos nosotros. Pero la Palabra ha venido a nosotros, nos ha dado vida y ha llenado nuestra oscuridad con su luz. Ahora les debemos presentar esta Palabra a otros, vivir la vida y dejar que la luz brille para ellos. La Palabra dejará su huella, y el Espíritu Santo dará la fe y el entendimiento.”

LEON MORRIS

“Como opuesto de la luz, tenemos las tinieblas. La antítesis es natural tanto si lo interpretamos como ir en contra de las tinieblas o como disipar las tinieblas. La oposición entre la luz y las tinieblas es uno de los temas centrales de este evangelio, una característica que comparte con los Manuscritos de Qumrán (Este tema es tan importante en Qumrán que un escrito entero está destinado a cubrirlo, La Guerra de los Hijos de la Luz con los Hijos de las Tinieblas. y la idea está presente en muchos otros fragmentos de los manuscritos). Pero de aquí no podemos extraer ninguna conclusión que relacione el Evangelio con los manuscritos, dado que la antítesis se da de forma natural, y dado que el tema era muy común en la Antigüedad. Probablemente, la mayoría de religiones recoge este tema con mayor o menor medida. Pero tanto en Juan como en Qumrán éste es un tema bien prominente.

Notemos que Juan cambia de tiempo verbal. Hasta el momento solo ha usado el pasado, pero ahora dice que la luz “brilla” (Beasley-Murray cree que esto es «extraño; habla de la historia y del tiempo presente del evangelista. La luz del Logos brilló en la oscuridad original en la Creación, y continuó presente en medio de la oscuridad de la caída de la Humanidad; brilló con más esplendor en la gloria del Dios encarnado; y sigue brillando en la era de la resurrección, que es la era del Paracletos»). La luz está en acción continuamente. Brilla incluso mientras Juan está escribiendo.

La luz del mundo, “la luz de los hombres”, nunca cesa de brillar. En este punto no nos importa el debate sobre si Juan se refiere al Cristo anterior a la Encarnación, o al Cristo encarnado. Porque aquí no habla de la Encarnación, sino del hecho de que si la luz brilla, es porque esa característica nace de su propia esencia.”

FRANCIS MOLONEY

“Aunque puede parecer contradictorio, tanto por la crucifixión al final de la historia de Jesús como por la experiencia constante de la presencia del mal en el mundo, la luz, que es la Palabra, sigue resplandeciendo. El autor introduce una forma del verbo lambanan, «recibir», que aparecerá regularmente a lo largo del evangelio para referirse a cómo la humanidad responde a la revelación de Dios que acontece en Jesús. Las tinieblas no han sofocado la luz (ou katelaben) Puede parecer que la humanídad responde negativamente a la presencia de la vida y la luz, pero no es este el caso. La luz sigue resplandeciendo en las tinieblas.”

NACAR – COLUNGA

“Instintivamente se piensa en que estas “tinieblas” sean los hombres malos, hostiles a la luz. Así lo interpretaron muchos autores, siguiendo a San Cirilo de Alejandría.

Pero, frente a esta interpretación, hay otra, hoy generalmente seguida, y que valora tanto las “tinieblas” como el verbo en un sentido muy distinto. Siguiendo a Orígenes y a la mayor parte de los Padres griegos, se da al verbo katelaben el sentido de “cohibir”, “sofocar”, “superar”, “vencer”. En efecto, Juan en estos versículos se sitúa en una perspectiva atemporal, no se refiere precisámente al Verbo encarnado. Por otra parte, las “tinieblas” del v.5 no pueden ser los hombres.

En otros pasajes del mismo evangelio se dice que los “hombres” caminan en las “tinieblas” (Jn 8:12; 12:35; 1 Jn 2:11), o que ellos permanecen en las “tinieblas” (Jn 12:46; 1 Jn 2:9-11), o que las “tinieblas” amenazan sorprender a los hombres (Jn 12:35); pero jamás se dice que los hombres sean las “tinieblas”. Estas aparecen como un medio maldito en el cual los hombres pueden sucumbir o ser echados (Mt 8:12; 22, 13; Col 1:13; 1 Pe 2:9). En los manuscritos de Qumrán hay un largo fragmento que se titula “Guerra de los hijos de la luz y de los hijos de las tinieblas” y en él se lee:

En manos del Príncipe de la luz está el gobierno de los hijos de la justicia, que caminarán por los senderos de la luz; en manos del ángel de las tinieblas está el gobierno de los hijos de la iniquidad, que caminarán por los senderos de las tinieblas.”  

Por el término de tinieblas no hay que pensar en los hombres incrédulos, sino en el mundo satánico, opuesto a Dios. Hay aquí una alusión a un dato teológico recibido en el judaísmo: el combate del Mesías contra Satán.

A esta misma conclusión llevan otras razones. Juan está imbuido en los “sapienciales.” Y en ellos se dice que a la “Sabiduría no la vence la maldad” (Sab 7:30). El mismo pensamiento se lee en las Odas de Salomón, en donde se dice que “la luz no sea vencida por las tinieblas” (18:6).

El pensamiento del evangelista es que esa “luz” del Verbo que luce en el mundo no pudo ser “vencida” ni aplastada por los poderes del mal — demoníacos y gobernadores del mal en los hombres — que influyen en el mundo en su lucha contra la verdad y el misterio del Mesías. San Pablo dirá que nuestra lucha es "contra dominadores de este mundo tenebroso" (Ef 6:12).”

SAMUEL P. MILLOS

“La luz resplandeciente del Verbo irrumpe en el mundo donde las tinieblas de maldad y pecado se manifiestan y en las que los hombres viven su vida de muerte y pecado. La conjunción Kaἱ, ilativa y, vincula la cláusula con lo que antecede y da continuidad al tema sin interrupción. No cabe duda que las tinieblas no pueden retener la luminosidad que brilló en ellas.

La luz aquí con artículo determinado no puede ser otra que el Verbo que dice de Él mismo: "Yo soy la luz del mundo" (8:12). La presencia de las tinieblas está siempre en contra de la luz, de forma especial cuando se trata teológicamente de la luz de Dios que no sólo está en el Verbo, sino que es el Verbo mismo. Juan está dando referencias trascendentes de la luz para lo cual utiliza el presente del verbo Pὰίvῳ, brillar, resplandecer, de modo que esa luz brilló siempre, como propiedad eterna de la luz, lo mismo que de la vida que dijo antes que es la luz de los hombres y del mismo modo que el Verbo tiene vida en sí mismo (v. 4).

Nunca la vida estuvo separada de Él, por tanto la luz tampoco puede dejar de brillar, a menos que deje de ser luz. Aunque indudablemente esa luz divina se manifestó de forma presencial en la persona del Verbo encamado, Jesús de Nazaret, no significa que por esa encarnación fuese dotado de luz, como tampoco lo fue de vida, ambas cosas, luz y vida, subsisten en el Verbo eterno y le son propias porque es Dios.”

SAN AGUSTIN

Y la luz brilla en las tinieblas, y ellos no la vieron. Lo que pasa, hermanos, al ciego colocado frente al sol, a saber: que el sol está presente a él, pero es como si lo tuviera ausente, eso mismo es lo que sucede al que está ciego en el corazón, como lo está todo necio, todo inicuo y todo impío. Presente está la Sabiduría; pero para uno que es ciego dista mucho de sus ojos; no que ella esté distante de él, sino que es él quien está lejos de ella.

¿Qué tiene, pues, que hacer éste? Purificar lo que tiene poder de contemplar a Dios. A un hombre que no puede ver por la enfermedad y suciedad de sus ojos, debido al polvo, humor y humo que en ellos ha caído, le dice el médico que haga desaparecer del ojo todo obstáculo que le impida ver la luz de sus ojos. El polvo, la pituita y el humo son los pecados y las inquietudes. Quita de tu corazón todo esto y gozarás entonces de la presencia de la Sabiduría, que es Dios, pues está escrito: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.”

WILLIAM HENDRIKSEN

“Al igual que el sol en el cielo, esta luz resplandece en la promesa madre (Gn. 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”), en el libro del Exodo con el cordero pascual y todos los demás símbolos, en Levítico con las ofrendas que anuncian el derramamiento de la sangre de Cristo, en Números con la serpiente levantada en alto (Compare Números. 21:8: “Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá”; con Juan. 3:14,15: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna), sí, en todos los libros históricos, proféticos y poéticos de la antigua dispensación anuncian a Cristo. Véanse, por ejemplo:

Gn. 49:10: “No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos”; Dt. 18:15–18: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis; conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”; y muchos más tenemos como: 2 S. 7:12–14; Sal. 40:6, 7; 72; 110; 118; Is. 1:18; 7:14; 9:6; 11:1 y siguientes; 35:5; 40; 42:1–4; 53; 54; 55; 60; 61; 63; 65; Os. 11:8; Am. 5:4; Mi. 5:2; 7:18: Hag. 2:9; Zac. 9:9; 13:1; Mal. 1:11.

Debemos insistir, sin embargo, en que la luz no brilla sólo en estas profecías, promesas e invitaciones, sino que lo hace también a través de toda la antigua dispensación y en todo el Antiguo Testamento; igualmente lo hace en la nueva dispensación y en todo el Nuevo Testamento, revelando a Dios en todos sus gloriosos atributos. Aquella luz sigue resplandeciendo hoy en medio de las tinieblas de este mundo.”

JAMES SMITH

“Como la luz, Cristo no resplandeció sobre la tiniebla del mundo, sino en la tiniebla. Se hizo carne, y habitó entre nosotros. Sus propias palabras son: «Yo, la luz, he venido al mundo» (Jua_12:46). El propósito de la luz es vencer a las tinieblas. El centro de estas tinieblas es el corazón humano. El Dios que ordenó a la luz que resplandeciera en las tinieblas es Aquel que ha resplandecido en nuestros corazones, para dar la luz del conocimiento de Dios (2Co_4:6).

El EFECTO de su resplandecer. «Las tinieblas no la comprendieron» (RV1909). Se emplean dos términos distintos aquí, uno en la RV y otro en la RVR77, que si se toman separadamente exponen el doble resultado de este resplandecer de la verdadera luz.

a. Las tinieblas no la comprendieron (RV1909). Las tinieblas de la voluntariosa incredulidad permanecieron inconscientes del amanecer de este nuevo día: «no conocieron el tiempo de su visitación» (Luc_19:42-44).

b. Las tinieblas no prevalecieron (RVR77). Gracias a Dios, en el caso de muchos las tinieblas del pecado y del temor no pudieron vencer ni resistir el brillante resplandor de su verdad. No importa lo densas que sean las tinieblas, no pueden de ninguna manera prevalecer contra la pureza o el propósito de la luz. La luz sigue resplandeciendo, pero los hombres pueden condenarse por amar las tinieblas en lugar de la luz (Jua_3:19).”

COMENTARIO BTX IV EDICION

No pudo extinguirla... La tiniebla no puede comprender la luz ni tampoco acogerla. Dentro del simbolismo contextual, esta frase refiere claramente a Belial (2Co_6:14-15), el cual, con violencia, intenta prevalecer contra Cristo. Se adelanta aquí el triunfo del Redentor: la tiniebla no pudo extinguir la Luz.”

MATTHEW HENRY

La manifestación que hizo de Sí a los hijos de los hombres. ¿A qué se debe el que los hombres tomen tan poca nota de esta luz? A esto responde el Evangelista: La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (v. Jua_1:5). Vemos:

(A) La manifestación del Verbo eterno al mundo caído, incluso antes de que se encarnase: En las tinieblas brilla;

(a) la Palabra eterna de Dios resplandece en medio de las tinieblas de la conciencia natural, como un reflejo que todo hombre percibe de la santidad y del poder de Dios;

(b) la Palabra eterna de Dios brilló en la oscuridad de las profecías y promesas del Antiguo Testamento. El que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz (2Co_4:6) era Él mismo, desde hacía mucho, la Luz que resplandece en las tinieblas.

(B) La incapacidad del mundo degenerado para recibir esta luz: Y las tinieblas no prevalecieron contra ella, es decir, no pudieron detener su avance. Esta parece ser la mejor traducción contra los que traducen: Y las tinieblas no la comprendieron aunque esta versión encaja mejor en el contexto de los versículos Jua_1:9-10. Los judíos que tenían la luz del Antiguo Testamento no acertaron a ver en Él a Cristo. Por eso, era menester que Cristo viniese no sólo a rectificar los errores de los gentiles, sino también a mejorar las verdades de los judíos.”

MARTIN LUTERO

“Es decir, la luz brilla desde el principio del mundo. La Palabra de Dios se predicó por doquier. Antes del Diluvio empezó a brillar con Adán y los demás patriarcas. Así que recibió la promesa, el primero empezó a proclamar que Dios enviaría a su Hijo a través de quien había creado el mundo, para aplastar la cabeza de la serpiente, iluminar la humanidad y otorgar la vida eterna y la salvación. Predicó a diario, pero las grandes multitudes del momento seguían sumidas en las tinieblas. La Palabra brilló y extendió su luz por medio de sus sermones, pero se burlaron y siguieron en la oscuridad. Resulta terrible contemplar cómo Caín, su propio hijo, se tornó apóstata, asesinó a su hermano y estableció una nueva iglesia. Desde los tiempos de Adán se sucedieron 900 años de abundante predicación y sin embargo, tanto esfuerzo produjo frutos escasos apenas coronados por unos escasos éxitos. Adán, el excelente predicador, habló en vano a su hijo Caín y a todos sus descendientes.

En tiempo de Noé, la luz brilló e iluminó nuevamente las tinieblas y los amados patriarcas proclamaron al pueblo, con la mayor de las diligencias y esfuerzo la promesa de la semilla de la mujer. Noé, que predicó durante 120 años antes del Diluvio, fue una verdadera antorcha que brilló en el mundo, extendiendo entre la gente la admonición más intensa y celosa a favor de que se arrepintieran y escaparan del terrible y espantoso destino que les esperaba. Por este motivo, san Pedro le llama «pregonero de justicia» (2Pe_2:5). Y sin embargo, consiguió tan poco con el sermón y la luz que Dios había prendido en él, que el Señor se vio obligado a enviar el Diluvio que ahogó al mundo. Su experiencia avala las palabras de Juan: «las tinieblas no prevalecieron». Después del Diluvio, continuó predicando durante 350 años, quizá más, pero cuanto más insistía, peor se tornaba la gente. Ignoraron lo que los patriarcas Noé, Sem y Jafet les dijeron y, encima, les hicieron víctimas de sus burlas. De ahí que estos predicadores no consiguieran otra cosa sino que les ridiculizaran. Y como el mundo rehusó creer persistentemente los avisos considerándolos poco menos que fábulas, sufrieron el diluvio que los ahogó.

Más tarde, cuando la idolatría dominaba el mundo, Dios llamó a Abraham y le hizo la promesa de que en su descendencia (Cristo que, según la carne, iba a descender de él) sería bendito entre todas las naciones de la tierra. También en aquel tiempo la luz seguía brillando y no permanecía oculta ni muda, sino que brillaba a través de él. Indudablemente, predicó incansable acerca de la promesa de la Semilla, que aparecería para iluminar a los hombres y para salvarlos del pecado y de la muerte. Pero las grandes multitudes, nuevamente prefirieron quedarse en medio de las tinieblas. De hecho, Ismael, su propio hijo, permitió que la luz brillara en vano e incluso la despreció.

La misma promesa fue anunciada ardientemente por Isaac, pero Esaú, su primer hijo, le fue indiferente, permaneció en las tinieblas y tenía en tan poca estima su primogenitura que la vendió por un plato de comida (Gen_25:33; Heb_12:16).

Más tarde, también testificaron todos los profetas iluminados por la Luz y comunicando que la muerte sería destruida para siempre por Él (Isa_25:8), sería herido por culpa de nuestras transgresiones, que por sus llagas seríamos curados (Isa_53:5) y que ningún daño volvería a caer sobre nosotros porque su expiación nos aportaría la justicia eterna. Sus escritos demuestran cuán poca gente aceptó su testimonio y la recompensa que obtuvo por ello.

Y finalmente, apareció Cristo, el mismo Señor, la auténtica Luz y la vida de la humanidad, prendió la brillante antorcha que brilló con una luz gin precedentes. Predicó con una elocuencia más elevada que la de cualquier escriba de modo que los que le escuchaban «se maravillaban de las palabras de gracia que salían de su boca» (Luc_4:22). Además, confirmó su mensaje con milagros y la resurrección de los muertos. La luz perforó las tinieblas con sus rayos más poderosos. Algunos fueron iluminados por ella y creyeron en El y en la vida eterna. Sin embargo, la gran multitud continuó sumida en las tinieblas y lo clavaron en la cruz. No sólo le rechazaron, sino que le crucificaron y lo mataron junto a su brillante luz.

Más tarde, les ocurrió lo mismo a sus discípulos y apóstoles. Levantaron la antorcha de luz sobre el mundo; muchos fueron iluminados y se salvaron, pero el emperador y los grandes de Roma, los sacerdotes, los escribas, los miembros del consejo supremo de Jerusalén, así como los reyes y nobles de todas partes, eruditos, sabios y la gran multitud, todos ellos la despreciaron, la consideraron fábulas y cuentos de hadas y mentiras y necedades diabólicas, por lo que persiguieron y mataron a los portadores de la luz.

Pero ¿cómo se recibe y acepta la Luz? Ninguno o al menos muy pocos, la aprecian y la anhelan. En realidad, el mundo no quiere verla, oírla ni saber nada de ella, sino que blasfema y abusa de aquellos a través de los cuales brilla. Por esta razón, Cristo el Señor se lamenta personalmente en Jua_3:19 diciendo que a pesar de que la luz ha llegado al mundo, el hombre prefiere las tinieblas.

Pablo pronuncia un dictamen terrible en 2 Tesal. 2:10-11: «Por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos, por esto Dios les envía un espíritu engañoso para que crean la mentira». Es como si dijera; «El mundo quiere ser engañado, se apega a la mentira, desea vivir en medio de las tinieblas y al mismo tiempo, reclama la luz cuando en realidad están sumidos en la ceguera». No hay que ir muy lejos para encontrar numerosos ejemplos de esta realidad. Vemos con nuestros propios ojos, que el mundo no puede soportar la luz. Y si actualmente tolera y presta oídos a la Palabra, su efecto les dura el mismo rato que gastan en ir a una misa cantada. A continuación no tardan en saciarse y olvidarse de la Palabra y cuando oyen hablar constantemente de la fe en Cristo, piensan: «Después de todo, ¿qué es la fe?»

Dejemos que los espíritus cismáticos sigan empeñados en su nueva doctrina que no es luz, sino fabricación y tinieblas humanas ya que el mundo lo prefiere. Las aves del mismo plumaje van siempre juntas. Al mundo le gusta que le guíen y le halaguen, se muestra amable y gruñe de placer como cuando se rasca la oreja a una marrana. Y así, aleja sus oídos de la verdad y se inclina por las fábulas (2Ti_4:4). La luz les deslumbra y no quieren permitirlo.

Explico todo esto para que sepamos que la Luz, Cristo mismo, el Creador, ha sido desde el principio del mundo. Iluminó, otorgó una promesa y un gran bien al mundo con la creación y con su Luz, sin embargo, el mundo se niega a aceptarlo. Pero aunque el diablo y el mundo ciego no toleren la preciosa luz, la persigan y la blasfemen, la verdadera y eterna Luz brilla por la gracia y la verdad para el beneficio del pequeño rebaño que es iluminado por ella. A pesar de la ingratitud y el desprecio a la cual la somete la inmensa multitud, la luz no se apaga.

Así fue en tiempos del Diluvio y anteriormente, cuando Noé la mantuvo prendida a pesar de los desprecios que recibió. Y al negarse a continuar siendo reprobados por el Espíritu de Dios que hablaba a través de Noé, Dios envió el Diluvio que ahogó toda la tierra y todo ser viviente pereció. Después, sin embargo, la luz continuó brillando como antes a través de Sem, Cam y Jafet.”

ORIGENES

“Y si la vida es lo mismo que la luz de los hombres, ninguno que está en las tinieblas tiene vida, ni ninguno de los que viven está en las tinieblas. Y como todo el que vive se encuentra en la luz, todo el que está en la luz vive a la vez. Y bien, teniendo esto en cuenta podemos entender recíprocamente que la muerte es lo contrario de la vida, y las tinieblas de los hombres lo contrario de la luz de los hombres. De aquí que el que existe en las tinieblas está también en la muerte, y que el que hace obras de muerte no puede subsistir más que en las tinieblas. Por el contrario, aquél que hace cosas propias de la luz, o aquél cuyas acciones brillan delante de los demás hombres, y el que se acuerda de Dios, no está en la muerte, según aquello que se dice en el Salmo: "No tiene parte en la muerte aquél que se acuerda de ti" (Sal 6).

En cuanto a que las tinieblas de los hombres y la muerte sean de naturaleza semejante, no es asunto de este lugar. Nosotros éramos tinieblas en otro tiempo, pero ahora somos luz en el Señor si somos santos y espirituales en algún modo. Todo aquél que fue alguna vez tinieblas lo ha sido como San Pablo, cuando fue capaz y apto de convertirse en luz en el Señor, etc. Además la luz de los hombres es nuestro Señor Jesucristo, quien se ha dado a conocer por la naturaleza humana a toda criatura racional e intelectual, como también ha manifestado los misterios de su divinidad, por los que es igual al Padre, a los corazones de los fieles, según aquellas palabras del Apóstol: "En otro tiempo fuisteis tinieblas; pero ahora sois luz en el Señor". Di, pues: "La luz luce en las tinieblas", porque todo el género humano, no por su naturaleza sino por causa del pecado original, estaba en las tinieblas de la ignorancia de la verdad.

Más Jesucristo resplandece en los corazones de los que le conocen después de nacer de la Virgen. Y como hay algunos que todavía permanecen en las tinieblas oscurísimas de la impiedad y de la perfidia, el Evangelista añade: "Mas las tinieblas no la comprendieron". Como diciendo: "La luz resplandece en la tinieblas de las almas fieles, partiendo de la fe y llevando a la esperanza". Pero la ignorancia y la perfidia de los corazones inexpertos no han comprendido la luz del Verbo de Dios que resplandece en la carne: éste es el sentido moral. Y la teoría de estas palabras (o sea su examen o su meditación), es de esta manera; la naturaleza humana, aun cuando no pecase, no podría brillar por sus propias fuerzas, porque no es luz por naturaleza sino que participa de la luz; es capaz de sabiduría, pero no es la sabiduría misma.

Así como el aire no luce por sí mismo sino que se llama tinieblas, así nuestra naturaleza, mientras se examina por sí misma, no es más que cierta sustancia tenebrosa, capaz de participar de la luz de la sabiduría. Y así como el aire, cuando recibe los rayos del sol, no se dice que brilla por sí mismo, sino que la luz del sol resplandece en él, así la parte de nuestra naturaleza racional, mientras participa de la presencia del Verbo de Dios, no conoce por sí misma a su Dios ni las cosas comprensibles sino por la luz divina que se halla en ella. Y la luz brilla así en las tinieblas, porque el Verbo de Dios, vida y luz de los hombres, no cesa de lucir en nuestra naturaleza, que considerada y estudiada no es más que cierta oscuridad informe. Y como esta misma luz es incomprensible para toda criatura, las tinieblas no la comprendieron.”

CHARLES SPURGEON

“Nuestra luz verdadera, Jesucristo fue la Luz verdadera en oposición al lino humeante de la tradición. ¡Escuchen a esos rabinos! Se creen que son la luz del mundo. Su sofisma es una contienda interminable de palabras; su Investigación no merita tu estudio; su conocimiento no merita a los entendidos. Ellos pueden decirte exactamente cuál es el versículo que está en el medio de la Biblia y cuál es la letra central en la palabra central. Discutían sus paradojas hasta volverse tontos. Refinaban sus sutilezas hasta que la doctrina acababa en la duda; la verdad simple se degradaba a una tonta charla sin sentido; sus traducciones de las Escrituras eran una parodia y sus comentarios un insulto al sentido común.

Pero Cristo, la Luz verdadera y celestial, apaga todas tus luminarias terrenales. El rabino judío, el filósofo griego, el padre eclesiástico y el pensador teológico moderno son meteoritos que se disuelven en la bruma. Mediante sus tradiciones o conjeturas anulan la Palabra de Dios. Cree lo que dijo Jesús y lo que pensaban sus apóstoles y lo que te revela su propia Palabra: Cristo es la Luz verdadera.”

 

 

W. PARTAIN – B. REEVES

“Muchos viven preocupados por las tinieblas que parecen cubrir la tierra, pero para Juan lo importante era que las tinieblas no podían apagar la Luz. Herodes no podía. Pilato no podía. Los judíos no podían (¿qué fue el efecto de sus esfuerzos en contra de la iglesia según Hechos de los Apóstoles?) Jesucristo es la Victoria Suprema sobre las tinieblas. La luz de la cruz puede alumbrar a toda la humanidad.”

WILLIAM BARCLAY

“Aquí nos encontramos con otra de las palabras clave de Juan: oscuridad (skotos, skotía). Esta palabra aparece siete veces en el evangelio. Para Juan había una oscuridad en el mundo que era tan real como la luz.

(1) La oscuridad es hostil a la luz. La luz brilla en la oscuridad, que, por mucho que lo intente, no puede extinguirla. El hombre pecador ama la oscuridad y odia la luz, porque la luz descubre demasiadas cosas.

Puede que aquí Juan haya tomado prestado un pensamiento. Como sabemos, estaba dispuesto a salir y a adoptar ideas nuevas si así podía presentar y ofrecer el Evangelio a los hombres. La gran religión persa, el zoroastrismo, tenía por entonces una gran influencia en el pensamiento de muchos. Creía que había dos grandes poderes opuestos en el universo: el dios de la luz y el de la oscuridad, Ormuz y Ahrimán. Todo el universo era el campo de batalla en el conflicto eterno y cósmico entre la luz y la oscuridad; y tenía una importancia suprema en la vida qué lado se escogía.

Así que Juan está diciendo: «A este mundo ha venido Jesús, la luz del mundo; hay una oscuridad que tratará de eliminarle, de desterrarte de la vida, de extinguirle. Pero hay un poder en Jesús que es invencible. La oscuridad Le puede odiar, pero nunca se librará de Él.» Como se ha dicho en verdad: «Toda la oscuridad del mundo no puede extinguir la lucecita más pequeña. La luz inconquistable vencerá al fin a la oscuridad hostil. Juan está diciendo: «Elegid vuestro bando en el conflicto eterno, y elegid bien:»

(2) La oscuridad representa la esfera natural de todos los que odian el bien. Son las personas que hacen el mal las que temen a la luz (3:19s). Los que tienen algo que esconder aman la oscuridad; pero es imposible esconderle nada a Dios. Su reflector barre la oscuridad y descubre los males que acechan en el mundo.

(3) Hay algunos pasajes en los que la oscuridad parece representar a la ignorancia, especialmente esa ignorancia voluntaria que rechaza la luz de Jesucristo. Jesús dice: " Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en la oscuridad (8:12). Les dice a Sus discípulos que la luz no estará con ellos más que un tiempo; que anden en la luz; porque si no, viene la oscuridad, y el que anda en la oscuridad no sabe adónde va (12:35). Jesús dice que vino con Su luz para que los hombres no tuvieran que vivir en la oscuridad (12:46). Sin Jesucristo nadie puede encontrar o ver, el camino. Es como el que va con los ojos vendados o es ciego. Sin Jesucristo, la vida se pierde. Goethe, cuando estaba muriendo, pedía: "¿Luz, más luz!” Y uno de los antiguos líderes escoceses les decía a sus amigos cuando estaba ya al final: «Encended el candil para que vea para morir.» Jesús es la luz Que le enseña a uno el camino, y que le ilumina el camino para que pueda dar cada paso.

Hay lugares en los que Juan usa esta palabra oscuridad en sentido figurado. La usa a veces refiriéndose a algo más que la falta de la luz terrenal. Nos habla de Jesús andando sobre el agua. Nos cuenta que los discípulos se habían embarcado en su barca y estaban cruzando el lago sin Jesús; y entonces dice Juan: «Y la oscuridad ya había caído, y Jesús todavía no había venido a ellos» (6:17). Sin la presencia de Jesús, no había nada más que la oscuridad amenazadora. Nos cuenta la mañana de la Resurrección, y las horas que precedieron al momento en que los que habían amado a Jesús se dieron cuenta de que se había levantado de los muertos. Empieza la historia: «Ahora, el primer día de la semana, María Magdalena vino temprano, cuando estaba todavía oscuro» (20:1). Ella estaba viviendo en aquel momento en un mundo que ella pensaba que había eliminado a Jesús; y un mundo así estaba oscuro. Cuenta la historia de la última Cena. Cuenta que Judas se tomó el bocado que le dio Jesús y salió a llevar a cabo su terrible tarea y hacer los preparativos para traicionar a Jesús; y dice, con una especie de simbolismo terrible: «Así que, después de tomar el bocado, salió inmediatamente; y era de noche» (13:30). Judas salía a la noche de una vida que había traicionado a Cristo.

Para Juan, una vida sin Cristo era una vida en la oscuridad. La oscuridad quiere decir la vida sin Cristo, y especialmente para los que le han vuelto la espalda.”

ISAAC AMBROSE

“Te suplico, te lo ruego; es un mensaje que tengo de Dios para sus almas, para que miren a la Luz del Mundo, Jesús; por tanto, pongan su corazón en todas las palabras que les testifico hoy, porque no es cosa vana, sino para sus vidas. ¡Oh! ¡Qué tengo que necesitar para persuadir vuestros corazones para que miren a Jesús! ¿No es tu Jesús digno de esto? ¿Por qué, pues, ya no piensas en él? ¿Por qué no están siempre con él vuestros corazones? ¿Por qué sus deseos más fuertes y sus delicias diarias no están en el Señor Jesús y querer estar con él? ¿Cuál es el problema? ¿No te dará Dios permiso para acercarte a esta luz?

¿No permitirá que sus almas prueben y vean? Entonces, ¿por qué están estas palabras en el texto? ¿Por qué entonces llora y dobla su llanto? "¡Mírame! ¡Mírame!" ¡Ah! corazones viles! ¡Cuán deliciosa e incansablemente podemos pensar en la vanidad! ¡Cuán libremente y con qué frecuencia podemos pensar en nuestros placeres, amigos, sí, en nuestras miserias, agravios, sufrimientos y temores! ¡Y qué! ¿No está Cristo en todos nuestros pensamientos?

Cristianos, aparten sus pensamientos de todas las vanidades terrenales, y doblen sus almas para estudiar a Cristo; acostúmbrense a tales contemplaciones, y no permitan que esos pensamientos sean raros o superficiales, sino que se asienten en ellos, habiten allí, bañen sus almas en esos placeres, empapa tus afectos en esos ríos de placeres, o más bien en el mar de la consolación. Tengan sus ojos puestos continuamente en Cristo, la Luz del mundo.”


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