EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1
VERSICULO 5 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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La
luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra
ella. |
Esta
luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla. |
La
Luz resplandece en la tiniebla, y la tiniebla no pudo extinguirla. |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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καιG2532
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κατελαβεν G2638:V-2AAI-3S hacia abajo tomó |
et lux in tenebris lucet
et tenebrae eam non conprehenderunt |
|
KJV |
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And the light shineth in
darkness; and the darkness comprehended it not. |
|||
TCB |
|||
Jua_1:10; Jua_3:19,
Jua_3:20; Jua_12:36-40; Job_24:13-17; Pro_1:22, Pro_1:29, Pro_1:30; Rom_1:28;
1Co_2:14. |
COMENTARIOS:
SAN JUAN CRISOSTOMO
“Llama
tinieblas a la muerte y al error. Igual que la luz sensible no se compadece con
las tinieblas, sino que las hace desaparecer, así la predicación de Cristo
brilló en medio del error en que se encontraba sumergido el mundo entero y lo
dispersó. Y a continuación, movió guerra contra la misma muerte, derrotándola hasta
el punto de arrebatarle incluso a quienes ya habían sido sometidos a ella. Y
como quiera que ni la muerte ni el error prevalecen sobre esa luz que brilla
por doquier y cuyo fulgor nada puede hacer menguar, añadió lo que sigue: Las tinieblas
no la soportaron. Esta luz es invencible y no gusta de habitar en quienes no
quieren ser iluminados.
Que
no os turbe la circunstancia de que no todos hayan querido acogerla. Dios hace
que nos aproximemos a El no por la fuerza, sino respetando nuestra libertad. No
cerréis la puerta a esta luz y seréis verdaderamente felices. En verdad, esta luz
llega a nosotros mediante la fe, y una vez que nos ha alcanzado, ilumina a
quienes de entre nosotros la acogen. Si observáis una vida pura, permanecerá para
siempre en vuestro interior, pues el propio Cristo dijo: “Quien me ama guardará mis mandamientos y mi Padre y yo vendremos a él y
haremos morada en él.”
A.T ROBERTSON
“El Logos, la única verdadera luz moral,
sigue resplandeciendo tanto en el estado anterior a la Encarnación como después
de ella. Juan usa mucho el término skotia (skotos)
para referirse a las tinieblas morales provenientes del pecado y siente
predilección por phos (phötizö, phainö)
para denotar la luz que está solamente en Cristo. En 1 Juan 2:8 proclama él que
«las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra». Los gnósticos
empleaban con frecuencia estas mismas palabras, y Juan las toma y las pone en
su contexto apropiado. No prevalecieron contra ella (auto ou katelaben). En la RV09 y RVGOMEZ se traduce «No la
comprendieron».”
GARY BURGE
“La
entrada del Logos en el mundo (su encarnación) se describe como luz que resplandece
en las tinieblas (v. 5). Aunque el testimonio de Juan el Bautista fue claro
(vv. 6–9), Jesús experimenta el rechazo (vv. 10–11). Pero hay más. Las
tinieblas son hostiles. Existe enemistad. Siguiendo la lectura tradicional de
la versión King James, la NIV traduce 1:5 afirmando que el mundo no puede
comprender al Verbo. Pero el «comprender» que aquí se utiliza tiene un doble
significado, a saber, asir con la mente y, por tanto, comprender; y asir con la
mano y, por tanto, vencer o destruir.
Ambas ideas están presentes en Juan, pero el segundo significado parece más
importante en este contexto.
Juan
sugiere que las tinieblas no pueden derrotar o vencer al Verbo. Este tema nos
da ciertos indicios de la lucha existente entre la luz y las tinieblas que
resonará a lo largo del Evangelio. La oposición a Jesús será severa. El mundo
que es objeto del amor de Dios y al que entra el Logos es un lugar de notable
incredulidad. Quienes se oponen a él intentarán derrotar al Verbo. Pero fracasarán. Juan tiene en mente la
cruz, a saber, el lugar de la supuesta derrota. Sin embargo, como mostrará este
Evangelio, la cruz no es un lugar de derrota, sino de gloria. Jesús vence al
mundo (16:33; cf. 12:31; 14:30).
RAYMOND BROWN
“Juan
se refiere implícitamente al rechazo humano de la luz de Dios, por el pecado, y
a la introducción de la oscuridad del mal en la creación del mismo Dios. Juan
subraya que tales tinieblas no vencieron a la luz: es el tema, en Gn 3:15, de
la victoria definitiva de la descendencia de la mujer sobre la serpiente.”
A.W PINK
“Esto
nos da otro de los títulos divinos de Cristo. En el versículo 1 Se habla de Él
como "La Palabra". En el
versículo 3 como el Hacedor de todas
las cosas. En el versículo 4 como "la
vida". Ahora, en el versículo 5 como "la luz". Con esto debe compararse 1 Juan 1:5 donde leemos
"Dios es luz". La conclusión, entonces, es irresistible, la prueba
completa y definitiva, de que el Señor Jesús no es otro que Dios, la segunda
Persona de la Santísima Trinidad.
El
"Nuevo Testamento griego al inglés" traduce la última cláusula de Juan
1:5 como sigue "y aparece la luz en las tinieblas, y las tinieblas no
aprehenden". Esto nos habla de los efectos de la Caída. Todo hombre que
viene a este mundo es iluminado por su Creador, pero el hombre natural ignora
esta luz, la repele y, en consecuencia, se sumerge en la oscuridad. En lugar
del hombre natural "viviendo a la altura de la luz que tiene" (lo que
nunca hizo nadie), "ama las tinieblas más que la luz" (Juan 3:19).
El
hombre no regenerado, entonces, es como un ciego: está en la oscuridad. Prueba
de ello aparece en el hecho de que "la Luz aparece en las tinieblas, y las
tinieblas no la aprehendieron". Todas las demás tinieblas ceden y se
desvanecen ante la luz, pero aquí "la oscuridad" es tan impenetrable
y desesperada, que ni aprehende ni comprende. ¡Qué terrible y solemne acusación
contra la naturaleza humana caída! Y cuán evidente es que nada menos que un milagro
de la gracia salvadora puede sacar a uno "de las tinieblas a la luz
maravillosa de Dios."
Nota:
A.W Pink comenta a la luz de la
traducción del griego que poseía, muy parecida a la traducción de 1602
purificada de la Reina Valera donde esta dice: “la Luz en las tinieblas resplandece; y las tinieblas no la
comprendieron.” (Edwing Piñango).
LUIS PALAU
“El
hombre no quiere admitir que él forma parte de la oscuridad en que se halla el
mundo (2 Co. 4:4). La humanidad moderna se encuentra en tinieblas morales y
espirituales pues vive fuera de contacto con la luz.
La
luz del mundo siempre vence a la oscuridad y las tinieblas. Aquí se perfilan
los contrincantes: Jesucristo y Satanás. Se establece cuál es la batalla: la
luz contra las tinieblas.
Juan
declara que esa luz brilla en las tinieblas. ¿Cómo brilla la luz de Dios en
nuestros días? ¿Cómo puede el hombre moderno ver la luz de Dios? A través de
los hijos de Dios, que dejan que Jesucristo brille en su corazón y que todos a
su alrededor vean la luz divina (Mt. 5:14–16).
En
la batalla de los siglos la luz del mundo siempre vence. Primero, porque la luz
brilla en las tinieblas; en segundo lugar, porque brilla a través de los hijos
de Dios y tercero, porque las tinieblas no prevalecerán contra ella.
Es
maravilloso enfrentar cada nuevo día como hijos de Dios, sabiendo que aunque
las tinieblas del mundo nos rodeen y quieran apabullarnos, la luz de Dios
siempre brillará en nuestros corazones porque las fuerzas de la oscuridad no
podrán apagarla.”
COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO
“Las
“tinieblas” es un término metafórico
que, en el cuarto Evangelio (8:12; 12:35, 46; ver 1 Juan 1:5; 2:8, 9,11), se
refiere a todo lo que se opone al
cristianismo. Es oscuridad moral y espiritual. El verbo “vencieron” (katalambano) es un vocablo compuesto que
significa lit. “recibir hacia abajo” y, de allí, “echar manos sobre”,
“agarrar”, “capturar”, “obtener”, “tomar posesión de”, “vencer”, “comprender”,
etc. Cualquiera de estos significados sugiere que la manifestación de la luz
fue rechazada por las tinieblas, un concepto que se expresa explícitamente en el
v. 11.
Con
esta afirmación, Juan rechaza categóricamente el dualismo que iguala el poder
de las tinieblas con el de la luz. Borchert comenta que el Evangelio de Juan
toma muy en serio el mal y las tinieblas, y agrega: “El impacto cabal de tal
batalla se reconoce en el Evangelio cuando Judas sale para concretar su acto
malo”. En ese momento Juan dice: “y ya
era de noche” (13:30).
Toda
la misión de Jesús fue una de conflicto entre la luz y las tinieblas,
culminando en Getsemaní y la cruz. Por eso, el verbo “vencer” cabe bien en este
contexto. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no tenían el poder
para detenerla, mucho menos vencerla.”
BRIAN BAILEY
“Ésta
es una verdad muy importante para nosotros. El pensamiento de la luz
resplandeciendo en las tinieblas es para animarnos. Sólo piensen por un minuto,
acerca de un cuarto oscuro. Si encienden un fósforo en ese cuarto, aunque el
fósforo sea muy pequeño, la luz del fósforo disipará
la oscuridad. Las tinieblas no pueden
prevalecer contra la luz. Ésta es una verdad que debe animarnos. Nosotros
tenemos la Luz del mundo dentro de nosotros. Las tinieblas no pueden prevalecer
contra nosotros, sino al contrario, deben huir de nosotros. Recordemos esto
cuando estemos en la oscuridad y tomemos ánimo en el Señor.”
JUAN CALVINO
“y las tinieblas no la comprendieron.
Aunque por esa pequeña medida de luz que aún permanece en nosotros, el Hijo de
Dios siempre ha invitado a los hombres a sí, sin embargo, el evangelista dice
que esto no fue asistido por ninguna ventaja, porque viendo, no vieron (Mateo
13:13. ) Porque desde que el hombre perdió el favor de Dios, su mente está tan
completamente abrumada por la esclavitud de la ignorancia, que cualquier
porción de luz que permanezca en ella se apaga y es inútil.
La
experiencia lo prueba a diario; porque todos los que no son regenerados por el
Espíritu de Dios poseen alguna razón, y esta es una prueba innegable de que el
hombre fue creado no solo para respirar, sino
para tener entendimiento. Pero por esa guía de su razón no vienen a Dios, y
ni siquiera se acercan a él; de modo que todo su entendimiento no es más que
mera vanidad. De ahí se sigue que no hay esperanza de salvación para los
hombres, a menos que Dios conceda una nueva ayuda; porque aunque el Hijo de
Dios arroja su luz sobre ellos, son tan aburridos que no comprenden de dónde
procede esa luz, sino que son arrastrados por imaginaciones necias y malvadas a
la locura absoluta.
La
luz que aún habita en la naturaleza corrupta consta principalmente de dos
partes; porque, primero, todos los hombres poseen naturalmente alguna semilla de religión; y, en
segundo lugar, la distinción entre el
bien y el mal está grabada en sus conciencias.
Pero,
¿cuáles son los frutos que finalmente brotan de ella, sino que la religión
degenera en mil monstruos de superstición y la conciencia pervierte toda
decisión, para confundir el vicio con la virtud? En resumen, la razón natural
nunca dirigirá a los hombres a Cristo; y en cuanto a que estén dotados de prudencia
para regular su vida, o que hayan nacido para cultivar las artes y las ciencias
liberales, todo esto pasa sin que les dé ninguna ventaja.
Debe
entenderse que el evangelista habla sólo de los dones naturales y todavía no
dice nada sobre la gracia de la regeneración. Porque hay dos poderes distintos
que pertenecen al Hijo de Dios: el primero, que se manifiesta en la estructura del mundo y el orden de la naturaleza;
y el segundo, por el cual renueva y
restaura la naturaleza caída.
Siendo
él la eterna Palabra de Dios, por él fue hecho el mundo; por su poder, todas
las cosas continúan poseyendo la vida que una vez recibieron; especialmente el
hombre estaba dotado de un extraordinario don de comprensión; y aunque por su
rebelión perdió la luz del entendimiento, todavía ve y comprende, de modo que
lo que naturalmente posee de la gracia del Hijo de Dios no se destruye por
completo.
Pero
como con su estupidez y perversidad oscurece la luz que aún habita en él, queda
que el Hijo de Dios asuma un nuevo oficio, el
oficio de Mediador, para renovar, por el Espíritu de regeneración, al hombre que había sido arruinado.”
JOHN MACARTHUR
“La
luz tiene su propia importancia, además de su relación con la vida, como se ve
en el contraste entre la luz y la oscuridad, un tema común en las Escrituras.
En lo intelectual, la luz se refiere a la
verdad (Sal. 119:105; Pr. 6:23; 2 Co. 4:4) y la oscuridad a la falsedad (Ro. 2:19); en lo moral, la luz
se refiere a la santidad (Ro. 13:12;
2 Co. 6:14; Ef. 5:8; 1 Ts. 5:5) y la oscuridad al pecado (Pr. 4:19; Is. 5:20; Hch. 26:18). El reino de Satanás es “la potestad de las tinieblas” (Col.
1:13; cp. Lc. 22:53; Ef. 6:12), pero Jesús es la fuente de la vida (11:25; 14:16; cp. Hch. 3:15; 1 Jn. 1:1) y la luz
que en las tinieblas resplandece, en las tinieblas del mundo perdido (8:12;
9:5; 12:35-36, 46).
A
pesar de los ataques desesperados y frenéticos de Satanás a la luz, las
tinieblas no prevalecieron contra ella. Katalambanō
(prevalecieron) puede traducirse mejor como “vencer”. Aun una vela pequeña
puede expulsar la oscuridad en una habitación; la luz gloriosa y brillante de
nuestro Señor Jesucristo destruirá completamente el reino de oscuridad de
Satanás. Él vino al mundo, “las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya
alumbra” (1 Jn. 2:8).
Entonces,
según se desprende de este versículo, no
es que las tinieblas no entendieran la verdad sobre Jesús; al contrario, las
fuerzas de la oscuridad lo conocen muy bien. En Mateo 8:29 algunos demonios
clamaron diciendo: “¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido
acá para atormentarnos antes de tiempo?”. Jesús, en la casa de Pedro en
Capernaúm, “echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios,
porque le conocían” (Mr. 1:34). Lucas 4:41 dice que “salían demonios de muchos,
dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les
dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo”. En Lucas 4:34 un demonio
aterrorizado le suplicaba:
“Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús
nazareno? ¿Has venido para
destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios”. No era solo que
los demonios conocieran la verdad sobre Cristo, además la creían. Santiago
escribió: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan” (Stg. 2:19).
Como
Satanás y sus demonios entienden con claridad total el juicio que les espera,
han intentado por todos los medios matar la vida y extinguir la luz a lo largo
de toda la historia. Satanás intentó destruir a Israel en el Antiguo
Testamento, la nación de la cual vendría el Mesías.
También
intentó destruir la línea real de la cual descendería el Mesías (2 R. 11:1-2).
En el Nuevo Testamento, instigó el intento inútil de Herodes por matar al niño
Jesús (Mt. 2:16). Al comienzo del ministerio terrenal de Jesús, Satanás intentó
tentarlo, en vano, para alejarlo de la cruz (Mt. 4:1- 11).
Después
volvió a intentar la tentación por medio de sus más cercanos seguidores (Mt.
16:21-23). Aun el triunfo aparente de Satanás en la cruz marcó en realidad su
derrota final (Col. 2:15; He. 2:14; cp. 1 Jn. 3:8). Del mismo modo, los
incrédulos se pierden eternamente no por no haber conocido la verdad, sino por
rechazarla:
Porque la ira de Dios se revela desde el
cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con
injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues
Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo
entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias,
sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido (Ro. 1:18-21).
Si
una persona rechaza la deidad de Cristo, no puede ser salva; Él mismo dijo en
Juan 8:24: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no
creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis”. Es apropiado, pues, que Juan
comience su Evangelio, donde se enfatiza tan fuertemente la deidad de Cristo
(cp. 8:58; 10:28-30; 20:28) con la afirmación poderosa de esa verdad esencial.”
PHILIPP MELANCHTHON
“Es
incierto en este texto si habla de Cristo en la medida en que ahora ha
aparecido en la carne, o si está hablando de su naturaleza divina incluso antes
de aparecer en la carne. Aún así, el punto principal es sustancialmente el
mismo. Porque así como sólo por su naturaleza divina él es vida, por la misma es
luz. Porque estaban relacionados con el hecho de que el mundo no reconocía
que Dios, que aparecía en carne, era Dios.
Por
tanto, esta luz, es decir, la misma Palabra viva del Dios eterno, el Hijo de
Dios, resplandece, es decir, se revela por anuncio desde la creación del mundo
hasta el día de hoy. Que la luz brille, es decir, que la luz sea mostrada y
visible es como si dijeras que el sol está brillando para que sea un anuncio de
un rayo de luz eterna, por el cual esa luz es aprehendida. Por tanto, ha puesto
su tabernáculo al sol, y es como un novio que sale de la cámara de su novia.
Además, porque en Él está la fuente de vida; y en tu luz veremos la luz. ¿Qué
más es esto sino lo que Juan está diciendo aquí? Y la luz brilla en la
oscuridad.”
COMENTARIO TEMATICO VINE
“La luz brilla en las tinieblas. En el
capítulo 1 de Génesis le sigue a la mención de la obra de Dios en la creación
una descripción de las tinieblas que existían en ella y la introducción de la
luz en la escena. También aquí, en el capítulo 1 de Juan, al hecho del poder
creativo del Hijo de Dios le sigue la mención de las tinieblas del mundo. Aquí,
la luz vivificadora de Cristo brilló y las tinieblas no la comprendieron.
Estamos hablando de algo más que de no lograr «comprender» la luz, como se
traduce la palabra en la Versión Autorizada en inglés. Más frecuentemente
quiere decir «echar mano de», e implica un esfuerzo por parte del poder
opositor de atrapar a la luz a fin de impedir sus efectos benignos (véase rvr,
«no prevalecieron contra ella»).
Oposición infructuosa. Cuando Cristo nació, Satanás, actuando por medio de
Herodes, trató de destruirlo. Las tinieblas procuraban sofocar la luz. Satanás
fracasó. Fracasó de nuevo en el desierto. Fracasó otra vez en la cruz. Jamás
las tinieblas lograron vencer a la luz. Jamás lo harán. La luz ahora brilla por
la iglesia. Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. El poder de
Satanás todavía está por alcanzar su clímax en el mundo, pero las tinieblas no
prevalecerán. No, la luz de la Segunda Venida del Señor las vencerá y Satanás
será arrojado al abismo. Otro esfuerzo más de este gran poder de tinieblas al final
del milenio y será confinado al lago de fuego. Nunca jamás las tinieblas podrán
de nuevo realizar intento alguno de prevalecer contra la luz.
La luz como vida. Continuando con el tema como se indicó en el prólogo,
debemos notar la verdad fundamental de este Evangelio, que la fe en Cristo es
el medio para poseer la vida. Por la fe, su vida nos es impartida. Así que el
objetivo del ministerio de Juan el Bautista era que «todos creyeran» (v. 7).
Este es de inmediato el principio del desarrollo del tema «la vida era la luz
de los hombres». La luz brilló, pero no podía producir vida a menos que los
hombres ejercieran fe. Sin eso, las tinieblas continúan. Sin embargo, la luz
brilló, y todavía brilla. Brilla para todo hombre.”
ALBERT BARNES
“Cuando
se dice que "la luz brilla en las tinieblas", se quiere decir que el
Señor Jesús vino a enseñar a un mundo ignorante, ignorante y perverso: Este siempre
ha sido el caso. Así fue cuando envió a sus profetas; así durante su propio
ministerio; y así en todas las épocas desde entonces. Sus esfuerzos por
iluminar y salvar a los hombres han sido como la luz que lucha por penetrar en
una densa y espesa nube; y aunque algunos rayos pueden atravesar la penumbra,
la gran masa sigue siendo una sombra impenetrable.”
JOHN TRAPP
“Y la luz brilla. La luz tanto de la
naturaleza como de la Escritura. La primera no es más que una tenue penumbra,
una vela de prisa, que iluminará al hombre pero en la oscuridad total. Esta
última es una luz clara y profunda:
el mandamiento es una lámpara, luz de luces, y la ley es la luz, como lo dice Proverbios 6:23: “Porque el mandamiento es lámpara, y la
enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen”.
En
cuanto al evangelio, está erigido como faro en una colina, como dice Tito 2:11:
“Porque la gracia de Dios se ha
manifestado para salvación a todos los hombres”, y como el sol en el firmamento,
como dice Lucas 1:78,79: “Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la
aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para
encaminar nuestros pies por camino de paz., que trae "a la luz la vida y
la inmortalidad", y 2Timoteo 1:10: “pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador
Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por
el evangelio”; donde Dios por su Espíritu Santo ilumina el miembro y el
substancia, como dice Hechos 26:18: “para
que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la
potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de
pecados y herencia entre los santificados”, y resplandece en el corazón, en
el rostro de Jesucristo, como dice 2 Cor 4:6: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es
el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de
la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”
Y las tinieblas no lo comprendieron. Ni serán comprendidas por ella, sino que la repelen, y
se rebelan contra la Luz, tal como dice Job 24:13: “Ellos son los que, rebeldes a la luz, Nunca conocieron sus caminos, Ni
estuvieron en sus veredas”; tratan de detenerla, como hacen los impíos, en Romanos
1:18: “Porque la ira de Dios se revela
desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen
con injusticia la verdad”; lo desprecia, como hizo Balaam el hechicero del
diablo, Números 24:1,2, cuando puso su rostro hacia el desierto y resolvió
maldecirlos como sea; lo odia, como los etíopes hacen con el sol naciente. (Heródoto)
Y así, la mañana es para los tales como sombra de muerte, tal como dice Job 24:17: “Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; Si son
conocidos, terrores de sombra de muerte los toman”; por haber nacido en el
infierno, no buscan otro cielo.”
GRANT OSBORNE
“Juan
introduce el dualismo oscuridad-luz en el versículo 5. La luz de Dios “brilla
en la oscuridad” a través del Verbo, basándose en Génesis 1:2–3: “La tierra era
un caos total, las tinieblas cubrían el abismo… Y dijo Dios: ¡Que exista la
luz!” La oscuridad aquí es mayor y más siniestra, ya que es la oscuridad del
pecado (como en Jn 3:19; 8:12; 12:35), pero como en Génesis, se ha sentido la
luz salvífica de Dios. A lo largo de Juan la
guerra entre la luz y la oscuridad se propaga.
Sin
embargo, Juan expresa la verdad eterna con claridad: “y las tinieblas no han
podido extinguirla”. Hay un debate aquí, para el verbo katelaben puede
significar ya sea “entender, comprender” (como en LBLA o NBLA) o “vencer,
extinguir” (como en NTV, DHH, NVI). El anterior se adaptaría a la influencia de
1:10, en el cual, el mundo no “reconocer” o “conoce” la luz verdadera. También
hay quienes creen que hay un doble significado aquí, como el mundo no entiende
la luz, por lo tanto, se opone a ella.
Si
bien esto es probablemente cierto, el objetivo principal en este contexto de
conflicto radica en la incapacidad de la oscuridad de hacer que la luz de la
convicción no brille en las vidas de aquellos con quienes el Espíritu se
encuentra (como en 12:35, “Caminen mientras tengan la luz, antes de que los
envuelvan las tinieblas”). A lo largo de este evangelio la luz de Cristo se
enfrenta a la oscuridad del pecado y obliga al pecador a tomar la decisión de
aceptar o rechazar la luz, y nada puede hacer que esa luz deje de brillar.”
J.C RYLE
“La
diferencia en los tiempos verbales empleados en este versículo es muy notable.
Acerca de la “luz” se emplea el tiempo presente: Resplandece ahora como ha
resplandecido siempre; sigue resplandeciendo. Acerca de las “tinieblas” se
emplea el tiempo pasado: No comprendieron la luz; nunca la han comprendido
desde el principio, no la han comprendido hasta la actualidad. La palabra
griega traducida como “prevalecer” [“comprender” en LBLA] es la misma que se emplea
en Efesios 3:18. En Hechos 4:14 se traduce como “decir en contra”; en Romanos
9:30 como “alcanzar”; en Filipenses 3:13 también; en Juan 8:3 como
“sorprender”, y en 1 Tesalonicenses 5:4 lo mismo.
En
este punto, merece atención el comentario de Bengel sobre todo el pasaje:
“En
los versículos 1 y 2 de este capítulo se hace mención de una situación anterior
a la creación del mundo; en el versículo 3 a la creación del mundo; en el 4, al
tiempo de rectitud del hombre; en el 5, al tiempo del declive del hombre y su
caída”.
No
puedo cerrar estas notas de los versículos iniciales del Evangelio según S. Juan
sin expresar mi profundo sentimiento de la completa incapacidad de cualquier
comentarista humano para entrar plenamente en las inmensas y sublimes verdades
que contiene el pasaje. Me he esforzado en arrojar algo de luz sobre el pasaje
y no he renunciado a excederme en la longitud media de estas notas debido a la
inmensa importancia de esta parte de la Escritura. Pero después de decir todo
lo que he dicho, me siento como si solo hubiera rozado ligeramente la superficie
del pasaje. Hay algo aquí que nada sino la luz de la eternidad revelará
plenamente.”
J. WALVOORD – R. ZUCK
“La
naturaleza de la luz es brillar y disipar
las tinieblas. Este versículo casi las personifica. La oscuridad no puede
prevalecer contra la luz. Por medio de esta idea, Juan resumió su evangelio:
(a) La luz invadirá el dominio de las
tinieblas. (b) Satanás, su gobernante, y sus súbditos resistirán la luz, pero no
podrán frustrar su poder. (c) El
Verbo resultará victorioso a pesar de la oposición.”
GARY BAUMLER
“La
vida y la luz están en el Verbo. En otras palabras: encontramos vida y luz sólo
cuando creemos en Cristo. Sin embargo, nosotros, los seres humanos, nos
resistimos a la verdad de Cristo debido al pecado. Algunos nunca ven la luz. De
una manera significativa Juan cambia al tiempo presente para decirnos “la luz
resplandece en las tinieblas”. La luz continúa brillando hoy en día. Sin
embargo, Juan agrega: “La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no
la dominaron.” El verbo “dominar” probablemente debe ser traducido como
“comprender”: Las tinieblas no comprendieron la luz (vea La Biblia de las
Américas).
¿Es
esto posible? ¿Acaso la luz no penetra automáticamente en la oscuridad y revela
la verdad? Nuestra mente puede quedar atrapada en los detalles del cuadro, y
eso puede llevar a algunas dificultades. Sin embargo, cuando recordamos el
cuadro completo, tenemos las respuestas. Tenga presente que la luz es la vida
que está en el Verbo o Palabra. Dicho de una manera más sencilla: la Palabra
trae la luz. No obstante, los que están en la oscuridad no pueden entender lo
que trae la Palabra y, por lo tanto, permanecen en la oscuridad. Precisamente
fue por eso que el oscuro mundo del pecado y de la incredulidad no pudo
entender que Jesús era el Cristo prometido. Ni siquiera los líderes religiosos
de Israel pudieron ver la luz y optaron por quedarse en la oscuridad. Ellos llegaron
hasta el extremo de crucificar al Verbo en un intento de silenciarlo para
siempre.
Algunos
de los que luchan con la imagen de las tinieblas que están “entendiendo” la
luz, nos ofrecen la explicación que encontramos en la Reina–Valera. La palabra
griega que probablemente se debe traducir como “comprender” posiblemente tiene
el significado de “dominar”. Usando esta traducción, algunos hacen énfasis en
la hostilidad que existe en esencia entre la luz y la oscuridad, y notan que la
oscuridad, o las tinieblas, no han podido vencer (“apagar”) la luz. Con este
significado, entendemos que al oponerse a Jesús y al llegar a crucificarlo, la
oscuridad no tuvo éxito en el intento de extinguir su luz. Él todavía
resplandece para nosotros.
Ambas
explicaciones son válidas, porque revelan la gloria de Dios en Cristo. Ambas
identifican la luz con la Palabra. La luz ahuyenta nuestros temores, revela el
amor salvador de Dios y nos guía por el camino que lleva a la vida eterna. Esa
luz hace que se desvanezcan la muerte y las tinieblas de la oscuridad, que nos llevan
al infierno. Esa luz ilumina el sendero que lleva al cielo y solamente se
encuentra en el Salvador.
Y
como los seres humanos por naturaleza se resisten a la verdad que hay en
Cristo, ¿de qué manera encuentran la luz y prosperan en la vida? Es una
tontería decirles a los que están separados, a los que están muertos y a los
que están entenebrecidos, que escojan la Palabra, la vida y la luz; ellos no tienen
elección. Así estábamos nosotros. Pero la Palabra ha venido a nosotros, nos ha
dado vida y ha llenado nuestra oscuridad con su luz. Ahora les debemos
presentar esta Palabra a otros, vivir la vida y dejar que la luz brille para
ellos. La Palabra dejará su huella, y el Espíritu Santo dará la fe y el
entendimiento.”
LEON MORRIS
“Como
opuesto de la luz, tenemos las tinieblas. La antítesis es natural tanto si lo
interpretamos como ir en contra de las tinieblas o como disipar las tinieblas.
La oposición entre la luz y las tinieblas es uno de los temas centrales de este
evangelio, una característica que comparte con los Manuscritos de Qumrán (Este
tema es tan importante en Qumrán que un escrito entero está destinado a cubrirlo,
La Guerra de los Hijos de la Luz con los
Hijos de las Tinieblas. y la idea está presente en muchos otros fragmentos
de los manuscritos). Pero de aquí no podemos extraer ninguna conclusión que
relacione el Evangelio con los manuscritos, dado que la antítesis se da de
forma natural, y dado que el tema era muy común en la Antigüedad.
Probablemente, la mayoría de religiones recoge este tema con mayor o menor
medida. Pero tanto en Juan como en Qumrán éste es un tema bien prominente.
Notemos
que Juan cambia de tiempo verbal. Hasta el momento solo ha usado el pasado,
pero ahora dice que la luz “brilla” (Beasley-Murray cree que esto es «extraño;
habla de la historia y del tiempo presente del evangelista. La luz del Logos
brilló en la oscuridad original en la Creación, y continuó presente en medio de
la oscuridad de la caída de la Humanidad; brilló con más esplendor en la gloria
del Dios encarnado; y sigue brillando en la era de la resurrección, que es la
era del Paracletos»). La luz está en acción continuamente. Brilla incluso
mientras Juan está escribiendo.
La
luz del mundo, “la luz de los hombres”, nunca cesa de brillar. En este punto no
nos importa el debate sobre si Juan se refiere al Cristo anterior a la
Encarnación, o al Cristo encarnado. Porque aquí no habla de la Encarnación,
sino del hecho de que si la luz brilla, es porque esa característica nace de su
propia esencia.”
FRANCIS MOLONEY
“Aunque
puede parecer contradictorio, tanto por la crucifixión al final de la historia
de Jesús como por la experiencia constante de la presencia del mal en el mundo,
la luz, que es la Palabra, sigue resplandeciendo. El autor introduce una forma
del verbo lambanan, «recibir», que aparecerá regularmente a
lo largo del evangelio para referirse a cómo la humanidad responde a la
revelación de Dios que acontece en Jesús. Las tinieblas no han sofocado la luz
(ou katelaben) Puede parecer que la
humanídad responde negativamente a la presencia de la vida y la luz, pero no es
este el caso. La luz sigue resplandeciendo en las tinieblas.”
NACAR – COLUNGA
“Instintivamente
se piensa en que estas “tinieblas” sean los hombres malos, hostiles a la luz.
Así lo interpretaron muchos autores, siguiendo a San Cirilo de Alejandría.
Pero,
frente a esta interpretación, hay otra, hoy generalmente seguida, y que valora
tanto las “tinieblas” como el verbo en un sentido muy distinto. Siguiendo a
Orígenes y a la mayor parte de los Padres griegos, se da al verbo katelaben el sentido de “cohibir”,
“sofocar”, “superar”, “vencer”. En efecto, Juan en estos versículos se sitúa en
una perspectiva atemporal, no se refiere precisámente al Verbo encarnado. Por
otra parte, las “tinieblas” del v.5 no pueden ser los hombres.
En
otros pasajes del mismo evangelio se dice que los “hombres” caminan en las
“tinieblas” (Jn 8:12; 12:35; 1 Jn 2:11), o que ellos permanecen en las
“tinieblas” (Jn 12:46; 1 Jn 2:9-11), o que las “tinieblas” amenazan sorprender
a los hombres (Jn 12:35); pero jamás se dice que los hombres sean las
“tinieblas”. Estas aparecen como un medio maldito en el cual los hombres pueden
sucumbir o ser echados (Mt 8:12; 22, 13; Col 1:13; 1 Pe 2:9). En los manuscritos de Qumrán hay un largo
fragmento que se titula “Guerra de los hijos de la luz y de los hijos de las
tinieblas” y en él se lee:
“En manos del Príncipe de la luz está el
gobierno de los hijos de la justicia, que caminarán por los senderos de la luz;
en manos del ángel de las tinieblas está el gobierno de los hijos de la
iniquidad, que caminarán por los senderos de las tinieblas.”
Por
el término de tinieblas no hay que pensar en los hombres incrédulos, sino en el mundo satánico, opuesto a Dios.
Hay aquí una alusión a un dato teológico recibido en el judaísmo: el combate del Mesías contra Satán.
A
esta misma conclusión llevan otras razones. Juan está imbuido en los “sapienciales.”
Y en ellos se dice que a la “Sabiduría no la vence la maldad” (Sab 7:30). El
mismo pensamiento se lee en las Odas de Salomón, en donde se dice que “la luz no
sea vencida por las tinieblas” (18:6).
El
pensamiento del evangelista es que esa “luz” del Verbo que luce en el mundo no
pudo ser “vencida” ni aplastada por los poderes del mal — demoníacos y
gobernadores del mal en los hombres — que influyen en el mundo en su lucha
contra la verdad y el misterio del Mesías. San Pablo dirá que nuestra lucha es
"contra dominadores de este mundo tenebroso" (Ef 6:12).”
SAMUEL P. MILLOS
“La
luz resplandeciente del Verbo irrumpe en el mundo donde las tinieblas de maldad
y pecado se manifiestan y en las que los hombres viven su vida de muerte y
pecado. La conjunción Kaἱ, ilativa y,
vincula la cláusula con lo que antecede y da continuidad al tema sin
interrupción. No cabe duda que las tinieblas no pueden retener la luminosidad que brilló en ellas.
La
luz aquí con artículo determinado no puede ser otra que el Verbo que dice de Él
mismo: "Yo soy la luz del mundo" (8:12). La presencia de las
tinieblas está siempre en contra de la luz, de forma especial cuando se trata teológicamente
de la luz de Dios que no sólo está en el Verbo, sino que es el Verbo mismo.
Juan está dando referencias trascendentes de la luz para lo cual utiliza el
presente del verbo Pὰίvῳ, brillar, resplandecer, de modo que esa luz brilló
siempre, como propiedad eterna de la luz, lo mismo que de la vida que dijo
antes que es la luz de los hombres y del mismo modo que el Verbo tiene vida en
sí mismo (v. 4).
Nunca
la vida estuvo separada de Él, por tanto la luz tampoco puede dejar de brillar,
a menos que deje de ser luz. Aunque indudablemente esa luz divina se manifestó
de forma presencial en la persona del Verbo encamado, Jesús de Nazaret, no
significa que por esa encarnación fuese dotado de luz, como tampoco lo fue de
vida, ambas cosas, luz y vida, subsisten en el Verbo eterno y le son propias
porque es Dios.”
SAN AGUSTIN
“Y la luz brilla en las tinieblas, y ellos no
la vieron. Lo que pasa, hermanos, al ciego colocado frente al sol, a saber:
que el sol está presente a él, pero es como si lo tuviera ausente, eso mismo es
lo que sucede al que está ciego en el corazón, como lo está todo necio, todo
inicuo y todo impío. Presente está la Sabiduría; pero para uno que es ciego
dista mucho de sus ojos; no que ella esté distante de él, sino que es él quien
está lejos de ella.
¿Qué
tiene, pues, que hacer éste? Purificar lo que tiene poder de contemplar a Dios.
A un hombre que no puede ver por la enfermedad y suciedad de sus ojos, debido
al polvo, humor y humo que en ellos ha caído, le dice el médico que haga
desaparecer del ojo todo obstáculo que le impida ver la luz de sus ojos. El
polvo, la pituita y el humo son los pecados y las inquietudes. Quita de tu
corazón todo esto y gozarás entonces de la presencia de la Sabiduría, que es
Dios, pues está escrito: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán
a Dios.”
WILLIAM HENDRIKSEN
“Al
igual que el sol en el cielo, esta luz resplandece en la promesa madre (Gn.
3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y
tú le herirás en el calcañar”), en el libro del Exodo con el cordero
pascual y todos los demás símbolos, en Levítico con las ofrendas que anuncian
el derramamiento de la sangre de Cristo, en Números con la serpiente levantada
en alto (Compare Números. 21:8: “Y Jehová
dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y
cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá”; con Juan. 3:14,15: “Y como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna), sí, en todos
los libros históricos, proféticos y poéticos de la antigua dispensación
anuncian a Cristo. Véanse, por ejemplo:
Gn.
49:10: “No será quitado el cetro de Judá,
Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se
congregarán los pueblos”; Dt. 18:15–18: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará
Jehová tu Dios; a él oiréis; conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en
Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi
Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. Y Jehová me dijo: Han
hablado bien en lo que han dicho. Profeta les levantaré de en medio de sus
hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo
que yo le mandare”; y muchos más tenemos como: 2 S. 7:12–14; Sal. 40:6, 7;
72; 110; 118; Is. 1:18; 7:14; 9:6; 11:1 y siguientes; 35:5; 40; 42:1–4; 53; 54;
55; 60; 61; 63; 65; Os. 11:8; Am. 5:4; Mi. 5:2; 7:18: Hag. 2:9; Zac. 9:9; 13:1;
Mal. 1:11.
Debemos
insistir, sin embargo, en que la luz no brilla sólo en estas profecías, promesas
e invitaciones, sino que lo hace también a través de toda la antigua
dispensación y en todo el Antiguo Testamento; igualmente lo hace en la nueva
dispensación y en todo el Nuevo Testamento, revelando a Dios en todos sus
gloriosos atributos. Aquella luz sigue resplandeciendo hoy en medio de las
tinieblas de este mundo.”
JAMES SMITH
“Como
la luz, Cristo no resplandeció sobre la tiniebla del mundo, sino en la
tiniebla. Se hizo carne, y habitó entre nosotros. Sus propias palabras son:
«Yo, la luz, he venido al mundo» (Jua_12:46). El propósito de la luz es vencer
a las tinieblas. El centro de estas tinieblas es el corazón humano. El Dios que
ordenó a la luz que resplandeciera en las tinieblas es Aquel que ha
resplandecido en nuestros corazones, para dar la luz del conocimiento de Dios
(2Co_4:6).
El EFECTO de su resplandecer. «Las tinieblas no la comprendieron» (RV1909). Se
emplean dos términos distintos aquí, uno en la RV y otro en la RVR77, que si se
toman separadamente exponen el doble resultado de este resplandecer de la
verdadera luz.
a.
Las tinieblas no
la comprendieron (RV1909). Las tinieblas de la voluntariosa
incredulidad permanecieron inconscientes del amanecer de este nuevo día: «no
conocieron el tiempo de su visitación» (Luc_19:42-44).
b.
Las tinieblas
no prevalecieron (RVR77). Gracias a Dios, en el caso de muchos
las tinieblas del pecado y del temor no pudieron vencer ni resistir el
brillante resplandor de su verdad. No importa lo densas que sean las tinieblas,
no pueden de ninguna manera prevalecer contra la pureza o el propósito de la
luz. La luz sigue resplandeciendo, pero los hombres pueden condenarse por amar
las tinieblas en lugar de la luz (Jua_3:19).”
COMENTARIO BTX IV EDICION
“No pudo extinguirla... La tiniebla no
puede comprender la luz ni
tampoco acogerla. Dentro del
simbolismo contextual, esta frase refiere claramente a Belial (2Co_6:14-15), el cual, con violencia, intenta prevalecer
contra Cristo. Se adelanta aquí el triunfo del Redentor: la tiniebla no pudo extinguir la Luz.”
MATTHEW HENRY
“La manifestación que hizo de Sí a los hijos
de los hombres. ¿A qué se debe el que los hombres tomen tan poca nota de
esta luz? A esto responde el Evangelista: La
luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella
(v. Jua_1:5). Vemos:
(A)
La manifestación del Verbo eterno al mundo caído, incluso antes de que se
encarnase: En las tinieblas brilla;
(a)
la Palabra eterna de Dios resplandece en medio de las tinieblas de la
conciencia natural, como un reflejo que todo hombre percibe de la santidad y
del poder de Dios;
(b)
la Palabra eterna de Dios brilló en la oscuridad de las profecías y promesas
del Antiguo Testamento. El que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz
(2Co_4:6) era Él mismo, desde hacía mucho, la Luz que resplandece en las
tinieblas.
(B)
La incapacidad del mundo degenerado para recibir esta luz: Y las tinieblas no
prevalecieron contra ella, es decir, no pudieron detener su avance. Esta parece
ser la mejor traducción contra los que traducen: Y las tinieblas no la
comprendieron aunque esta versión encaja mejor en el contexto de los versículos
Jua_1:9-10. Los judíos que tenían la luz del Antiguo Testamento no acertaron a
ver en Él a Cristo. Por eso, era menester que Cristo viniese no sólo a
rectificar los errores de los gentiles, sino también a mejorar las verdades de
los judíos.”
MARTIN LUTERO
“Es
decir, la luz brilla desde el principio del mundo. La Palabra de Dios se
predicó por doquier. Antes del Diluvio empezó a brillar con Adán y los demás patriarcas.
Así que recibió la promesa, el primero empezó a proclamar que Dios enviaría a
su Hijo a través de quien había creado el mundo, para aplastar la cabeza de la
serpiente, iluminar la humanidad y otorgar la vida eterna y la salvación.
Predicó a diario, pero las grandes multitudes del momento seguían sumidas en
las tinieblas. La Palabra brilló y extendió su luz por medio de sus sermones,
pero se burlaron y siguieron en la oscuridad. Resulta terrible contemplar cómo
Caín, su propio hijo, se tornó apóstata, asesinó a su hermano y estableció una
nueva iglesia. Desde los tiempos de Adán se sucedieron 900 años de abundante
predicación y sin embargo, tanto esfuerzo produjo frutos escasos apenas
coronados por unos escasos éxitos. Adán, el excelente predicador, habló en vano
a su hijo Caín y a todos sus descendientes.
En
tiempo de Noé, la luz brilló e iluminó nuevamente las tinieblas y los amados
patriarcas proclamaron al pueblo, con la mayor de las diligencias y esfuerzo la
promesa de la semilla de la mujer. Noé, que predicó durante 120 años antes del
Diluvio, fue una verdadera antorcha que brilló en el mundo, extendiendo entre
la gente la admonición más intensa y celosa a favor de que se arrepintieran y
escaparan del terrible y espantoso destino que les esperaba. Por este motivo,
san Pedro le llama «pregonero de justicia» (2Pe_2:5). Y sin embargo, consiguió
tan poco con el sermón y la luz que Dios había prendido en él, que el Señor se
vio obligado a enviar el Diluvio que ahogó al mundo. Su experiencia avala las
palabras de Juan: «las tinieblas no prevalecieron». Después del Diluvio,
continuó predicando durante 350 años, quizá más, pero cuanto más insistía, peor
se tornaba la gente. Ignoraron lo que los patriarcas Noé, Sem y Jafet les
dijeron y, encima, les hicieron víctimas de sus burlas. De ahí que estos
predicadores no consiguieran otra cosa sino que les ridiculizaran. Y como el
mundo rehusó creer persistentemente los avisos considerándolos poco menos que
fábulas, sufrieron el diluvio que los ahogó.
Más
tarde, cuando la idolatría dominaba el mundo, Dios llamó a Abraham y le hizo la
promesa de que en su descendencia (Cristo que, según la carne, iba a descender
de él) sería bendito entre todas las naciones de la tierra. También en aquel
tiempo la luz seguía brillando y no permanecía oculta ni muda, sino que
brillaba a través de él. Indudablemente, predicó incansable acerca de la
promesa de la Semilla, que aparecería para iluminar a los hombres y para
salvarlos del pecado y de la muerte. Pero las grandes multitudes, nuevamente
prefirieron quedarse en medio de las tinieblas. De hecho, Ismael, su propio
hijo, permitió que la luz brillara en vano e incluso la despreció.
La
misma promesa fue anunciada ardientemente por Isaac, pero Esaú, su primer hijo,
le fue indiferente, permaneció en las tinieblas y tenía en tan poca estima su
primogenitura que la vendió por un plato de comida (Gen_25:33; Heb_12:16).
Más
tarde, también testificaron todos los profetas iluminados por la Luz y
comunicando que la muerte sería destruida para siempre por Él (Isa_25:8), sería
herido por culpa de nuestras transgresiones, que por sus llagas seríamos
curados (Isa_53:5) y que ningún daño volvería a caer sobre nosotros porque su
expiación nos aportaría la justicia eterna. Sus escritos demuestran cuán poca
gente aceptó su testimonio y la recompensa que obtuvo por ello.
Y
finalmente, apareció Cristo, el mismo Señor, la auténtica Luz y la vida de la
humanidad, prendió la brillante antorcha que brilló con una luz gin
precedentes. Predicó con una elocuencia más elevada que la de cualquier escriba
de modo que los que le escuchaban «se maravillaban de las palabras de gracia
que salían de su boca» (Luc_4:22). Además, confirmó su mensaje con milagros y
la resurrección de los muertos. La luz perforó las tinieblas con sus rayos más
poderosos. Algunos fueron iluminados por ella y creyeron en El y en la vida
eterna. Sin embargo, la gran multitud continuó sumida en las tinieblas y lo
clavaron en la cruz. No sólo le rechazaron, sino que le crucificaron y lo
mataron junto a su brillante luz.
Más
tarde, les ocurrió lo mismo a sus discípulos y apóstoles. Levantaron la
antorcha de luz sobre el mundo; muchos fueron iluminados y se salvaron, pero el
emperador y los grandes de Roma, los sacerdotes, los escribas, los miembros del
consejo supremo de Jerusalén, así como los reyes y nobles de todas partes,
eruditos, sabios y la gran multitud, todos ellos la despreciaron, la
consideraron fábulas y cuentos de hadas y mentiras y necedades diabólicas, por
lo que persiguieron y mataron a los portadores de la luz.
Pero
¿cómo se recibe y acepta la Luz? Ninguno o al menos muy pocos, la aprecian y la
anhelan. En realidad, el mundo no quiere verla, oírla ni saber nada de ella,
sino que blasfema y abusa de aquellos a través de los cuales brilla. Por esta
razón, Cristo el Señor se lamenta personalmente en Jua_3:19 diciendo que a
pesar de que la luz ha llegado al mundo, el hombre prefiere las tinieblas.
Pablo
pronuncia un dictamen terrible en 2 Tesal. 2:10-11: «Por cuanto no recibieron
el amor de la verdad para ser salvos, por esto Dios les envía un espíritu
engañoso para que crean la mentira». Es como si dijera; «El mundo quiere ser
engañado, se apega a la mentira, desea vivir en medio de las tinieblas y al
mismo tiempo, reclama la luz cuando en realidad están sumidos en la ceguera».
No hay que ir muy lejos para encontrar numerosos ejemplos de esta realidad.
Vemos con nuestros propios ojos, que el mundo no puede soportar la luz. Y si
actualmente tolera y presta oídos a la Palabra, su efecto les dura el mismo
rato que gastan en ir a una misa cantada. A continuación no tardan en saciarse
y olvidarse de la Palabra y cuando oyen hablar constantemente de la fe en
Cristo, piensan: «Después de todo, ¿qué es la fe?»
Dejemos
que los espíritus cismáticos sigan empeñados en su nueva doctrina que no es
luz, sino fabricación y tinieblas humanas ya que el mundo lo prefiere. Las aves
del mismo plumaje van siempre juntas. Al mundo le gusta que le guíen y le
halaguen, se muestra amable y gruñe de placer como cuando se rasca la oreja a
una marrana. Y así, aleja sus oídos de la verdad y se inclina por las fábulas
(2Ti_4:4). La luz les deslumbra y no quieren permitirlo.
Explico
todo esto para que sepamos que la Luz, Cristo mismo, el Creador, ha sido desde
el principio del mundo. Iluminó, otorgó una promesa y un gran bien al mundo con
la creación y con su Luz, sin embargo, el mundo se niega a aceptarlo. Pero
aunque el diablo y el mundo ciego no toleren la preciosa luz, la persigan y la
blasfemen, la verdadera y eterna Luz brilla por la gracia y la verdad para el
beneficio del pequeño rebaño que es iluminado por ella. A pesar de la
ingratitud y el desprecio a la cual la somete la inmensa multitud, la luz no se
apaga.
Así
fue en tiempos del Diluvio y anteriormente, cuando Noé la mantuvo prendida a
pesar de los desprecios que recibió. Y al negarse a continuar siendo reprobados
por el Espíritu de Dios que hablaba a través de Noé, Dios envió el Diluvio que
ahogó toda la tierra y todo ser viviente pereció. Después, sin embargo, la luz
continuó brillando como antes a través de Sem, Cam y Jafet.”
ORIGENES
“Y
si la vida es lo mismo que la luz de los hombres, ninguno que está en las
tinieblas tiene vida, ni ninguno de los que viven está en las tinieblas. Y como
todo el que vive se encuentra en la luz, todo el que está en la luz vive a la
vez. Y bien, teniendo esto en cuenta podemos entender recíprocamente que la
muerte es lo contrario de la vida, y las tinieblas de los hombres lo contrario
de la luz de los hombres. De aquí que el que existe en las tinieblas está
también en la muerte, y que el que hace obras de muerte no puede subsistir más
que en las tinieblas. Por el contrario, aquél que hace cosas propias de la luz,
o aquél cuyas acciones brillan delante de los demás hombres, y el que se
acuerda de Dios, no está en la muerte,
según aquello que se dice en el Salmo: "No tiene parte en la muerte aquél
que se acuerda de ti" (Sal 6).
En
cuanto a que las tinieblas de los hombres y la muerte sean de naturaleza
semejante, no es asunto de este lugar. Nosotros éramos tinieblas en otro
tiempo, pero ahora somos luz en el Señor si somos santos y espirituales en
algún modo. Todo aquél que fue alguna vez tinieblas lo ha sido como San Pablo,
cuando fue capaz y apto de convertirse en luz en el Señor, etc. Además la luz
de los hombres es nuestro Señor Jesucristo, quien se ha dado a conocer por la
naturaleza humana a toda criatura racional e intelectual, como también ha
manifestado los misterios de su divinidad, por los que es igual al Padre, a los
corazones de los fieles, según aquellas palabras del Apóstol: "En otro
tiempo fuisteis tinieblas; pero ahora sois luz en el Señor". Di, pues:
"La luz luce en las tinieblas", porque todo el género humano, no por
su naturaleza sino por causa del pecado original, estaba en las tinieblas de la ignorancia de la verdad.
Más
Jesucristo resplandece en los corazones de los que le conocen después de nacer
de la Virgen. Y como hay algunos que todavía permanecen en las tinieblas
oscurísimas de la impiedad y de la perfidia, el Evangelista añade: "Mas
las tinieblas no la comprendieron". Como diciendo: "La luz
resplandece en la tinieblas de las almas fieles, partiendo de la fe y llevando
a la esperanza". Pero la ignorancia y la perfidia de los corazones
inexpertos no han comprendido la luz del Verbo de Dios que resplandece en la carne:
éste es el sentido moral. Y la teoría de estas palabras (o sea su examen o su
meditación), es de esta manera; la naturaleza humana, aun cuando no pecase, no
podría brillar por sus propias fuerzas, porque no es luz por naturaleza sino
que participa de la luz; es capaz de sabiduría, pero no es la sabiduría misma.
Así
como el aire no luce por sí mismo sino que se llama tinieblas, así nuestra
naturaleza, mientras se examina por sí misma, no es más que cierta sustancia
tenebrosa, capaz de participar de la luz de la sabiduría. Y así como el aire,
cuando recibe los rayos del sol, no se dice que brilla por sí mismo, sino que
la luz del sol resplandece en él, así la parte de nuestra naturaleza racional,
mientras participa de la presencia del Verbo de Dios, no conoce por sí misma a
su Dios ni las cosas comprensibles sino por la luz divina que se halla en ella.
Y la luz brilla así en las tinieblas, porque el Verbo de Dios, vida y luz de
los hombres, no cesa de lucir en nuestra naturaleza, que considerada y estudiada
no es más que cierta oscuridad informe. Y como esta misma luz es incomprensible
para toda criatura, las tinieblas no la comprendieron.”
CHARLES SPURGEON
“Nuestra
luz verdadera, Jesucristo fue la Luz verdadera en oposición al lino humeante de
la tradición. ¡Escuchen a esos rabinos! Se creen que son la luz del mundo. Su
sofisma es una contienda interminable de palabras; su Investigación no merita
tu estudio; su conocimiento no merita a los entendidos. Ellos pueden decirte
exactamente cuál es el versículo que está en el medio de la Biblia y cuál es la
letra central en la palabra central. Discutían sus paradojas hasta volverse
tontos. Refinaban sus sutilezas hasta que la doctrina acababa en la duda; la
verdad simple se degradaba a una tonta charla sin sentido; sus traducciones de
las Escrituras eran una parodia y sus comentarios un insulto al sentido común.
Pero
Cristo, la Luz verdadera y celestial, apaga todas tus luminarias terrenales. El
rabino judío, el filósofo griego, el padre eclesiástico y el pensador teológico
moderno son meteoritos que se disuelven en la bruma. Mediante sus tradiciones o
conjeturas anulan la Palabra de Dios. Cree lo que dijo Jesús y lo que pensaban
sus apóstoles y lo que te revela su propia Palabra: Cristo es la Luz verdadera.”
W. PARTAIN – B. REEVES
“Muchos
viven preocupados por las tinieblas que parecen cubrir la tierra, pero para
Juan lo importante era que las tinieblas no podían apagar la Luz. Herodes no
podía. Pilato no podía. Los judíos no podían (¿qué fue el efecto de sus
esfuerzos en contra de la iglesia según Hechos de los Apóstoles?) Jesucristo es
la Victoria Suprema sobre las tinieblas. La luz de la cruz puede alumbrar a
toda la humanidad.”
WILLIAM BARCLAY
“Aquí
nos encontramos con otra de las palabras clave de Juan: oscuridad (skotos, skotía). Esta palabra aparece siete veces en el
evangelio. Para Juan había una oscuridad en el mundo que era tan real como la
luz.
(1)
La oscuridad es hostil a la luz. La
luz brilla en la oscuridad, que, por mucho que lo intente, no puede
extinguirla. El hombre pecador ama la oscuridad y odia la luz, porque la luz
descubre demasiadas cosas.
Puede
que aquí Juan haya tomado prestado un pensamiento. Como sabemos, estaba dispuesto
a salir y a adoptar ideas nuevas si así podía presentar y ofrecer el Evangelio
a los hombres. La gran religión persa, el zoroastrismo, tenía por entonces una
gran influencia en el pensamiento de muchos. Creía que había dos grandes
poderes opuestos en el universo: el dios de la luz y el de la oscuridad, Ormuz y Ahrimán. Todo el universo era el
campo de batalla en el conflicto eterno y cósmico entre la luz y la oscuridad;
y tenía una importancia suprema en la vida qué lado se escogía.
Así
que Juan está diciendo: «A este mundo ha venido Jesús, la luz del mundo; hay
una oscuridad que tratará de eliminarle, de desterrarte de la vida, de
extinguirle. Pero hay un poder en Jesús que es invencible. La oscuridad Le
puede odiar, pero nunca se librará de Él.» Como se ha dicho en verdad: «Toda la
oscuridad del mundo no puede extinguir la lucecita más pequeña. La luz
inconquistable vencerá al fin a la oscuridad hostil. Juan está diciendo:
«Elegid vuestro bando en el conflicto eterno, y elegid bien:»
(2)
La oscuridad representa la esfera natural
de todos los que odian el bien. Son las personas que hacen el mal las que
temen a la luz (3:19s). Los que tienen algo que esconder aman la oscuridad;
pero es imposible esconderle nada a Dios. Su reflector barre la oscuridad y
descubre los males que acechan en el mundo.
(3)
Hay algunos pasajes en los que la
oscuridad parece representar a la ignorancia, especialmente esa ignorancia
voluntaria que rechaza la luz de Jesucristo. Jesús dice: " Yo soy la
luz del mundo; el que me sigue no andará en la oscuridad (8:12). Les dice a Sus
discípulos que la luz no estará con ellos más que un tiempo; que anden en la
luz; porque si no, viene la oscuridad, y el que anda en la oscuridad no sabe
adónde va (12:35). Jesús dice que vino con Su luz para que los hombres no
tuvieran que vivir en la oscuridad (12:46). Sin Jesucristo nadie puede
encontrar o ver, el camino. Es como el que va con los ojos vendados o es ciego.
Sin Jesucristo, la vida se pierde. Goethe, cuando estaba muriendo, pedía:
"¿Luz, más luz!” Y uno de los
antiguos líderes escoceses les decía a sus amigos cuando estaba ya al final:
«Encended el candil para que vea para morir.» Jesús es la luz Que le enseña a
uno el camino, y que le ilumina el camino para que pueda dar cada paso.
Hay
lugares en los que Juan usa esta palabra oscuridad en sentido figurado. La usa
a veces refiriéndose a algo más que la falta de la luz terrenal. Nos habla de
Jesús andando sobre el agua. Nos cuenta que los discípulos se habían embarcado
en su barca y estaban cruzando el lago sin Jesús; y entonces dice Juan: «Y la
oscuridad ya había caído, y Jesús todavía no había venido a ellos» (6:17). Sin
la presencia de Jesús, no había nada más que la oscuridad amenazadora. Nos
cuenta la mañana de la Resurrección, y las horas que precedieron al momento en
que los que habían amado a Jesús se dieron cuenta de que se había levantado de
los muertos. Empieza la historia: «Ahora, el primer día de la semana, María
Magdalena vino temprano, cuando estaba todavía oscuro» (20:1). Ella estaba
viviendo en aquel momento en un mundo que ella pensaba que había eliminado a
Jesús; y un mundo así estaba oscuro. Cuenta la historia de la última Cena.
Cuenta que Judas se tomó el bocado que le dio Jesús y salió a llevar a cabo su
terrible tarea y hacer los preparativos para traicionar a Jesús; y dice, con
una especie de simbolismo terrible: «Así que, después de tomar el bocado, salió
inmediatamente; y era de noche» (13:30). Judas salía a la noche de una vida que
había traicionado a Cristo.
Para
Juan, una vida sin Cristo era una vida en la oscuridad. La oscuridad quiere
decir la vida sin Cristo, y especialmente para los que le han vuelto la
espalda.”
ISAAC AMBROSE
“Te
suplico, te lo ruego; es un mensaje que tengo de Dios para sus almas, para que miren a la Luz del Mundo, Jesús;
por tanto, pongan su corazón en todas las palabras que les testifico hoy,
porque no es cosa vana, sino para sus vidas. ¡Oh! ¡Qué tengo que necesitar para
persuadir vuestros corazones para que miren a Jesús! ¿No es tu Jesús digno de
esto? ¿Por qué, pues, ya no piensas en él? ¿Por qué no están siempre con él
vuestros corazones? ¿Por qué sus deseos más fuertes y sus delicias diarias no
están en el Señor Jesús y querer estar con él? ¿Cuál es el problema? ¿No te
dará Dios permiso para acercarte a esta luz?
¿No
permitirá que sus almas prueben y vean? Entonces, ¿por qué están estas palabras
en el texto? ¿Por qué entonces llora y dobla su llanto? "¡Mírame!
¡Mírame!" ¡Ah! corazones viles! ¡Cuán deliciosa e incansablemente podemos
pensar en la vanidad! ¡Cuán libremente y con qué frecuencia podemos pensar en
nuestros placeres, amigos, sí, en nuestras miserias, agravios, sufrimientos y
temores! ¡Y qué! ¿No está Cristo en todos nuestros pensamientos?
Cristianos,
aparten sus pensamientos de todas las vanidades terrenales, y doblen sus almas
para estudiar a Cristo; acostúmbrense a tales contemplaciones, y no permitan
que esos pensamientos sean raros o superficiales, sino que se asienten en
ellos, habiten allí, bañen sus almas en esos placeres, empapa tus afectos en
esos ríos de placeres, o más bien en el mar de la consolación. Tengan sus ojos
puestos continuamente en Cristo, la Luz del mundo.”
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