EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1
VERSICULO 26 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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Juan
les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; más en medio de vosotros está
uno a quien vosotros no conocéis. |
Yo
bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen, |
Juan
les respondió diciendo: Yo bautizo en agua, pero en medio de vosotros está de
pie uno que no conocéis, |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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απεκριθηG611
V-ADI-3S αυτοιςG846 P-DPM οG3588 T-NSM ιωαννηςG2491 N-NSM λεγωνG3004
V-PAP-NSM εγωG1473 P-1NS βαπτιζωG907 V-PAI-1S ενG1722 PREP υδατιG5204 N-DSN
μεσοςG3319 A-NSM δεG1161 CONJ υμωνG4771 P-2GP εστηκενG2476 V-RAI-3S ονG3739
R-ASM υμειςG4771 P-2NP ουκG3756 PRT-N οιδατεG1492 V-RAI-2P |
απεκριθη G611:V-ADI-3S Respondió
αυτοις G846:P-DPM a ellos ο G3588:T-NSM el ιωαννης G2491:N-NSM Juan λεγων
G3004:V-PAP-NSM diciendo εγω G1473:P-1NS Yo βαπτιζω G907:V-PAI-1S estoy
sumergiendo εν G1722:PREP en υδατι G5204:N-DSN agua μεσος G3319:A-NSM en
medio υμων G4771:P-2GP de ustedes εστηκεν G2476:V-RAI-3S ha puesto de pie ον
G3739:R-ASM a quien υμεις G4771:P-2NP ustedes ουκ G3756:PRT-N no οιδατε
G1492:V-RAI-2P han sabido |
respondit eis Iohannes
dicens ego baptizo in aqua medius autem vestrum stetit quem vos non scitis |
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KJV |
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John answered them,
saying, I baptize with water: but there standeth one among you, whom ye know
not; |
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TCB |
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Yo
bautizo con agua. Mat_3:11; Mar_1:8;
Luc_3:16; Hch_1:5; Hch_11:16. A
quien vosotros no conocéis. Jua_1:10,
Jua_1:11; Jua_8:19; Jua_16:3; Jua_17:3, Jua_17:25; Mal_3:1, Mal_3:2; 1Jn_3:1. |
COMENTARIOS:
JONATHAN EDWARDS
“¿Qué
puede entenderse por esto, sino la predicación de que los hombres ahora deben
volverse rápidamente a Dios, mediante el verdadero arrepentimiento y la fe en
el Salvador prometido, y venir y confesar sus pecados, y declarar abiertamente
este arrepentimiento para con Dios y la fe en el Cordero de Dios? y que deben
confirmar y sellar esta su profesión por el bautismo, así como también recibir
el sello de la voluntad de Dios para perdonar los pecados de aquellos que
tienen esta fe y arrepentimiento.
En
consecuencia, se nos dice, la gente vino y fue bautizada por él, confesando sus
pecados, manifestando y profesando ese tipo de arrepentimiento y fe que él
predicaba. No tenían noción de ningún otro tipo de arrepentimiento en sus cabezas,
que pudieran suponer que Juan los llamara a profesar en el bautismo, pero esto acompañado
de fe en el Cordero a quien los llamó a contemplar; porque no les predicó otro.
El pueblo que Juan bautizó profesó tanto el arrepentimiento para la remisión de
los pecados como la fe en el Mesías; como es evidente en Hechos 19:4-5. "Juan, de cierto, bautizó con el bautismo de
arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyera en el que vendría después de
él"; es decir, en Cristo Jesús. "Cuando oyeron esto [la predicación
de Juan], se bautizaron en el nombre del Señor Jesús.”
SAN JUAN CRISOSTOMO
“¿Qué
podían añadir los judíos para rebatir esos argumentos? Éstos conforman contra
ellos una acusación sin atenuantes, una sentencia condenatoria sin posibilidad
de apelación. Fueron ellos mismos los que emitieron su propio veredicto
condenatorio. ¿Cómo y por qué razón? Consideraban ellos al Bautista digno de fe
y tan veraz que era menester creerlo no sólo cuando hablaba de otros, sino
también cuando se refería a sí mismo. Si no hubieran mantenido esa opinión, no
le habrían enviado personas con el encargo de hacerle preguntas que le atañían
directamente. Por lo demás, bien sabéis que sólo a los más veraces de entre nosotros
les concedemos crédito cuando hablan de sí mismos. Y no es ése el único
argumento que los reduce al silencio, sino también la misma intención con que
lo atacaron.
Porque
primero se presentan a él con gran entusiasmo y luego cambian sus sentimientos.
Aludiendo precisamente a eso, decía Cristo: El
era la lámpara que ardía en las tinieblas, pero vosotros sólo un instante
quisisteis gozar de su luz. Su respuesta lo hacía aún más digno de crédito:
Quien no busca su propia gloria es veraz
y no hay en él injusticia, está escrito. Verdaderamente, el Bautista no
buscó su propia gloria, sino que les remitió a otro.
Quienes
le habían sido enviados habían sido elegidos entre los más dignos de fe y
respetables en razón de sus cargos, de suerte que no cabe invocar ningún
atenuante para disculpar su incredulidad en Cristo. ¿Por qué no habéis creído
lo que san Juan decía de Él? Y, sin embargo, fuisteis vosotros mismos quienes
enviasteis a preguntarle a las personas más respetadas entre vosotros. Es más,
vosotros mismos le preguntasteis a través de ellos, vosotros mismos
escuchasteis las respuesta del Bautista. Vuestros emisarios hicieron el interrogatorio
más minucioso, pusieron a prueba a su interlocutor de todos los modos posibles
y sacaron a relucir los nombres de todos los personajes a propósito de los
cuales hacíais vuestras conjeturas. Y con todo, él, con grandísima nobleza,
confesó no ser el Cristo, ni Elias ni el profeta.
Y
no contento con eso, os explicó quién era y cuál la naturaleza de su bautismo:
que se trataba de algo pequeño y de poca importancia, nada más que agua. Puso,
además, de relieve la superioridad del bautismo de Cristo y citó la autoridad
de Isaías, quien ya mucho tiempo antes se había referido a ambos, llamando a
uno el Señor y a otro su siervo, ejecutor de sus órdenes. Después de todo eso,
¿qué más debería haber hecho para que creyerais en Aquel en favor del cual se
atestiguan todas esas cosas, para que lo adorarais y lo proclamarais Dios?
Las
virtudes y la sabiduría del testigo eran, además, una prueba evidente de que
cuanto testimoniaba era la más pura verdad y que no provenía de la adulación.
Así se veía claramente, porque nadie prefiere a su prójimo antes que a sí mismo,
y menos aún, cuando cuenta con la posibilidad de obtener algún honor para sí,
lo cede a los demás, especialmente tratándose de un honor tan grande. Por eso,
si Cristo no hubiera sido Dios, san Juan nunca habría atestiguado eso acerca de
Él. Si porque superaba infinitamente a su naturaleza rechazó ese honor, mucho
menos se lo habría atribuido a una naturaleza inferior a la suya.
Pero en medio de vosotros hay uno al que
no conocéis. Dijo eso porque Cristo,
como es natural, estaba confundido entre la multitud, como uno más del pueblo,
para así enseñar el desprecio del fasto y el lujo. Y por conocimiento ha de
entenderse aquí una información precisa y exacta acerca de su persona y su
origen. La frase el que viene detrás de
mí la repitió a menudo, como si quisiera decir: no creáis que todo consiste
en mi bautismo. Si éste fuera perfecto no vendría otro detrás de mí trayendo un
nuevo bautismo. El mío es una especie de preparación para el que vendrá luego.”
A.T ROBERTSON
“Juan
ya había bautizado a Jesús y lo había reconocido como el Mesías. A quien
vosotros no conocéis (hon humeis ouk oidate).
Ésta
era la trágica situación (1:11). Aparentemente, esta asombrosa declaración no
suscitó nuevas preguntas por parte del comité.”
A.W PINK
“Entre vosotros está uno a quien no conocéis".
Como esta expuesta ¡La condición de
Israel! ¡Cómo reveló esto su ignorancia espiritual! Y cuán trágicamente
cierto, en principio, es esto hoy, Incluso en esta tierra llamada cristiana,
aunque muchos han oído hablar de Cristo, sin embargo, en cuántos círculos, sí,
y también en círculos religiosos, podemos decir: "¡hay uno entre ustedes,
a quien ustedes no conocen!" ¡Oh, la ceguera espiritual del hombre
natural! Cristo, por Su Espíritu, está en medio de muchas congregaciones,
invisible y desconocido.”
DAVID GUZIK
“El
bautismo de Juan demostraba una disposición humilde de arrepentirse, ser
purificado, y prepararse para la venida del Mesías. Sin embargo el bautismo de
Juan no daba nada para ayudar a alguien a
mantenerse limpio. La obra de Jesús y su bautismo del Espíritu Santo representa
más que el bautismo de Juan.
1.
El pueblo judío en el tiempo de Juan practicaban el bautismo. Era resultado de
las purificaciones ceremoniales, pero solo para gentiles que querían volverse
judíos. Al someterse al bautismo de Juan, un judío tenía que identificarse con
los gentiles convertidos. Esta era una señal genuina de arrepentimiento.
2.
“No es improbable que el bautismo de Juan siguiera un patrón de bautismo prosélito,
el cual requería de renuncia a todo mal, inmersión completa en el agua, y luego
revestirse como un miembro de la santa comunión de los que guardan la ley.”
(Tenney)
3.
“La novedad en el caso de Juan y la trampa detrás de la práctica era que él aplicaba
a los judíos la ceremonia que era considerada apropiada en el caso de los
gentiles que recién llegaban a la fe… el poner a los Judíos en la misma clase
era horrible.” (Morris).”
LUIS PALAU
“Juan
con su prédica proclamaba la presencia del pecado, y explicaba que su bautismo
en agua era símbolo de otro bautismo que
habría de venir. Juan estaba diciendo: “Yo bautizo para aclarar que viene
otro detrás de mí, y ese otro es Jesús, que vino y ha hecho la obra de
salvación.” Juan reconocía que su misión era anunciar la de uno más grande, uno
que tenía en sí el poder para bautizar en el Espíritu Santo. Somos bautizados
por un solo Espíritu (1 Co. 12:13). Es importante reconocer que el bautismo en
agua es un símbolo del bautismo en el Espíritu Santo.”
JUAN CALVINO
“Esto
debería haber bastado en abundancia para corregir su error, pero una reprimenda
que de otra manera sería clara no beneficia al sordo; porque, cuando los envía
a Cristo, y declara que Cristo está presente, esto es una prueba clara no solo
de que fue divinamente designado para ser un
ministro de Cristo, sino de que él es
el verdadero Elías, quien es enviado para testificar que ha llegado el
momento de la renovación de la Iglesia. Aquí hay un contraste que no se expresa
completamente; porque el bautismo espiritual de Cristo no se contrasta
expresamente con el bautismo externo de Juan, pero esta última cláusula sobre
el bautismo del Espíritu podría ser fácilmente suministrada, y poco después
ambos son establecidos por el evangelista.
Esta
respuesta puede reducirse a dos cabezas: primero, que Juan no reclama nada para
sí mismo sino lo que tiene derecho a reclamar, porque tiene a Cristo como Autor
de su bautismo, en el que consiste la verdad del signo; y, en segundo lugar,
que no tiene nada más que la administración del signo exterior, mientras que
todo el poder y la eficacia está en manos de Cristo únicamente. Así defiende su
bautismo en la medida en que su verdad dependa de cualquier otra cosa; pero, al
mismo tiempo, al declarar que no tiene el poder del Espíritu, exalta la
dignidad de Cristo, para que los ojos de los hombres estén fijos en Jesús
solamente. Ésta es la moderación más alta.”
JOHN MACARTHUR
“Juan
les respondió de nuevo quitando su atención de él y dirigiéndola a Cristo. En
lugar de defender su ministerio bautismal, tan solo reconoció sus limitaciones
cuando dijo: “Yo bautizo con agua”.
Luego,
cuando les declaró: “Mas en medio de
vosotros está uno a quien vosotros no conocéis”, volvió a llevar su
explicación de vuelta a aquel de quien él daba testimonio. El Antiguo
Testamento hablaba de la limpieza espiritual y su relación con la venida del
Mesías (Ez. 36:25, 33; 37:23; Zac. 13:1). Por tanto, los judíos bautizaban
prosélitos convertidos al judaísmo, pero Juan estaba bautizando a los judíos.
Eso escandalizaba a los líderes religiosos, quienes consideraban que los judíos
ya eran el pueblo de Dios y no necesitaban el bautismo. Pero quienes se
sometían al bautismo de Juan reconocían con ello que su pecado los había puesto
fuera del pacto de salvación de Dios y no eran mejores que los gentiles.
Entonces
Juan los bautizaba como una expresión pública de su arrepentimiento (Mt. 3:6,
11), en preparación para la venida del Mesías. Su bautismo era otra característica
de su testimonio de Jesucristo, el Mesías, quien ya estaba en medio del pueblo,
aunque ellos no lo conocían y nunca lo harían (1:10).”
JOHANNES BRENZ
“Yo bautizo con agua. Es decir, lo que
hago, lo hago por la autoridad de Dios, como lo confirma el testimonio de
Isaías. Y leemos: La palabra del Señor le fue dada a Juan, es decir, una
palabra que le mandó por la autoridad de Dios a predicar un bautismo de
arrepentimiento. Por tanto, el hecho de que yo bautice con agua no se debe a mi
temeridad o arrogancia, sino al mandato de Dios. Mi enseñanza y mi bautismo,
sin embargo, no son más que una preparación y una mortificación que miran hacia
una futura justificación.
Pero
hay otro que ahora vive entre ustedes que
es despreciado como desconocido. Él es un verdadero Salvador y dador de
vida, a quien no conoces, es decir, a quien tratas con desprecio y cuyas
enseñanzas consideras heréticas; es un hombre al que consideras vil. Sin
embargo, es tan grande que reconozco que soy completamente indigno de desatar
los cordones de sus zapatos. Como dice el refrán, no soy digno de tenderle un
orinal.
Cuando
escuche el bautismo de Juan, no piense sólo en la inmersión de agua, mas bien
piense en todo el oficio, y el deber de Juan. Porque el bautismo incluye tanto
la enseñanza como el sumergirse en agua, por lo que las personas fueron consagradas al arrepentimiento. Creo que
el bautismo de Juan y el bautismo de Cristo no fueron diferentes en términos de
la ejecución externa y el ritual. La diferencia entre los dos debe buscarse
únicamente en la enseñanza.
La
enseñanza de Juan define el bautismo de Juan. Y es justamente por la enseñanza de
Cristo que debe considerarse el bautismo de Cristo. La enseñanza de Juan
mortifica y se prepara para la justificación mediante la predicación de la ley.
Por tanto, su bautismo es sacramento de mortificación y futura justificación.
El bautismo de Cristo da vida y justifica al creyente. En consecuencia, su
bautismo es un sacramento de vivificación y justificación. Porque tales cosas
se convierten en sacramentos cuando una palabra unida a un sacramento promete o
proporciona ciertas cosas.”
ALBERT BARNES
“Juan
admitió que había introducido un cambio importante en los ritos de la religión
y continúa diciéndoles que eso no es todo.
Pronto tendrían lugar cambios mayores e importantes sin su autoridad. El Mesías
estaba por venir, y el poder estaba a punto de partir de sus manos. Allí está
uno. Hay uno entre vosotros. En medio de ti. No se distingue entre la
multitud. El Mesías había ya venía, y estaba a punto de manifestarse al pueblo.
No
fue hasta el día siguiente (Jn. 1:29) que Jesús fue manifestado o proclamado
como el Mesías; pero no es improbable que estuviera entonces entre la gente que
estaba reunida cerca del Jordán y se mezclara con ellos, aunque no se
distinguía. Probablemente había ido allí con las multitudes que habían sido
atraídas por la fama de Juan, y había ido sin llamar la atención, aunque su
objetivo real era recibir el bautismo de esta manera pública, y ser exhibido y
proclamado como el Mesías.
Por
lo tanto, podemos aprender:
1er.
Que a menudo hay cosas buenas y excelentes de Dios, asi como su presencia misma
en el mundo que pasa de manera indistinguible y desconocida. Jesús fue cerca de
toda esa gente, pero no estaban conscientes de su presencia, porque estaba
retirado. Aunque era el personaje más grande del mundo, no se distinguía
externamente de los demás.
2do.
Jesús puede estar cerca de los hombres del mundo, pero ellos no lo conocen. El
está en todas partes por su Espíritu, pero pocos lo conocen, y pocos desean
conocerlo.”
GRANT OSBORNE
“Juan
podría haber respondido al contrastar el bautismo en agua con el bautismo en
Espíritu (véase Mt 3:11; Mr 1:7–8; Lc 3:16), pero en lugar de eso se compara a
sí mismo con el mayor (Jn 1:15), alguien a quien ellos “no conocen” o reconocen. Hay un doble significado aquí: En cierto
nivel habían visto a Jesús y no se dieron cuenta quien era él, pero en un nivel
más profundo esta es una alusión de vuelta a 1:10–11, donde “no conocerlo” quiere decir uno que han
rechazado y que no quieren conocer. Ellos creen que están tomando la autopista como religiosos expertos, pero Juan
está, en efecto, diciéndoles que son
parte del mundo y necesitan, por lo tanto, el bautismo del arrepentimiento.”
J.C RYLE
“La
respuesta de Juan el Bautista aquí constatada es muy elíptica, y el significado
pleno de sus palabras se debe obtener de otros lugares. Parece que dice: “Yo no
bautizo por mi propia autoridad, sino por comisión de Uno mucho más alto que
vosotros o que yo. Solo bautizo con agua, no pretendo hacer discípulos para mí
mismo, sino para mi Señor. No constituyo un partido. No pido a los hombres que
me sigan. Les digo a todos aquellos a quienes bautizo que crean en Aquel que es
Poderoso y que viene detrás de mí. Yo solo soy siervo de Uno mucho mayor que yo
que está ya ahora en medio de vosotros si tenéis ojos para verle. Él está tan
por encima de mí en naturaleza y en dignidad, que no soy digno de ser su más
humilde servidor. Él puede bautizar corazones y cumplir las promesas acerca del
Mesías a las que vosotros hacéis referencias superficiales. Mientras tanto, yo
solo bautizo con agua a todos aquellos que profesan arrepentimiento y
disposición a recibir a mi Señor: bautizo por otro, no por mí mismo”.
[En medio de vosotros está uno]. Tengo
mis dudas de que estas palabras signifiquen literalmente: “En medio de la
multitud de los que me estáis escuchando hay uno”. Prefiero el sentido: “Hay
uno que vive y mora entre vosotros, en esta tierra de Judea. Uno que es mayor
que yo”. Creo que este es el sentido por las palabras del versículo 29 —“vio
Juan a Jesús que venía a él”—, que parecen indicar que no estaba con él el día
anterior. El pensamiento parece paralelo al contenido en las palabras: “El reino
de Dios no vendrá con advertencia”. “Vendrá súbitamente a su templo el Señor a
quien vosotros buscáis” (Malaquías 3:1; Lucas 17:20). Todo señala la misma
verdad: que, cuando el Mesías vino por primera vez, vino en silencio, sin hacer
ruido, sin hacerse notar, sin que la nación de los judíos lo supiera; de manera
que estaba en medio de ellos y, no obstante, no eran conscientes de su
presencia.
La palabra griega traducida como “está” aparece en tiempo perfecto y se podría haber traducido literalmente “ha estado”, es decir, “ha estado por algún tiempo y sigue estando”. El Mesías ha venido y está presente. Bengel lo traduce así: “Ha ocupado su lugar”. La idea que he afirmado acerca del significado de la palabra “está” es sostenida por Parkhurst, quien la define como “ser o vivir” y cita Juan 6:22 como un ejemplo paralelo. Pearce adopta la misma postura y cita Hechos 26:22. Jansen lo traduce así: “Ha conversado entre vosotros, como cuando se sentó entre los doctores” en el Templo. Aretius lo traduce así: “Está presente en la carne y caminando por Judea”.
[A quien vosotros no conocéis]. Esto
parece querer decir no solo que los judíos no conocían a Jesús el Mesías de
vista, sino que no tenían conocimiento espiritual de Él y de la verdadera
naturaleza de su labor como Salvador de los pecadores: “Buscáis un Mesías
vencedor y que reina. No conocéis al Mesías sufriente que vino para ser cortado
y ser crucificado por los pecadores”. Bengel comenta que Juan aquí “se está
dirigiendo especialmente a los habitantes de Jerusalén que no habían estado presentes
en el bautismo de Jesús. Y él estimula sus deseos de que estén deseosos de
estar al corriente de su existencia.”
LEON MORRIS
“La
respuesta de Juan hace referencia a Jesús, cumpliendo así con su misión. El
pronombre “yo” es enfático (del mismo
modo que también lo es “vosotros”);
lo único que él hace es bautizar en agua. Después de eso, lo normal sería que
hablara de otro tipo de bautismo, como el
Bautismo en el Espíritu Santo, que sí aparece en los Sinópticos. Pero
nuestro evangelista pasa a hablar de la grandeza de Jesús, y da por acabado el
tema del Bautismo.
No
por ello podemos concluir que Juan no viera la importancia del bautismo que él
realizaba. Sí la veía, y lo que hace no es despreciarlo. Pero ese bautismo no
era un fin en sí mismo. El propósito de ese bautismo era hacer que la gente
estuviera preparada para recibir a Cristo (v. 31). El único interés de Juan es
dar testimonio de Cristo. Así que les dice a sus interrogadores que el Grande está entre ellos, aunque no le
reciben (cf. v. 11), y les repite que ha de venir después de él (v. 15).”
SAMUEL P. MILLOS
“egw baptizo en udati Juan reconoce
lo que estaba haciendo, de modo que en la respuesta acepta la acusación que le
hacían: yo bautizo en agua. Es
interesante apreciar la preposición de dativo en, que debe traducirse
en, incluso dentro de, y no tanto con
agua. En esa puntualización de Juan se aprecia que el bautismo que practicaba con agua, lo hacía en agua, es decir, por inmersión en el agua del Jordán, de ahí que
buscaba un lugar donde hubiera abundancia de agua. Juan se limitaba a aplicar
la señal correspondiente al
arrepentimiento. Quienes venían a su bautismo y confesaban su condición, se
identificaban mediante un bautismo de agua, simbólicamente en sentido de limpieza
del pecado. Con eso responde a la acusación velada que le hacían los fariseos,
como si les dijese yo no me excedo en lo
que hago, pero tampoco necesito autorización
para hacerlo puesto que me avala la Escritura y lo que en ella se establece
para purificación personal.
Ese
bautismo en agua no produce una limpieza espiritual del pecado, pero tras él
venía uno que era antes de él porque era primero y ese sería quien podía limpiar
el pecado de quienes creyesen en Él. Juan les dice que ya estaba delante de
ellos, pero también les advierte que aunque le estuviesen viendo no le conocerían, mejor no le reconocerían. El Mesías que aquellos
esperaban era el liberador, el que
vendría glorioso para establecer el reino, con el que, conforme a la esperanza
judía encumbraría a Israel sobre las naciones. Jesús se manifestará humilde, en semejanza del hombre,
cumpliéndose la profecía de Isaías que predecía la falta de aprecio por no
tener el atractivo que se habían imaginado que debía tener el Mesías cuando
viniese (Is. 53:2).”
ALFRED WIKENHAUSER
“Mas en medio de vosotros está uno a quien
vosotros no conocéis…. Es un hecho que el esperado Mesías está ya presente
en medio de ellos; en consecuencia, se ha cumplido el tiempo fijado para la
realización de aquel vaticinio. Ellos no
lo conocen, pero él sí (v.
32-33).”
WILLIAM HENDRIKSEN
“Al
decir, “Yo bautizo con agua”, Juan
hace resaltar que, después de todo, existe una enorme diferencia entre lo que
él está haciendo y lo que el Mesías
hará. Todo lo que Juan puede hacer es administrar la señal (agua); el Mesías—y sólo él—puede derramar lo que esto significa: el poder
purificador del Espíritu Santo. (Cf. Mr. 1:8.) Y el Mesías ya ha llegado. Y Está en medio de ellos; es decir,
pertenece a su propia generación; y está a punto de empezar su tarea pública
como sucesor de Juan. De hecho él ya ha sido bautizado. Y sin embargo no lo
conocen, y ni siquiera parecen ocuparse de él. En su celo por denunciar a falsos
Mesías, han llegado a ignorar al verdadero.”
MATTHEW HENRY
“«Yo bautizo con agua» (v. Jua_1:26); como
si dijese: «Eso es todo. Yo no puedo conferir la gracia espiritual que ello
simboliza. Mas en medio de vosotros está
uno a quien vosotros no conocéis (lit. sabéis)».
Cristo estuvo en medio del pueblo como uno de ellos, pero pasaba desconocido;
no se daban cuenta de Su presencia, como indica el verbo original.
Como
iban en busca de un Mesías que no respondía al verdadero concepto bíblico del
auténtico Mesías, el Cristo que ya ha surgido en medio de ellos les pasa
totalmente desapercibido. ¡Cuántas cosas de gran valor están escondidas a los
ojos del mundo! La oscuridad es con mucha frecuencia la suerte que cabe al
verdadero valor, a la virtud sincera y a la auténtica excelencia. También nos
muestra esto que Dios está siempre más cercano a nosotros que lo que pensamos.
Así entonces, el reino de Dios estaba en medio de ellos (Luc_17:21).”
SAN GREGORIO
“San
Juan no bautizaba en espíritu sino en agua, porque no podía perdonar los
pecados. Lavaba con agua los cuerpos de los que se bautizaban, pero no
purificaba sus almas por medio del perdón. ¿Y para qué bautiza si no perdona
los pecados por medio del bautismo? Porque, cumpliendo en todo el orden y
oficio de precursor de Aquel que venía -esto es, a cuyo nacimiento se había
adelantado naciendo-, debía adelantarse también al Señor, que había de
bautizar, bautizando él. Y el que se había hecho precursor de Jesucristo por
medio de la predicación también había de ser su precursor bautizando, para
imitarle en el sacramento, puesto que con ello anunciaba que éste era uno de
los misterios de nuestra redención, y que estaba en medio de los hombres Aquél
que aún no era conocido. Por esto sigue: "Mas en medio de vosotros está
uno a quien vosotros no conocéis", porque como el Señor aparece en carne,
es visible en cuanto al cuerpo pero invisible en cuanto a la majestad.”
TEOFILACTO
“El
Señor estaba en medio de los fariseos, pero le desconocían. Porque como ellos
creían saber las Escrituras, por cuanto en ellas era anunciado el Señor, se
encontraba en medio de ellos (esto es en sus conciencias) pero no lo conocían,
porque no entendían las Escrituras. Además estaba en medio de ellos porque era
mediador entre Dios y los hombres, por cuya razón Cristo Jesús se encontraba en
medio de los fariseos esforzándose por unirlos con Dios, pero ellos no le
conocían.”
ORIGENES
“Una
vez contestado: "Yo bautizo en agua" a aquella pregunta: "¿Por
qué bautizas?", a las palabras: "¿Si tú no eres el Cristo?", el
precursor ofrece su contestación pregonando la excelencia de la esencia de
Jesucristo. Y dice que es tan grande el poder que tiene, que es invisible en
cuanto a su divinidad, a pesar de que está presente a todos y se encuentra
difundido por todo el orbe, lo que se da a entender por lo que dijo: "En
medio de vosotros estuvo". Pues Este se encuentra en todo el mecanismo del
universo, y lo penetra todo de tal modo que las cosas que nacen, nacen por El,
puesto que todo fue hecho por El.
Y
esto es lo que da a conocer claramente a los que le preguntan: "¿Por qué
bautizas?" O cuando dice: "En medio de vosotros estuvo", debe
entenderse esto respecto de nosotros los hombres. Porque como somos racionales,
existe en medio de nosotros, por lo mismo que el asiento principal del alma, el
corazón, está situado en la parte media del cuerpo. Los que llevan al Verbo en
su interior, ignorando su naturaleza, ni de dónde viene, ni cómo se encuentra
en ellos, éstos desconocen que tienen el Verbo dentro de sí mismos, lo cual ya
conoció San Juan. Por lo que, reprendiendo a los fariseos, les dice: "A
quien vosotros no conocéis". Como los fariseos esperaban que no se
tardaría la venida del Cristo y no podían elevarse a tan alto concepto acerca
de El, creyendo sólo que sería un hombre santo, San Juan reprende su
ignorancia, porque desconocen su excelencia. Dice: "Estuvo", porque
está el Padre, que existe de una manera invariable e impermutable.
Está también su Verbo, para salvar continuamente y aun cuando ha tomado carne y se encuentra entre los hombres de una manera invisible y no es conocido por ellos. Y para que alguno no crea que el que es invisible, cuando viene para todos los hombres o para todo el universo, es otro distinto del que se ha humanado y aparecido en la tierra, añade: "Este es el que ha de venir en pos de mí.”
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