EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1
VERSICULO 20 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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Confesó,
y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. |
No
se negó a declararlo, sino que confesó con franqueza: —Yo no soy el Cristo. |
Y
confesó (no negó, sino confesó): Yo no soy el CRISTO. |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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καιG2532
CONJ ωμολογησενG3670 V-AAI-3S καιG2532 CONJ ουκG3756 PRT-N ηρνησατοG720
V-ADI-3S καιG2532 CONJ ωμολογησενG3670 V-AAI-3S οτιG3754 CONJ ουκG3756 PRT-N
ειμιG1510 V-PAI-1S εγωG1473 P-1NS οG3588 T-NSM χριστοςG5547 N-NSM |
και G2532:CONJ Y ωμολογησεν
G3670:V-AAI-3S confesó και G2532:CONJ y ουκ G3756:PRT-N no ηρνησατο
G720:V-ADI-3S negó και G2532:CONJ y ωμολογησεν G3670:V-AAI-3S confesó οτι
G3754:CONJ que εγω G1473:P-1NS Yo ουκ G3756:PRT-N no ειμι G1510:V-PAI-1S
estoy siendo ο G3588:T-NSM el χριστος G5547:N-NSM Ungido |
et confessus est et non
negavit et confessus est quia non sum ego Christus |
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KJV |
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And he confessed, and
denied not; but confessed, I am not the Christ. |
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TCB |
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Jua_3:28-36;
Mat_3:11, Mat_3:12; Mar_1:7, Mar_1:8; Luc_3:15-17. |
COMENTARIOS:
JOHN OWEN
“Podemos
ver que los corazones y espíritus de los hombres de Israel estaban intensamente
fijos en el deseo y en la expectativa de la venida del Mesías, tal como el
último de los profetas testifica claramente: Mal. 3:1, "El Señor, a quien buscáis,
el ángel del pacto, a quien deseáis, vendrá de repente".
A
medida que se acercaba el momento de su venida, esta expectativa aumentó y se
acrecentó; de modo que continuamente lo buscaban, como si viniera entre ellos a
cada momento. Apenas alguien tenía la apariencia de algo extraordinario, ellos
instantáneamente estaban listos para decir: "¿No es éste el Mesías?"
Esto dio ventaja a varios impostores sediciosos, como Teudas y Judas de
Galilea, para engañar a muchos de ellos hasta su ruina.
También
le preguntaron a Juan el Bautista, según Juan 1:19, 20. Y es que vemos como se había
divulgado tal informe de sus expectativas, con las predicciones y profecías
sobre las que fueron construidos, que el mundo entero se dio cuenta de ello,
como se ha manifestado en otras partes por los mejores historiadores romanos.
Este era el estado de la iglesia judía no mucho antes de la destrucción del
segundo templo. Y estaban tan fijos en sus resoluciones que él vendría en esa temporada,
que durante el último asedio desolador de la ciudad bajo los romanos, todos los
días esperaban cuándo el Mesias vendría a salvarlos.”
SAN JUAN CRISOSTOMO
“Escuchad
ahora cómo responde ese bendito a los más íntimos pensamientos de quienes le
preguntan, y no a la pregunta en sí. A quienes le preguntaban: Tú ¿quién eres?, no les contestó
diciendo lo que parece apropiado responder ante una pregunta tal, a saber: Yo soy la voz que clama en el desierto.
¿Qué les contesta? Lo que podía disipar cualquier sospecha que albergaran
respecto a él. A la pregunta de: Tú
¿quién eres?, según el testimonio del evangelista, él confesó y no negó. Confesó. No soy yo el Cristo. Caed en la
cuenta de la sabiduría del evangelista. Tres veces refiere la misma pregunta
para subrayar la virtud del Bautista y la maldad de quienes le preguntaban.
También
san Lucas cuenta que, sospechando las turbas que él era el Cristo, él mismo
desmintió inmediatamente los rumores que comenzaban a circular a ese propósito.
Es deber del buen servidor no sólo el de no defraudar a su dueño la gloria que
se le debe, sino también el de rechazar los honores que quiera tributarle la
multitud. Bien es verdad, sin embargo, que la gente se hacía estas conjeturas a
causa de su simpleza e ignorancia, mientras que los sacerdotes le interrogaban
de mala fe, esperando, como ya he dicho, obtener de él, mediante la adulación,
la declaración que deseaban. De hecho, de no haber alimentado esa esperanza, no
habrían pasado a continuación a otra nueva pregunta.”
A.W PINK
“Estas
palabras dan una clara insinuación del espíritu en el que los sacerdotes y
levitas debieron acercarse a Juan, como también del plan de "los judíos" que los habían enviado.
Para ellos, el Bautista era un intruso.
Estaba fuera de los sistemas religiosos de ese día. No había sido educado en
las escuelas de los rabinos, no había ocupado ningún puesto de honor en los
ministerios del templo y no se le identificaba ni con los fariseos, ni con los
saduceos ni con los herodianos. ¿De dónde, pues, había recibido su autoridad?
Quien lo había comisionado para que saliera pidiendo a los hombres que se
"arrepintieran". ¿Con qué
derecho bautizó a la gente?
Uno
puede imaginar el tono en que le dijeron a Juan: "¿Quién eres tú?" Sin duda esperaban intimidarlo. Esto parece
claro por el hecho de que aquí se nos dice, "y él confesó, y no negó". Juan se mantuvo firme con valentía.
Ni la dignidad de quienes habían enviado esta embajada a Juan, ni sus ceños
amenazadores, lo conmovieron en absoluto. "Él confesó y no negó". Ojalá se encuentre valor en nosotros
cuando se nos desafía con un "¿Quién
eres tú?".”
DAVID GUZIK
“Yo no soy el Cristo: Con énfasis, Juan
le dijo a los líderes judíos quién no era él. Él no vino a atraer la atención a
sí mismo, pues no era el Mesías. Su trabajo era señalar al Mesías.
i.
“Juan rechazó completamente la afirmación; pero la rechazó con algunas pistas.
En el griego la palabra Yo es
resaltada por su posición. Fue como si Juan dijera: ‘Yo no soy el Mesías, pero, si tan solo supieran, el mesías está aquí.’”
(Barclay)
ii.
Confesó, y no negó: “Sincera y
cuidadosamente, alejó ese honor esforzadamente con ambas manos, como conociendo
el peligro de hacer mal al celoso Dios.” (Trapp)
iii.
Era importante para Juan el escritor del Evangelio dejar claro a sus lectores
que Juan el Bautista no afirmaba ser más de lo que era. “Hasta el 250 A.D. los
reconocimientos clementinos nos dicen que ‘había
algunos de los discípulos de Juan que predicaban como si su maestro fuera el
Mesías.’” (Barclay).”
JUAN CALVINO
“La
palabra confesar, en primera
instancia, significa en general, que declaró el hecho como realmente era. En segundo lugar, se repite para expresar la forma de la confesión. Él respondió
expresamente, que él no era el Cristo.”
JOHN MACARTHUR
“La
pregunta implicaba que Juan podría considerarse como el Mesías, como lo indica
su respuesta enfática: “Yo no soy el
Cristo” (la palabra griega para Mesías). El Mesías había venido, insistió
Juan, pero rechazó todo pensamiento de que él pudiera serlo. De hecho, la
declaración del apóstol Juan, Confesó, y
no negó, sino confesó, enfatiza la vehemencia de su negación. A diferencia
de algunos de sus seguidores, él entendía perfectamente su papel subordinado
como precursor de Cristo (cp. 3:25-30).”
ALBERT BARNES
“El
hecho de que Juan no haya caído en la tentación de proclamarse como el Mesías prometido, es una prueba completa
de que no tuvo la intención de imponerse a los hombres, sino que vino solo como
el precursor de Cristo; y su ejemplo muestra que todos los cristianos, y especialmente
todos los ministros cristianos, por mucho que sean honrados y bendecidos, deben
estar dispuestos a depositar todos sus honores a los pies de Jesús; para
mantenerse atrás y presentar ante el mundo sólo al Hijo de Dios. Hacer esto es
una marca eminente del verdadero espíritu de un ministro del evangelio.”
JOHN TRAPP
“Con
sinceridad y presteza; él quitó ese honor que se le atribuía con ambas manos y
de manera seria, como sabiendo el peligro de hacer daño al Dios celoso en su
gloria. Toda la grasa debía ser
sacrificada a Dios. Bien se ha observado que Juan usa diecinueve veces este
tipo de doble afirmación. Primero, para
fortalecer nuestra fe. En segundo lugar, para mostrar lo ahorrativo que era de un juramento. En tercer
lugar, para la mayor certeza de la cosa.”
J.C RYLE
“Esta es una forma especial de hablar que implica una afirmación enfática, inconfundible y definitiva. Da la idea de un hombre a quien repugna con santa indignación el solo pensamiento de ser considerado como el Cristo: “No me lastiméis diciéndome que alguien como yo puede ser el Cristo de Dios. Soy muy inferior a Él”.
Dice
Bengel sobre este versículo: “Al negarse Juan a sí mismo, no negaba a Cristo”.
Lutero hace algunos comentarios excelentes de la fuerte tentación que sale al
paso de Juan aquí de aceptar para sí el honor, así como de la humildad y la fe
que mostró al superarla.”
LEON MORRIS
“El
evangelista podría haber escrito simplemente: “Y él dijo:”. En cambio, optó por una expresión bastante complicada:
“Y él confesó y no negó; confesó:”
(aunque en la NVI aparece de forma más escueta). Juan quizá quiere resaltar la seriedad
de la respuesta de Juan el Bautista. Rechaza vigorosamente cualquier sugerencia
que apunte a que él es el Mesías. La manera solemne con la que se introduce la
respuesta de Juan aún gana más fuerza cuando nos encontramos con el pronombre
enfático “yo”. “Yo no soy el Cristo” (que sería lo mismo que “¡Que el Cristo no soy yo!”).
En
este capítulo, el discurso de Juan está muy marcado por el uso de este
pronombre enfático. Lo usa constantemente, y siempre lo hace diferenciándose de
Jesús, y poniéndose él mismo por debajo de Jesús.
Así,
encontramos: “Yo soy la voz” (v. 23),
“Yo bautizo” (v. 26), “Yo no soy digno” (v. 27), “de quien yo dije” (v. 30), “Yo no le conocía” (vv. 31, 33), “Yo vine bautizando” (v. 31) y “Yo le he visto” (v. 34). Esta lista
demuestra que Juan declaraba una y otra vez que él era inferior al que había de venir.
En
este versículo lo importante es que, independientemente de quién fuese Juan, no
era el Cristo. Había un Cristo, pero no era Juan el Bautista. Para nosotros, “Cristo” se ha convertido en un mero
equivalente al nombre de Jesús, pero de hecho, se trata de un título, “el Cristo”, que quiere decir “el ungido” (igual que “el Mesías”).”
SAMUEL P. MILLOS
“Confesó, y no negó, sino confesó. La
construcción de la frase es singular en los escritos de Juan, y única vez que
sale en ellos. Es sin duda una tautología,
compuesta por Juan en una combinación de un positivo, un negativo, y un
positivo. La frase tiene el sentido de una declaración que se hace sin reserva
alguna, como si se escribiese: declaró
sin reserva.
Yo no soy el Cristo. La declaración que hace Juan el Bautista en respuesta a
la pregunta de los judíos, es aparentemente extraña. En el relato los judíos
hicieron una pregunta que requeriría otra contestación, pero Juan les
manifiesta directamente que él no era el Cristo. Esto hace suponer, o bien que
hubo algo más en tomo a la pregunta o que tal vez los rumores de que Juan era
el Mesías, por la forma de predicar y porque bautizaba a los que aceptaban el
mensaje. Con todo la respuesta de Juan es transitoria, puesto que si él no era
el Cristo, estaba anunciándolo, de manera que su manifestación era inminente, esto
es, el verdadero Mesías iba a aparecer en cualquier momento.”
ALFRED WIKENHAUSER
“El
Bautista capta bien el sentido de la pregunta y responde, en consecuencia, que él
no es el Mesías. Con el énfasis que da al pronombre «yo», indica bien que el Mesías es otro. Pero sus interlocutores no
se dan por satisfechos con la respuesta dada, porque ésta no dilucida aún el
gran interrogante de si su actividad tiene algo que ver con el comienzo, que se
espera ya inminente, de la era mesiánica.
Conforme
a la espera escatológica de los hebreos, basada en Mal 4, 4-5 7, el profeta
Elias debe preceder al Mesías en calidad de precursor inmediato, para preparar
al pueblo escogido para la era de salvación. Es una idea que se halla
confirmada en Mt 17:10; Mc 8:11; en san Justino y en la literatura rabínica.”
MATTHEW HENRY
“Juan
responde a la pregunta:
(A)
Primero, en forma negativa: «Él no dejó
de confesar, sino que declaró francamente: Yo no soy el Cristo» (v.
Jua_1:20. Vers. Las Grandes Nuevas). El original dice: «Confesó, y no negó, y confesó…». Como en el versículo Jua_1:3 y en
2Re_20:15, también aquí se dice lo mismo en forma afirmativa y negativa, para
recalcar, contra los seguidores fanáticos del Bautista, que él no era el
Mesías.
El
Bautista, aquí como en otros lugares, no quiere arrebatarle a Cristo la gloria de ser el único Salvador y Esposo
de la Iglesia. Las frases enérgicas del Bautista muestran la vehemencia y
la constancia de su protesta. Los testigos fieles de Dios se ponen más en
guardia contra el respeto indebido que contra el desprecio injusto.”
ORIGENES
“Para
destruir la opinión errada que habían concebido desde el principio respecto de
él, y así después brillase mejor la verdad, les dice ante todo que él no es el
Cristo. Por esto sigue: "Y confesó y
no negó: y confesó, que yo no soy el Cristo". Añadamos también a esto
que ya en el tiempo de la venida de Jesucristo se alegraba el pueblo como si ya
le tuviese delante, manifestando los doctores de la ley que según las Sagradas
Escrituras era llegado el tiempo en que debía aparecer el Salvador.
Por
esta razón, Teodas había reunido
muchos discípulos manifestándose como si fuera el Salvador. Y después de él Judas Galileo hizo lo propio en tiempo
de los hechos de los apóstoles (Hch_5:36-37). Esperándose, pues, con tal
vehemencia la venida del Salvador, los judíos mandaron a preguntar a San Juan:
"¿Tú quién eres?", queriendo saber si él se anunciaba como el
verdadero Cristo. Y no porque él dijo "Yo
no soy el Cristo", lo negó respecto de Jesús, sino que declaró la
verdad en estas mismas palabras.”
WILLIAM BARCLAY
“Los
judíos estaban esperando, y todavía
siguen esperando los que no son cristianos, al Mesías. No había una sola idea
del Mesías. Algunos esperaban al que había de traer la, paz a toda la Tierra.
Otros esperaban al que había de traer el reinado de la justicia. La mayor parte
esperaba un gran héroe nacional que guiara a los ejércitos judíos a la
conquista de todo el mundo.
Algunos
esperaban una figura sobrenatural directamente de Dios. Todavía más esperaban
un príncipe de la dinastía de David. Era frecuente que surgieran supuestos
Mesías que provocaban rebeliones. El tiempo de Jesús era especialmente
inflamable. Era natural que le preguntaran a Juan si pretendía ser el Mesías.
Juan rechazó de plano la sugerencia; pero la rechazó con un cierto matiz. En el
original griego la palabra yo está subrayada por la posición que ocupa en la frase.
Es como si Juan dijera: “Yo no lo soy;
pero, si supierais, el Mesías ya está aquí.”
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