martes, 28 de marzo de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 47


 

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 47

RV1960

NVI1999

BTX4

Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.

Cuando Jesús vio que Natanael se le acercaba, comentó: Aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad.

JESÚS vio venir a Natanael, y dice acerca de él: ¡He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño! 

TR+

INA27+

VUL

ειδενG3708 V-2AAI-3S οG3588 T-NSM ιησουςG2424 N-NSM τονG3588 T-ASM ναθαναηλG3482 N-PRI ερχομενονG2064 V-PNP-ASM προςG4314 PREP αυτονG846 P-ASM καιG2532 CONJ λεγειG3004 V-PAI-3S περιG4012 PREP αυτουG846 P-GSM ιδεG3708 V-AAM-2S αληθωςG230 ADV ισραηλιτηςG2475 N-NSM ενG1722 PREP ωG3739 R-DSM δολοςG1388 N-NSM ουκG3756 PRT-N εστινG1510 V-PAI-3S 

ειδεν G3708:V-2AAI-3S Vio ο G3588:T-NSM el ιησους G2424:N-NSM Jesús τον G3588:T-ASM a el ναθαναηλ G3482:N-PRI Natanael ερχομενον G2064:V-PNP-ASM viniendo προς G4314:PREP hacia αυτον G846:P-ASM a él και G2532:CONJ y λεγει G3004:V-PAI-3S está diciendo περι G4012:PREP acerca de αυτου G846:P-GSM él ιδε G3708:V-AAM-2S Mira αληθως G230:ADV verdaderamente ισραηλιτης G2475:N-NSM israelita εν G1722:PREP en ω G3739:R-DSM quien δολος G1388:N-NSM engaño ουκ G3756:PRT-N no εστιν G1510:V-PAI-3S está siendo

vidit Iesus Nathanahel venientem ad se et dicit de eo ecce vere Israhelita in quo dolus non est 

KJV

Jesus saw Nathanael coming to him, and saith of him, Behold an Israelite indeed, in whom is no guile! 

TCB

He aquí un verdadero israelita. Jua_8:31, Jua_8:39; Rom_2:28, Rom_2:29; Rom_9:6; Flp_3:3.

 

En quien no hay engaño. Sal_32:2; Sal_73:1; 1Pe_2:1, 1Pe_2:22; Apo_14:5.

 

COMENTARIOS:

WILLIAM GURNALL

Nota: Este es un comentario de W. Gurnall al salmo 32:2 “Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.” Me parece importante insertarlo en este comentario de Juan 1:47 por dos razones: La primera es que el autor cita el versículo. Y el segundo punto es que Gurnall expone el Porqué en su espíritu no hay engaño (Edwing P.)

 “Cuando el creyente atraviesa dificultades y tribulaciones, su mente suele estar llena de citas de la Escritura en las que basa su veredicto, pero a menudo muy mal entendidas e interpretadas. «¡Oh, –se dice la pobre alma atribulada–, está claro que este pasaje va en mi contra: “Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño”! Pues en él –se reflexiona–, el salmista describe a una alma sincera, en cuyo espíritu no hay doblez ni engaño; y este no es mi caso, me da la sensación de que en mí hay mucha hipocresía; no me veo ni considero libre de doblez, y por tanto no puedo decir que sea del todo sincera».

Esta deducción es sumamente débil, sí, en tanto que parte de una inferencia falsa. Por espíritu “sin doblez” no se entiende en modo alguno una persona en la cual no quede un solo resquicio de hipocresía en su corazón. El ser sin pecado en su sentido estricto, y consecuentemente sin engaño ni doblez, es una prerrogativa peculiar que sólo se dio aquí en la tierra en la persona de Nuestro Señor Jesucristo: “El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca”.

Por tanto, cuando nos topamos con la misma frase atribuida a los santos, como el caso de Leví, que “no fue hallada iniquidad en sus labios”; o Natanael, al que se identifica como: “un verdadero israelita en quien no hay engaño”; es preciso entenderlo como una calificación a nivel inferior, adaptada a su estado de imperfección terrenal; y no atribuir en modo alguno al cristiano débil mientras permanece militante aquí en la tierra, azuzado por el demonio desde fuera y por un cuerpo de pecado desde dentro, aquello que es únicamente corona de Cristo en la tierra y vestidura de los santos glorificados en el cielo.

Oh alma desdichada, limpia de nuevo tus ojos y vuelve a leer después estos pasajes en los que el Espíritu de Dios habla de manera tan elevada e hiperbólica sobre la gracia de sus santos; y descubrirás que no afirman en modo alguno que los creyentes tengan que ser perfectos, libres de toda injerencia de pecado. Lo que dicen, lo dicen más bien para consolar a las pobres almas caídas y eliminar de sus corazones cualquier recelo; evitando que al detectar en su interior presencia de hipocresía, infravaloren su sinceridad como si en realidad no existiera.

Todo lo contrario, lo que pretende el Espíritu es manifestar su elevada estima de su santidad imperfecta, describiéndola como si fuera perfecta y pasando por alto la somera hipocresía que aún pueda subsistir en ella.”

JONATHAN EDWARDS

“Encontramos en las Escrituras que todos aquellos del pueblo profeso de Dios o santos visibles que no son verdaderamente piadosos, son representados como falsos, con engaño, disfraz y apariencia falsa, que hacen falsas pretensiones, y que son engañosos e hipócritas. Así Cristo dice de Natanael, en Juan 1:47. "He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño"; es decir, una persona verdaderamente amable; implicando, que aquellos del pueblo profesante de Dios, que no son misericordiosos, son engañosos y engañosos en su profesión. Así que los pecadores en Sion, o en la iglesia visible de Dios, son llamados hipócritas.”

GEORGE WHITEFIELD

“¿Qué dijo nuestro querido Redentor cuando vio a Natanael? Como si fuera un espectáculo poco común, lo contemplaba y quería que otros lo vieran; “He aquí un verdadero israelita:” ¿Por qué? "En quien no hay engaño". No me confunda; No digo que los cristianos no deban ser prudentes; deben orar a Dios en gran manera por prudencia, de lo contrario pueden seguir los engaños del diablo, y por su imprudencia dar toques incorrectos al arca de Dios. Fue el lamento de un gran hombre: "Dios me ha dado muchos dones, pero Dios no me ha dado prudencia". Por lo tanto, cuando digo que un cristiano debe ser inocente, no me refiero a que debe exponerse a sí mismo y estar expuesto al ataque de todos: debemos orar por la sabiduría de la serpiente, aunque generalmente aprenderemos esta sabiduría por nuestros errores e imprudencia: y debemos hacer algún avance en el cristianismo, antes de que conozcamos nuestra imprudencia.

Una persona realmente convertida puede decir, como se dice de un filósofo, "Ojalá hubiera una ventana en mi pecho, para que todo el mundo pueda ver la rectitud de mi corazón y mis intenciones": Y aunque hay demasiado del viejo hombre en nosotros, sin embargo, si realmente nos convertimos, no habrá engaño permitido en nosotros, seremos inofensivos. Y esa es la razón por la que con demasiada frecuencia se impone al cristiano pobre; él mismo juzga a otras personas; al tener un corazón honesto, piensa que todos son tan honestos como él mismo y, por lo tanto, es una presa para todos.”

SAN JUAN CRISOSTOMO

“Un israelita puede ser mentiroso, pero no es éste el caso. Su juicio es recto, y al hablar no se deja ganar por simpatías o antipatías personales. También los judíos, cuando se les preguntó dónde debía nacer el Mesías, respondieron: En Belén, y adujeron el siguiente testimonio: Y tú, Belén, no eres la más pequeña entre las ciudades de Judá. Citaron esas palabras antes de verlo, y cuando lo vieron, por envidia, no prestaron atención a esa profecía y dijeron: De éste no sabemos de dónde viene. No hizo lo mismo Natanael. Al contrario, conservó la misma opinión que se había formado de El desde el comienzo, a saber, que Cristo no podía ser originario de Nazaret. ¿Por qué, entonces, los profetas lo llamaron nazareno? Porque iba a ser educado y a vivir mucho tiempo en Nazaret.

Para no hacer surgir dudas en su ánimo, Cristo no quiso precisar en este momento: «No soy de Nazaret como te dijo Felipe, sino de Belén». Además, aunque le hubiera convencido de ello, ésa no es razón válida para demostrar que El era verdaderamente el Mesías. ¿Qué impedía que, aun habiendo nacido en Belén, no hubiera sido el Cristo, como tantos otros que habían nacido allí? Por eso, dejando de lado esa cuestión, recurrió a un procedimiento más hábil para atraerlo, y fue el de demostrarle que El estaba presente en la conversación que ellos habían tenido. Pues, cuando Natanael le dijo: ¿De qué me conoces?, repuso: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.”

Notad la firmeza y la constancia de este hombre. Cuando Cristo le dijo: He ahí a un verdadero israelita, no se emocionó por el elogio, ni se ensoberbeció a causa de la alabanza, sino que continuó indagando con cuidado y quiso agotar la verdad. Pero él buscaba la verdad de un hombre, y Cristo le contestaba como Dios al decirle: ya te he visto antes. Verdaderamente conocía de sobra su rectitud moral, no como quien le hubiera observado con anterioridad, sino como quien es Dios.”

A.W PINK

“Natanael fue honesto y abierto. La pregunta que le hizo a Felipe no fue una mera evasión o una sutileza hipócrita; más bien fue la expresión de una dificultad genuina. Esto no debe olvidarse en nuestro trato con diferentes almas. No debemos concluir que todas las preguntas que se nos hacen se formulan con espíritu de queja. Hay algunas personas, quizás muchas, que tienen verdaderas dificultades. Lo que necesitan es luz, y para obtenerla necesitan venir a Cristo. Entonces, en todos los casos, no podemos equivocarnos si presentamos a Cristo y sus demandas sobre cada alma que encontramos. Natanael era un "israelita, en verdad, en quien no había engaño". Suponemos que él ilustra en su persona uno de los requisitos para llegar a ser un buen oidor de la Palabra, a saber, recibir esa Palabra en "un corazón honesto y bueno.”

COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO

“Al ver a Natanael, Jesús pudo discernir la naturaleza de su carácter (v. 47). El término israelita se encuentra sólo aquí en Juan, aunque el término plural “los judíos” se usa frecuentemente. Una traducción sería “un israelita de pura cepa”, sin ninguna contaminación. Se refiere no sólo a su descendencia, sino a su carácter en relación con la revelación de Dios. Engaño traduce el término gr. dolos, usado antiguamente para referirse a la carnada de pesca, con la idea de engaño, fraude o seducción (2 Ped. 2:14). Se usa en la Biblia en relación con Jacob antes de su “conversión”, dando lugar a una versión que lee así: “¡He aquí un verdadero israelita, en quien no hay Jacob!.”

BRIAN BAILEY

“¡Qué gran reconocimiento para un hombre! Cristo dijo que Natanael era un verdadero israelita, lo que significa un israelita de corazón. Pablo dijo en Romanos 9:6: “porque no todos los que descienden de Israel son israelitas”. Queremos ser verdaderos israelitas en el corazón, lo que significa tener un corazón circuncidado que sea totalmente consagrado al Señor.

Cristo dijo también que en Natanael no había engaño. Ésta es una descripción del Señor mismo, como vemos en 1 Pedro 1:22. El Señor escogió a Natanael para estar cerca de Él y ser uno de Sus doce discípulos, porque no había engaño en él. Aquellos que estarán más cerca del Señor en la eternidad, en el monte Sion, son aquellos que no tienen engaño o falsedad en ellos, como leemos en Apocalipsis 14:5: “y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.”

JUAN CALVINO

“No es por cuenta propia de Natanael que Cristo le concede este elogio, pero bajo su persona presenta una doctrina general. Porque, dado que muchos que se jactan de ser creyentes están muy lejos de ser realmente creyentes, es de gran importancia que se encuentre alguna marca para distinguir lo verdadero y genuino de lo falso. Sabemos cuán altivamente se enorgullecían los judíos de su padre Abraham, y cuán presuntuosamente se jactaban de la santidad de su descendencia; y sin embargo, apenas había uno de cada cien entre ellos que no estuviera completamente degenerado y alienado de la fe de los Padres.

Por eso, Cristo, para arrancarle la máscara a los hipócritas, da una breve definición de verdadero israelita y, al mismo tiempo, quita la ofensa que luego surgiría de la perversa obstinación de la nación. Porque aquellos que deseaban ser contados como hijos de Abraham y pueblo santo de Dios, poco después se convertirían en enemigos mortales del Evangelio. Para que nadie pueda desanimarse o alarmarse por la impiedad que generalmente se encuentra en casi todos los rangos, da una advertencia oportuna, que de aquellos por quienes se asume el nombre de israelitas hay pocos que son verdaderos israelitas.

Una vez más, como este pasaje contiene una definición del cristianismo, no debemos pasarlo por alto. Para resumir el significado de Cristo en pocas palabras, debe observarse que el engaño se contrasta con la rectitud y la sinceridad; de modo que llama doble de corazón a aquellas personas que son llamadas en otras partes de la Escritura, (Salmo 12:2). Tampoco es sólo esa crasa hipocresía con la que los que son conscientes de su maldad pretenden ser buenos hombres, pero también otra hipocresía interior, cuando los hombres están tan cegados por sus vicios que no sólo engañan a los demás sino a sí mismos.

Por tanto, es la integridad de corazón ante Dios y la rectitud ante los hombres lo que hace al cristiano; pero Cristo señala principalmente ese tipo de engaño que se menciona en el Salmo 32:2. En este pasaje, ἀληθῶς (verdaderamente) significa algo más que seguro. La palabra griega, sin duda, se usa a menudo como una simple afirmación; pero como aquí debemos proporcionar un contraste entre el hecho y el mero nombre, se dice que es verdaderamente quien es en realidad lo que se supone que es.”

JOHN MACARTHUR

“Desde la perspectiva humana, Natanael vino a Jesús por medio del testimonio de Felipe. Pero, como lo revela su encuentro con Jesús, esto ocurrió solo porque Jesús lo había buscado primero. Gerald L. Borchert anota con mucha perspicacia:

Jesús “se encontró” con Felipe (1:43). Felipe a su vez “buscó” a Natanael y le dice: Lo hemos encontrado (1:45)… Pero causa intriga hacerse una pregunta muy simple relacionada con estos relatos: ¿Quién encuentra a quién en realidad? Se sabe que los cristianos dicen que encontraron a Cristo o encontraron la fe como Andrés y Felipe refirieron, pero tal vez la perspectiva de Jesús en estas historias podría alterar provechosamente una perspectiva tan egocéntrica de la salvación. ¡No era Jesús quien estaba perdido! (John 1—11, The New American Commentary [Juan 1—11, El nuevo comentario estadounidense] [Nashville: Broadman & Holman, 2002], p. 146. Cursivas en el original).

Jesús describió a Natanael como un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Lo que estaba diciendo era que la repuesta sincera y franca de Natanael a Felipe revelaba la ausencia de duplicidad en el primero, y el afán de examinar por su propia cuenta las afirmaciones de Jesús.”

ALBERT BARNES

“¡Qué feliz sería si Jesús, que conoce los corazones de todos como conoció el de Natanael, pudiera dar el mismo testimonio de todos los que profesan la religión del Evangelio!”

ALEXANDER MACLAREN

En quien no hay engaño… Jacob en su vida temprana había sido marcado y estropeado por el arte egoísta. La sutileza y la astucia habían sido la nota clave de su carácter. Para sacar eso de él, se habían necesitado años de disciplina, dolor y tristeza. Y hasta que no lo hubiera expulsado, su nombre no pudo ser modificado hasta que se convirtió en Israel. A este hombre le han quitado la astucia engañadora. ¿Por qué proceso? Las palabras son una cita verbal de Sal 32:1 - Sal 32:11: 'Bienaventurado aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado está cubierto. Bienaventurado el hombre a quien el Señor no atribuye iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño. La apertura de espíritu clara y sincera, y la libertad del alma de toda esa corrupción que el salmista llama "engaño", es propiedad de aquel que la ha recibido de Dios por confesión, perdón y purificación.

Así Natanael, en su lucha, había ganado el gran regalo. Su transgresión había sido perdonada; su iniquidad había sido cubierta; a él Dios no le había imputado su pecado; y en su espíritu, por tanto, no había engaño. ¡Ah, hermano! Si esa gota negra va a ser limpiada de su corazón, debe ser por el mismo medio: confesión a Dios y perdón de Dios. Y entonces tú también serás un príncipe con Él y tu espíritu será franco y libre, abierto y sincero.”

JOHN TRAPP

“Aquí Cristo se maravilla de su propia obra de renovación, tan maravillosa, sin duda, como la de la creación.”

CHARLES SIMEON

“Se acerca el tiempo en que todos debemos aparecer en la presencia de Cristo: y, como él discernió el carácter de Natanael para pronunciarse sobre ello con certeza infalible, así pesa ahora nuestros espíritus, como en perfecta balanza, para poder dar a cada uno la porción que le corresponde de censura o aplauso. De los que eran verdaderamente rectos, dirá: 'He aquí un verdadero israelita, en quien no había engaño; lo vi debajo de la higuera; Escuché sus gemidos; Vi sus luchas con Dios en oración; Atesoré sus lágrimas en mi frasco; y testifico ante todos que su corazón estaba bien con Dios'.

Pero de aquellos que albergaron alguna iniquidad secreta, dirá: 'He aquí un hombre que se llamaba israelita, pero que en realidad era un mentiroso ante Dios: tenía "un nombre para vivir, pero estaba realmente muerto": lo vi debajo de la higuera; Marqué las lujurias secretas que albergaba en su corazón y las negligencias permitidas de las que habitualmente era culpable: seguiría sus convicciones y se dedicaría a mí en la medida en que su comodidad, su honor y sus intereses se lo permitieran, pero no más: y por lo tanto, debido a sus reservas secretas y su engaño permitido, debe tomar su parte con los hipócritas y los incrédulos. ¿Quién puede reflexionar sobre las consecuencias de esa decisión, y no desear vivir de tal manera que Jesús pueda dar un testimonio favorable en su favor?.”

JOHN GILL

“Esto dijo Cristo para mostrar cuánto aprueba tal carácter; y que conocía los secretos del corazón de los hombres y la estructura interna de sus mentes.”

GRANT OSBORNE

“Una vez más, Jesús tomó la iniciativa cuando “vio que Natanael se le acercaba”. Su desafío es similar al de su encuentro con Simón en 1:42, demostrando su divina omnisciencia. Miró profundamente el carácter de Natanael y su caminar con Dios (a pesar de que nunca había conocido al hombre) y dijo: “Aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad”. Para entender todo lo que Jesús quiso decir con esto, debemos ir a la historia de Jacob en Génesis 27. El nombre de Jacob connota “engaño”. Esto ciertamente caracterizó a Jacob, quien engañó a su hermano Esaú sobre de su derecho de primogenitura, de modo que este último dijo: “¡Con toda razón le pusieron Jacob! —Replicó Esaú—. Ya van dos veces que me engaña: primero me quita mis derechos de primogénito, y ahora se lleva mi bendición”. (Gn 27:36).

Más tarde, después de que luchó con éxito contra Dios, el Señor lo renombró como Israel, dándole el nombre que representaría a la nación misma. Aquí Natanael es llamado un israelita “verdadero” o “genuino”, un israelita que no es como el viejo Jacob (lleno de engaño) sino como el nuevo Israel, un hombre que “lucha con Dios” (el significado de Israel) y quien es completamente confiable. En otras palabras, este es un Israel con todo el Jacob quitado. Natanael es un discípulo modelo, completamente honesto y confiable.”

JON PAULIEN

“Una de las características de Jesús que se resaltan reiteradamen- te en el Evangelio es su pleno conocimiento de lo que pasa en el interior de las personas. Ya ha demostrado conocer el carácter de un extraño al apodar “Piedra” (que es el significado del apodo griego “Pedro”, vers. 42) al impetuoso Simón. Jesús también revela su conocimiento íntimo de Natanael dos veces en el presente relato.

De él declara que es un “verdadero israelita” que verá a los ángeles de Dios ascender y descender una escalera celestial, igual que lo hizo Jacob, el israelita prototípico, original. Luego confirma su vislumbre de la vida de Natanael diciéndole lo que estaba haciendo antes que Felipe se encontrara con él. Cuando Natanael reconoce el carácter de quien le está hablando, reconoce a Jesús como Hijo de Dios y como Rey de Israel.

Existen, sin embargo, dos puntos significativos que diferencian a Natanael de Jacob. El israelita original era un hombre de engaño (Gén. 27:35), pero en Natanael no hay engaño (Juan 1:47). El israelita original captó una visión de Jehová en el extremo superior de una escalera celestial (Gén. 28:12, 13) mientras que Natanael iba a ver una “visión” de Jesús en el extremo inferior de la escalera (Juan 1:51). En el Evangelio de Juan, por lo tanto, el verdadero israelita no es el que rastrea su genealogía física hasta Jacob, sino aquel que sabe quién es Jesús y cree en él. El Jehová que estaba en el extremo superior de la escalera celestial ha descendido a la tierra y está siendo reconocido por los que tienen ojos para ver.”

NACAR – COLUNGA

“Natanael, “don de Dios,” es, en consecuencia, un hombre que es con toda autenticidad un verdadero israelita. Cristo habló en arameo, donde el adjetivo aquí usado, “israelita,” es empleado muy raramente. Normalmente se usa o el mismo nombre “Israel” o “hijo de Israel”. El sentido de la frase de Cristo es: “He aquí un hombre verdaderamente digno de llamarse Israel.” ¿Qué intenta decir Cristo con estas palabras?

 

Isaías dice a propósito de la conversión de Israel a Dios. En aquellos días:

“Este dirá: Yo soy de Yahvé;

Aquél tomará el nombre de Jacob;

Y el otro escribirá en su mano: De Yahvé,

Y será sobrellamado Israel” (Is 44:5).

Así, pues, ser llamado Israel es equivalente a reconocer a Yahvé por el único y verdadero Dios y permanecer en plena fidelidad a su ley (Sal 22:24). Israel es el nombre que indica la elección divina del pueblo santo, lo que exige, para la prometida protección de Dios, fidelidad a su ley. Por eso, Israel viene a ser sinónimo de “fidelidad a Yahvé.”

A esto mismo lleva, como una confirmación pleonástica, la otra expresión: “en quien no hay dolo.” La palabra griega usada aquí (doloz) indica todo género de engaño. Pero en el vocabulario de los profetas, la infidelidad religiosa a Yahvé es llamada frecuentemente falsedad o mentira (Os 12:1; Sof 3:12.13; Ap c.13).”

SAMUEL P. MILLOS

“Un israelita verdadero no tiene otro dios que el único y verdadero Dios (Is. 44:5-7). Esta es la característica que Jesús pone de manifiesto en el encuentro con Natanael, se trataba de un israelita que buscaba la gloria de Dios. Éste que busca a Dios porque lo ama, depende de Él y se acerca con corazón sincero y no solo con meras palabras como hacían los religiosos en aquel tiempo.”

SAN AGUSTIN

“¿Qué significa eso: No hay doblez (engaño) en él? ¿Es que no tenía pecado alguno? ¿Es que no estaba enfermo? ¿Es que no tenía necesidad de médico? No, nada de eso. No existe nadie que haya nacido sin la necesidad de este médico. ¿Qué es lo que se quiere decir por estas palabras: No hay doblez en él? Examinémoslo más atentamente y se verá con la ayuda del Señor. El Señor dice "dolo". Quien comprenda la lengua latina, sabe que hay dolo cuando se hace una cosa y se finge otra. Esté atenta vuestra caridad. Dolo no es lo mismo que dolor. Hago esta observación porque un gran número de nuestros hermanos, que conocen mal el latín, se expresa de tal modo que llega a decir: El dolo le hace sufrir; en vez de decir: El dolor. Dolo es fraude, es simulación.

Cuando se tiene una cosa en el corazón y se dice otra, entonces hay dolo. Se tiene como dos corazones: uno como seno del corazón, donde ve la verdad, y otro como vientre, donde concibe la mentira. Y, con el fin de que veáis que el dolo es esto, se dice en el Salmo: Labios doíosos. ¿Qué son labios dolosos? Sigue el Salmo: Hablan mal con el corazón y con el corazón. ¿Qué son corazón y corazón, sino dos corazones? Como en éste no había dolo, por eso el médico no lo juzgó sano, pero sí curable. Porque sano es una cosa, y curable otra, e incurable otra muy distinta. El enfermo, de quien se tiene esperanza, es curable; es incurable el que está ya desahuciado, y sano el que no necesita de médico. El médico, que había venido a curar, vio que éste era curable; no había doblez en él. ¿Por qué no hay doblez en él? Porque, si es pecador, confiesa que lo es; si, en cambio, es pecador y dice que es justo, hay doblez en su, confesión? El Señor alaba en Natanael la confesión de su pecado, no declara que no era pecador.”

W. PARTAIN – B. REEVES

“Este es otro de los muchos textos que revelan la omnisciencia de Cristo. Los que dicen que al venir a la tierra Cristo se despojó de sus atributos divinos y, por eso, que Cristo no era omnisciente. Véanse 2:24, 25; 4:29; 7:64; 11:14; Mat_9:4; Mat_12:25; Luc_5:22; Luc_11:17, y muchos otros semejantes.”

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