domingo, 26 de marzo de 2023

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 41


  

EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1 VERSICULO 41

RV1960

NVI1999

BTX4

Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).

Andrés encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos encontrado al Mesías (es decir, el Cristo).

Este halla primero a su hermano Simón, y le dice: ¡Hemos hallado al MESÍAS! (que traducido es CRISTO)

TR+

INA27+

VUL

ευρισκειG2147 V-PAI-3S ουτοςG3778 D-NSM πρωτοςG4413 A-NSM-S τονG3588 T-ASM αδελφονG80 N-ASM τονG3588 T-ASM ιδιονG2398 A-ASM σιμωναG4613 N-ASM καιG2532 CONJ λεγειG3004 V-PAI-3S αυτωG846 P-DSM ευρηκαμενG2147 V-RAI-1P τονG3588 T-ASM μεσσιανG3323 N-ASM οG3739 R-NSN εστινG1510 V-PAI-3S μεθερμηνευομενονG3177 V-PPP-NSN οG3588 T-NSM χριστοςG5547 N-NSM 

ευρισκει G2147:V-PAI-3S Está hallando ουτος G3778:D-NSM este πρωτον G4412:ADV-S primero τον G3588:T-ASM a el αδελφον G80:N-ASM hermano τον G3588:T-ASM el ιδιον G2398:A-ASM propio σιμωνα G4613:N-ASM Simón και G2532:CONJ y λεγει G3004:V-PAI-3S está diciendo αυτω G846:P-DSM a él ευρηκαμεν G2147:V-RAI-1P Hemos hallado τον G3588:T-ASM a el μεσσιαν G3323:N-ASM Mesías ο G3739:R-NSN Cual εστιν G1510:V-PAI-3S es μεθερμηνευομενον G3177:V-PPP-NSN siendo traducido χριστος G5547:N-NSM Ungido

invenit hic primum fratrem suum Simonem et dicit ei invenimus Messiam quod est interpretatum Christus

KJV

He first findeth his own brother Simon, and saith unto him, We have found the Messias, which is, being interpreted, the Christ. 

TCB

Y le dijo: hemos hallado. Jua_1:36, Jua_1:37, Jua_1:45; Jua_4:28, Jua_4:29; 2Re_7:9; Isa_2:3-5; Luc_2:17, Luc_2:38; Hch_13:32, Hch_13:33; 1Jn_1:3.

 

Al Mesías. Jua_4:25; Dan_9:25, Dan_9:26.

 

El Cristo. Sal_2:2; Sal_45:7; Sal_89:20; Isa_11:2; Isa_61:1; Luc_4:18-21; Hch_4:27; Hch_10:38; Heb_1:8, Heb_1:9.

COMENTARIOS:

THOMAS MANTON

Nota: Este es un comentario de T. Manton al salmo 119:27 “Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas.” Me parece importante insertarlo en este comentario de Juan 1:41 por dos razones: La primera es que el autor cita el versículo. Y el segundo punto es que Manton expone porque se debe contar la maravilla de maravillas, la palabra de Dios, en cuanto uno la recibe; tal como hizo Andrés quien fue a donde su hermano y dijo “Hemos hallado al Mesias.” (Edwing P.)

“Consciente de las maravillas que hay en la palabra de Dios, el salmista se propone hablar de ellas a otros por dos motivos: (1) porque siente el deseo de hacerlo; y (2) porque así debe ser.

1. Por el deseo de hacerlo. Cuando el corazón está profundamente emocionado, la lengua no puede contenerse, y agota todas las expresiones para referirse a lo que el corazón siente: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Cuando los creyentes son vivificados en medio de profundas aflicciones y arrebatados por la visión de las excelencias y misericordias de Dios, experimentan la necesidad de contarlo a otros. “Ven, y te diré lo que Dios ha hecho a mi alma.” La mujer que encontró la dracma perdida, reunió a sus vecinas para que se regocijaran con ella.

Quien se limite a un conocimiento frío y meramente académico de la Palabra, difícilmente sentirá la necesidad de hablar de sus maravillas.

2. Porque así debe ser, y ello en un aspecto triple: para gloria de Dios; para edificación de los demás; y para nuestro propio beneficio.

a. Para gloria de Dios, con quien estamos tan profundamente en deuda, debemos compartir nuestra experiencia con aquellos que nos rodean. Lo que ha sucedido en nuestras vidas es algo tan grande que es digno de darlo a conocer a los demás; cuando has encontrado al Mesías, ve a buscar a otro para que también lo conozca: “Andrés llamó a Pedro, y le dijo: Hemos hallado al Mesías; y Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, el de Nazaret.”

b. Para edificación de los demás: “y tú, cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos.” La gracia verdadera es contagiosa, se esparce como el fuego.

c. Para nuestro propio beneficio. Quien más ahonda en el conocimiento de la Palabra más conocimiento recibe. Por contra, los pechos repletos de leche, si no son succionados, llegan a secarse. En la multiplicación de los panes y peces, cuantos más había más se iban incrementando. Todas las habilidades y dones mejoran a base de ejercitarlos, pero de manera especial los dones los espirituales, que son los más enriquecedores.”

WARREN WIERSBE

Hemos hallado al Mesías" fue el testimonio que Andrés le dijo a Simón. Mesías es una palabra hebrea que significa ungido, y el equivalente griego es Cristo. Para los judíos era lo mismo que decir "Hijo de Dios" (ve Mateo 23:63,64; Marcos 14:61,62; Lucas 22:67-70). En el Antiguo Testamento los profetas, sacerdotes y reyes eran ungidos, y con eso apartados para servicio especial.

A los reyes especialmente se les llamaba ungido de Dios (1 Samue126:11; Salmo 89:20); así que cuando los judíos hablaban de su Mesías, estaban pensando en el rey que vendría para librarlos y establecer el reino.

Había cierta confusión entre los maestros judíos respecto a lo que haría el Mesías. Algunos lo veían corno el sacrificio sufriente (corno en Isaías 53), en tanto que otros lo veían corno un rey espléndido (corno en Isaías 9 y 11). Jesús tuvo que explicarles incluso a sus propios seguidores que la cruz tenía que venir antes de la corona, que él debía sufrir antes de entrar en su gloria (Lucas 24: 13-35). Si Jesús era o no en verdad el Mesías fue un problema crucial que era todo un reto para los judíos de esos días (Juan 7:26,40-44; 9:22; 10:24).”

SAN JUAN CRISOSTOMO

“Notad lo que dice el discípulo a su hermano: Hemos encontrado al Mesías, que quiere decir el Cristo. ¿No veis cómo con esa sola frase reveló todo lo que había aprendido en tan breve tiempo? Manifiesta el poder de la palabra del maestro que les había convencido de eso y el intenso deseo y el celo que desde hacía mucho tiempo animaba a los discípulos. Esa frase es expresión de un alma que ardientemente deseaba la venida del Mesías y que exulta y se llena de alegría cuando ve la esperanza convertida en realidad y se apresura a anunciar a sus hermanos tan feliz noticia. Era, además, un gesto de amor fraterno, de profunda amistad, de generosidad desinteresada éste de comunicarse entre los parientes los tesoros espirituales.

Advertid, además, que antepone el artículo al apelativo. No dice sólo «Mesías», sino el Mesías, pues esperaban un solo Cristo, alguien que nada tuviera que ver con los demás Y observad que Pedro tiene un ánimo óptimamente dispuesto desde el primer momento a creer y obedecer. Inmediatamente, sin ninguna vacilación, echó a correr. Y -dice el evangelista- lo llevó hasta Jesús.

Que nadie le reproche una excesiva credulidad porque prestó fe a lo que le fue dicho sin informarse de más detalles. Es verosímil que su hermano le hubiera hablado ya extensamente e informándole de los particulares del caso. Pero los evangelistas acostumbran a resumir hechos y palabras, movidos por el deseo de ser breves y concisos. Sea de ello lo que fuere, san Juan no dice que Pedro creyera sin más, sino que Andrés lo llevó hasta Jesús para confiárselo, para que de El aprendiera toda la doctrina. Tanto más cuanto que había junto a El otro discípulo que había acudido con el mismo fin.

San Juan Bautista, tras haber dicho: He ahí al Cordero que bautiza en el Espíritu, dejó que sus discípulos aprendieran más claramente de El mismo cuanto concernía a la verdad referente a Aquél. Lo mismo hizo Andrés: considerándose incapaz de explicar todo por sí mismo, llevó a su hermano hasta el manantial de la luz con tanta insistencia y firmeza que venció cualquier duda.”

A.T ROBERTSON

“Este título arameo Mesías está preservado en el N.T. sólo aquí y en 4:25. En todos los demás pasajes se traduce como Christos, Ungido, de chriö, ungir.”

A.W PINK

“¿Cómo habla esto de la satisfacción que estos dos discípulos habían encontrado en ¡Cristo! ¡Querían compartir con otros su alegría recién nacida! Andrés buscó a su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al Cristo". El hecho de que aquí se diga "Primero encuentra a su propio hermano", implica que Juan (quien siempre busca esconderse, sin mencionar su nombre ni una sola vez) hizo lo mismo con su hermano, James,(Santiago) un poco más tarde. Este es el feliz privilegio de todo joven creyente de contarles a otros acerca del Salvador que ha encontrado. Para ello, no se requiere formación universitaria y no es necesario buscar la autoridad de ninguna iglesia.

No es que despreciemos ninguno de estos, pero todo lo que se necesita para decirle a un pecador que perece del Salvador, es que usted mismo lo conozca de corazón. No fue que Andrés salió como predicador, para ese trabajo necesitaba un entrenamiento, entrenamiento por parte de Cristo mismo.

Pero se propuso dar un testimonio sencillo pero sincero del Salvador que había encontrado. A quien buscaba era a su propio hermano, y esto ilustra el hecho de que nuestra responsabilidad personal comienza con los más cercanos a nosotros. El testimonio debe darse primero en nuestro propio círculo familiar.”

CHARLES SPURGEON

“¿Dónde debe comenzar la obra misional? Un hermano debe comenzar con su hermano. Está muy bien tener el deseo de ir a los paganos en África; Será mejor que empieces a trabajar como misionero en Inglaterra y luego vayas a África. El que no puede ganar a su hermano no es probable que gane a nadie más. “Primero encuentra a tu propio hermano Simón:” este Andrés, que luego iba a llevar a tantos a Cristo, debe comenzar por casa y tener éxito allí. Si no somos fiieles con uno o dos parientes, ¿cómo puede Dios confiiarnos un púlpito y una congregación?

Este ejemplo de Andrés es un excelente modelo para todos los casos en los que la vida espiritual es vigorosa: tan pronto como un hombre ha encontrado a Cristo, encuentra a otros. No creeré que has saboreado la miel del Evangelio si puedes comerla toda tú solo. La verdadera gracia pone punto final a todo el monopolio espiritual. Andrés primero encontró a su propio hermano Simón y luego a otros. Nuestros primeros esfuerzos individuales reciben una gran demanda de nuestras relaciones.

Andrés, hiciste muy bien en comenzar con Simón. Tengo mis dudas sobre si algunos cristianos que reparten tratados en las casas de otras personas no harían mejor haciéndolo en sus propios hogares, y si aquellos que están comprometidos en obras de utilidad en el extranjero, no descuidan su especial esfera de utilidad en sus hogares. Puede ser que tú estés o no llamado a evangelizar a las personas de una localidad particular pero, sin ninguna duda, estás llamado a cuidar de tus servidores, tus propios parientes y tus conocidos. Permite que tu religión comience en el hogar.

Muchos comerciantes exportan sus mejores mercancías; el cristiano no debería hacer lo mismo. Debe tener las mejores conversaciones en todo lugar, pero debe prestar atención de poner el más dulce fruto de vida espiritual y testimonio en su propia familia. Cuando Andrés fue a buscar a su hermano poco se imaginaba lo notable que iba a llegar a ser Simón. Simón Pedro tenía el valor de diez Andrés, por lo que podemos recopilar de la historia sagrada; sin embargo, Andrés fue el instrumento para llevar a Simón a Jesús. Quizás tú seas muy deficiente en talentos y, sin embargo, puedes ser el medio para atraer a Cristo a alguno que llegará a ser notable en gracia y servicio. Ah, querido amigo, poco sabes de las posibilidades en tu interior. Quizás hables una palabra a un niño y en él puede estar dormitando un noble corazón que avivará a la Iglesia cristiana en los años venideros. Andrés solo tenía dos talentos, pero encontró a Pedro. Ve tú, y haz lo mismo.”

COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO

“El reconocimiento de Jesús como el Mesías tan temprano en el Evangelio de Juan crea un problema cuando, según los Sinópticos, los discípulos demoraron mucho tiempo para reconocerlo como tal. El problema desaparece si recordamos que hubo muchos que pretendían ser un mesías y que el uso del título depende del contenido que se le daba en tal o cual momento. Indudablemente, Andrés, a esta altura, estaba lejos de comprender el significado cabal y las implicaciones del título. Jesús mismo iba a revelarlo paulatinamente a través de todo su ministerio terrenal. Morris presenta una lista de referencias que demuestra este desarrollo (1:45, 49; 3:22 ss.; 4:25 s., 29, 42; 5:45 s.; 6:15; 7:26 s., 31, 40–43; 9:22; 10:24; 11:27; 12:34; 17:3; 20:31).”

JUAN CALVINO

“El evangelista ha interpretado la palabra hebrea Mesías (Ungido) por la palabra griega Cristo, con el fin de dar a conocer al mundo entero lo que los judíos conocían en secreto. Era la designación ordinaria de los reyes, ya que ellos observaban la unción como un rito solemne. Pero aún sabían que un Rey sería ungido por Dios, bajo el cual podrían esperar obtener la felicidad perfecta y eterna; especialmente cuando debían aprender que el reino terrenal de David no sería permanente. Y así como Dios levantó sus mentes, cuando estaban sometidos y abrumados por diversas calamidades, a la expectativa del Mesías, así les reveló más claramente que su venida estaba cerca.

La predicción de Daniel es más clara y contundente que todas las demás, en lo que se refiere al nombre de Cristo; porque él no lo atribuye, como los profetas anteriores, a los reyes, sino que se lo apropia exclusivamente al Redentor:

Dan 9:25-26  “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.  (26)  Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.”

Por lo tanto, este modo de expresión se hizo prevalente, de modo que cuando se mencionó al Mesías o Cristo, se entendió que no se refería a otro que el Redentor. Así encontraremos a la mujer de Samaria diciendo: El Mesías vendrá, (Juan 4:25;) lo que hace que sea más maravilloso que aquel que era tan ansiosamente deseado por todos, y a quien tenían constantemente en la boca, sea recibido por un número tan reducido de personas.”

JOHN MACARTHUR

“Varios comentaristas creen que el texto griego sugiere que Juan también se encontró con su hermano Jacobo poco tiempo después. Juan y Andrés terminaron convencidos de la verdadera identidad de Jesús en ese tiempo que pasaron con Él. Sin embargo, no quiere decir esto que entendieran completamente la implicación del papel mesiánico del Señor; la comprensión de los discípulos en ese asunto se incrementaría a través de los años que pasaron con Él.”

JOHANNES OECOLAMPADIUS

“Quienes verdaderamente encuentran a Cristo no se contentan con su propia salvación, sino que están inflamados por dentro, buscando también atraer a muchas personas para hacerlas partícipes de su salvación. Es característico de la sabiduría divina no envidiar a los demás, pero si puede atraer a mucha gente, lo hace de todas las formas posibles. Ahora no lo llama simplemente maestro, sino el Mesías que fue predicho por los profetas, acerca de quien tan gran rumor se estaba extendiendo por todas partes.

Porque Juan decía muchas cosas en alabanza de él, y el mundo entero estaba en suspenso en su expectativa de Cristo. Las [setenta] semanas de Daniel ahora se cumplieron. Había muchas cosas en Cristo que fácilmente hubieran sido ofensivas debido a su atuendo ordinario. Allí no había sirvientes, ni la gran pompa de sirvientes del tipo que muchos de los judíos esperaban, ya que esperaban un rey que superase a Salomón. Pero está claro que el Señor los atrajo al conocimiento de él. Lo que anuncia a su hermano también nos fue anunciado a nosotros: Hemos encontrado al Mesías, el mayor tesoro.”

MARTIN LUTERO

“Así, Andrés, uno de los discípulos de Juan, fue el primero en venir a Cristo y conocerlo. Después de esto, partió y conversó con su hermano Simón. La esencia de sus palabras podría haber sido: ¿Quieres escuchar una noticia maravillosa? Juan, nuestro maestro, predicó acerca de este hombre, diciéndonos que él es el Cordero de Dios y el Mesías. Sin duda alguna, Juan había predicado a menudo sobre Cristo con gran amplitud. Andrés había dado crédito a las palabras de Juan, y ahora se acercó a su hermano y le dijo: Hemos encontrado al Mesías, el mismo hombre al que Juan señaló y declaró que él era el Mesías. Así Andrés se convirtió en el primer predicador y testigo del mesianismo de Cristo. Este es el mensaje que le transmitió a su hermano Pedro al encontrarse con él: que había encontrado a aquel de quien habían escrito la ley de Moisés y los profetas. Esto tuvo lugar en Betsaida, donde Pedro y Andrés, animados por la convicción de haber encontrado al Mesías predicho por los profetas, partieron para venir a Cristo.”

ALEXANDER MACLAREN

“Otro bocado de evidencia en cuanto a la fecha y el propósito del Evangelio se encuentra en la mención aquí de Andrés como 'hermano de Simón Pedro'. Aún no hemos escuchado nada sobre Simón Pedro. El evangelista nunca ha mencionado su nombre y, sin embargo, da por sentado que sus oyentes sabían todo acerca de Pedro y lo conocían mejor que Andrés. Eso presupone una considerable familiaridad con los incidentes de la historia del Evangelio y está en armonía con la teoría de que este cuarto Evangelio es el último de los cuatro y fue escrito con el propósito de complementar, no de repetir, su narrativa.

De ahí que se expliquen de forma simple y suficiente algunos de los fenómenos del Evangelio que han inquietado a los críticos. Pasando eso, observe primero la ilustración que obtenemos aquí de cuán instintivo y natural es el impulso, cuando un hombre ha encontrado a Jesucristo, de contarle a alguien más acerca de Él. Nadie le dijo a Andrés: 'Ve y busca a tu hermano', y sin embargo, tan pronto como se dio cuenta del hecho de que este Hombre que estaba frente a él era el Mesías, aunque la noche parece haber llegado, se apresura a buscar a su hermano, y comparte con él la alegre convicción. Ahora, ese es siempre el caso. Si un hombre tiene una verdadera convicción profunda, no puede descansar hasta que trate de compartirla con alguien más. Incluso un perro al que le hayan curado la pata traerá otros perros cojos al hombre que fue amable con él.

Quien realmente cree en algo se convierte en propagandista. ¡Mira a nuestro alrededor hoy! y escucha la Babel, la Babel al por mayor de los ruidos, donde todo tipo de opinión está tratando de hacerse oír. Suena como una feria rural donde cada vendedor ambulante está gritando más fuerte. Eso muestra que los hombres creen las cosas que profesan. ¡Gracias a Dios que hay tanta seriedad en el mundo! ¿Y ahora los cristianos deben ser mudos mientras toda esta multitud vociferante está gritando sus mercancías, y los charlatanes están parados en sus plataformas gritando sus detalles, que en su mayoría son engaños? ¿No tienes una medicina que lo curará todo, una verdadera curación, un verdadero analgésico? Si cree que lo ha hecho, ciertamente nunca descansarás hasta que compartas tu bendición con tus hermanos.”

JOHN TRAPP

“Poco era lo que podía decir Andrés de la persona, oficio, valor, virtud, etc. de Cristo, pero lo lleva a Cristo. Así que hagamos lo nuestro con las ordenanzas públicas. Haga el oficio de la campana del sermón al menos, porque no sabemos lo que Dios puede hacer por ellos. Tráigalos como ellos, al paralítico sobre su cama, y pongalos delante del Señor para que los cure.”

MATTHEW POOLE

“El término Mesías en hebreo es el mismo con Cristo en griego, y ambos significan lo mismo Él Ungido en inglés. El artículo de este lugar es enfático, no meramente prepositivo, como en otros lugares, sino que significa Él Ungido; porque también fueron ungidos otros reyes, sacerdotes y profetas, y el pueblo de Dios se llama ungido; pero fue ungido con óleo de alegría más que sus compañeros, no habiendo recibido el Espíritu por medida.”

JOHN GILL

“Después que Andrés y el otro discípulo se despidieron de Cristo, siendo afectados por la gracia que se le había concedido, y porque su corazón ardía por la conversación que habían tenido con él, transportaron su alegría por encontrar al Mesías, y Andrés va a toda prisa en busca de sus parientes, amigos y conocidos, para comunicar lo que había visto y oído, para llevarlos al conocimiento de la misma; porque tal es la naturaleza de la gracia, que es muy comunicativa, que los que la tienen, están muy deseosos de que todos los demás sean partícipes de ella: y la primera persona a la que se dirigió fue a Simón, que luego se llamó Pedro, su propio hermano; no un cuñado, sino su propio hermano, por parte de padre y madre, y tan querido para él por los lazos de la naturaleza y la sangre: y le dijo; con todo el entusiasmo imaginable y en un éxtasis de alegría: hemos encontrado al Mesías; A mí y a un compañero discípulo se nos ha señalado al Mesías, tan a menudo predicho por los profetas, y tan esperado por nuestros padres; y lo hemos seguido, y hemos tenido conversación con él, y estamos bien seguros de que es esa persona ilustre.”

¿Acaso puede haber mayor gozo para un alma sensible que encontrar a Cristo? En un sentido espiritual, es tener una vista clara de él por la fe, ir a él y asirlo, como el único Salvador y Redentor, que se encuentra en las Escrituras de verdad, que dan testimonio de él; en las promesas de la gracia, que están llenas de él y en el Evangelio, del cual él es la suma y sustancia.

Felices las almas que encuentran a Cristo bajo su dirección; porque encuentran vida espiritual y eterna en él; una justicia justificadora; perdón libre y completo de sus pecados; alimento espiritual para sus almas; y paz, consuelo, gozo, descanso y gloria eterna; por tanto, esto debe ser motivo de gozo para ellos, ya que tal hallazgo es rico, una perla de gran precio, una riqueza duradera e inescrutable; y del cual un hombre que ya lo ha encontrado, no se separará de ello ni por todo el mundo; y es lo que nunca más se puede perder; y, particularmente para dos clases de personas, encontrar a Cristo debe darles un placer peculiar y un gozo inexpresable; y es a los que están bajo un sentimiento de pecado y condenación, y a los que han estado en la deserción.”

J.C RYLE

“[Primero]. Esta expresión tiene que significar que Andrés fue el primero de los dos discípulos que llevó a un hermano a Jesús, o que fue el primer discípulo, hablando en general, que habló a otros del Mesías cuando le encontró, o bien que fue el primero en hablar a su hermano Pedro y no fue Pedro el primero en hablarle a él de Cristo.

[Hemos hallado]. Esta expresión indica un descubrimiento inesperado y que los llenó de gozo. La conversación vespertina que Andrés había tenido con Jesús le había convencido de que era verdaderamente el Cristo.

[Al Mesías (que traducido es, el Cristo)]. Es casi innecesario comentar que estos nombres significan ambos “el Ungido”. El primero es hebreo y el segundo griego. Los reyes, profetas y sacerdotes del Antiguo Testamento eran ungidos; y nuestro Señor, como el Profeta, Sacerdote y Rey de la Iglesia, fue llamado el Ungido no a causa de que fuera realmente ungido con aceite, sino porque fue ungido “con el Espíritu Santo” (Hechos 10:38).

No se debe pasar por alto la amplitud del conocimiento religioso de Andrés. De situación pobre y humilde como era, parece que, como todos los judíos, conocía lo que los profetas del Antiguo Testamento habían anunciado acerca del Mesías y estaba preparado para oír a una persona aparecer como el Mesías. Es una de las muchas expresiones en los Evangelios que muestran que los órdenes inferiores entre los judíos conocían mucho mejor las palabras de las Escrituras del Antiguo Testamento de lo que los pobres de nuestros días conocen las del Nuevo Testamento (o de hecho cualquier parte de la Biblia).

Calvino comenta acerca de la conducta de Andrés: “Ay de nuestra indolencia si, tras haber sido plenamente iluminados, no nos esforzamos por hacer partícipes a otros de la misma gracia.”

J. WALVOORD – R. ZUCK

“Al traer a su hermano Simón Pedro a Cristo, ningún hombre benefició más a la iglesia que Andrés. Éste es mencionado dos veces más en Juan (6:4–9; 12:20–22) y en ambas aparece trayendo a alguien a Jesús.”

LEON MORRIS

“No todos aceptan la palabra “primero”. Nos encontramos ante un problema textual, ya que no todos los manuscritos coinciden en este punto. En unos, esta palabra es un adjetivo en nominativo, por lo que significa que «Andrés fue el primero en encontrar...». Entonces, parece que el discípulo cuyo nombre no sabemos también encontró a su hermano, pero que Andrés lo hizo antes. En otros, podría tratarse de un adverbio, con lo que tendríamos que lo primero que hizo Andrés fue encontrarse a su hermano. Sin embargo, podría tratarse de un adjetivo en acusativo, lo que cambiaría el sentido y supondría que la primera persona que Andrés encontró fue su hermano.

Hay un tercer bloque de manuscritos – con mucha menos evidencia – en los que aparece “por la mañana” (Bernard, Moffatt, Schonfield y otros aceptan esta interpretación). Parece que la segunda posición, la de que se trate de un adverbio, es la opción correcta. Esto quiere decir que lo más seguro es que a la mañana siguiente, Andrés se apresurara en encontrar a su hermano para contarle urgentemente todo lo que habían descubierto (usa la segunda persona del plural, lo que indica que ya estaba pensando en una comunidad) sobre el Mesías (una expresión que en todo el Nuevo Testamento solo aparece aquí y en 4:25). Típico de él, nuestro evangelista explica que esta palabra quiere decir “Cristo”.

El hecho de que se reconozca a Jesús como el Mesías ya al principio del Evangelio sorprende a muchos, debido a que en los Sinópticos los discípulos tardan mucho tiempo en llegar a tener una comprensión adecuada de la identidad de Jesús. Pero, tal como dice Hoskyns: «no es que el evangelista idealice a los primeros discípulos, como muchos han dicho, ¡ya que incluso les tiene que explicar lo que el título “Cristo” significa!» En un principio, que los discípulos pensaran que Jesús era el Mesías no era ninguna cosa del otro mundo, ya que en la época había muchos que decían ser el Mesías. Lo importante es si entendían o no todo lo que eso implicaba. Todos los textos dejan bastante claro que los seguidores de Jesús tardaron en llegar a tener una buena comprensión del término. Pero eso no quiere decir que no lo usaran. Decir que Jesús era el Mesías era algo fácil; entender lo que esto suponía, ya era otra cosa.

Parece ser que parte del objetivo de Juan era refutar las ideas erróneas que corrían sobre el Mesías. Quizá por eso recoge la primera ocasión en que los discípulos malinterpretan la misión de Jesús como Mesías, para poder así empezar a explicar cuál es el verdadero sentido de la misión mesiánica (la cual, para Juan, tiene un significado muy amplio). La motivación que le mueve a escribir el Evangelio es que veamos que Jesús es el Mesías. Para ver cómo desarrolla este tema ver los siguientes versículos: 45, 49; 3:28-29; 4:25- 26, 29, 42; 5:45-46; 6:15; 7:26-27, 31, 40-43; 9:22; 10:24; 11:27; 12:34; 17:3; 20:31.”

SAMUEL P. MILLOS

“Para Andrés no era solo el Cordero de Dios, sino también el Mesías esperado. El Bautista había estado preparando el camino para la venida del Mesías, llamando al arrepentimiento y bautizando a quienes aceptaban la demanda de un cambio de vida. Sin embargo, es muy posible que la aparición del Mesías, conforme a la enseñanza tradicional fuese un acontecimiento revestido de esplendor y gloria. Ninguno de los que estaban en aquel tiempo cerca de Juan hubiesen considerado a Jesús como el Mesías esperado.

Sin embargo, para Andrés había sido suficiente el tiempo pasado con Jesús, para descubrir que era el Mesías prometido. Aparentemente hay una diferencia con la tradición sinóptica, donde es Pedro y no Andrés el primero en confesar que Jesús es el Cristo (Mt. 16:16), sin embargo, la confesión de Pedro tiene como razón de ser la respuesta a la pregunta que Jesús les formuló sobre quien decían ellos que era. Como es normal en Juan, traduce al griego la palabra aramea Mesías, haciendo notar que es equivalente a Cristo.

Es interesante, como hace notar Barret, la secuencia de títulos en este primer capítulo del Evangelio: Cordero de Dios (v. 36), Rabí (v. 38), Mesías (v. 41), el anunciado por Moisés y los profetas (v. 45), Rabí, Hijo de Dios, Rey de Israel (49), Hijo del Hombre (v. 51).”

WILLIAM MACDONALD

“Cuando alguien encuentra a Jesús, generalmente quiere que sus parientes también lo lleguen a conocer. De modo que Andrés fue rápidamente a su hermano Simón con las emocionantes noticias: Hemos hallado al Mesías. ¡Qué anuncio más asombroso! Durante al menos cuatro mil años, los hombres habían esperado al prometido Cristo, el Ungido de Dios. Ahora, Simón oye de boca de su propio hermano las asombrosas nuevas de que el Mesías estaba cerca. Ciertamente, estaban viviendo acontecimientos históricos. ¡Qué sencillo era el mensaje de Andrés! Sólo cuatro palabras: Hemos hallado al Mesías -pero Dios lo empleó para ganar a Pedro-. Esto nos enseña que no hemos de ser ni grandes predicadores ni elocuentes oradores. Sólo hemos de hablar a los hombres acerca del Señor Jesús, y Dios se cuidará del resto.”

MATTHEW HENRY

“Andrés se dio prisa en comunicar las nuevas a su hermano Simón Pedro:

1. Veamos la información que Andrés dio a su hermano:

(A) «Éste (Andrés) halló primero a su hermano Simón» (v. Jua_1:41). Lo de hallarle implica que le buscó. Vemos, pues, que Andrés se convierte en el primer misionero de Cristo. No puede callarse el encuentro que ha tenido con el Mesías, y va a dar testimonio de ello, y comienza por su propia casa, como debe ser.

(B) Le dijo lo que habían encontrado: «Hemos hallado al Mesías». Habla con humildad; no dice: «He hallado», sino: «Hemos hallado», regocijándose de haber compartido con otro tan dichosa experiencia. Habla también con exultación: «Hemos hallado». Lo proclama gozoso. Podemos suponer el entusiasmo de Andrés y Juan al dar este testimonio: La suprema expectación de Israel había tenido, por fin, cumplimiento.

Aquel hacia el que apuntaban todas las profecías de la salvación, de la liberación, de la redención del pueblo escogido, acababa de manifestarse (v. Gál_4:4). Es cierto que el conocimiento que del Mesías tenían estos buenos discípulos necesitaba aún purificación y profundización. Hasta que no descendiese el Espíritu Santo sobre ellos, muchas cosas les pasarían desapercibidas o no las entenderían correctamente, pero el gran hallazgo se había cumplido, y el eurékamen del texto griego tiene mucha más importancia que el famoso «eúreka» que pronunció Arquímedes, mientras se estaba bañando, al descubrir el principio de flotación de los sólidos. Arquímedes había ampliado sus conocimientos científicos, pero Andrés y Juan habían hallado al que constituía la única esperanza de Israel y al que, en Pro_8:29, aparece estableciendo los fundamentos de la tierra.”

WILLIAM BARCLAY

“No disponemos de mucha información sobre Andrés, pero lo poco que sabemos nos pinta claramente su carácter. Es uno de los personajes más simpáticos de la compañía de los apóstoles. Tiene dos cualidades sobresalientes.

(i) Andrés se caracteriza por estar dispuesto a ocupar un segundo lugar. Una y otra vez se le identifica como el hermano de Simón Pedro. Está claro que vivió a la sombra de su hermano. Muchos es posible que no supieran quién era Andrés, pero todo el mundo sabía quién era Pedro; así es que, cuando hablaban de Andrés, le identificaban como el hermano de Pedro. Andrés no formaba parte del círculo íntimo de los discípulos. Cuando Jesús devolvió la vida a la hija de Jairo, cuando ascendió al Monte de la Transfiguración, cuando arrostró la lucha suprema en Getsemaní, fueron Pedro, Santiago y Juan los que llevó consigo. Habría sido fácil que Andrés se diera por ofendido. ¿No había sido él uno de los dos primeros que siguieron a Jesús? ¿Es que el mismo Pedro no le debía a él el que le hubiera presentado a Jesús? ¿No habría sido natural que se le concediera a él, Andrés, un puesto especial entre los apóstoles? Pero todo eso ni siquiera se le ocurrió nunca a Andrés. Estaba contento de seguir en la penumbra mientras Pedro ocupaba el centro de la atención; se daba por contento de representar un papel secundario en la compañía de los Doce. Para Andrés los asuntos jerárquicos y los puestos de honor no tenían ninguna importancia. Lo único que importaba era estar con Jesús y servirle lo mejor posible. Andrés es «el santo patrón» de todos los que aceptan ser segundones con humildad y lealtad y sin resentimiento.

(ii) Andrés se caracteriza por estar al loro para presentarle a otros a Jesús. Son sólo tres veces las que aparece Andrés en escena en la historia evangélica: la primera es aquí, cuando Le trae a Pedro a Jesús; la segunda, en Jua_6:8-9 , cuando Le trae a Jesús al muchacho de los cinco panecillos y los dos pescaditos; y la tercera,:el incidente de Jua_12:22 , cuando trae a los buscadores griegos a la presencia de Jesús. Andrés disfrutaba enormemente trayendo a otros a Jesús. Sobresale como el cristiano cuyo deseo supremo es el compartir la gloria: Tenía corazón de misionero. Desde que encontró la amistad de Jesús, pasó el resto de la vida introduciendo a otros a esa amistad. Andrés es nuestro gran ejemplo del que no puede guardarse a Jesús sólo para sí.”

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