EVANGELIO DE JUAN CAPITULO 1
VERSICULO 41 |
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RV1960 |
NVI1999 |
BTX4 |
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Este
halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que
traducido es, el Cristo). |
Andrés
encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos encontrado al Mesías
(es decir, el Cristo). |
Este
halla primero a su hermano Simón, y le dice: ¡Hemos hallado al MESÍAS! (que
traducido es CRISTO) |
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TR+ |
INA27+ |
VUL |
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ευρισκειG2147
V-PAI-3S ουτοςG3778 D-NSM πρωτοςG4413 A-NSM-S τονG3588 T-ASM αδελφονG80 N-ASM
τονG3588 T-ASM ιδιονG2398 A-ASM σιμωναG4613 N-ASM καιG2532 CONJ λεγειG3004 V-PAI-3S
αυτωG846 P-DSM ευρηκαμενG2147 V-RAI-1P τονG3588 T-ASM μεσσιανG3323 N-ASM
οG3739 R-NSN εστινG1510 V-PAI-3S μεθερμηνευομενονG3177 V-PPP-NSN οG3588 T-NSM
χριστοςG5547 N-NSM |
ευρισκει G2147:V-PAI-3S Está hallando
ουτος G3778:D-NSM este πρωτον G4412:ADV-S primero τον G3588:T-ASM a el
αδελφον G80:N-ASM hermano τον G3588:T-ASM el ιδιον G2398:A-ASM propio σιμωνα
G4613:N-ASM Simón και G2532:CONJ y λεγει G3004:V-PAI-3S está diciendo αυτω
G846:P-DSM a él ευρηκαμεν G2147:V-RAI-1P Hemos hallado τον G3588:T-ASM a el
μεσσιαν G3323:N-ASM Mesías ο G3739:R-NSN Cual εστιν G1510:V-PAI-3S es
μεθερμηνευομενον G3177:V-PPP-NSN siendo traducido χριστος G5547:N-NSM Ungido |
invenit hic primum
fratrem suum Simonem et dicit ei invenimus Messiam quod est interpretatum Christus |
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KJV |
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He first findeth his own
brother Simon, and saith unto him, We have found the Messias, which is, being
interpreted, the Christ. |
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TCB |
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Y
le dijo: hemos hallado.
Jua_1:36, Jua_1:37, Jua_1:45; Jua_4:28, Jua_4:29; 2Re_7:9; Isa_2:3-5; Luc_2:17,
Luc_2:38; Hch_13:32, Hch_13:33; 1Jn_1:3.
Al
Mesías. Jua_4:25; Dan_9:25, Dan_9:26.
El
Cristo. Sal_2:2; Sal_45:7; Sal_89:20;
Isa_11:2; Isa_61:1; Luc_4:18-21; Hch_4:27; Hch_10:38; Heb_1:8, Heb_1:9. |
COMENTARIOS:
THOMAS MANTON
Nota:
Este es un comentario de T. Manton al salmo 119:27 “Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus
maravillas.” Me parece importante insertarlo en este comentario de Juan
1:41 por dos razones: La primera es que el autor cita el versículo. Y el segundo punto es que Manton expone porque
se debe contar la maravilla de maravillas,
la palabra de Dios, en cuanto uno la
recibe; tal como hizo Andrés quien fue a donde su hermano y dijo “Hemos hallado al Mesias.” (Edwing P.)
“Consciente
de las maravillas que hay en la palabra de Dios, el salmista se propone hablar
de ellas a otros por dos motivos: (1) porque siente el deseo de hacerlo; y (2)
porque así debe ser.
1.
Por el deseo de hacerlo. Cuando el corazón está profundamente emocionado, la
lengua no puede contenerse, y agota todas las expresiones para referirse a lo
que el corazón siente: “Porque de la
abundancia del corazón habla la boca”. Cuando los creyentes son vivificados
en medio de profundas aflicciones y arrebatados por la visión de las
excelencias y misericordias de Dios, experimentan la necesidad de contarlo a
otros. “Ven, y te diré lo que Dios ha
hecho a mi alma.” La mujer que encontró la dracma perdida, reunió a sus
vecinas para que se regocijaran con
ella.
Quien
se limite a un conocimiento frío y meramente académico de la Palabra, difícilmente sentirá la necesidad de hablar
de sus maravillas.
2.
Porque así debe ser, y ello en un aspecto triple: para gloria de Dios; para edificación de los demás; y para nuestro
propio beneficio.
a.
Para gloria de Dios, con quien
estamos tan profundamente en deuda, debemos compartir nuestra experiencia con
aquellos que nos rodean. Lo que ha sucedido en nuestras vidas es algo tan grande
que es digno de darlo a conocer a los demás; cuando has encontrado al Mesías,
ve a buscar a otro para que también lo conozca: “Andrés llamó a Pedro, y le dijo: Hemos hallado al Mesías; y Felipe
halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en
la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, el de Nazaret.”
b.
Para edificación de los demás:
“y tú, cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos.” La gracia verdadera
es contagiosa, se esparce como el fuego.
c.
Para nuestro propio beneficio.
Quien más ahonda en el conocimiento de la Palabra más conocimiento recibe. Por
contra, los pechos repletos de leche, si no son succionados, llegan a secarse.
En la multiplicación de los panes y peces, cuantos más había más se iban
incrementando. Todas las habilidades y dones mejoran a base de ejercitarlos,
pero de manera especial los dones los espirituales, que son los más
enriquecedores.”
WARREN WIERSBE
“Hemos hallado al Mesías" fue el
testimonio que Andrés le dijo a Simón. Mesías es una palabra hebrea que
significa ungido, y el equivalente griego es Cristo. Para los judíos era lo
mismo que decir "Hijo de Dios" (ve Mateo 23:63,64; Marcos 14:61,62;
Lucas 22:67-70). En el Antiguo Testamento los profetas, sacerdotes y reyes eran
ungidos, y con eso apartados para servicio especial.
A
los reyes especialmente se les llamaba ungido de Dios (1 Samue126:11; Salmo
89:20); así que cuando los judíos hablaban de su Mesías, estaban pensando en el
rey que vendría para librarlos y establecer el reino.
Había
cierta confusión entre los maestros judíos respecto a lo que haría el Mesías.
Algunos lo veían corno el sacrificio sufriente (corno en Isaías 53), en tanto
que otros lo veían corno un rey espléndido (corno en Isaías 9 y 11). Jesús tuvo
que explicarles incluso a sus propios seguidores que la cruz tenía que venir
antes de la corona, que él debía sufrir antes de entrar en su gloria (Lucas 24:
13-35). Si Jesús era o no en verdad el Mesías fue un problema crucial que era
todo un reto para los judíos de esos días (Juan 7:26,40-44; 9:22; 10:24).”
SAN JUAN CRISOSTOMO
“Notad
lo que dice el discípulo a su hermano: Hemos
encontrado al Mesías, que quiere decir el Cristo. ¿No veis cómo con esa
sola frase reveló todo lo que había aprendido en tan breve tiempo? Manifiesta
el poder de la palabra del maestro que les había convencido de eso y el intenso
deseo y el celo que desde hacía mucho tiempo animaba a los discípulos. Esa
frase es expresión de un alma que ardientemente deseaba la venida del Mesías y que
exulta y se llena de alegría cuando ve la esperanza convertida en realidad y se
apresura a anunciar a sus hermanos tan feliz noticia. Era, además, un gesto de
amor fraterno, de profunda amistad, de generosidad desinteresada éste de
comunicarse entre los parientes los tesoros espirituales.
Advertid,
además, que antepone el artículo al apelativo. No dice sólo «Mesías», sino el Mesías, pues esperaban un solo Cristo, alguien que nada tuviera
que ver con los demás Y observad que Pedro tiene un ánimo óptimamente dispuesto
desde el primer momento a creer y obedecer. Inmediatamente, sin ninguna
vacilación, echó a correr. Y -dice el evangelista- lo llevó hasta Jesús.
Que
nadie le reproche una excesiva credulidad porque prestó fe a lo que le fue
dicho sin informarse de más detalles. Es verosímil que su hermano le hubiera
hablado ya extensamente e informándole de los particulares del caso. Pero los
evangelistas acostumbran a resumir hechos y palabras, movidos por el deseo de
ser breves y concisos. Sea de ello lo que fuere, san Juan no dice que Pedro
creyera sin más, sino que Andrés lo llevó hasta Jesús para confiárselo, para
que de El aprendiera toda la doctrina. Tanto más cuanto que había junto a El
otro discípulo que había acudido con el mismo fin.
San
Juan Bautista, tras haber dicho: He ahí
al Cordero que bautiza en el Espíritu, dejó que sus discípulos aprendieran más
claramente de El mismo cuanto concernía a la verdad referente a Aquél. Lo mismo
hizo Andrés: considerándose incapaz de explicar todo por sí mismo, llevó a su
hermano hasta el manantial de la luz con tanta insistencia y firmeza que venció
cualquier duda.”
A.T ROBERTSON
“Este
título arameo Mesías está preservado
en el N.T. sólo aquí y en 4:25. En todos los demás pasajes se traduce como Christos, Ungido, de chriö, ungir.”
A.W PINK
“¿Cómo
habla esto de la satisfacción que estos dos discípulos habían encontrado en ¡Cristo!
¡Querían compartir con otros su alegría recién nacida! Andrés buscó a su
hermano Simón y le dijo: "Hemos
encontrado al Cristo". El hecho de que aquí se diga "Primero
encuentra a su propio hermano", implica que Juan (quien siempre busca
esconderse, sin mencionar su nombre ni una sola vez) hizo lo mismo con su
hermano, James,(Santiago) un poco más tarde. Este es el feliz privilegio de
todo joven creyente de contarles a otros acerca del Salvador que ha encontrado.
Para ello, no se requiere formación universitaria y no es necesario buscar la
autoridad de ninguna iglesia.
No
es que despreciemos ninguno de estos, pero todo lo que se necesita para decirle
a un pecador que perece del Salvador, es que usted mismo lo conozca de corazón. No fue que Andrés salió como predicador,
para ese trabajo necesitaba un entrenamiento, entrenamiento por parte de Cristo
mismo.
Pero
se propuso dar un testimonio sencillo pero sincero del Salvador que había
encontrado. A quien buscaba era a su propio hermano, y esto ilustra el hecho de
que nuestra responsabilidad personal comienza con los más cercanos a nosotros.
El testimonio debe darse primero en nuestro propio círculo familiar.”
CHARLES SPURGEON
“¿Dónde debe comenzar la
obra misional? Un hermano debe comenzar
con su hermano. Está muy bien tener el deseo de ir a los paganos en África;
Será mejor que empieces a trabajar como misionero en Inglaterra y luego vayas a
África. El que no puede ganar a su hermano no es probable que gane a nadie más.
“Primero encuentra a tu propio hermano Simón:” este Andrés, que luego iba a
llevar a tantos a Cristo, debe comenzar por casa y tener éxito allí. Si no
somos fiieles con uno o dos parientes, ¿cómo puede Dios confiiarnos un púlpito
y una congregación?
Este ejemplo de Andrés es un
excelente modelo para todos los casos en los que la vida espiritual es
vigorosa: tan pronto como un hombre ha encontrado a Cristo, encuentra a otros.
No creeré que has saboreado la miel del Evangelio si puedes comerla toda tú
solo. La verdadera gracia pone punto final a todo el monopolio espiritual.
Andrés primero encontró a su propio hermano Simón y luego a otros. Nuestros
primeros esfuerzos individuales reciben una gran demanda de nuestras
relaciones.
Andrés, hiciste muy bien en
comenzar con Simón. Tengo mis dudas sobre si algunos cristianos que reparten
tratados en las casas de otras personas no harían mejor haciéndolo en sus
propios hogares, y si aquellos que están comprometidos en obras de utilidad en
el extranjero, no descuidan su especial esfera de utilidad en sus hogares.
Puede ser que tú estés o no llamado a evangelizar a las personas de una
localidad particular pero, sin ninguna duda, estás llamado a cuidar de tus
servidores, tus propios parientes y tus conocidos. Permite que tu religión
comience en el hogar.
Muchos comerciantes exportan
sus mejores mercancías; el cristiano no debería hacer lo mismo. Debe tener las
mejores conversaciones en todo lugar, pero debe prestar atención de poner el
más dulce fruto de vida espiritual y testimonio en su propia familia. Cuando
Andrés fue a buscar a su hermano poco se imaginaba lo notable que iba a llegar
a ser Simón. Simón Pedro tenía el valor de diez Andrés, por lo que podemos
recopilar de la historia sagrada; sin embargo, Andrés fue el instrumento para
llevar a Simón a Jesús. Quizás tú seas muy deficiente en talentos y, sin
embargo, puedes ser el medio para atraer a Cristo a alguno que llegará a ser
notable en gracia y servicio. Ah, querido amigo, poco sabes de las
posibilidades en tu interior. Quizás hables una palabra a un niño y en él puede
estar dormitando un noble corazón que avivará a la Iglesia cristiana en los
años venideros. Andrés solo tenía dos talentos, pero encontró a Pedro. Ve tú, y
haz lo mismo.”
COMENTARIO BIBLICO MUNDO
HISPANO
“El reconocimiento de Jesús
como el Mesías tan temprano en el
Evangelio de Juan crea un problema cuando, según los Sinópticos, los discípulos
demoraron mucho tiempo para reconocerlo como tal. El problema desaparece si
recordamos que hubo muchos que pretendían ser un mesías y que el uso del título
depende del contenido que se le daba en tal o cual momento. Indudablemente,
Andrés, a esta altura, estaba lejos de comprender el significado cabal y las
implicaciones del título. Jesús mismo iba a revelarlo paulatinamente a través
de todo su ministerio terrenal. Morris presenta una lista de referencias que
demuestra este desarrollo (1:45, 49; 3:22 ss.; 4:25 s., 29, 42; 5:45 s.; 6:15;
7:26 s., 31, 40–43; 9:22; 10:24; 11:27; 12:34; 17:3; 20:31).”
JUAN CALVINO
“El evangelista ha
interpretado la palabra hebrea Mesías
(Ungido) por la palabra griega Cristo, con el fin de dar a conocer al
mundo entero lo que los judíos conocían
en secreto. Era la designación ordinaria de los reyes, ya que ellos
observaban la unción como un rito solemne. Pero aún sabían que un Rey sería ungido por Dios, bajo el cual podrían
esperar obtener la felicidad perfecta y eterna; especialmente cuando debían
aprender que el reino terrenal de David no sería permanente. Y así como Dios
levantó sus mentes, cuando estaban sometidos y abrumados por diversas
calamidades, a la expectativa del Mesías, así les reveló más claramente que su
venida estaba cerca.
La predicción de Daniel es
más clara y contundente que todas las demás, en lo que se refiere al nombre de Cristo; porque él no lo atribuye, como
los profetas anteriores, a los reyes, sino que se lo apropia exclusivamente al
Redentor:
Dan 9:25-26 “Sabe,
pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a
Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos
semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. (26) Y
después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas
no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el
santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán
las devastaciones.”
Por lo tanto, este modo de
expresión se hizo prevalente, de modo que cuando se mencionó al Mesías o Cristo, se entendió que no se
refería a otro que el Redentor. Así
encontraremos a la mujer de Samaria diciendo: El Mesías vendrá, (Juan 4:25;) lo que hace que sea más maravilloso
que aquel que era tan ansiosamente deseado por todos, y a quien tenían
constantemente en la boca, sea recibido por un número tan reducido de personas.”
JOHN MACARTHUR
“Varios comentaristas creen
que el texto griego sugiere que Juan también se encontró con su hermano Jacobo
poco tiempo después. Juan y Andrés terminaron convencidos de la verdadera
identidad de Jesús en ese tiempo que pasaron con Él. Sin embargo, no quiere
decir esto que entendieran completamente
la implicación del papel mesiánico del Señor; la comprensión de los
discípulos en ese asunto se incrementaría a través de los años que pasaron con
Él.”
JOHANNES OECOLAMPADIUS
“Quienes verdaderamente
encuentran a Cristo no se contentan con su propia salvación, sino que están
inflamados por dentro, buscando también atraer a muchas personas para hacerlas
partícipes de su salvación. Es característico de la sabiduría divina no
envidiar a los demás, pero si puede atraer a mucha gente, lo hace de todas las formas
posibles. Ahora no lo llama simplemente maestro, sino el Mesías que fue predicho por los profetas, acerca de quien tan
gran rumor se estaba extendiendo por todas partes.
Porque Juan decía muchas
cosas en alabanza de él, y el mundo entero estaba en suspenso en su expectativa
de Cristo. Las [setenta] semanas de
Daniel ahora se cumplieron. Había muchas cosas en Cristo que fácilmente hubieran
sido ofensivas debido a su atuendo ordinario. Allí no había sirvientes, ni la
gran pompa de sirvientes del tipo que muchos de los judíos esperaban, ya que
esperaban un rey que superase a Salomón. Pero está claro que el Señor los
atrajo al conocimiento de él. Lo que anuncia a su hermano también nos fue
anunciado a nosotros: Hemos encontrado al
Mesías, el mayor tesoro.”
MARTIN LUTERO
“Así, Andrés, uno de los
discípulos de Juan, fue el primero en venir a Cristo y conocerlo. Después de
esto, partió y conversó con su hermano Simón. La esencia de sus palabras podría
haber sido: ¿Quieres escuchar una noticia maravillosa? Juan, nuestro maestro,
predicó acerca de este hombre, diciéndonos que él es el Cordero de Dios y el Mesías. Sin duda alguna, Juan había
predicado a menudo sobre Cristo con gran amplitud. Andrés había dado crédito a
las palabras de Juan, y ahora se acercó a su hermano y le dijo: Hemos
encontrado al Mesías, el mismo hombre al que Juan señaló y declaró que él era
el Mesías. Así Andrés se convirtió en el primer predicador y testigo del mesianismo
de Cristo. Este es el mensaje que le transmitió a su hermano Pedro al
encontrarse con él: que había encontrado a aquel de quien habían escrito la ley
de Moisés y los profetas. Esto tuvo lugar en Betsaida, donde Pedro y Andrés,
animados por la convicción de haber encontrado al Mesías predicho por los
profetas, partieron para venir a Cristo.”
ALEXANDER MACLAREN
“Otro bocado de evidencia en
cuanto a la fecha y el propósito del Evangelio se encuentra en la mención aquí
de Andrés como 'hermano de Simón Pedro'.
Aún no hemos escuchado nada sobre Simón Pedro. El evangelista nunca ha
mencionado su nombre y, sin embargo, da
por sentado que sus oyentes sabían todo acerca de Pedro y lo conocían mejor que
Andrés. Eso presupone una considerable familiaridad con los incidentes de
la historia del Evangelio y está en armonía con la teoría de que este cuarto
Evangelio es el último de los cuatro y
fue escrito con el propósito de complementar, no de repetir, su narrativa.
De ahí que se expliquen de
forma simple y suficiente algunos de los fenómenos del Evangelio que han
inquietado a los críticos. Pasando eso, observe primero la ilustración que
obtenemos aquí de cuán instintivo y natural es el impulso, cuando un hombre ha
encontrado a Jesucristo, de contarle a alguien más acerca de Él. Nadie le dijo
a Andrés: 'Ve y busca a tu hermano',
y sin embargo, tan pronto como se dio cuenta del hecho de que este Hombre que
estaba frente a él era el Mesías, aunque la noche parece haber llegado, se
apresura a buscar a su hermano, y comparte con él la alegre convicción. Ahora, ese
es siempre el caso. Si un hombre tiene una verdadera convicción profunda, no
puede descansar hasta que trate de compartirla con alguien más. Incluso un
perro al que le hayan curado la pata traerá otros perros cojos al hombre que
fue amable con él.
Quien realmente cree en algo
se convierte en propagandista. ¡Mira a nuestro alrededor hoy! y escucha la
Babel, la Babel al por mayor de los ruidos, donde todo tipo de opinión está
tratando de hacerse oír. Suena como una feria rural donde cada vendedor
ambulante está gritando más fuerte. Eso muestra que los hombres creen las cosas
que profesan. ¡Gracias a Dios que hay tanta seriedad en el mundo! ¿Y ahora los
cristianos deben ser mudos mientras toda esta multitud vociferante está
gritando sus mercancías, y los charlatanes están parados en sus plataformas
gritando sus detalles, que en su mayoría son engaños? ¿No tienes una medicina
que lo curará todo, una verdadera curación, un verdadero analgésico? Si cree
que lo ha hecho, ciertamente nunca descansarás hasta que compartas tu bendición
con tus hermanos.”
JOHN TRAPP
“Poco era lo que podía decir
Andrés de la persona, oficio, valor, virtud, etc. de Cristo, pero lo lleva a Cristo. Así que hagamos
lo nuestro con las ordenanzas públicas. Haga el oficio de la campana del sermón
al menos, porque no sabemos lo que Dios puede hacer por ellos. Tráigalos como ellos,
al paralítico sobre su cama, y pongalos delante del Señor para que los cure.”
MATTHEW POOLE
“El término Mesías en hebreo es el mismo con Cristo en griego, y ambos significan lo
mismo Él Ungido en inglés. El
artículo de este lugar es enfático, no meramente prepositivo, como en otros
lugares, sino que significa Él Ungido; porque también fueron ungidos otros reyes, sacerdotes y
profetas, y el pueblo de Dios se llama ungido; pero fue ungido con óleo de
alegría más que sus compañeros, no habiendo recibido el Espíritu por medida.”
JOHN GILL
“Después que Andrés y el
otro discípulo se despidieron de Cristo, siendo afectados por la gracia que se
le había concedido, y porque su corazón ardía por la conversación que habían
tenido con él, transportaron su alegría por encontrar al Mesías, y Andrés va a
toda prisa en busca de sus parientes, amigos y conocidos, para comunicar lo que
había visto y oído, para llevarlos al conocimiento de la misma; porque tal es
la naturaleza de la gracia, que es muy
comunicativa, que los que la tienen, están muy deseosos de que todos los
demás sean partícipes de ella: y la
primera persona a la que se dirigió fue a Simón, que luego se llamó Pedro, su
propio hermano; no un cuñado, sino su propio hermano, por parte de padre y
madre, y tan querido para él por los lazos de la naturaleza y la sangre: y le
dijo; con todo el entusiasmo imaginable y en un éxtasis de alegría: hemos encontrado al Mesías; A mí y a un
compañero discípulo se nos ha señalado al Mesías, tan a menudo predicho por los
profetas, y tan esperado por nuestros padres; y lo hemos seguido, y hemos tenido
conversación con él, y estamos bien seguros de que es esa persona ilustre.”
¿Acaso puede haber mayor
gozo para un alma sensible que encontrar a Cristo? En un sentido espiritual, es
tener una vista clara de él por la fe, ir a él y asirlo, como el único Salvador
y Redentor, que se encuentra en las Escrituras de verdad, que dan testimonio de
él; en las promesas de la gracia, que están llenas de él y en el Evangelio, del
cual él es la suma y sustancia.
Felices las almas que
encuentran a Cristo bajo su dirección; porque encuentran vida espiritual y
eterna en él; una justicia justificadora; perdón libre y completo de sus
pecados; alimento espiritual para sus almas; y paz, consuelo, gozo, descanso y
gloria eterna; por tanto, esto debe ser motivo de gozo para ellos, ya que tal
hallazgo es rico, una perla de gran precio, una riqueza duradera e
inescrutable; y del cual un hombre que ya lo ha encontrado, no se separará de
ello ni por todo el mundo; y es lo que nunca más se puede perder; y,
particularmente para dos clases de personas, encontrar a Cristo debe darles un
placer peculiar y un gozo inexpresable; y es a los que están bajo un
sentimiento de pecado y condenación, y a los que han estado en la deserción.”
J.C RYLE
“[Primero]. Esta expresión tiene que significar que Andrés fue el
primero de los dos discípulos que llevó a un hermano a Jesús, o que fue el
primer discípulo, hablando en general, que habló a otros del Mesías cuando le encontró,
o bien que fue el primero en hablar a su hermano Pedro y no fue Pedro el
primero en hablarle a él de Cristo.
[Hemos hallado]. Esta expresión indica un descubrimiento inesperado
y que los llenó de gozo. La conversación vespertina que Andrés había tenido con
Jesús le había convencido de que era verdaderamente el Cristo.
[Al Mesías (que traducido es, el Cristo)]. Es casi innecesario
comentar que estos nombres significan ambos “el Ungido”. El primero es hebreo y
el segundo griego. Los reyes, profetas y sacerdotes del Antiguo Testamento eran
ungidos; y nuestro Señor, como el Profeta, Sacerdote y Rey de la Iglesia, fue
llamado el Ungido no a causa de que fuera realmente ungido con aceite, sino
porque fue ungido “con el Espíritu Santo” (Hechos 10:38).
No se debe pasar por alto la amplitud del conocimiento religioso de
Andrés. De situación pobre y humilde como era, parece que, como todos los
judíos, conocía lo que los profetas del Antiguo Testamento habían anunciado
acerca del Mesías y estaba preparado para oír a una persona aparecer como el
Mesías. Es una de las muchas expresiones en los Evangelios que muestran que los
órdenes inferiores entre los judíos conocían mucho mejor las palabras de las
Escrituras del Antiguo Testamento de lo que los pobres de nuestros días conocen
las del Nuevo Testamento (o de hecho cualquier parte de la Biblia).
Calvino comenta acerca de la
conducta de Andrés: “Ay de nuestra
indolencia si, tras haber sido plenamente iluminados, no nos esforzamos por
hacer partícipes a otros de la misma gracia.”
J. WALVOORD – R. ZUCK
“Al traer a su hermano Simón Pedro a Cristo, ningún hombre benefició más a la iglesia que Andrés. Éste es mencionado dos veces más en Juan (6:4–9; 12:20–22) y en ambas aparece trayendo a alguien a Jesús.”
LEON MORRIS
“No todos aceptan la palabra
“primero”. Nos encontramos ante un problema textual, ya que no todos los
manuscritos coinciden en este punto. En unos, esta palabra es un adjetivo en
nominativo, por lo que significa que «Andrés fue el primero en encontrar...».
Entonces, parece que el discípulo cuyo nombre no sabemos también encontró a su hermano,
pero que Andrés lo hizo antes. En otros, podría tratarse de un adverbio, con lo
que tendríamos que lo primero que hizo Andrés fue encontrarse a su hermano. Sin
embargo, podría tratarse de un adjetivo en acusativo, lo que cambiaría el
sentido y supondría que la primera persona que Andrés encontró fue su hermano.
Hay un tercer bloque de
manuscritos – con mucha menos evidencia – en los que aparece “por la mañana” (Bernard,
Moffatt, Schonfield y otros aceptan esta interpretación). Parece que la segunda
posición, la de que se trate de un adverbio, es la opción correcta. Esto quiere
decir que lo más seguro es que a la mañana siguiente, Andrés se apresurara en
encontrar a su hermano para contarle urgentemente todo lo que habían
descubierto (usa la segunda persona del plural, lo que indica que ya estaba
pensando en una comunidad) sobre el Mesías (una expresión que en todo el Nuevo
Testamento solo aparece aquí y en 4:25). Típico de él, nuestro evangelista
explica que esta palabra quiere decir “Cristo”.
El hecho de que se reconozca
a Jesús como el Mesías ya al principio del Evangelio sorprende a muchos, debido
a que en los Sinópticos los discípulos tardan mucho tiempo en llegar a tener una
comprensión adecuada de la identidad de Jesús. Pero, tal como dice Hoskyns: «no
es que el evangelista idealice a los primeros discípulos, como muchos han
dicho, ¡ya que incluso les tiene que explicar lo que el título “Cristo”
significa!» En un principio, que los discípulos pensaran que Jesús era el
Mesías no era ninguna cosa del otro mundo, ya que en la época había muchos que
decían ser el Mesías. Lo importante es si entendían o no todo lo que eso
implicaba. Todos los textos dejan bastante claro que los seguidores de Jesús
tardaron en llegar a tener una buena comprensión del término. Pero eso no
quiere decir que no lo usaran. Decir que Jesús era el Mesías era algo fácil;
entender lo que esto suponía, ya era otra cosa.
Parece ser que parte del
objetivo de Juan era refutar las ideas erróneas que corrían sobre el Mesías.
Quizá por eso recoge la primera ocasión en que los discípulos malinterpretan la
misión de Jesús como Mesías, para poder así empezar a explicar cuál es el
verdadero sentido de la misión mesiánica (la cual, para Juan, tiene un
significado muy amplio). La motivación que le mueve a escribir el Evangelio es
que veamos que Jesús es el Mesías. Para ver cómo desarrolla este tema ver los
siguientes versículos: 45, 49; 3:28-29; 4:25- 26, 29, 42; 5:45-46; 6:15;
7:26-27, 31, 40-43; 9:22; 10:24; 11:27; 12:34; 17:3; 20:31.”
SAMUEL P. MILLOS
“Para Andrés no era solo el
Cordero de Dios, sino también el Mesías
esperado. El Bautista había estado preparando el camino para la venida del
Mesías, llamando al arrepentimiento y bautizando a quienes aceptaban la demanda
de un cambio de vida. Sin embargo, es muy posible que la aparición del Mesías,
conforme a la enseñanza tradicional fuese un acontecimiento revestido de
esplendor y gloria. Ninguno de los que estaban en aquel tiempo cerca de Juan
hubiesen considerado a Jesús como el Mesías esperado.
Sin embargo, para Andrés
había sido suficiente el tiempo pasado con Jesús, para descubrir que era el
Mesías prometido. Aparentemente hay una diferencia con la tradición sinóptica, donde
es Pedro y no Andrés el primero en confesar que Jesús es el Cristo (Mt. 16:16),
sin embargo, la confesión de Pedro tiene como razón de ser la respuesta a la
pregunta que Jesús les formuló sobre quien decían ellos que era. Como es normal
en Juan, traduce al griego la palabra aramea Mesías, haciendo notar que es
equivalente a Cristo.
Es interesante, como hace
notar Barret, la secuencia de títulos en este primer capítulo del Evangelio: Cordero de Dios (v. 36), Rabí (v. 38), Mesías (v. 41), el anunciado
por Moisés y los profetas (v. 45), Rabí,
Hijo de Dios, Rey de Israel (49), Hijo
del Hombre (v. 51).”
WILLIAM MACDONALD
“Cuando alguien encuentra a
Jesús, generalmente quiere que sus parientes también lo lleguen a conocer. De
modo que Andrés fue rápidamente a su hermano Simón con las emocionantes
noticias: Hemos hallado al Mesías. ¡Qué anuncio más asombroso! Durante al menos
cuatro mil años, los hombres habían esperado al prometido Cristo, el Ungido de
Dios. Ahora, Simón oye de boca de su propio hermano las asombrosas nuevas de
que el Mesías estaba cerca. Ciertamente, estaban viviendo acontecimientos
históricos. ¡Qué sencillo era el mensaje de Andrés! Sólo cuatro palabras: Hemos hallado al Mesías -pero Dios lo
empleó para ganar a Pedro-. Esto nos enseña que no hemos de ser ni grandes
predicadores ni elocuentes oradores. Sólo hemos de hablar a los hombres acerca
del Señor Jesús, y Dios se cuidará del resto.”
MATTHEW HENRY
“Andrés se dio prisa en
comunicar las nuevas a su hermano Simón Pedro:
1. Veamos la información que
Andrés dio a su hermano:
(A) «Éste (Andrés) halló
primero a su hermano Simón» (v. Jua_1:41). Lo de hallarle implica que le buscó.
Vemos, pues, que Andrés se convierte en el primer misionero de Cristo. No puede
callarse el encuentro que ha tenido con el Mesías, y va a dar testimonio de
ello, y comienza por su propia casa, como debe ser.
(B) Le dijo lo que habían encontrado:
«Hemos hallado al Mesías». Habla con humildad; no dice: «He hallado», sino:
«Hemos hallado», regocijándose de haber compartido con otro tan dichosa
experiencia. Habla también con exultación: «Hemos hallado». Lo proclama gozoso.
Podemos suponer el entusiasmo de Andrés y Juan al dar este testimonio: La
suprema expectación de Israel había tenido, por fin, cumplimiento.
Aquel hacia el que apuntaban
todas las profecías de la salvación, de la liberación, de la redención del
pueblo escogido, acababa de manifestarse (v. Gál_4:4). Es cierto que el
conocimiento que del Mesías tenían estos buenos discípulos necesitaba aún
purificación y profundización. Hasta que no descendiese el Espíritu Santo sobre
ellos, muchas cosas les pasarían desapercibidas o no las entenderían
correctamente, pero el gran hallazgo se había cumplido, y el eurékamen del
texto griego tiene mucha más importancia que el famoso «eúreka» que pronunció
Arquímedes, mientras se estaba bañando, al descubrir el principio de flotación
de los sólidos. Arquímedes había ampliado sus conocimientos científicos, pero
Andrés y Juan habían hallado al que constituía la única esperanza de Israel y
al que, en Pro_8:29, aparece estableciendo los fundamentos de la tierra.”
WILLIAM BARCLAY
“No disponemos de mucha
información sobre Andrés, pero lo poco que sabemos nos pinta claramente su
carácter. Es uno de los personajes más simpáticos de la compañía de los
apóstoles. Tiene dos cualidades sobresalientes.
(i) Andrés se caracteriza por estar dispuesto a ocupar un segundo lugar.
Una y otra vez se le identifica como el hermano de Simón Pedro. Está claro que
vivió a la sombra de su hermano. Muchos es posible que no supieran quién era
Andrés, pero todo el mundo sabía quién era Pedro; así es que, cuando hablaban
de Andrés, le identificaban como el hermano de Pedro. Andrés no formaba parte
del círculo íntimo de los discípulos. Cuando Jesús devolvió la vida a la hija
de Jairo, cuando ascendió al Monte de la Transfiguración, cuando arrostró la
lucha suprema en Getsemaní, fueron Pedro, Santiago y Juan los que llevó
consigo. Habría sido fácil que Andrés se diera por ofendido. ¿No había sido él
uno de los dos primeros que siguieron a Jesús? ¿Es que el mismo Pedro no le
debía a él el que le hubiera presentado a Jesús? ¿No habría sido natural que se
le concediera a él, Andrés, un puesto especial entre los apóstoles? Pero todo
eso ni siquiera se le ocurrió nunca a Andrés. Estaba contento de seguir en la
penumbra mientras Pedro ocupaba el centro de la atención; se daba por contento
de representar un papel secundario en la compañía de los Doce. Para Andrés los
asuntos jerárquicos y los puestos de honor no tenían ninguna importancia. Lo
único que importaba era estar con Jesús y servirle lo mejor posible. Andrés es
«el santo patrón» de todos los que aceptan ser segundones con humildad y
lealtad y sin resentimiento.
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